Debemos evaluarnos de acuerdo a la medida perfecta de la bondad de Dios, que es Jesucristo. Cuando hacemos esto, nos damos cuenta de la verdad: nadie es bueno.
Nuestra bondad es un don de Dios
Dios no nos salvó a causa de nuestra bondad sino por su bondad y misericordia. Gracias a la obra redentora de Cristo Jesús nuestro Salvador, Dios puede declararnos buenos. Nuestra bondad es un don de Dios. No podemos trabajar para lograrla. No podemos ganarla. No la merecemos.
La Biblia llama a esto justificación . Esa es una gran palabra que significa que Dios dice que usted «está bien» gracias a lo que Jesús hizo por usted. Cuando pone su confianza en Cristo, Dios le da una nueva naturaleza. (Es como empezar de nuevo, por eso es que se llama «nacer de nuevo».) Entonces Dios no solo le da el deseo de hacer el bien, sino que también le da el poder para hacerlo. Filipenses 2:13 dice: «Pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad» (énfasis del autor). Él le da el querer y el poder para hacer lo correcto. Esa es una de las maneras en la que sabe que usted es cristiano.
Por la gracia y el poder de Dios, somos recreados como buenas personas, y luego se nos da la habilidad para hacer buenas obras. Dios obra de adentro hacia afuera, no de afuera hacia adentro. Él dice: «Déjame cambiarte el interior y el exterior caerá en su lugar.» Ahora, ¿qué significa eso? ¿Que un cristiano nunca peca? Desde luego que no. Todos cometemos faltas. Todos pecamos. Lo que significa es que ahora que soy cristiano tengo un nuevo poder y un nuevo deseo de hacer lo que es correcto. Dios resolvió el problema de mi vieja naturaleza egoísta dándome una nueva naturaleza semejante a Cristo.
Dios hizo la obra de cambiar mi naturaleza. Ahora necesito cooperar con su esfuerzo y obra permitiendo que su bondad me llene. Tito 3:4 dice que debemos aprender a hacer el bien. Aquí hay cinco sugerencias sencillas para aprender a hacerlo.
Domine su Biblia
Primero, hágase un estudiante de la Palabra de Dios. Lea la Biblia, estúdiela y memorícela. Llene con ella su mente y su vida. Usted solo tiene dos fuentes para desarrollar sus valores: el mundo o la Palabra. La elección es suya.
Una vez me regalaron una Biblia nueva, y la persona que me la regaló escribió en el frente de esta: Este libro te apartará del pecado, o el pecado te apartará de este libro . Eso es cierto. En 2 Timoteo 3:16 Pablo escribe: «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.» Por lo tanto, domine la Biblia si quiere hacer el bien. Llene su vida con ella.
No basta con poseer una Biblia, debe usarla. Una Biblia en la mano vale por dos en el estante. Si le preguntara si cree en la Biblia de tapa a tapa, es posible que me diga que sí. Usted cree la Biblia de tapa a tapa, pero ¿la leyó de tapa a tapa? ¿Cómo sabe que cree en ella si ni siquiera sabe lo que dice?
Algunos cristianos son más fieles a Ann Landers (consejera en una columna de periódico) que lo que son a la Palabra de Dios. Son más fieles a las páginas de deportes. No creen en ir a la cama sin antes leer el informe de la bolsa. Devoran el periódico a diario, pero pasan día tras día sin molestarse en abrir la Biblia. Y la Biblia es la que nos enseña la diferencia entre lo bueno y lo malo.
Tal vez esté diciendo: «Bueno, Rick, no entiendo la Biblia.» La solución es simple. Consiga una versión moderna. Hay muchas buenas. Consiga la Biblia Buenas Nuevas o la Biblia al Día . Consiga una buena Biblia de estudio como la Biblia de Estudio de la Nueva Versión Internacional. Cuando alguien dice: «No entiendo la Biblia», me recuerda a Mark Twain, quien dijo: «Lo que me molesta no son las partes de la Biblia que no entiendo, sino la parte que sí entiendo.» ¿Es ese su problema?
Cuando veo una persona cuya Biblia está desbaratada, normalmente descubro que la persona no lo está. Domine la Biblia.
Proteja su mente
Segundo, si quiere hacer el bien, debe controlar los pensamientos que tiene. Reconozco que digo esto muchas veces en este libro, pero es esencial pues el hombre es lo que piensa en su corazón. El pecado siempre comienza en la mente. Satanás planta las ideas -llamadas tentaciones- en su cabeza. Si cultiva estas tentaciones en su mente, se harán visibles en su vida. El pecado siempre comienza en su mente, así que proteja su mente.
La mayoría de las personas son muy descuidadas sobre lo que permiten entrar a sus mentes. Estoy sorprendido con lo que algunos cristianos ven en la televisión. Ellos dicen: «A mí no me molesta ver ese tipo de cosas.» ¡Mentiras! Mire lo que dice Jesús en Mateo 6:22: «El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz.» El próximo versículo dice: «Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad.» Los siquiatras, sicólogos y otros expertos ahora dicen que usted en realidad nunca olvida nada. Quizá no lo recuerde todo de forma consciente, pero todo lo que vio u oyó está en su subconsciente. Todo se mezcla en su mente, y es por eso que tiene esos sueños locos. Así que proteja su mente. Discierna. No permita que cualquier cosa entre en su mente.
Cuando sea bombardeado con basura en la televisión, tiene alternativas. Puede cambiar el canal, o mejor aún, puede apagarlo y emplear un tiempo en la Palabra de Dios. Si quiere hacer el bien, piense en cosas buenas, positivas, y que lo eleven; cosas que son verdaderas, respetables, puras y que merezcan elogio (Filipenses 4:8). No permita que entre material venenoso en su mente. Si quiere hacer el bien, debe ser más cuidadoso con las cosas a las cuales le presta atención. Proteja su mente.
Desarrolle convicciones
Tercero, si quiere aprender a hacer el bien, debe desarrollar algunas convicciones. ¿Qué defiende? Se dijo que si no defiende algo, caerá ante cualquier cosa. Esto es especialmente cierto en la sociedad pluralista americana donde la tolerancia a los puntos de vista opuestos es una virtud muy valorada. Nos encanta parecer que tenemos mentes abiertas. ¡El problema es que algunas personas tienen las mentes tan abiertas que se les cae el cerebro! No defienden nada.
¿Usted sabe la diferencia entre una opinión y una convicción? Una opinión es algo que usted sostiene, una convicción es algo que lo sostiene a usted. Una opinión es algo por lo que discutirá. Una convicción es algo por lo que sufrirá y, si es necesario, hasta morirá.
¿Se da cuenta que los cristianos deben odiar algunas cosas? Romanos 12:9 dice: «Aborrezcan el mal; aférrense al bien.» Eso está bien claro. Debemos aborrecer el mal. ¿Por qué? Una de las razones es por lo que el mal hace a la persona. El mal hiere a la gente. Destruye a las personas. Cuando mira a Jesús de cerca, se da cuenta que la bondad significa defender lo que es correcto y oponerse a lo que es incorrecto. Él odia el pecado pero ama al pecador. Tenemos la tendencia de hacer lo opuesto. Odiamos a los pecadores y amamos el pecado. Pero Dios quiere que tengamos compasión por la gente y también convicción contra el pecado.
La bondad demanda algunas convicciones borrascosas, como el tomar posición en contra de asuntos como: abuso infantil, aborto, pornografía y corrupción. Recientemente oí en la radio que en América una de cada cuatro niñitas será maltratada antes de cumplir dieciocho años. ¡Tenemos que tomar medidas en contra de males como estos! Los cristianos también necesitan protestar cuando se toma el nombre de Jesús en vano. Tener alguna convicción. Cuando oiga hablar de alguna actividad deshonesta, proteste contra ella. Edmund Burke una vez dijo: «Todo lo que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada.» Desarrolle algunas convicciones.
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