Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán

Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amigdalitis de Tarzán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amigdalitis de Tarzán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Manuel Carpio, cantautor peruano probando suerte en París y María de la Trinidad del Monte Montes, joven aristócrata salvadoreña, narran la historia de su relación a través de cartas en La amigdalitis de Tarzán. Ella fracasará en su intento de llevar una vida plena en el matrimonio con un fotógrafo chileno. Él tendrá aspavientos internacionales a través de sus canciones. Pero ninguno imaginará lo indispensable que se tornará para cada cual la lectura del cariño del otro en las misivas, las cartas, que protagonizan La amigdalitis de Tarzán.

La amigdalitis de Tarzán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amigdalitis de Tarzán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Tres: esta mañana llegó a mis manos una entrevista tuya publicada en la revista de la Universidad de México, la UNAM, como se la conoce. Igual que siempre, me conmovieron tus palabras, pero debo confesarte que me morí también de celos y de envidia de la chica que salió a tu lado en las fotos.

Pero hoy, aunque te tengo tan presente, la verdad es que de nuevo no sé dónde ni cómo estás, y el globo terrestre parece que se ha inflado de tal manera que ya no te puedo alcanzar. ¿Será eso que llaman proceso inflacionario mundial?

Aunque cada palabra de tu entrevista me ha llegado tan nítida y tan bien.

Cuéntame, por favor, dónde te hicieron esa entrevista. Pura curiosidad femenina, lo confieso. Y muy malsana, además, lo cual ya no sé si es tan femenino o sólo es humano muy humano y común a ambos sexos, mi elemental y querido Watson. Por último qué. Mujer soy y con renovados bríos desde que una feroz amigdalitis me devolvió a mi realidad ultra femenina y me quitó cualquier veleidad de andar lanzándome al río a cada rato, cual Tarzán.

¡Cuéntame, desgraciado! O exige que te entrevisten sin fotos.

Bueno, si esta carta no te llega me sentiré muy sola.

Te abrazo desde la última vez que nos abrazamos. Porque eso sí que nunca se borra.

Tuya,

Fernanda

San Salvador, 16 de diciembre de 1983

Mi tan y tan querido Juan Manuel,

Ayer nomás te despaché carta y, mira tú, hoy me llega una tuya y además me llama Patricia y me comenta que tus entrañables palabras ya no le llegaron a Rafael. Te causará mucha tristeza saber que no las recibió, pero es mejor que estés enterado de todo. Patricia las ha leído y me las ha repetido en el teléfono. Las dos estuvimos muy conmovidas.

Te abrazo con deseos de que mi abrazo te llegue en Navidad y te lleve ternura y alegría. Ya verás, el año nuevo ha de ser bueno. Me lo ha dicho la luna, y eso que ella de costumbre es muy callada y gracias a Dios no cuenta chismes.

Qué pesada soy, ¿no? Pero insisto. Cuéntame quién es la chica de la entrevista, pues hora que pasa hora que la veo más jovencita. Yo diría que hasta demasiado jovencita para ti. Soy una pesada y una entrometida, lo sé. Pero siempre tuya,

Fernanda

La chica de la entrevista se llamaba Flor y estaba sentada a mi lado, no muy contenta que digamos, a pesar de que desde el primer día nos habíamos planteado nuestra relación como algo bastante libre. Nos conocimos a la salida de un concierto que di en Barcelona, y durante la semana que permanecí cantando en esa ciudad continuamos viéndonos cada noche. Yo casi le doblaba la edad, es cierto, pero ninguno de los dos veía aquello como un inconveniente, sobre todo porque nuestros encuentros consistían únicamente en larguísimas caminatas por la ciudad, interrumpidas por una comida en algún buen restaurante, y una copa en cualquier bar o discoteca que nos pescara a mano, antes de irnos a dormir, cada uno por su lado. Gracias a Flor conocí Barcelona y, la noche en que me despedí de ella en la puerta del edificio en que vivía, tomé conciencia de que en cambio a ella apenas la había conocido.

– Pocas veces me he topado con una persona tan callada como tú -le dije.

– Hablo poco, sí, pero esta vez ha sido intencional. Me limitaba a pedirte que cantaras tal o cual de tus canciones. No sé si te has dado cuenta de que siempre me diste gusto. ¿O es que sueles vagabundear y cantar de noche por las ciudades, sin que nadie te lo pida?

– No se me ocurriría, no.

– Entonces un millón de gracias. Es muchísimo lo que me has dado, y realmente la he pasado bien. Por eso he estado tan callada: para escucharte en silencio y ser muy feliz.

– También yo debo agradecerte estas caminatas tan lindas por Barcelona.

– Tú caminas con otra mujer, Juan Manuel. Eso se nota a la legua. Y de ella cantas, además de cantarle sólo a ella.

– ¿Y tú cómo sabes tanto?

– Porque muchas más veces me has llamado Fernanda María; en realidad, casi nunca me has llamado Flor.

– Perdóname. Te ruego…

– Olvídalo, que no tiene ninguna importancia. En todo caso, sólo ha sido el precio que he tenido que pagar por asistir a cada concierto privado.

– Tómalo como quieras, pero a mí el papelón no me lo quita nadie.

Pocos días después llamé a Flor desde un bar, pues aún no tenía teléfono en la pequeña finca que había comprado en Menorca, muy cerca del puerto de Mahón, aunque alejada del mar y rodeada de árboles y de una tupida vegetación. La jardinería era la especialidad de Flor y yo hasta el momento ni siquiera me había tomado el trabajo de podar unas cuantas plantas y de cuidar mínimamente lo que bien podría ser un hermoso espacio lleno de flores y enredaderas.

– ¿Lo crees posible, Flor? -le pregunté por teléfono.

– La idea me encanta, Juan Manuel. De tiempo en tiempo necesito descansar de la ciudad y Menorca me ha gustado siempre.

– Te llamaré por tu nombre, te lo prometo.

– Un millón de gracias, señor Joan Manuel Serrat.

– ¿Cuándo crees que podrás venir?

– Pienso que en dos o tres días podré encontrar alguien que me reemplace en lo de mis plantas. No quiero quedar mal con ninguno de mis clientes. ¿Tienes teléfono?

– No, todavía no, pero puedes dejarme cualquier recado en el Bar Bahía. Ahí me llega el correo y me reciben las llamadas. Anota el número…

– Perfecto. Te llamo, entonces.

Todo floreció a mi alrededor con la llegada de Flor a Secas, un nombre que puede sonar muy literario y hasta de ficción brasileña, como Antonio das Mortes, por ejemplo, el barbudo y sombrerudo sembrador de muertes de la célebre película cangaçeira de Glauber Rocha, de tamaña violencia y sertâo miserable, de vidas de perro y degüellos de matadero, de sequía total, sol de justicia y subdesarrollo de hambruna, de trágicas amenazas, venganzas de apocalipsis y demás cosas así por el estilo, pero que en el caso de la preciosa Flor a Secas sólo ocultaba ternura y fragilidad, muy graves traumas infantiles, pánicos nocturnos y amaneceres de animalito herido.

– ¿O sea que nunca me dirás tu apellido? -le pregunté, la mañana de verano en que aterrizó en Menorca, mientras nos alejábamos del aeropuerto en mi automóvil, rumbo a aquel predio rústico en el cual la única mejora que hasta entonces había introducido yo, era, por supuesto, todo un homenaje a María Fernanda, tremendo letrerazo en la entrada de la propiedad:

VILLA TRINIDAD DEL MONTE MONTES

– Aquí se dice can y no villa, Joan Manuel Serrat.

– Lo sé, pero bueno, cómo explicarte…

– La carta esta que tienes ahí, sobre el tablero del automóvil, lo explica todo: ¿No te has fijado? Remite: María Fernanda de la Trinidad del Monte Montes.

– Verdad. Ni cuenta me había dado. Y es que acabo de recogerla en el Bar Bahía, antes de ir a buscarte al aeropuerto y…

– ¿Y?

– Y bueno… Bueno… Pues digamos que Fernanda Mía, perdón, Fernanda María, que, desde que la conozco, jamás ha estado triste una mañana, le pase lo que le pase, aparte de ser una amiga inmensa, es una mujer tan valiente y osada y saludable como Tarzán, aunque de vez en cuando le dé su amigdalitis, como a todo el mundo, y se quede sin grito ni voz, siquiera, en la jungla de asfalto en que le ha tocado vivir…

– No sigas, Serrat, que me estás partiendo el alma.

– De acuerdo, no sigo, pero te juro que lo del letrero de la entrada es porque una vez, la pobrecita, con un marido y dos hijos que mantener, a pesar de haber nacido para millonaria de alcurnia y esas cosas de telenovela, lo reconozco, terminó pintando letreros de todo tipo en todo tipo de tiendas y hasta en todo tipo de Californias…

– Día y noche y a destajo, ¿no?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alfredo Echenique - Cuentos
Alfredo Echenique
Alfredo Echenique - El Huerto De Mi Amada
Alfredo Echenique
Alfredo Sanfeliz Mezquita - La democracia de las emociones
Alfredo Sanfeliz Mezquita
Luis Alfredo Landavere Vergara - Guía de supervivencia audiovisual
Luis Alfredo Landavere Vergara
Alfredo Gaete Briseño - Nadie en cuarentena
Alfredo Gaete Briseño
Alfredo Echenique - Un mundo para Julius
Alfredo Echenique
Alfredo Sánchez Gutiérrez - La música de acá
Alfredo Sánchez Gutiérrez
Alfredo Tomás Ortega Ojeda - La bruja
Alfredo Tomás Ortega Ojeda
Alfredo Gaete Briseño - El regreso del circo
Alfredo Gaete Briseño
Raquel Echenique - Yo soy un refugiado
Raquel Echenique
Felipe I. Echenique March - Una historia sepultada
Felipe I. Echenique March
Отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán»

Обсуждение, отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x