Ildefonso Falcones - La Catedral del Mar

Здесь есть возможность читать онлайн «Ildefonso Falcones - La Catedral del Mar» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Catedral del Mar: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Catedral del Mar»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Siglo XIV. La ciudad de Barcelona se encuentra en su momento de mayor prosperidad; ha crecido hacia la Ribera, el humilde barrio de los pescadores, cuyos habitantes deciden construir, con el dinero de unos y el esfuerzo de otros, el mayor templo mariano jamás conocido: Santa María de la Mar.
Una construcción que es paralela a la azarosa historia de Arnau, un siervo de la tierra que huye de los abusos de su señor feudal y se refugia en Barcelona, donde se convierte en ciudadano y, con ello, en hombre libre.
El joven Arnau trabaja como palafrenero, estibador, soldado y cambista. Una vida extenuante, siempre al amparo de la catedral de la Mar, que le iba a llevar de la miseria del fugitivo a la nobleza y la riqueza. Pero con esta posición privilegiada también le llega la envidia de sus pares, que urden una sórdida conjura que pone su vida en manos de la Inquisición…
La catedral del mar es una trama en la que se entrecruzan lealtad y venganza, traición y amor, guerra y peste, en un mundo marcado por la intolerancia religiosa, la ambición material y la segregación social. Todo ello convierte a esta obra no solo en una novela absorbente, sino también en la más fascinante y ambiciosa recreación de las luces y sombras de la época feudal.

La Catedral del Mar — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Catedral del Mar», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Ya lo verás -le contestó Ramon.

En aquel instante se oyó el primer relincho; pronto se sumaron centenares de ellos. Los caballos habían estado esperando fuera de las murallas y ahora les tocaba embarcar. De las siete cocas destinadas al transporte de animales, algunas ya estaban llenas de caballos, aquellas que habían arribado junto a los nobles de Valencia o que se habían embarcado en los puertos de Salou, Tarragona o del norte de Barcelona.

– Vamonos de aquí -lo instó Ramon-; esto se va a convertir en un verdadero campo de batalla.

Justo cuando abandonaban la playa, llegaron los primeros animales de la mano de sus palafreneros. Enormes caballos de guerra que coceaban, piafaban y mordían, mientras sus cuidadores luchaban por controlarlos.

– Saben que van a la guerra -comentó Ramon, los dos guarecidos entre las barcas. -¿Lo saben?

– Claro. Siempre que embarcan es para ir a la guerra. Mira. -Arnau desvió la mirada hacia el mar. Cuatro cocas panzudas, con una quilla de poco calado, se acercaron todo lo que pudieron a la playa y abrieron las rampas de popa; éstas cayeron al agua y mostraron las entrañas de las embarcaciones-.Y los que no lo saben -continuó Ramon- se contagian de los demás.

Pronto la playa se llenó de caballos. Había centenares de ellos, todos grandes, fuertes y poderosos, caballos de guerra entrenados para el combate. Los palafreneros y escuderos corrían de un lado para otro tratando de sortear las coces y los mordiscos de los animales. Arnau vio a más de uno salir despedido por los aires o acabar coceado o pateado. La confusión era enorme y el ruido ensordecedor.

– ¿A qué esperan? -gritó Arnau.

Entonces Ramon volvió a señalar hacia las cocas.Varios escuderos, con el agua a la altura del pecho, llevaban algunos caballos hacia ellas.

– Ésos son los más expertos. Cuando estén dentro servirán de reclamo a la manada.

Así fue. Cuando los caballos llegaron al final de las rampas los escuderos los volvieron hacia la playa. Entonces, empezaron a relinchar frenéticamente.

Aquélla fue la señal.

La manada se metió en el agua levantando tanta espuma que durante unos instantes no se pudo ver nada. Detrás de ella y a los lados, encerrándola y dirigiéndola hacia las cocas, algunos expertos caballerizos hacían restallar los látigos. Los mozos habían perdido las riendas de sus caballos y la mayoría de los animales andaban sueltos por el agua, empujándose unos a otros. Durante un buen rato el caos fue total: gritos y restallar de látigos, animales relinchando y peleando por subir a las cocas y la gente animando desde la playa. Luego la tranquilidad volvió a reinar en el puerto. Cuando los caballos estuvieron cargados en las cocas se izaron las rampas de popa y las panzudas naves estuvieron listas.

La galera del almirante Pere de Monteada dio la orden de partir y los ciento diecisiete barcos empezaron a navegar. Arnau y Ramon volvieron a pie de playa.

– Allá van -comentó Ramon-, a conquistar Mallorca.

Arnau asintió en silencio. Sí, allá iban. Solos, dejando atrás sus problemas y sus miserias. Despedidos como héroes, con la mente en la guerra, sólo en la guerra. ¡Cuánto daría él por estar a bordo de una de esas galeras!

El 21 de junio de aquel mismo año, Pedro III escuchaba misa en la catedral de Mallorca in sede majestatis, ataviado según la costumbre: con las vestiduras, los honores y la corona correspondiente al rey de Mallorca. Jaime III había huido a sus dominios del Rosellón.

La noticia llegó a Barcelona y desde allí se extendió a toda la península: el rey Pedro había dado el primer paso para cumplir su palabra de reunificar los dominios divididos a la muerte de Jaime I.Ya sólo le faltaba reconquistar el condado de la Cerdaña y las tierras catalanas allende los Pirineos: el Rosellón.

Durante el mes largo que duró la campaña de Mallorca, Arnau no pudo olvidar la imagen de la armada real alejándose del puerto de Barcelona. Cuando las naves se encontraban ya a cierta distancia, la gente se disgregó y volvió a sus casas. ¿Para qué iba a volver él? ¿Para recibir un cariño y un afecto que no merecía? Se sentó en la arena y permaneció allí hasta mucho después de que la última vela desapareciera en el horizonte. «Afortunados ellos, que abandonan sus problemas», se repetía una y otra vez. Durante todo el mes, cuando Aledis lo acechaba en el camino de Montjuïc o cuando luego tenía que enfrentarse a los cuidados de Maria, Arnau oía de nuevo los gritos y las risas de los almogávares y veía cómo la armada se alejaba. Un día u otro lo descubrirían. No hacía mucho, mientras Aledis jadeaba encima de él, alguien gritó desde el camino. ¿Los habían oído? Los dos permanecieron en silencio un rato; luego, ella se rió y se volvió a lanzar sobre él. El día que lo descubrieran…, el escarnio, la expulsión de la cofradía. ¿Qué haría entonces? ¿De qué viviría?

Cuando el 29 de junio de 1343 toda la ciudad de Barcelona acudió a recibir a la armada real, congregada en la desembocadura del río Llobregat, Arnau ya había tomado una decisión. El rey tenía que partir a la conquista del Rosellón y la Cerdaña, sólo así cumpliría su promesa, y él, Arnau Estanyol, estaría con aquel ejército; ¡tenía que huir de Aledis! Quizá así se olvidaría de él y cuando regresara… Notó un escalofrío: era la guerra, morían hombres. Pero quizá cuando regresara podría reemprender la vida con Maria, sin Aledis persiguiéndolo.

Pedro III ordenó a las naves que entrasen en el puerto de la ciudad, separadas y por orden jerárquico: primero la galera real, después la del infante don Pedro, luego la del padre Pere de Monteada, a continuación la del señor de Eixèrica y así sucesivamente.

Mientras la flota esperaba, la galera real entró en el puerto y dio una vuelta por él a fin de que toda la gente que se había congregado en la ribera de Barcelona pudiera admirarla y vitorearla. Arnau escuchó los gritos enardecidos del pueblo cuando la nave pasó por delante de él. Bastaixos y barqueros estaban a pie de playa, en la orilla, dispuestos ya a construir el puente por el que debía desembarcar el rey. A su lado, esperando también, estaban Francesc Grony, Bernat Santcliment y Galcerà Carbó, prohombres de la ciudad, flanqueados por los prohombres de las cofradías. Los barqueros empezaron a colocar sus barcas, pero los prohombres les ordenaron que esperaran.

¿Qué sucedía? Arnau miró a los demás bastaixos . ¿Cómo iba a desembarcar el rey si no era por un puente?

– No debe desembarcar -oyó que le decía Francesc Grony al señor de Santcliment-. El ejército debe partir hacia el Rosellón antes de que el rey Jaime se reorganice o pacte con los franceses.

Todos los presentes asintieron. Arnau desvió la mirada hacia la galera real, que seguía su recorrido triunfal por aguas de la ciudad. Si el rey no desembarcaba, si la armada continuaba hacia el Rosellón sin parar en Barcelona… Las piernas le flaquearon. ¡Tenía que desembarcar!

Hasta el conde de Terranova, consejero del rey, que se había quedado al cuidado de la ciudad, apoyaba la idea. Arnau lo miró con ira.

Los tres prohombres de Barcelona, el conde de Terranova y algunas autoridades más subieron a un leño que los transportó hasta la galera real. Arnau oyó cómo sus propios compañeros apoyaban la idea: «No debe dejar que el de Mallorca se rearme», decían asintiendo.

Las conversaciones se alargaron durante horas. La gente, apostada en la playa, aguardó la decisión del rey.

Al final el puente no se construyó, pero no porque la armada partiese a la conquista del Rosellón y la Cerdaña. El rey decidió que no podía continuar la campaña en las circunstancias en las que se encontraba: carecía de dinero para continuar la guerra; gran parte de sus caballeros habían perdido su montura durante la travesía marítima y tenían que desembarcar, y, por último, necesitaba pertrecharse para la conquista de aquellas nuevas tierras. A pesar de la petición de las autoridades de que les concediera unos días para preparar los festejos por la conquista de Mallorca, el monarca se negó y alegó que nada se festejaría hasta que sus reinos hubieran vuelto a unirse. Por eso, aquel 29 de junio de 1343, Pedro III desembarcó en Barcelona como un marinero más, saltando del leño al agua.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Catedral del Mar»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Catedral del Mar» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
Ildefonso Falcones
Ildefonso Falcones - La mano de Fátima
Ildefonso Falcones
Poul Anderson - Estrella del mar
Poul Anderson
Amor Del Mar - Залесье
Amor Del Mar
Mario Miret Lucio - Lo que aprendí del Mar
Mario Miret Lucio
Amor Del Mar - Верка
Amor Del Mar
Rosalía de Castro - La hija del mar
Rosalía de Castro
Maria del Mar Cegarra Cervantes - Mover el pensamiento, sentir el movimiento
Maria del Mar Cegarra Cervantes
Maria del Mar Cegarra Cervantes - El Arte de Amar a Tres Yo, Tú y Nosotros
Maria del Mar Cegarra Cervantes
Jaime Gamboa - Alma del mar
Jaime Gamboa
Отзывы о книге «La Catedral del Mar»

Обсуждение, отзывы о книге «La Catedral del Mar» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x