Después, es el tiempo de las vacaciones de montaña en Suiza; los fotógrafos y los periodistas se abalanzaban sobre los condes y los artistas de moda en Saint Moritz. Una millonaria de cincuenta años acaba de perder a su segundo marido, vicepresidente de la Ford, y sonríe ante los falsees: anuncia su próximo matrimonio con un jovencito que la toma del brazo y mira con ojos asustados. Al lado, otra pareja del gran mundo. Él es un hombre de baja estatura y rasgos de indio; cejas espesas, ojos duros, nariz aplastada, pómulos salientes. Antenor Patiño continúa pareciendo boliviano. En una revista, Antenor aparece disfrazado de príncipe oriental, con turbante y todo, entre varios príncipes auténticos que se han reunido en el palacio del barón Alexis de Rédé: la princesa Margarita de Dinamarca, el príncipe Enrique, María Pía de Saboya y su primo el príncipe Miguel de Borbón-Parma. El príncipe Lobckowitz y otros trabajadores.
[41]Cuando el general Alfredo Ovando anunció, en julio de 1966, que había llegado a un acuerdo con la empresa alemana Klochner para instalar los hornos estatales, dijo que tendrían un nuevo destino “esas pobres minas que solamente han servido, hasta ahora, para abrir socavones en los pulmones de nuestros hermanos mineros”. Esos hombres que dan su vida por el mineral, escribía Sergio Almaraz ( El poder y la caída. Es estaño en la historia de Bolivia, La Paz – Cochabamba, 1967), “no lo poseen. Nunca lo poseyeron; ni antes ni después de 1952. Porque lo que sucede es que el estaño nada vale en cuanto a aprovechamiento inmediato si no es bajo el brillante aspecto de un lingote. El mineral, polvo pesado de terroso aspecto, ciertamente n sirve para nada que no sea para volcarlo en la boca de los hornos”.
Almaraz contó la historia de un industrial, Mariano Peró, que libró una guerra solitaria, a lo largo de más de treinta años, para que el estaño boliviano se refinara en Oruro y no en Liverpool. En 1946, pocos días después de la caída del presidente nacionalista Gualberto Villarroel, Peró entró en el Palacio Quemado. Iba a recoger dos lingotes de estaño. Eran los primeros lingotes producidos en su fundición de Oruro, y ya no tenía sentido que aquel par de símbolos, que encarnaban a la nación, continuaran adornando el escritorio del presidente de la república. Villarroel había sido ahorcado en un farol de la Plaza Murillo y el poder de la rosca oligárquica era restaurado a partir de su caída. Mariano Peró recogió los lingotes y se fue con ellos. Estaban manchados de sangre seca.
[42]“Cuando me siento, borracho estoy. Tres, cuatro, veo a la gente. No puedo comer solo. Una huahua soy, pues. Un niño”. Saturnino Condori, viejo albañil del campamento minero de Siglo XX, está tendido desde hace más de tres años en una cama del hospital de Catavi. Es una de las víctimas de la matanza de la noche de san Juan, en 1967. Ni siquiera había festejado nada. Por trabajar el sábado 24, le habían ofrecido pagarle triple, así que decidió no sumergirse, a diferencia de todos los demás, en el delirio de la chicha y la farra. Se acostó temprano. Esa noche soñó con que un caballero le arrojaba espinas al cuerpo: “Espinas grandes me ha empujado”. Se despertó varias veces, porque la lluvia de balas se desencadenó sobre el campamento desde las cinco de la mañana. “Mi cuerpo se ha deshecho, se ha descomponido, medio templación me ha agarrado, y yo asustado, y yo asustado, así, he estado. Mi señora me ha dicho: anda, escápate. Pero yo ¿qué había hecho? A ninguna parte ne he salido. Amdate, andate, me ha dicho. Tiroteos había de noche, qué será eso, que será, pap-pap-pap-pap-pap-pap. Y yo mismo despertando y durmiendo así de a ratos, y ni asimismo me he escapado, mi señora me ha dicho: pues andate, pues andate, escapa. Qué me van a hacer, le digo, yo soy un albañil particular, que me van a ahecr”. Se despertó a eso de las ocho de la mañana. Se irguió sobre la cama. La bala atravesó el sombrero de su mujer y se le metió en el cuerpo y le reventó la columna vertebral.
[43]Véanse las declaraciones ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, citadas por Harry Magdoff, op. cit., y el revelador artículo de Eugene Methvin en Selecciones de Reader’s Digest en español, de diciembre de 1966: según Methvin, gracias a los buenos ervicios del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre, con sede en Washington, los golpistas brasileños pudieron coordinar por cable sus movimientos de tropa, y el nuevo régimen militar recompensó al IADSL designando a cuatro de sus graduados “para que hicieran una limpieza en los sindicatos dominados por los rojos…”
[44]Harvey O’Conner, La crisis mundial del petróleo , Buenos Aires, 1963. Este fenómeno sigue siendo usual en varios países. En Colombia, por ejemplo, donde el petróleo se exporta libremente y sin pagar impuesto, la refinería estatal compra a las compañias extranjeras el petróleo colombiano con un recargo de 37 % sobre el precio internacional, y lo tiene que pagar en dólares.
[45]El senador Long no ahorró ningún adjetivo a la Standard Oil: la llamó criminal, malhechora, facinerosa, asesina doméstica, asesina extranjera, conspiradora internacional, hato de salteadores y ladrones rapaces, conjunto de vándalos y ladrones. Reproducido de la revista Guarania, Buenos Aires, noviembre de 1934.
[46]Los ejemplos abundan en la historia, reciente o lejana. Irving Florman, embajador de los Estados Unidos en Bolivia, informaba a Donald Dawson, de la Casa Blanca, el 28 de diciembre de 1950: “Desde que he llegado aquí, he trabajado diligentemente en el proyecto de abrir ampliamente la industria petrolera de Bolivia a la penetración de la empresa privada norteamericana, y ayudar a nuestro programa de defensa nacional en vasta escala”. Y también: “Sabía que a Ud. le interesaría escuchar que la industria petrolera de Bolivia y esta tierra entera están ahora bien abiertas a la libre iniciativa norteamericana. Bolivia es, por lo tanto, el primer país del mundo que ha hecho una desnacionalización, o una nacionalización a la inversa, y yo me siento orgulloso de haber sido capaz de cumplir esta tarea para mi país y la administración”. La copia fotostática de esta carta, extraída de la biblioteca de Harry Truman, fue reproducida por ANCLA Newsletter, Nueva York, fenrero de 1969.
[47]Cuando el escándalo estalló, la embajada de los Estados Unidos no guardó un prudente silencio. Uno de sus funcionarios llegó a afirmar que no existía ningún original del contrato de Talara.
[48]Este economista alemán, nacido en 1789, propagó en los Estados Unidos y en su propia patria la doctrina del proteccionismo aduanero y el fomento industrial. Se suicidó en 1846, pero sus ideas se impusieron en ambos países.
[49]“Nada de extraño tiene que los libremercadistas sean incapaces de comprender cómo un país puede enriquecerse a costa de otro, pues estos mismos señores tampoco quieren comprender cómo en el interior de un país una clase puede enriquecerse a costa de otra”. Karl Marx, Discurso sobre el libre cambio, en Miseria de la filosofía, Moscú, s.f.
[50]En el tomo III de la citada colección de documentos del Banco Nacional de Comercio Exterior se transcriben varios alegatos proteccionistas publicados en El Siglo XIX a fines de 1850: «Pasada ya la conquista de la civilización española con sus tres asilos de dominación militar, entró México en una nueva era, que también puede llamarse de conquista, pero científica y mercantil… Su potencia son los buques mercantes; su predicación es la absoluta libertad económica; su nortina poderosísima con los pueblos menos adelantados es la ley de la reciprocidad… “Llevad a Europa -se nos dijo- cuantas manufacturas podáis (excepto, sin embargo, las que nosotros prohibimos); y en recompensa permitid que traigamos cuantas manufactura podamos, aunque arruinando vuestras artes… Adoptemos las doctrinas que ellos [nuestros señores del otro lado del océano y del río Bravo] dan y no toman y nuestro erario crecerá un poco, si le quiere…, pero no será fomentando el trabajo del pueblo mexicano, sino el de los pueblos inglés y francés, suizo y de Norteamérica».
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