Juliette Benzoni - (Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca

Здесь есть возможность читать онлайн «Juliette Benzoni - (Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. ISBN: , Издательство: Vergara, Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuarto volumen de la serie Las Joyas del Templo, precedida por La Estrella Azul, La Rosa de York y El Ópalo de Sissi. En esta serie, Aldo Morosini, príncipe veneciano y anticuario, ha recibido de un misterioso personaje apodado el Cojo de Varsovia el encargo de recuperar las cuatro piedras sustraídas del pectoral del Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalén. En esta cuarta parte, El Rubí de Juana la Loca, la búsqueda transcurre en Madrid (Aldo se aloja en el hotel Ritz), Venecia, Praga, un castillo en Bohemia y Zúrich, en una trama histórica plagada de misterios, suspense, traiciones y romances.

(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

»A mitad del viaje, el séquito real, exhausto y horrorizado, piensa que es preciso poner fin a ese periplo y se dirige al padre de la reina, Fernando de Aragón, expulsado de Castilla por Felipe el Hermoso y que se ha marchado a su reino de Nápoles con su joven esposa, la francesa Germana de Foix. Éste anuncia entonces su regreso. Le envían mensajeros para que se apresure, y eso es lo que hace, contento de la oportunidad que se le presenta.

»El encuentro con Juana tiene lugar en Tortoles. La joven reina vive entonces un instante de felicidad: quiere a su padre y supone que su afecto es correspondido, mientras que él sólo piensa en reinar en su lugar. No obstante, esconde bien su juego, se muestra tierno y cariñoso, promete escoltar personalmente el cortejo fúnebre hasta Granada, pero es aquí, a Tordesillas, adonde trae a Juana y donde ésta permanecerá hasta su muerte, cuarenta y siete años más tarde. En cuanto al cuerpo de Felipe, es depositado "provisionalmente" en el convento de las Clarisas.

»Pero las Clarisas, evidentemente, son mujeres, y eso Juana no lo soporta. Hará una escena tras otra sin obtener más satisfacción que ir a ver de nuevo a ese muerto al que se obstina en adorar, aunque esta vez recuperará su rubí por miedo a que una de esas "criaturas lúbricas" lo robe para lucirlo. A partir de ese momento, lo conservará en su poder.

—¿Quiere decir que está enterrado con ella?

—No. Alguien se hizo con él durante la agonía de la reina: los que la custodiaban.

—¿Y quiénes eran?

—El marqués y la marquesa de Denia, una gente sin entrañas ni escrúpulos.

—Entonces, ¿hay que buscar la piedra en su descendencia?

—Su sucesor actual es la duquesa de Medinaceli. Los Denia fueron nombrados duques, y el título que recibieron es uno de los nueve ducales que poseen. Pero el rubí había desaparecido de la familia hacía bastante tiempo.

—¿Sabe algo al respecto? Aunque supongo que no habrá tenido muchos motivos para investigar acerca de las pertenencias de la reina…

Por la expresión de desdén del marqués, Aldo se percató de que acababa de decir una tontería: la menor reliquia de su ídolo debía de ser preciosa para ese fanático. Y, en efecto, sus palabras se lo confirmaron.

—No he hecho otra cosa durante toda la vida —dijo—, y he dejado en ello la mayor parte de mi fortuna. Por lo demás, el azar me ha favorecido a través de mis antepasados: uno de ellos relató en sus Memorias haber asistido a la compra de la piedra por el príncipe Khevenhüller, entonces embajador del emperador Rodolfo II ante la Corona de España. Como quizá sepa, el emperador era bisnieto de Juana por partida doble: por su madre, María, hija de Carlos V, y por su padre, Maximiliano, hijo de Fernando, cuarto hijo de nuestra pobre reina. Era, además, un coleccionista impenitente, siempre en busca de piedras extraordinarias, de objetos raros y de cosas extrañas…

—Lo sé —gruñó Morosini—. «Sólo amó lo extraordinario y lo milagroso», ha dicho no recuerdo qué autor contemporáneo.

Su buen humor acababa de sufrir un duro golpe: si debía buscar el rubí a través de los complicados meandros de la más nutrida de las familias imperiales, las dificultades no habían hecho más que empezar. En último extremo, violar la sepultura de Juana la Loca en plena catedral de Granada le habría parecido más fácil. No obstante, sintió cierto alivio cuando Fuente Salada añadió:

—Así pues, el rubí partió para Praga, pero ignoro qué ha sido de él. Lo único que sé con certeza es que a la muerte del emperador, el 20 de enero de 1612, el rubí ya no figuraba entre las joyas de la Corona, así como tampoco entre las alhajas privadas de Rodolfo ni entre las numerosas piezas de su gabinete de curiosidades.

—¿Está seguro?

—He investigado a fondo, no con la esperanza de apropiarme algún día de él, sino por saber.

—Es mucho mejor para usted no haber podido permitírselo. Parece bastante satisfecho de su suerte.

—Ahora sí…, plenamente —admitió el marqués dirigiendo una mirada de enamorado al retrato.

—Entonces confórmese con eso y piense que esa maldita piedra sólo le habría aportado desastres y catástrofes.

—Y aun así, ¿usted la busca? ¿No tiene miedo?

—No, porque, si doy con ella, no me la quedaré. Verá, marqués, ya he encontrado tres como ésa, que han sido devueltas a su lugar de origen: el pectoral del sumo sacerdote del Templo de Jerusalén. El rubí debe seguir la misma suerte. Sólo así perderá su poder maléfico.

—¿Una joya… judía?

—No ponga mala cara. Usted ya lo sabía, ¿o acaso ignoraba que, antes de que se la regalaran a Isabel la Católica, había sido robada en la judería de Sevilla por la hija de Diego de Susan, que después envió a su padre a la hoguera?

Fuente Salada volvió la cabeza, molesto. Era un hecho que una mitad larga de la nobleza española conservaba en sus venas unas gotas de sangre judía.

—Bien, príncipe —añadió el marqués, levantándose—, no puedo decirle nada más. Espero que cumpla su promesa respecto a esto.

Señalaba el cuadro. Morosini se encogió de hombros.

—Ese asunto no me concierne; además, soy hombre de una sola palabra. De todas formas, quizá debería esconder esta obra maestra durante un tiempo.

Mientras acompañaba a su visitante hasta la puerta, don Manrique guardó silencio. Hasta el último momento no dijo, con cierta timidez:

—Si consigue encontrar el rastro del rubí…, me gustaría que me pusiera al corriente.

—Es natural. Le escribiré.

Se despidieron con un saludo protocolario, pero sin estrecharse la mano: esas maneras anglosajonas no se estilaban en Castilla la Vieja.

De regreso en el hostal, Aldo se disponía a instalarse en el comedor con la idea de pedir algo para cenar cuando vio aparecer a alguien que no esperaba: el comisario Gutiérrez en persona, más toro de combate que nunca. Sin perder un segundo, éste se precipitó hacia su objetivo preferido.

—¿Qué hace aquí? —gruñó.

—Yo podría formularle la misma pregunta —repuso Morosini, flemático—. ¿Debo suponer que me ha seguido? La verdad es que no lo había puesto en duda ni por un segundo.

—Me alegro por usted. Ahora, conteste: ¿qué ha venido a hacer aquí?

—Hablar.

—¿Sólo hablar? ¿Con la persona que lo acusaba de robo? ¿No es un poco extraño?

—Precisamente porque me acusaba de robo he querido explicarme ante él. Cuando se lleva mi apellido, resulta muy difícil dejar en el aire ese tipo de acusación, sobre todo en el extranjero. Reconozco que esto podría haber terminado en un duelo o un combate, pero el marqués es un hombre más sensato y ponderado de lo que yo creía. Una vez dadas y recibidas las explicaciones, hemos permitido a nuestras mentes apaciguarse y el marqués me ha ofrecido una copa de amontillado más que honorable. Eso es todo. Ahora le toca a usted.

—¿Qué me toca?

—Decirme al menos por qué me ha seguido. Su puesto está en Sevilla y lo encuentro a cientos de kilómetros de allí. ¿Qué más quiere de mí?

—Simplemente, me interesa lo que hace.

—¡Ah!

En ese momento se presentó el hostelero con un plato humeante que dejó sobre la mesa.

—Si por casualidad mi cena también le interesa, podríamos compartirla. La cocina española a veces no es impecable, pero siempre es abundante. Tome asiento. Me gusta charlar en torno a una buena comida.

Mientras formulaba la invitación, Aldo se preguntaba si la cena en cuestión sería realmente tan buena. Saltaba a la vista que era cerdo demasiado cocido, rodeado de garbanzos que deberían de estarlo aún más, todo sazonado con el inevitable pimentón. No obstante, el plato parecía atraer a Gutiérrez, que sólo dudó un instante antes de coger una silla y sentarse.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Juliette Benzoni - A templomosok kincse
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Az átok
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Le Couteau De Ravaillac
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Le réfugié
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Le voyageur
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Haute-Savane
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - Jean de la nuit
Juliette Benzoni
libcat.ru: книга без обложки
Juliette Benzoni
Juliette Benzoni - El Prisionero Enmascarado
Juliette Benzoni
Отзывы о книге «(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca»

Обсуждение, отзывы о книге «(Las Joyas Del Templo 04) El Rubí­ De Juana La Loca» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x