José Gestoso y Pérez - Curiosidades antiguas sevillanas
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«Item 17 achas de cera blanca pesaron 107 libras y diez onças truxeronse 18 y boluiose vna y quedó liquida las dichas 107 libras y diez onças serbían y se gastaron en esta manera quatro en el salon para las comedias cada noche y dos en las dos antesalas del quarto del embajador y dos que seruian para ir por la cena á la cosina á 6 reales cada libra==21.964.»
Dichas hachas ardían en blandones de bronce que se llevaron del famoso Colegio de Santo Tomás.
«Item 12 achas amarillas, pesaron 84 libras y media á 5 reales y medio de los quales se davan dos cada noche á las comediantes y vna ardía en la escalera principal destos Alcázares y otra de noche donde estaua el aparador.» A propósito de este mueble, dedúcese que estuvo enriquecido con piezas de plata según se desprende de las siguientes frases. «A seys personas que acudieron á colgar las salas y armar las camas y otras cosas necesarias … y guardar de noche las dichas ropa y plata … etc.»
Para los postres se sirvieron en cajas y vidrios limón, batata y «alfajor de Carmona» (vea usted mi querido Doctor que no era solo famoso el de Medina) una libra de diacitrón, otra de calabacete y 4 de confitura fina de Portugal. Abonóse además á Gonzalo Diaz por los vidrios de dulces y caxas que dió para los postres de las comidas y cenas y almuerzos y caxas que mandó el embajador dar á las representantas 554 rs» pagándose á Don Melchor de Solorzano 832 rs. por 42 platos de regalo que por su orden se hicieron en los conventos de Madre de Dios y San Leandro para principio y postre de las comidas, almuerzos y cenas de estos cinco días 28.288 mrs.» y á Gabriel de Pamies 625 rs. de la niebe que dió para el gasto del embajador en esta ciudad y vna carga que pidió para llevar en la falua la qual se truxo desde la ciudad de Ronda solo para este efecto en que entran los portes della 21.250 mrs.»
Consta también lo que se invirtió en platos, lebrillos, tinajas, cubiertos, manteleria, palillos, que supongo serían para los dientes, camas, «pichones para los halcones» y otros particulares que omito en gracia á la brevedad: diré á usted que fueron cuatro los cocineros cuyos nombres no figuran á quienes se pagaron 6.800 mrs. asi como á Juan de Vega ministril se le dieron 50 rs.» por lo que se ocupó en tocar á las oras de la comida y salidas del enuajador.» Para hacer al ilustre huesped más agradable su estancia, hiciéronse fiestas de torneos y representaciones teatrales, como aparece de las siguientes partidas:
«A Luis de Estrada, Representante de comedias, 200 reales en que con él se consertó los gastos que hizo para las ynbenciones y adereços necesarios para las fiestas del Torneo.»
«A Joseph de Salazar autor de comedias, 36 rs. para pagar á los ministriles que tocaron en la fiesta del torneo y de «las dos comedias» juntas, 1.324.»
«A Pedro de Ortegón autor de comedias 700 rs. en que se concertaron tres particulares vno de entremeses y dos de comedias que hiço 23.800.»
«Al dicho Joseph de Salazar 440 rs. de dos particulares que hiço.»
Cumplidos los cinco días de su estancia en Sevilla, determinó su partida el Embajador, á cuyo efecto embarcáronse antes sus criados que fueron en una falua hasta Sanlúcar, y consta que á Pedro Bernal, patrón de la falua de la casa de Contratación le dieron 858 rs. por el flete de dicho barco y jornales de los que fueron llevando al embajador á San Lúcar, en que entran 62 rs. que se le debían de lampreas y sabalos que tomó dicho personaje en las vandurrias y en esta falua iba dicho señor solo con los caballeros ingleses que le acompañaban y en la otra los criados y el regalo.
Su propósito debió ser el de embarcarse en Cádiz, por cuanto á Don Juan Mendieta se le dieron 500 rs. por el gasto que hizo de su persona desde esta ciudad á la de Cádiz, guiando por tierra dos caballos del Embajador.
Montaron todos los gastos del hospedaje quinientos veintisiete mil once mrs.
No satisfecho aun el Conde Duque, llevó su esplendidez hasta ordenar que se le hiciese un regalo que consistió en lo siguiente:

Con los demás gastos que originó este regalo gastáronse trece mil cuatrocientos catorce mrs.
Bien verá usted señor Doctor que no llegan estas comilonas de Sevilla al punto que otras famosísimas, por usted y otros ilustres ingenios dadas á luz. Sin embargo considero que la presente no es para desdeñada, por los sujetos curiosos; y como á usted le tengo en el número de ellos, diputándole la Fama por capitan de la hueste, á usted la dirijo desde este lugar de Aguas Buenas á 25 de Julio de 1888.
La policía urbana de Sevilla
EN LOS SIGLOS XV, XVI Y XVII
Para los felices mortales que vivimos en el presente siglo, á los que tan natural y legítimo nos parece el uso de todas las comodidades y ventajas de que disfrutamos, pues que á toda hora y sin el menor empacho ponemos el grito en el cielo á la menor falta que advertimos en el cumplimiento de las ordenanzas municipales, no podemos comprender la desidia y abandono de nuestros abuelos, en cuanto al régimen y gobierno de esta ciudad en las pasadas centurias. Indudablemente, nosotros somos más exigentes, y sentimos un cúmulo de necesidades, desconocidas de aquellos, y así es que nos alborotamos y hasta los pelos se nos ponen de punta, al encontrar en las calles un montoncillo de basura ó unos despojos de hortalizas ó de frutas, por ser espectáculo que ofende á nuestra delicada vista.
¿Qué dirían nuestros intolerantes convecinos si por arte sobrenatural al despertarse una mañanita se hallasen viviendo en aquella gran Sevilla del siglo XVI?
Pues si se situaban en el centro de la misma plaza de San Francisco, repararían los grandes hoyos que á cada paso se formaban en el empedrado, en los cuales, si era tiempo de invierno, podían cantar las ranas, y si de verano, eran depósito de infecto y sutil polvo, que el más ligero vientecillo transportaba sobre casas y personas. Que aquellos baches eran numerosos y grandes, pruébalo el tiempo que invertían los trabajadores municipales en su compostura, pues, no era insignificante el gasto que se hacía anualmente «por allanar los foyos et barrancas de las calles,» en los días que precedían al de la fiesta del «Corpus Christi,» segun consta de las cuentas de la Ciudad.
Pero esto de los hoyos, con ser muchos y grandes era lo de menos, pues con el constante tráfago de las recuas de los arrieros, de los caballos de los soldados y de los vehículos tirados por bestias, ó con las paradas que tantos animales hacían en aquel lugar, el más céntrico de la población, por tal escogido como sitio en que sus dueños hacían sus tratos ó ventilaban sus asuntos; ya los espectadores de tan animado cuadro podrían recrear su olfato con el olor de ámbar y algalía que exhalaban los perennes montículos de estiercol, repartido por todos los puntos de la plaza. Este gran basurero continuaba embalsamando el aire y recreando la vista hasta el día en que habían de celebrarse fiestas de toros ó cañas ó con motivo del paso de alguna procesión, por manera que meses enteros gozaban los vecinos del lugar ó los transeuntes, de tan recreativo y limpio espectáculo 18 18 Véase lo que ocurría respecto á la falta de limpieza en el mismo Alcázar de esta ciudad, pags. 54 y 55 de este libro.
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Bien es verdad que en ocasiones el paternal municipio velando por la comodidad de los vecinos trató de extirpar tan graves males para lo cual y en vista de que la plaza estaba «tan llena de inmundicias» que no se la puede andar á pie ni á caballo» se pregonó que los vecinos la limpiasen y barriesen è hicieran llevar la basura al campo so pena de una multa de 1.000 maravedises(!!).
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