Penny Vincenzi - Reencuentro

Здесь есть возможность читать онлайн «Penny Vincenzi - Reencuentro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Reencuentro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Reencuentro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una noche de 1987, alguien abandona a una niña recién nacida en el aeropuerto de Heathrow. Un año antes, tres chicas, Martha, Clio y Jocasta, se habían conocido por casualidad en un viaje y habían prometido volver a encontrarse, aunque pasará mucho tiempo antes de que cumplan la promesa. Para entonces, Kate, la niña abandonada, ya será una adolescente. Vive con una familia adoptiva que la quiere, aunque ahora Kate desea conocer a su madre biológica. Es decir, una de aquellas tres jóvenes, ahora mujeres acomodadas. Pero ¿qué la llevó a una situación tan desesperada?
La trama que desgrana este libro se sitúa allí donde confluyen entre estas cuatro vidas. Y es que Kate verá cumplido su deseo aunque, como enseñan algunas fábulas, a veces sea mejor no desear ciertas cosas…

Reencuentro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Reencuentro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Gracias, Janet, te lo agradezco mucho. No me preocuparé más.

No se preocuparía. No se preocuparía más.

Clio llegó a casa y encontró una carta del Royal Bayswater. ¿Estaría disponible para una entrevista con la junta el miércoles 3 de julio, para hablar del puesto de especialista en geriatría?

Se sintió feliz y triunfante. Aún no tenía el empleo, aquello sólo era el principio. Pero era mucho. Para ella, en aquel momento, era mucho.

Quería contarle a alguien lo de la entrevista. Era una de las peores cosas de vivir sola: la rutina diana podía sobrellevarse, incluso los días malos, pero por pequeñas que fueran, necesitaba compartir con alguien las alegrías.

Decidió llamar a Jocasta; tenía el teléfono apagado.

No podía decírselo a Mark, ni a nadie de la consulta, y ya empezaba a sentir que su placer disminuía, cuando, como si lo hubiera adivinado, llamó Fergus.

– Sólo quería darte las gracias por hacerme compañía anoche. Y saber si habías llegado a casa sana y salva.

Clio le dijo que había llegado sana y salva y que la habían convocado a una entrevista para el puesto de especialista.

– No sé por qué, pero no me sorprende -dijo él, y fue como si le viera sonreír.

– ¡Oh, no! -Chad estaba escandalizado-. Dios santo, no me lo puedo creer. ¿Cómo puede haberse filtrado eso, por el amor de Dios?

– ¿Qué? -Abigail se inclinó por encima de su hombro para leer-. ¿Qué pasa? Ah, sí. Ya veo. Oh, vaya.

– ¿Cómo cojones ha pasado? -preguntó Chad-. Nadie lo había visto excepto algunos de nosotros. Nadie. Y la empresa de investigación, claro. Pero ellos no lo harían. ¡Es imposible!

– ¿No harían qué?

– Filtrarlo.

– ¿Tiene que ser una filtración deliberada a la fuerza? -preguntó Abigail.

– Totalmente deliberada. Pero ¿quién? -Sonó el teléfono-. Mierda. Cógelo tú, Abigail, por favor.

Ella contestó.

– Abigail Lawrence. Oh. Sí, Jack, está aquí. ¿Qué? Sí, lo ha…

Y leyó el artículo de la primera página del News, con la voz de fondo de Chad, al principio en un tono comedido, después levantando la voz con indignación.

– ¡No, no he sido yo! Por supuesto que no. A nadie. Por el amor de Dios, Jack…

«La racha de pérdidas del Partido Progresista de Centro continúa -escribía Martin Buckley, editor de política-. El nuevo partido político de centro izquierda, el Partido Progresista de Centro, que hizo su debut hace apenas unos meses, está soportando duros reveses. Tras ser lanzado con una plataforma de anticorrupción y antiamiguismo, se ha visto perseguido por los escándalos. El famoso diputado conservador Eliot Griers se vio envuelto en el denominado escándalo del «Abrazo en la Cripta», cuando se le descubrió en St. Mary's Undercroft, la capilla en el sótano de la Cámara de los Comunes, con una divorciada. Hace pocas semanas se descubrió que Chad Lawrence, el carismático diputado por Ullswater North (votado el hombre más sexy de Westminster el año pasado por la revista Cosmopolitan), aceptó dinero para la fundación del nuevo partido de una empresa china, con sede en Hong Kong.

A pesar de su fulgurante ascenso en las encuestas, el partido empieza a decaer, afectado por los escándalos. Un estudio encargado por el líder del partido, Jack Kirkland, mostraba una pérdida del diez por ciento de votantes potenciales. Al principio, el Partido Progresista de Centro captó la imaginación del público, pero parece que el cinismo del electorado hacia todo el sistema político del país se ha extendido al nuevo partido.

A menos que el Partido Progresista de Centro consiga algún golpe espectacular en las próximas semanas, puede estar destinado a ser recordado como el partido de menor duración de la historia. Teniendo en cuenta la cantidad de personajes valiosos que tiene en sus filas, eso sería una tragedia de considerable magnitud.»

Mientras leía el informe del News con el corazón encogido, Martha Hartley no pudo dejar de pensar que otro escándalo -y además tan escabroso- dentro de sus filas de personajes valiosos podría resultar fatal.

Nick Marshall estaba esperando en el comedor de prensa de la Cámara de los Comunes a un ejemplar bastante soso de chica Blair, cuando vio que Martin Buckley salía solo.

– Hola. Un buen artículo el de hoy. Interesante.

– Gracias.

– Me entristece un poco. Habría apostado a que al menos seguirían dando un poco de guerra.

– ¿Ah, sí?

– Sí. Un observador cualquiera podría pensar que ahora alguien les está haciendo la cama a ellos.

– Tu observador no tendría que ser un genio. La lista de sospechosos sería muy larga.

– Me lo imagino. Ah, ahí está la persona que esperaba. Ya nos veremos.

La chica Blair echó una miradita a Buckley.

– El artículo de esta mañana sobre el Partido Progresista de Centro era interesante. Aunque no me sorprende, era demasiado bonito para ser verdad.

– Tienes razón. Estoy de acuerdo.

– Me gusta Martin. Siempre es justo con ambos bandos.

– Creo que eso no es del todo preciso. Se pone más a menudo de vuestro bando, en mi opinión.

– No necesariamente. Le vi el lunes, almorzando con Michael Fitzroy.

– No me digas -comentó Nick-. Tal vez me equivoque.

Qué interesante. Michael Fitzroy almorzando con Buckley. Michael Fitzroy almorzando con Janet Frean. No tenía por qué significar nada. Pero… era interesante. Muy interesante. Tal vez una pequeña charla con Teddy Buchanan lo sería aún más…

– Clio, soy Fergus. Otra vez.

– Ah, hola, Fergus.

Mierda, estaba sin aliento, nerviosa. Ni compuesta, ni en control de la situación.

– Quería saber si estabas libre el sábado para cenar.

– Sería estupendo. Gracias.

Colgó e intentó recuperarse antes de que entrara el siguiente paciente. Venga ya, Clio, no te hagas ilusiones. Fergus sólo quiere pasar el rato. Seguramente, su novia está de viaje o algo así. Calma. A ver si empiezas a tomarte las cosas tal como vienen. Es sólo una cena, no una proposición de matrimonio. Compórtate.

Apretó el intercomunicador.

– Haz entrar a mi cita para cenar, por favor, Margaret.

– Disculpa, Clio -dijo Margaret, divertida-. ¿Cómo dices?

– Tengo que irme. -Gideon se inclinó sobre Jocasta y la besó en la cabeza. Ella estaba enterrada en almohadas en la inmensa cama de su habitación de Cruxbury, y estaba medio dormida-. Volveré en cuarenta y ocho horas.

– ¡Cuarenta y ocho! -Le miró parpadeando e intentando despertarse-. Me dijiste que estarías fuera una noche.

– Era una noche. Que se ha convertido en dos. En cierto modo es mejor, ya pensaba quedarme de todas maneras.

– ¿Ah, sí?

– Sí, señora. Me ilusionaba la idea de estar lejos de ti dos noches y no una. A lo mejor me estoy aburriendo de ti.

– ¡Gideon, no tiene gracia!

– Lo siento.

– Sabías que quería ir contigo si estabas fuera más de una noche. Te lo dije.

– ¿Ah, sí? Lo siento, lo olvidé.

– Es una cosa muy importante para olvidarla. Habría ido. No quiero que te vayas.

– Bueno, querida, puedes venir, si quieres.

– Ya no puedo. Para qué, además, si es evidente que te da lo mismo.

– Jocasta, qué tontería -dijo Gideon, sonriendo-. No te inventes cosas. No me da lo mismo.

– Entonces ¿cómo puedes olvidar decirme que vas a estar fuera otra noche?

Él empezó a impacientarse.

– Jocasta, esto es absurdo. Oye, llego tarde, ¿quieres venir o no? Si vienes, tienes cinco minutos para hacer la maleta.

– No, no quiero ir, gracias. -Le dio la espalda y sintió unas absurdas ganas de llorar. ¿Qué le pasaba? ¿Qué había sido de la independiente Jocasta Forbes? ¿Cuándo había comenzando a ser esa persona dependiente y pegajosa que lloraba porque su marido se marchaba dos días? Era penoso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Reencuentro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Reencuentro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Reencuentro»

Обсуждение, отзывы о книге «Reencuentro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x