C. Sansom - Invierno en Madrid

Здесь есть возможность читать онлайн «C. Sansom - Invierno en Madrid» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Invierno en Madrid: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Invierno en Madrid»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Año 1940. Imparables, los alemanes invanden Europa. Madrid pasa hambre y se ha convertido en un hervidero de espías de todas las potencias mundiales. Harry Brett es un antiguo soldado que conoció la Guerra Civil y quedó traumatizado tras la evacuación de Dunkerque. Ahora trabaja para el servicio secreto británico: debe ganarse la confianza de su antiguo condiscípulo Sandy Forsyth, quién se dedica a negocios turbios en la España del Caudillo. Por el camino, Harry se verá envuelto en un juego muy peligroso y asaltado por amargos recuerdos.

Invierno en Madrid — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Invierno en Madrid», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Harry miró a Sofía. Ésta mantenía el rostro apartado.

– Ya todo ha terminado, te suplico que me creas, por favor. Mira, me han echado por lo de Gómez. Y yo me alegro. -Respiró hondo-. Ahora están tratando de contratar a Sandy. -Contemplando los escandalizados rostros de ambas mujeres, pensó: «¡Dios mío!, pero ¿qué les he hecho?»

Sofía lo volvió a mirar.

– Ese tal Gómez estuvo en Toledo, donde por las calles corría la roja sangre republicana y donde los moros cortaban cabezas como trofeos. No tienes que lamentar la muerte de un hombre como ése. -Barbara se volvió para mirarla. Estaba escandalizada. Sofía la miró a los ojos-.

Tendría que regresar a Inglaterra, señora, lejos de aquí. Podría alojarse en un hotel hasta que consiguiera pasaje para un barco o un avión. -Sofía miró a Harry-. Nosotros la vamos a ayudar, ¿verdad, Harry?

– Sí, claro. -Harry asintió enérgicamente con la cabeza, alegrándose de aquel «nosotros»-. Sofía tiene razón, Barbara, tendrías que regresar a casa cuanto antes.

– ¿Acaso crees que no lo sé? -Para asombro de Harry, Barbara soltó una carcajada áspera y amarga-. Pero, de momento, no puedo volver a casa. ¡Dios mío! Tú no sabes de la misa la media.

Algo en el tono de su voz dejó helado a Harry.

– ¿Qué quieres decir?

Barbara respiró hondo y echó los hombros hacia atrás.

– No sabes lo de Bernie. Bernie está vivo. Está en un campo de trabajo cerca de Cuenca y yo estoy implicada en un plan con un ex guardia aquí, en Madrid, para sacarlo. Para rescatarlo. El sábado que viene, dentro de seis días. -Barbara hizo una pausa y miró a Harry-. Ahora te toca a ti escandalizarte, ¿verdad?

Harry se había quedado boquiabierto. Barbara volvió a reírse con aquel tono estridente e histérico que él ya le había oído anteriormente. Harry tuvo una visión de Bernie caminando entre risas por una calle de Madrid, con sus ojos verdes rebosantes de entusiasmo y picardía.

Sofía parecía perpleja.

– ¿Quién es Bernie? ¿Se refiere a aquel amigo tuyo que vino a combatir aquí?

– Sí. -Harry miró a Barbara a los ojos-. Dios mío, ¿es eso cierto?

– Vaya si lo es.

Sofía lo miraba con sus grandes ojos castaños llenos de emoción. «Maldita sea -pensó Harry-, lo he estropeado todo. Ahora no me perdonará mi manera de tratar a Barbara.»

– Eso es lo que hay -terminó diciendo Barbara-. Tengo que quedarme aquí hasta el sábado.

– Pero, aun así, podría dejar a este hombre -le dijo Sofía.

– No. Me buscaría, no me soltaría así, sin más. Se armaría un alboroto tremendo. Él no tiene que saberlo. -Apretó los labios-. Como se entere, es capaz de conseguir que sus amigos le hagan algo a Bernie, por despecho.

– ¿Y si usted encontrara a alguien que pudiera ir a Cuenca? -Sofía miró inquisitivamente a Harry-. ¿Nosotros, quizá?

Barbara la miró sorprendida.

– ¿Por qué ibas a correr este peligro? -dijo Barbara, pasando al tuteo.

– Porque significaría ayudar a alguien que luchó por nosotros. Y sería hacer algo contra estos miserables que ahora nos gobiernan. -Sofía miró a Harry-. Yo mantengo mis lealtades. Son importantes.

– No daría resultado -dijo Barbara-. Si apareciera un desconocido para reunirse con Luis, el ex guardia, éste echaría a correr; y bastante nervioso está ya. -Les reveló el plan, desde su primera entrevista con el periodista, en octubre. Ellos la escucharon en silencio. Al final, Barbara dijo en voz baja-: No, tendré que regresar junto a Sandy. Fingiré estar enferma, diré que tengo la gripe y pediré una habitación separada. A él le dará igual; seguramente, meterá a la chica en nuestra cama.

– Esta semana va a ser muy dura -dijo Harry-. Tener que fingir constantemente con Sandy.

– ¡Bien lo sabes tú! -contestó Barbara en tono airado-. Casi me da pena, ver cómo lo habéis tratado. -Lanzó un suspiro y se sostuvo la cabeza con las manos-. No, me equivoco -añadió más tranquila-. El se lo buscó -dijo, levantando la vista-. Creo que lo podré resistir, si con ello consigo sacar a Bernie de allí. -Volvió a mirar el periódico-. Fue la impresión que me llevé al enterarme de lo de este hombre, no me lo he podido quitar de la cabeza.

Sofía contemplaba las fotografías de la pared de su madre y su padre y de su tío, el cura.

– No tendrías que ir sola a Cuenca -le dijo-. Una extranjera sola llamará la atención. Es una ciudad muy apartada.

– ¿La conoces?

– Estuve allí muchas veces de niña. Nosotros somos de Tarancón, que está al otro lado de la provincia; pero tenía un tío allí. No tendrías que ir sola -repitió.

Barbara lanzó un suspiro.

– Ni siquiera tengo coche para ir, a no ser que me pueda llevar el de Sandy. Éste es el otro inconveniente.

– Ahí yo te podría echar una mano -dijo Harry-. Podría sacar un vehículo de la embajada.

– ¿Y eso no va contra las normas?

Harry se encogió de hombros. No le importaba. Si Bernie estuviera vivo…

Sofía se inclinó hacia delante.

– Harry y yo te podríamos llevar. Sí, seguro que daría resultado. Harry podría ser un diplomático que acompaña a dos amigas a una excursión. Un vehículo con matrícula diplomática.

Sofía lo miró. El corazón de Harry empezó a latir con fuerza. Pensó que aquello era una locura. Si los pillaban, Sofía se quedaba sin poder salir de España. A él y a Barbara los podrían expulsar, pero Sofía… La miró. Adivinó que ella quería que dijera que sí para redimirse. Y, en caso de que Bernie estuviera vivo, de que consiguieran sacarlo de allí… Se volvió para mirar a Barbara.

– ¿Estás segura de que Luis sabe lo que tiene entre manos?

– Claro que lo estoy -contestó Barbara con impaciencia-. ¿Crees que no lo he puesto todo en duda durante estas últimas semanas? Luis no es tonto, él y su hermano lo han preparado todo minuciosamente.

– Muy bien, pues -dijo Harry-, iré contigo. Pero tú no, Sofía; tienes demasiado que perder.

Barbara se sorprendió.

– ¿Y si la embajada se enterara? Te podrías meter en un buen lío, ¿verdad? Sobre todo, teniendo en cuenta… lo que has estado haciendo hasta ahora.

Harry respiró hondo.

– Que se vayan todos al carajo. Tú tienes razón, Sofía, en eso que has dicho acerca de la lealtad. Tú me has ayudado a perder muchas de mis viejas lealtades, ¿lo sabías?

La cólera se encendió en los ojos de Sofía.

– Las tenías que perder.

– Supongo que mi lealtad a Bernie es la más antigua de todas. -Harry meneó la cabeza-. Había oído rumores acerca de estos campos secretos.

Barbara fruncía el entrecejo por la concentración.

– Podríamos traer a Bernie en coche y dejarlo en una cabina telefónica cerca de la embajada. Entonces ellos enviarían a alguien a recogerlo, ¿verdad?

Harry lo pensó un momento.

– Sí, lo harían.

– El podría decir que un conductor lo había recogido en Cuenca y nadie tendría que saber que tú participaste en su rescate.

– Sí. Sí, podría dar resultado. -Harry lanzó un suspiro. Se enfrentaba con la posibilidad de perderlo todo, pero tenía que hacerlo. Por Sofía. Y por Bernie. Bernie, vivo…

– Yo también iré -dijo Sofía con determinación-. Os serviré de guía.

– No -dijo Harry, apoyando una mano en su brazo-. No, no debes hacerlo.

– Escúchame, Harry, será mucho menos peligroso si vamos todos juntos. Te lo digo yo, que conozco la ciudad. Podremos ir directamente adonde tenemos que ir sin consultar planos ni llamar la atención. -Sofía, piensa-Sofía se incorporó en su asiento. Su voz sonaba tranquila, pero ahora brillaba en sus ojos un extraño fulgor.

– Me sentía culpable por el hecho de abandonar mi país. No te lo había dicho, pero así era. Ahora, en cambio, se me ofrece la oportunidad de hacer algo. Algo contra ellos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Invierno en Madrid»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Invierno en Madrid» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Invierno en Madrid»

Обсуждение, отзывы о книге «Invierno en Madrid» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x