Miguel Delibes - Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados

Здесь есть возможность читать онлайн «Miguel Delibes - Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El cuco, la granjilla y el cárabo, tres pájaros de cuenta, son los protagonistas de otras tantas historias vividas por Miguel Delibes, en las que el escritor aborda uno de los temas constantes en su obra: la naturaleza. Un castellano rico y preciso, unido a una extraordinaria capacidad de observación, hacen de estos relatos tres pequeñas obras maestras. Tres cuentos más, de muy distinto signo, completan este volumen `La vocación`, `Bodas de Plata` y `El otro hombre` vieron la luz a comienzos de la década de los cincuenta, pero es ésta la primera vez que se publican en forma de libro. Tres personajes bien distintos -un niño de once años en el que ya está prefigurado Daniel, el Mochuelo, protagonista de El camino, un médico rural con veinticinco años de servicio, y una mujer recién casada que aún no ha cumplido los treinta- protagonizan estos tres `cuentos olvidados`, escritos en los primeros años de su trayectoria como escritor, pero en los que la maestría narrativa de Miguel Delibes es ya una realidad.

Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Esta llamada suele ser indicio de apareamiento, pero el cuco, aunque con menos frecuencia, sigue cantando hasta junio, e incluso julio si la puesta es tardía. Luego, terminada ésta, el cuco adulto, que carece de sentimientos familiares y, como los antiguos nobles con sus bastardos, encomienda la crianza de sus hijos a aves subalternas, se va, emigra, navegaciones largas, más allá del Sahara, a Kenia y países del África del Sur, hasta el año siguiente, que vuelve para anunciar la primavera en Sedano.

El cuco es pájaro de alrededor de sesenta centímetros de envergadura y hasta ciento cincuenta gramos de peso, gris en las partes altas, y castaño, listado de blanco, en pecho y vientre. En vuelo guarda semejanzas con el gavilán, del que se diferencia por su pico fino, sus alas puntiagudas y su cola, larga y moteada. A pesar de sus dimensiones y de su canto, audible a kilómetros de distancia, este pájaro no se deja ver con facilidad. De niño, mi padre me llevaba a oírle cantar a los bosque de San Martín de Quevedo y Doña Jimena, en Molledo-Portolín, pero nunca tuve oportunidad de verle. Necesité muchos años y mucha astucia para tomar contacto con él. En Sedano, el prieto bosque de roble de las laderas se diluye, prácticamente desaparece en las inmediaciones del pueblo, y surgen, a cambio, dispersas arboledas de olmos, castaños y pinos, aparte arbustos y arbolillos de menor entidad, como cerezos, endrinos y avellanos, donde suelen anidar los pequeños insectívoros (mosquiteros, petirrojos, herrerillos) en cuyos nidos, minuciosamente construidos, gusta el cuco de depositar sus huevos. Pues bien, el canto del cuco, aunque desorientador en lo que se refiere a la distancia, es muy indicativo en lo que atañe a su dirección. No hay, pues, más que seguir ésta para encontrarle, si no en el primer bosquecillo, en el segundo, pues, como estas arboledas son reducidas y poco densas, es fácil divisarle en los calveros, cuando se desplaza de una a otra, como una flecha, nuca, dorso y cola en línea recta, las alas en anzuelo, las cortas patas recogidas, como el tren de aterrizaje de un diminuto avión. Yo lo vi por primera vez hace más de treinta años y, después, he vuelto a verle, con relativa frecuencia, cada vez que me lo he propuesto, turbando su soledad, ya que este pájaro, contrariamente a la grajilla, es un auténtico anacoreta.

Pero lo verdaderamente característico del cuco es su incapacidad para incubar y nutrir a sus crías, quizá porque su puesta es tan numerosa -ocho a doce huevos- y el apetito de la prole tan voraz que una pareja por sí sola no bastaría para alimentarla. El cuco no se toma, pues, el trabajo ni de construir su casa. Llegado el momento de la postura, observa en derredor a los pajaritos que se afanan en hacer sus nidos y, una vez concluida la obra, y aovados éstos, el cuco empieza a repartir sus huevos entre ellos, mezclándoles con los otros, aprovechando la ausencia de los padres. Son muchos los pájaros a los que el cuco elige para su invitado forzoso, principalmente, como he dicho, a las avecillas más chicas, pero como su huevo desentonaría por su tamaño y color en casa de los anfitriones, la naturaleza -¡prodigio increíble!- ha dotado al cuco de una rara facultad, que permite a la hembra colorear los cascarones de sus huevos del tono de los de la especie elegida para sus depósitos: rojizos donde los otros huevos son rojizos y moteados donde son moteados. Este mimetismo no basta naturalmente para igualar el huevo del cuco a los de sus padres adoptivos, ya que su volumen no puede disimularse, pero los pajaritos, ciegos con su maternidad, lo incuban con el mismo celo que a los propios. Únicamente algunas aves advierten el engaño y rechazan al entrometido. La alondra, por ejemplo, empolla al huevo gigante pero, llegada la eclosión, tan pronto advierte la presencia del parásito, le niega el alimento y le deja morir de inanición. Los insectívoros, en cambio, en su candorosa inocencia, los nutren solícitamente hasta el fin, hasta que el intruso puede valerse por sí mismo. Con una particularidad, el cuco, cuya dieta alimenticia de adulto es muy definida, a base de gusanos, lombrices, bayas, etc., cuando está hospedado en nido ajeno come lo que le echan, lo que sea costumbre en la casa, incluso hace gala de un formidable apetito; en una palabra, se conduce como un pupilo bien educado.

Desde mi refugio de Sedano, un observatorio insuperable de la naturaleza, he tenido oportunidad de asistir varias veces al desarrollo de un cuco parásito, las últimas que recuerdo, muy recientes, en 1979 y en el verano de 1981. Uno y otro pájaro tuvieron suertes distintas, pero trataré de resumir ambas experiencias.

La primera fue un acontecimiento previsto. Durante varios días advertí cómo un pequeño petirrojo tejía su nido en el hueco de una tapia de piedra que delimita mi huerto, en la ribera del río Moradillo. Simultáneamente, un cuco no cesaba de cantar desde la fronda del soto. Junto a la tapia se alza una higuera silvestre, de grandes hojas, que me permitió hacer un escondedero desde donde poder observar el nido sin ser visto. Una mañana, ya en trance, la hembra del petirrojo puso un huevo en él y otros tres en los tres días siguientes. Al caer la tarde del cuarto día, cuando me dirigía a mi observatorio, advertí que en el nido del petirrojo había un huevo más y de doble tamaño que los anteriores. El cuco había iniciado la distribución de su prole. Antes de las dos semanas, el huevo del cuco hizo eclosión y surgió un feo pájaro rosado, de huesudos alones, ojos ciegos y abultados y boca desproporcionada. A partir de aquí comenzó el calvario del infeliz petirrojo, un afanar incesante, sin pausa, apremiado por la glotonería de su huésped, que no se saciaba nunca. Lo mismo daba que el petirrojo le ofreciese una lombriz, una semilla o una miga de pan. El gran gorrón todo lo ingería. Pero no contento con tener siempre en jaque a la pajarita, empezó a deshacerse de sus huevos, a eliminar, uno a uno, a los verdaderos hijos de su patrona. El procedimiento, aunque yo no tuve oportunidad de verlo porque me faltó paciencia, es conocido por los libros de los naturalistas. El joven cuco apoya la cabeza en el fondo del nido, toma el huevo con la punta de las alas, lo hace resbalar hacia arriba por su espalda, luego por sus riñones y termina lanzándolo por el borde del nido, estrellándolo contra el suelo. A los tres días de nacer, el cuco había logrado desembarazarse de estorbos y, al pie del nidal, quedaron los huevecillos rotos del petirrojo, que, a pesar de todo, continuaba alimentando al intruso con una ternura y un celo verdaderamente conmovedores.

El cuco, desde que nace, propende a la soledad, rehuye la compañía, aspira a ser único. Intuye tal vez que, de tener que compartir la comida acarreada por su tutora, su ración sería insuficiente. El egoísmo de este pájaro es muy cerrado. A veces, cuando los cucos en disposición de puesta son varios y los hogares donde hospedar a sus hijos limitados, hay dos que ponen su huevo en el mismo nido y en el mismo día. La eclosión de los pájaros es, pues, simultánea. Entonces se desencadena un duelo a muerte entre los dos polluelos, que luchan por adueñarse del espacio vital. Ambos quieren para sí el nido entero y los halagos en exclusiva de la nodriza de quien dependen. De esta lucha sale un vencedor, el más vigoroso, que acaba imponiéndose y matando a su rival. Como se ve, en cualquier circunstancia, los pollos de cuco recién nacidos son exclusivistas, no están dispuestos a compartir la pensión con nadie. Seguramente se atienen a una ley natural que vela por la conservación de la especie, ya que ninguno de los minúsculos insectívoros de quienes dependen tendría energías para alimentar dos pollos al mismo tiempo.

Desde mi escondite de la higuera asistí, como digo, al crecimiento del cuco a costa de los desvelos del petirrojo. El pollo pelechaba deprisa, encorpaba a ojos vistas y, en pocos días, llegó a ser de triple tamaño que su tutor, y resultaba un espectáculo entre cómico y repugnante ver a éste, encaramado en el hombro de su pupilo, ofreciéndole pico a pico el bocado que había logrado conquistar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados»

Обсуждение, отзывы о книге «Tres Pájaros De Cuenta Y Tres Cuentos Olvidados» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x