Marc Levy - La primera noche

Здесь есть возможность читать онлайн «Marc Levy - La primera noche» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La primera noche: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La primera noche»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Los protagonistas de El primer día, Keira y Adrian, vuelven a verse las caras a la espera del final que se merecen.
La primera noche arranca con un rescate. Las investigaciones de Keira la han llevado hasta una lúgubre prisión china, de la que saldrá casi a hombros de su salvador Adrian. Sin embargo, esta no es una historia de príncipes y princesas al uso y la inquieta arqueóloga perseguirá cueste lo que cueste su objetivo: encontrar la civilización perdida. Londres y Amsterdam, pero también Rusia, Liberia y Grecia. El mundo se les queda pequeño a esta pareja de aventureros que, de nuevo, deberán enfrentarse a los conservadores de una intimidante sociedad secreta.

La primera noche — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La primera noche», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Adonde van? -masculló.

– A Burravoe.

– Está a una hora de camino, a su espalda -dijo, alejándose.

Keira me dejó allí plantado y lo siguió.

– Es una bonita región -le dijo al alcanzarlo.

– Si usted lo dice -contestó el hombre.

– Pero me imagino que los inviernos serán duros -prosiguió ella.

– ¿Tiene muchas más tonterías como ésas que decirme? Quiero ir a prepararme la comida.

– ¿Señor Thornsten?

– No conozco a nadie con ese nombre -contestó el hombre, apretando el paso.

– No hay mucha gente en esta isla, me cuesta creerlo.

– Crea lo que le dé la gana y déjeme en paz. Querían que les indicara el camino, ya le he dicho que le están dando la espalda, de modo que den media vuelta y estarán en la dirección adecuada.

– Soy arqueóloga. Hemos venido desde muy lejos para verlo.

– Me trae sin cuidado que sea usted arqueóloga o no, ya le he dicho que no conozco a ningún Thornsten.

– Sólo le pido que me dedique unas horas. He leído sus investigaciones sobre las grandes migraciones del paleolítico y necesito que me ilumine sobre el tema.

El hombre se detuvo y miró a Keira de arriba abajo.

– Tiene usted toda la pinta de alguien que sólo sabe hacer perder el tiempo a la gente, y a mí no me gusta que me hagan perder el tiempo.

– Y usted tiene toda la pinta de un amargado y un antipático.

– Estoy de acuerdo con usted -respondió el hombre, sonriendo-, razón de más para que no nos conozcamos. ¿En qué lengua tengo que decirle que me deje en paz?

– ¡Inténtelo en holandés! Me imagino que poca gente de por aquí tiene un acento como el suyo.

El hombre le dio la espalda a Keira y se alejó. Ella lo siguió y no tardó en alcanzarlo.

– Es usted un terco, pero me da igual, lo seguiré hasta su casa si es necesario. ¿Qué hará cuando lleguemos a la puerta, me echará de ahí a tiros?

– ¿Eso se lo han contado los granjeros de Burravoe? No crea todas las tonterías que oiga en esta isla, aquí la gente se mete mucho conmigo, ya no saben qué inventar.

– Lo único que me interesa -prosiguió Keira-, es lo que puede usted contarme, nada más.

Por primera vez, el hombre pareció interesarse por mí. Hizo caso omiso de Keira por un momento y se volvió hacia mí.

– ¿Siempre es así de pelma, o es que hoy estoy de suerte?

Yo no lo habría formulado así, pero me contenté con sonreír y le confirmé que Keira era de naturaleza bastante tenaz.

– ¿Y usted qué hace en la vida aparte de seguirla?

– Soy astrofísico.

Su mirada cambió de pronto; sus ojos, de un azul profundo, se abrieron un poco más.

– Me gustan mucho las estrellas -dijo bajito-, en el pasado me guiaron…

Thornsten se miró la puntera de los zapatos y mandó una piedra lejos de una patada.

– Me imagino que a usted también deben de gustarle, si ésa es su profesión, ¿no? -añadió.

– Me imagino que sí -le contesté.

– Síganme, vivo al final del camino. Les ofrezco algo de beber a cambio de que me hable un poco del cielo, y luego me dejan en paz, ¿trato hecho?

Nos estrechamos la mano y sellamos así el pacto.

Una alfombra raída sobre el suelo de madera, una vieja butaca delante de la chimenea, en una pared, dos librerías que reventaban de libros y de polvo, en un rincón, una cama de hierro cubierta por una vieja colcha de retales, una lámpara y una mesita de noche, en eso consistía la habitación principal de su humilde vivienda. El hombre nos acomodó a la mesa de su cocina; nos ofreció un café sin leche, de un amargor tan intenso como su color, que era negro negrísimo. Encendió un cigarro de papel de maíz y nos miró a los dos fijamente.

– ¿Qué es lo que han venido a buscar exactamente? -dijo, y apagó la cerilla de un soplo.

– Información sobre las primeras migraciones humanas que transitaron por la zona del Ártico para llegar hasta América.

– Esos flujos migratorios son muy polémicos; la población del continente americano es mucho más compleja de lo que parece. Pero todo eso está en los libros, no necesitaban desplazarse hasta aquí.

– ¿Cree usted posible -prosiguió Keira- que un grupo de personas pudiera abandonar la cuenca mediterránea para llegar hasta el estrecho de Bering y el mar de Beaufort pasando por el Polo?

– Menudo paseíto -se burló Thornsten-, Y según usted, ¿hicieron el viaje en avión?

– No hace falta que me hable con tanto desprecio, sólo le pido que responda a mi pregunta.

– ¿Y en qué época habría tenido lugar esa epopeya, según usted?

– Entre cuatro y cinco mil años antes de nuestra era.

– Nunca había oído hablar de eso, ¿por qué en ese período en concreto?

– Porque es el que me interesa.

– Los glaciares eran más abundantes que ahora, y el océano, mucho más pequeño; desplazándose en las épocas del año más favorables, sí, habría sido posible. Y ahora, pongamos las cartas sobre la mesa, dice haber leído mis investigaciones, no sé cómo habrá hecho tal prodigio porque publiqué muy poco y es usted demasiado joven para haber asistido a alguna de las escasísimas conferencias que di sobre el tema. Si de verdad se ha interesado por mis escritos, entonces me ha hecho una pregunta cuya respuesta ya conocía antes de venir, puesto que ésas son precisamente las teorías que yo defendí. Me valieron que se me expulsara de la Sociedad de Arqueología; de modo que me toca a mí ahora hacerle a usted dos preguntas: ¿qué ha venido a buscar de verdad hasta mi casa y con qué objetivo?

Keira se tomó el café de un tirón.

– De acuerdo -convino-, pongamos las cartas sobre la mesa. Nunca he leído ningún artículo suyo. Hasta la semana pasada ignoraba incluso la existencia de sus investigaciones. Un amigo mío que es profesor me aconsejó que viniera a verlo, me dijo que usted podría informarme sobre esas grandes migraciones que tanta polémica suscitan entre sus colegas de profesión. Pero yo siempre he seguido investigando vías que el resto de mis colegas habían descartado. Y hoy busco un camino por el que un grupo de hombres pudiera atravesar la región del Ártico en los milenios IV o V antes de nuestra era.

– ¿Por qué habría emprendido ese viaje ese grupo de personas? -preguntó Thornsten-, ¿Qué les habría empujado a poner en peligro sus vidas? Ésa es la pregunta clave, joven, cuando pretende uno interesarse por las migraciones. El hombre sólo emigra por necesidad, porque tiene hambre o sed, porque lo persiguen, es su instinto de supervivencia lo que lo empuja a desplazarse. Usted, por ejemplo, ha abandonado la comodidad de su hogar para venir a este agujero perdido porque necesitaba algo, ¿no es así?

Keira me miró, buscando en mis ojos la respuesta a una pregunta que yo adivinaba. ¿Debíamos sí o no confiar en este hombre, asumir el riesgo de enseñarle nuestros fragmentos, reunirlos de nuevo para que asistiera al fenómeno? Yo ya me había fijado en que, cada vez que lo hacíamos, la intensidad de su color azul disminuía. Prefería no malgastar la energía y me parecía que, cuanta menos gente estuviera al corriente de lo que tratábamos de descubrir, mejor sería. Le hice un gesto con la cabeza que ella comprendió y se volvió hacia Thornsten.

– ¿Y bien? -insistió éste.

– Para llevar un mensaje -contestó Keira.

– ¿Qué clase de mensaje?

– Una información importante.

– ¿Y a quién?

– A los magisterios de las civilizaciones establecidas en cada uno de los grandes continentes.

– ¿Y cómo habrían podido adivinar que a tan grandes distancias existían otras civilizaciones aparte de las suyas?

– No podían tener ninguna certeza, claro, pero no conozco explorador que sepa, en el momento de marchar, lo que encontrará al llegar. Sin embargo, aquellos en los que estoy pensando se habían cruzado con suficientes pueblos diferentes del suyo para suponer que existían otros que vivían en tierras lejanas. Ya tengo la prueba de que tres viajes de esa índole se llevaron a cabo en la misma época, y que abarcaron distancias considerables. Uno hacia el sur, otro hacia el este, hasta China, y un tercero hacia el oeste. Sólo queda demostrar que hubo otro hacia el norte para confirmar mi teoría.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La primera noche»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La primera noche» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La primera noche»

Обсуждение, отзывы о книге «La primera noche» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x