Joseph Teller - El Décimo Caso

Здесь есть возможность читать онлайн «Joseph Teller - El Décimo Caso» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Décimo Caso: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Décimo Caso»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Siempre ha confiado en sus clientes… hasta su última defendida. El abogado defensor Harrison J. Walker, más conocido como Jaywalker, acaba de ser suspendido por usar tácticas “creativas” y por recibir en las escaleras del juzgado “un acto de gratitud” de una clienta acusada de ejercer la prostitución. Jaywalker consigue convencer al juez de que sus clientes lo necesitan y recibe autorización del tribunal para terminar diez casos.
Sin embargo, es el último el que realmente pone a prueba su capacidad y su excelente registro de absoluciones. Samara Moss ha apuñalado a su marido en el corazón. Al menos, eso es lo que cree todo el mundo. Samara, una ex prostituta que se casó con el anciano multimillonario cuando tenía dieciocho años, es el arquetipo de la cazadora de fortunas. Sin embargo, Jaywalker sabe que las apariencias engañan. ¿Qué otra persona podría haber matado al multimillonario? ¿Le han tendido una trampa a Samara para incriminarla? ¿O acaso Jaywalker se está dejando influir por su necesidad de ganar los casos de sus clientes y de conseguir la gratitud eterna de esta clienta en particular?

El Décimo Caso — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Décimo Caso», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Una hora antes, la defensa estaba en la cresta de la ola. El carácter batallador de Samara le había hecho ganar puntos al principio. Sin embargo, Burke había conseguido acorralarla con las pruebas, y atraparla en los hechos. Aquello le recordó a Jaywalker un consejo que había oído mucho tiempo antes de otro abogado: «Cuando tienes los hechos, golpea con los hechos. Cuando no tienes los hechos, golpea la mesa».

En aquel caso, el problema había sido desde el principio que el fiscal tenía de su lado los hechos, y también a la ley. En los dos momentos favorables del juicio, Jaywalker se había engañado a sí mismo pensando que, a pesar de aquel desequilibrio, quizá diera con la manera de lograr la absolución para Samara. Sin embargo, en aquel instante se veía reducido a golpear la mesa. Y aunque pudiera producir algo de ruido, eran los hechos y la ley lo que generalmente producían las victorias.

Aquella noche, Jaywalker se sirvió una dosis generosa de Kalhúa, dejó el vaso en la encimera y se sentó en uno de los taburetes de la cocina. Se quedó sentado a oscuras durante más de veinte minutos, sin hacer nada más que observar el líquido negro. Incluso sin acercar la nariz, percibía el aroma a café del licor y su dulzura. Sólo cuando se hubo dicho veinte veces que no podía hacer eso, ni a su cliente ni a sí mismo, se movió ligeramente, primero a la derecha y después a la izquierda, para sacar las manos de debajo de las piernas, donde se le habían quedado entumecidas por el peso.

Lenta, cuidadosamente, volvió a verter el licor en la botella. No quería derramar ni una gota, con aquel veredicto que se cernía sobre ellos. Iba a necesitar todo el alcohol entonces.

Aclaró el vaso, abrió el lavaplatos, y vio que estaba lleno de platos y vasos, no sucios, sino limpios. No se había molestado en sacarlos y llevaban allí una semana. Así que dejó el vaso en el fregadero. Su mujer lo habría regañado por aquel acto de pereza; sin embargo, su mujer estaba muerta, y él vivía solo. Y de repente, el impacto de su terrible soledad lo alcanzó de lleno, y tuvo que agarrarse con las dos manos a la encimera para no perder el equilibrio. «Gracias, Dios, por la suspensión», se dijo. «Gracias por no tener que hacer esto nunca más».

27.

Tocar fondo

Si Jaywalker pensaba que Samara y él habían tocado fondo la tarde previa, estaba a punto de conocer el más amplio significado de la frase. Antes de que el jurado entrara a la sala, el viernes por la mañana, Tom Burke solicitó una entrevista con el juez en su despacho. Jaywalker le dijo a Samara que se relajara y que esperara en la sala. Después siguió al juez, al secretario, al taquígrafo y a Burke por la puerta lateral.

– ¿Qué ocurre? -le preguntó a Tom.

– Me temo que no te va a gustar -respondió Burke. Y, por la expresión de su rostro, estaba claro que lo decía en serio.

Cuando el taquígrafo estuvo sentado, preparado, Burke no perdió el tiempo y fue al grano directamente.

– Hace menos de una hora he sabido -dijo- algo que concierne a la acusada. Es un incidente que ocurrió cuando ella tenía catorce años y vivía en Vigo County, Indiana, con el nombre de Samantha Musgrove.

Aquel apellido le resultaba vagamente familiar a Jaywalker, pero estaba demasiado ocupado sintiendo justa indignación como para preguntar. Fuera lo que fuera, era un incidente demasiado antiguo como para permitir que formara parte de las pruebas. Además, Samara era una niña entonces. ¿Y qué importancia tenía que se hubiera cambiado el nombre? Jaywalker también lo había hecho. Vaya cosa. Lo que importaba era que Samara tenía veintiocho años en la actualidad. No había modo alguno de que el juez Sobel pudiera permitir a Burke que la interrogara por algo que había hecho cuando tenía catorce.

– Parece -dijo Burke- que al contrario de lo que ha testificado la acusada, no se marchó de casa porque no le hubieran regalado nada por su cumpleaños. Los hechos son muy diferentes. Parece que, después de que uno de los novios de su madre, un tal Roger McBride, abusara de ella, se vengó agrediéndolo y acto seguido huyó del estado. Y según mi atlas, Prairie Creek incluye Vigo County.

– Suponiendo por un momento que todo eso sea cierto -dijo el juez-, le va a resultar muy difícil convencerme de que esto supone una mella en su credibilidad. Primero, tenía catorce años. Segundo, fue hace mucho tiempo. Tercero, por lo que sabemos, su acción pudo tener justificación. Y cuarto, la agresión no es uno de esos delitos, como el perjurio o la falsificación, que están relacionados con el hecho de decir la verdad.

Jaywalker sonrió. Él no lo habría dicho mejor.

– Cierto -admitió Burke-; por eso, la fiscalía admite que no tenemos derecho a cuestionar la credibilidad de la acusada.

– Entonces, ¿por qué motivo quiere sacarlo a relucir?

– Como acto previo similar.

– Me ha convencido de que es previo -dijo el juez-, pero ¿de que fue una agresión? Y este caso es una agresión con resultado de muerte. No veo la similitud por ninguna parte.

– Con el debido respeto, señoría -respondió Burke-, va a cambiar de opinión cuando oiga cómo agredió al señor McBride. Parece que ella tomó un cuchillo y se lo clavó en el pecho, hasta la empuñadura. Al parecer, no le atravesó el corazón sólo por tres milímetros. La hoja no era lo suficientemente larga.

Jaywalker notó que le flaqueaban las rodillas y estuvo a punto de perder el equilibrio. Lo único que pudo hacer fue observar con impotencia cómo Burke sacaba cuatro copias del material que había recibido por fax aquella mañana. Era el informe policial de lo ocurrido, un informe del seguimiento del caso, un aviso de búsqueda y captura y la copia de una fotografía. Aunque era una fotografía en blanco y negro, de mala calidad, no había forma de confundir los ojos negros y los labios carnosos de Samara.

Burke tenía razón cuando había predicho que el juez Sobel iba a cambiar de opinión. Y aunque Jaywalker puso todo tipo de objeciones, como la lejanía en el tiempo de aquel suceso, la sorpresa, la falta de notificación adecuada y falta de procedimiento, no consiguió nada. Lo único que no podía objetar era una emboscada, que Burke conocía aquel incidente desde el principio y que había estado esperando el momento perfecto para hacer uso de él. Jaywalker conocía a fiscales que utilizaban trucos como aquél, y no le habría costado nada acusarlos de ello. Sin embargo, conocía demasiado bien a Tom Burke como para sugerir tal cosa. Además, Burke tenía una refutación perfecta para cualquier tipo de emboscada: Si Samara hubiera querido, habría podido contarle a su abogado aquello por sí misma, en vez de esperar a que lo descubriera el fiscal, o a que no lo descubriera. Si alguien le había tendido una emboscada a Jaywalker, había sido Samara, no Burke.

– Señor Jaywalker -dijo el juez-. Estoy dispuesto a permitir al señor Burke que interrogue a la acusada sobre la agresión, la huida y el cambio de nombre. En el momento apropiado, daré instrucciones a los miembros del jurado sobre cómo pueden usar las pruebas y cómo no pueden usarlas. Dicho esto, le sugiero que pase los próximos quince minutos convenciendo a su cliente de que se declare culpable para obtener una reducción de la pena. Habrá un descanso hasta las diez y cuarto.

Aquello era tocar fondo.

Jaywalker se llevó a Samara a una de las escaleras, donde no había peligro de que los oyera ninguno de los miembros del jurado.

– ¿Aquí es donde me vas a pedir que te haga una felación? -le preguntó ella, en broma.

– Ni hablar -dijo él. Después la miró con gravedad y le preguntó-: ¿Te dice algo el hombre de Samantha Musgrove?

Él se esperó que lo negara, que dijera que no era ella.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Décimo Caso»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Décimo Caso» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Décimo Caso»

Обсуждение, отзывы о книге «El Décimo Caso» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x