Arkadi Strugatsky - DESTINOS TRUNCADOS
Здесь есть возможность читать онлайн «Arkadi Strugatsky - DESTINOS TRUNCADOS» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Старинная литература, на английском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:DESTINOS TRUNCADOS
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
DESTINOS TRUNCADOS: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «DESTINOS TRUNCADOS»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
DESTINOS TRUNCADOS — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «DESTINOS TRUNCADOS», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
—¡Claro que sí! Hay gente, los conozco, que se morirían de aburrimiento allí. Un lugar
que no necesita gobierno, que no hay nadie a quien darle órdenes, que no hay por qué
pisotear a nadie. Es verdad que difícilmente renunciarían a hacerlo, tendrían ante sí la
rarísima oportunidad de transformar el paraíso en una pocilga... o en un cuartel. Con
gusto destruirían un mundo semejante. Bien, quizá no puedo imaginarme a esa gente.
—¿Y sus personajes, esos que tanto ama, a el os les gustaría un futuro semejante?
—Por supuesto. Allí alcanzarían finalmente la paz que merecen.
Bol-Kunats se sentó, pero enseguida se levantó el chico de la cara llena de granos,
moviendo la cabeza con un gesto de amargura.
—Ésa es la esencia de la cuestión. No se trata de si entendemos o no la vida real, la
esencia del problema consiste en que ese futuro sea totalmente aceptable para usted o
para sus personajes, y para nosotros sería un cementerio. El fin de la esperanza. El final
de la humanidad. Un cal ejón sin salida. Por eso decimos que no queremos gastar fuerzas
para trabajar por el bienestar de esos tipos suyos, sucios hasta las orejas y sedientos de
paz. Ya no es posible insuflarles energía para una vida verdadera. Y dirá lo que diga,
señor Bánev, pero nos ha mostrado en sus libros, libros interesantes, que yo aplaudo
sinceramente, que en la humanidad no existen ya los objetos para aplicar las fuerzas, al
menos en su generación... Como dice su canción: «Verdad y mentira no son tan
diferentes, la verdad de ayer se vuelve mentira, la mentira de ayer se volverá mañana la
verdad más sincera, la verdad más común...». Así vagan ustedes, de mentira en mentira.
Simplemente, no pueden creer que son ya cadáveres, que crearon con sus manos un
mundo que se ha convertido en su lápida. Se pudrieron en las trincheras, estallaron bajo
los tanques, ¿y quién mejoró a causa de el o? Denostaron al gobierno, al sistema, como si
no supieran que su generación simplemente no merece un gobierno mejor, un sistema
mejor. Les daban bofetadas, usted perdone, por favor, y seguían repitiendo que el hombre
es, por naturaleza, bueno... o peor todavía, que decir «hombre» es enorgul ecerse. ¡Y han
llamado hombre a cualquier cosa!
El orador de los granos en la cara hizo un ademán y se sentó. Se hizo el silencio. Al
momento, se levantó de nuevo.
—Cuando decía «ustedes» no me refería personalmente a usted, señor Bánev.
—Se lo agradezco —dijo Víktor, molesto.
Sentía una profunda irritación: aquel mocoso l eno de granos no tenía derecho a hablar
tan categóricamente, eso era un descaro, un atrevimiento... merecía una col eja y que lo
sacaran del salón por una oreja. Se sentía incómodo. Mucho de lo que habían dicho era
verdad, él mismo pensaba así, y ahora había caído en la situación de la persona obligada
a defender lo que odiaba. Se sentía confuso, no tenía idea de cómo comportarse, cómo
69
A
r k a d i y B o r i s S t r u g a t s k y D
e s t i n o s t r u n c a d o s
seguir la conversación y si valía la pena hacerlo... Miró el salón y vio que esperaban su
respuesta, que Irma esperaba su respuesta, que todos aquellos monstruos rozagantes, de
orejas grandes, pensaban de la misma manera, y que el atrevido de los granos se había
limitado a comunicar la opinión general y la había expresado sinceramente, con profunda
convicción, y no porque el día anterior hubiera leído un fol eto prohibido, que en realidad
no sentían el menor agradecimiento, ni aunque fuera el respeto más elemental hacia él,
Bánev, por haber ido de voluntario con los húsares, por haber combatido a caballo contra
los tanques, por haber estado a punto de morir de disentería en el cerco, por haber
matado a los centinelas enemigos con un cortaplumas y después, en la paz, por haberle
dado una bofetada a un oficial operativo que le había propuesto escribir una denuncia, por
haber estado sin trabajo, con un agujero en los pulmones, especulando con frutas frescas,
aunque le prometían elevados cargos... Y, en realidad, ¿cuál es la razón para que me
respeten por todo eso? ¿Por haberme lanzado contra los tanques con un sable? Hay que
ser un idiota para tener un gobierno que l eva a su ejército a semejante situación... En ese
momento se estremeció, imaginando el enorme razonamiento que deberían haber hecho
aquellos pichones para llegar a unas conclusiones a las que los adultos llegan solamente
arrancándose toda la piel, destrozando su alma, revolviendo su vida y muchas vidas
vecinas... y ni siquiera todos, solamente algunos, pues la mayoría sigue considerando que
todo fue correcto y magnífico, y que si es necesario, estarían dispuestos a comenzar todo
otra vez por el principio. ¿Habrían llegado de verdad los tiempos nuevos? Miró la sala casi
con terror. Al parecer, el futuro había logrado introducir sus tentáculos en el mismo
corazón del presente, y ese futuro era frío, implacable, le daban igual todos los méritos del
pasado, auténticos o imaginarios.
—Chicos —dijo Víktor—, seguramente no os dais cuenta de ello, pero sois crueles.
Vuestros motivos para ser crueles son los mejores, pero la crueldad siempre es idéntica.
Y no puede traer nada que no sea más dolor, más lágrimas y más canal adas. Tened eso
en cuenta. Y no os imaginéis que estáis diciendo algo especialmente nuevo. Destruir el
mundo viejo, y sobre sus restos construir el mundo nuevo es una idea muy vieja. Y hasta
ahora, nunca ha dado los resultados deseados. Eso que en el mundo viejo origina el
deseo de destruir sin piedad se acomoda con particular facilidad al proceso de
destrucción, a la crueldad, a la inflexibilidad, se convierte en algo indispensable en este
proceso y se preserva sin falta, se convierte en amo del mundo nuevo y, finalmente, mata
a los audaces destructores. Perro no come perro, la crueldad no se aniquila con crueldad.
¡Ironía y lástima, chicos! ¡Ironía y lástima!
De repente, todo el público se puso de pie. Fue algo totalmente inesperado, y por la
cabeza de Víktor pasó la loca idea de que finalmente había logrado decir algo
estremecedor para la imaginación de sus oyentes. Pero vio que había entrado un leproso
al salón, que avanzaba ligero, delgado, casi inmaterial, como una sombra, y los niños lo
miraban, no, no sólo lo miraban, se estiraban hacia él. El leproso hizo una leve reverencia
de saludo a Víktor, balbuceó una disculpa y se sentó en un extremo, junto a Irma. Todos
los niños se sentaron, Víktor miró a Irma y vio que estaba feliz, que intentaba no
demostrarlo, pero la alegría y la satisfacción brotaban de ella como de un manantial. Y
antes de que él pudiera retomar su discurso, Bol-Kunats comenzó a hablar.
—Temo que nos ha entendido mal, señor Bánev. No somos crueles en absoluto, y si lo
somos desde su punto de vista es únicamente en teoría. Nosotros no tenemos la menor
intención de destruir su viejo mundo. Nos disponemos a construir el nuevo. Ustedes son
crueles: no se imaginan la construcción de lo nuevo sin la destrucción de lo viejo. Pero
nosotros nos lo imaginamos muy bien. Incluso ayudaremos a su generación a crear ese
paraíso; beban y coman hasta hartarse. Construir, señor Bánev, solamente construir. No
destruir nada, sólo construir.
70
A
r k a d i y B o r i s S t r u g a t s k y D
e s t i n o s t r u n c a d o s
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «DESTINOS TRUNCADOS»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «DESTINOS TRUNCADOS» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «DESTINOS TRUNCADOS» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.