• Пожаловаться

Federico Moccia: Perdona Pero Quiero Casarme Contigo

Здесь есть возможность читать онлайн «Federico Moccia: Perdona Pero Quiero Casarme Contigo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Federico Moccia Perdona Pero Quiero Casarme Contigo

Perdona Pero Quiero Casarme Contigo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Perdona Pero Quiero Casarme Contigo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Segunda parte de Perdona si te llamo amor. La historia de amor continúa… Alex y Niki están más enamorados que nunca, acaban de volver del faro en la isla de Blu donde han vivido días inolvidables. Niki se reencuentra con sus amigas, pero el grupo de las Ondas deberá afrontar grandes cambios que pondrán a prueba su amistad. Alex retoma su vida de siempre, sus viejos amigos. Ellos, Flavio, Enrico y Pietro han pasado de ser maridos serenos y seguros a tener que afrontar muchas difi cultades que han puesto en peligro sus matrimonios. Y ahora todas esta personas, hombres y mujeres de diferentes edades, cada uno a su manera se encuentran para refl exionar sobre el amor. Pues, ¿existe el amor? ¿Es cierta la crisis del séptimo año? ¿Tienen razón los que dicen que un amor no puede durar más de tres años? Y después, la pregunta más difícil: ¿un amor puede durar para siempre?

Federico Moccia: другие книги автора


Кто написал Perdona Pero Quiero Casarme Contigo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Perdona Pero Quiero Casarme Contigo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Perdona Pero Quiero Casarme Contigo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al cabo de unos instantes, una de las dos recepcionistas se asoma.

– Perdone, señora Crocetti…

Olly se vuelve. -¿Sí?

– Acaban de avisarme de que puede usted subir. Egidio Lamberti la está esperando. Suba y llame a la primera puerta de la derecha. De todas formas, el nombre está escrito en la placa… -y le sonríe de manera afable, aunque circunspecta.

Olly le da las gracias y empieza a subir. Egidio. Menudo nombrecito. ¿Quién será? ¿Un tipo del año mil antes de Cristo? Más que un nombre, es una antigualla. Mientras sube tropieza con la carpeta, que ha golpeado un escalón. Olly se vuelve para ver si en el vestíbulo alguien se ha dado cuenta. Como no podía ser menos, las dos señoras que están sentadas en el sofá, sí. La escrutan. Olly se vuelve de nuevo hacia adelante. Se sobrepone. No, no quiero saber qué cara han puesto o si se están riendo de mí. No quiero que esas dos tristonas almidonadas me traigan mala suerte. Así pues, prosigue su ascenso con la cabeza bien alta. Llega al piso de arriba. Mira a su derecha. Ve la puerta y la placa: «Egidio Lamberti.» Llama con delicadeza. Nadie responde. Llama de nuevo, esta vez con un poco más de energía. Sigue sin haber respuesta. Prueba por tercera vez, pero en esta ocasión lo hace con demasiada fuerza. Se mete la mano en la boca como diciendo: «¡Huy, qué exagerada!» Por fin oye una voz en el interior.

– Menos mal… Entre, entre…

Olly arquea las cejas. ¿Por qué «menos mal»? No es culpa mía que me haya hecho esperar más de media hora. Yo he llegado puntual. Más aún, con antelación. Por si fuera poco, menuda voz, nasal. Qué sensación tan espantosa.

Baja el picaporte poco a poco.

– ¿Se puede?

Mantiene la puerta entreabierta durante unos segundos y asoma sólo la cabeza para echar un vistazo. Espera una señal, algo, en plan «por favor». Pero nada. Entonces hace acopio de valor, abre la puerta de par en par, entra y la cierra a sus espaldas.

Detrás de una mesa de cristal muy grande hay un hombre de unos cuarenta años, con entradas en la frente y unas gafas de montura muy llamativa. Va vestido con un suéter fino de color rosa, una camisa roja debajo y un sombrero tipo borsalino de cuadros en la cabeza. Está sentado y concentrado en la pantalla de un Mac. Debe de tener unos cuarenta años. El nombre le sienta aún peor, piensa Olly.

El tipo no alza la mirada, sino que se limita a hacer un gesto para indicarle que se acerque.

Olly da algunos pasos, vacilante.

– Buenos días, me llamo Olimpia…

Ni siquiera le da tiempo a decir su apellido.

– Sí, sí, Crocetti…, lo sé -le dice él, siempre sin mirarla-. Fui yo quien concertó la cita, así que supongo que, cuando menos, debo de saber cómo se llama, ¿no? Siéntese. Olimpia, vaya nombre…

El corazón de Olly late cada vez con más fuerza. ¿Qué pretende? ¿No le gusta el nombre de Olimpia? Pues anda que el suyo… De nuevo, esa terrible sensación. No, no, no. Así no. Reponte. Ánimo. Respira, venga, que no es nada. Lo que pasa es que está enfadado, quizá haya dormido poco, haya comido mal, no haya hecho el amor esta noche o a saber desde cuándo…, pero no por eso deja de ser un hombre… Ahora me lo trabajaré un poco. Olly cambia de expresión y adorna su cara con la mejor de sus sonrisas. Seductora. Abierta. Serena. Intrigante. La sonrisa de Olly al ataque.

– Bien. He venido para solicitar un período de prácticas… Sería un honor para mí…

– Claro que sería un honor para usted…, somos una de las casas de moda más importantes del mundo… -y sigue tecleando en el ordenador sin mirarla.

Olly traga saliva. Extrasuperterrible sensación. No. En su caso no se trata de un mal día. La acidez es suya. Sí. Tiene uno de esos caracteres difíciles y estresados, una persona que trabaja demasiado, que se pasa la vida en el despacho y que jamás se relaja. Pero lo conseguiré. Tengo que hacerlo.

– Cierto. Precisamente por eso los he elegido a ustedes…

– No, usted no nos ha elegido a nosotros. A nosotros no se nos elige. Somos nosotros los que elegimos -y esta vez alza los ojos de la pantalla del ordenador y la escruta. Así, directo, sin preámbulos.

Olly nota que sus mejillas enrojecen. Y también la punta de las orejas. Menos mal que no se ha recogido el pelo, porque de ser así se notaría. Inspira profundamente. Lo odio. Lo odio. Lo odio. Pero ¿quién es este tío? ¿Quién se ha creído que es?

– Justo. Es obvio. Sólo decía que…

– Usted no tiene nada que decir. Debe enseñarme sus trabajos y punto. Ellos hablarán por usted… Vamos… -dice, y hace un ademán apremiante con la mano-. Ha venido para eso, ¿no? Veamos qué es lo que sabe hacer… y, sobre todo, cuánto tiempo perderemos con usted.

Olly empieza a inquietarse de verdad. Pero resiste. A veces es necesario saber encajar las cosas para obtener lo que se desea. Es inútil enfrentarse con él ahora, pese a que es un verdadero capullo… Inspira de nuevo. Coge la carpeta y la abre sobre la mesa. Saca sus trabajos. Varios diseños realizados con diferentes técnicas, algunos también de vestidos. Y luego las fotografías. De Niki. Diletta. Erica. De desconocidos en la calle. Retratos. Escorzos. Paisajes. Los pasa uno a uno para enseñárselos a Egidio. Él los va cogiendo, los hace girar varias veces y desecha algunos con aire desdeñoso. Masculla algo entre dientes. Olly no consigue entenderlo, se esfuerza y se inclina un poco sobre la mesa.

– Mmm… Banal… Previsible… Horrendo… Semipasable… -Egidio dispara una retahíla de adjetivos en voz baja mientras va examinando los trabajos.

Olly se siente desfallecer. Sus trabajos. El fruto de tanto esfuerzo y fantasía, de noches en blanco, de intuiciones captadas al vuelo con la esperanza de tener al alcance de la mano papel y lápiz o la cámara fotográfica, tratado así, con arrogancia, peor aún, con desprecio, por un tipo que se llama Egidio y que se viste de rojo y rosa. Como un geranio. Llegan al último. Una reelaboración con Photoshop de una de las últimas campañas publicitarias de una casa de modas. De la casa de modas donde se encuentra ahora mismo, para ser más exactos. Egidio la mira. La observa. La escruta. Y masculla de nuevo entre dientes.

Eso sí que no. Esta vez no. Olly prueba a intervenir:

– Ésta la hice para sentirme ya un poco parte de ustedes…

Egidio la mira por encima de la montura de sus gafas. La escruta intensamente. Olly se siente cohibida y desvía la mirada hacia la pared que tiene a su derecha. Y lo ve. Allí, a la vista de todos, encima de un valioso mueble de madera de estilo moderno. Un gran y precioso trofeo con una placa debajo: «A Egidio Lamberti, el Eddy de la moda y del buen gusto. British Fashion Awards.» Sigue mirando. En la pared hay colgados otros reconocimientos. Mittelmoda. Premio al mejor estilista joven de 1995. Y varios diplomas y placas más. Y todos llevan su nombre. No Egidio, sino Eddy. Esto mejora; al menos, el nombre.

Olly se vuelve de nuevo y lo mira. Egidio-Eddy sigue escrutándola con la reelaboración de Photoshop todavía en la mano.

– A ver si lo entiendo… ¿Me está diciendo que para sentirse más próxima a nosotros nos ha robado un anuncio? ¿Es ése su concepto de creatividad?

Olly está desconcertada. No logra reaccionar. Siente que se le saltan las lágrimas, pero recupera el dominio de sí misma una vez más. Contiene el llanto y la recuerda. La frase que siempre escribía en el diario del colegio. Todos los años, copiándola una y otra vez bajo el horario de tutoría de los profesores. «Los buenos artistas copian, los grandes artistas roban.» Y, sin darse cuenta, la dice en voz alta.

Egidio-Eddy la mira. Acto seguido mira los diseños. Luego de nuevo a Olly.

– Por el momento, usted no pasa de ser una copia.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Perdona Pero Quiero Casarme Contigo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Perdona Pero Quiero Casarme Contigo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Perdona Pero Quiero Casarme Contigo»

Обсуждение, отзывы о книге «Perdona Pero Quiero Casarme Contigo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.