Chris Stewart - El loro en el limonero

Здесь есть возможность читать онлайн «Chris Stewart - El loro en el limonero» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El loro en el limonero: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El loro en el limonero»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Las vidas de Chris, Ana y su hija Chloë continúan en su cortijo El Valero. Un loro algo misántropo se colará en la familia, la chica lleva adelante su vida escolar en el pueblo, montan el teléfono, los vecinos siguen con sus algo locas historias de amor y pendencias, y de golpe descubren que su amado valle quizás esté una vez más bajo la amenaza de ser sumergido por la construcción de una presa.
Al mismo tiempo comienza la vida literaria de Chris y, tras el éxito de su primer libro Entre limones, los periodistas hacen el sendero del aislado cortijo hasta golpear inesperadamente su puerta y él hace recuento de su anterior vida: los duros tiempos en que iba a esquilar ovejas a Suecia (cruzando mares helados para llegar a remotas granjas); su primera toma de contacto con España para aprender a tocar la guitarra flamenca a los 20 años; o su ilustrísima carrera musical, primero como batería de un grupo escolar llamado Genesis (expulsado a los 17 años, nunca hubiera podido ser un Phil Collins) y con su paso por el circo de Sir Robert Fossett. Nuevos e irresistibles episodios de una historia entre limones.

El loro en el limonero — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El loro en el limonero», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Está Blas? -le preguntó José a la belleza de ojos oscuros que había detrás de la barra.

– No, está en la sierra.

– Pero me estaba esperando hoy -dijo extrañado-. ¿No le dieron el recao?

– ¡Mamá! -llamó la chica.

Una mujer recién salida de la cocina, donde había estado friendo, miró a José desde la puerta.

– Ah, sí. No le di a Blas tu recao porque no vino a casa anoche.

– ¿Y cuándo volverá?

– Eso no te lo puedo decir.

Las dos mujeres se miraron una a otra con aire dubitativo, dirigiendo luego la mirada a José.

– Entonces, ¿cómo podemos encontrarlo? -preguntó.

– Es muy difícil -comenzó a decir la madre con una mirada que hizo que pareciera que era realmente muy difícil.

– ¿Cómo, entonces?

– Bueno, pues seguís la carretera hacia la Venta del Tarugo… y entonces cogéis la primera carretera a la derecha…

– No, mejor que paséis por el Tarugo y luego tiréis a la izquierda -sugirió un viejo que estaba sentado en la barra.

– ¿Y tú que sabes, Manuel? Es mucho más rápido ir p'abajo y luego p'arriba…

– Pero Manuel tiene razón… -interrumpió otro cliente.

Y así continuaron las cosas, con un tropel de apasionados y aparentemente contradictorios consejos, hasta que finalmente salimos con un pedazo de papel marcado con lo que parecían ser unas runas y un guía autoproclamado llamado Miguelillo, quien aparentemente tenía un dominio muy somero de la geografía local. Sin embargo, afirmó saber exactamente dónde encontrar a Blas.

Miguelillo se sentó en la parte delantera y yo me estiré en el asiento de atrás para ver pasar el mundo a toda velocidad, o al menos la parte de éste correspondiente a la Sierra de la Contraviesa, por las ventanillas laterales. Bajamos hacia la Venta del Tarugo por una preciosa carreterita donde crecían llores y hierba entre las grietas del asfalto.

El sol se elevaba ya abrasador sobre la lejana Sierra de Gádor. Cada curva que tomábamos nos dejaba casi completamente ciegos, pues a la luz blanca del sol se sumaba el repugnante estado del parabrisas de José y el hecho de que hacía mucho tiempo que se habían caído las dos viseras. A ambos lados se extendían onduladas colinas plantadas de vides, unas cepas cortas cuya oscura sombra alargaba el sol todavía bajo. Había algunos hombres en los viñedos, aprovechando el fresco de la primera hora de la mañana, uno de ellos pequeño y solitario en un mar de vides, dando tajos sin parar a las malas hierbas con su azada -una tarea verdaderamente hercúlea. Nadie vivía por aquí. Ni siquiera podía imaginar que pudieran vivir ovejas. Seguimos avanzando más y más. Había pocas desviaciones y ningún pueblo, ninguna casa, nada que no fueran vides.

Miguelillo parecía estar cada vez más perplejo, y pronto quedó claro que apenas sabía quién era Blas y mucho menos dónde podíamos encontrarle. Era una de esas personas, y las encuentras por todas partes en la España rural, que se pasan el día en los bares esperando a que suceda algo interesante -por ejemplo, una excursión en coche a algún lugar. Por si acaso nos quedaba alguna duda sobre su utilidad, nos contó que tenía un trastorno psicológico que de vez en cuando le volvía violento. Casi siempre estaba bien, pero cuando se mosqueaba no podía controlarse. Dijo que eso le hacía difícil conservar un trabajo serio. Todo esto nos lo contó con una sonrisa que habría seducido a la más antipática de tus tías.

José, todo sonrisas también, se volvió para dirigirse a Miguelillo.

– Hombre -dijo-. eso es una mala suerte grande, y mi amigo aquí presente y yo nos sentimos mú privilegiaos de tenerte como guía hoy… a pesar de que no tengas ni idea de dónde leches estamos. Pero aprovecho pa decirte que si te saltas las normas aunque solo sea un tanto así, no dudaremos en colgarte por los huevos de uno de esos alcornoques. Cristóbal, que está ahí en el asiento de atrás, ahora está tranquilo y suave, pero cuando se mosquea tiene mu malas pulgas y no hay quien lo pare. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?

Miguelillo entendió perfectamente y dijo que creía poquísimo probable que se fuera a volver desagradable. En cuanto a mí, simplemente me puse a mirar a ver pasar a gran velocidad por la ventanilla las flores del borde de la carretera, esperando no verme forzado a tener malas pulgas.

Poco después, tras equivocarnos de camino un par de veces y no obtener ninguna ayuda de Miguelillo, que había decidido bajarse en un cruce donde había una gran higuera de hermosa sombra, dimos con el cortijo donde teníamos que hacer nuestro trabajo. Con el fin de prestar algún ímpetu al asunto, abrí la puerta del coche de golpe y salí de un salto al cálido sol del corral. Una oscura hilera de hombre- iones con monos azules estudiaron nuestra llegada a través de una nube de humo de tabaco mientras, debajo de un nogal, un par de perros flacos se rascaban en unos pedazos oxidados de maquinaria agrícola.

– ¿Cómo es posible que haya alguien que quiera ser otra cosa que esquilador de ovejas? -le dije con entusiasmo a |osé mientras preparábamos la maquinaria en el establo de abajo.

El día empezó a desarrollarse exactamente igual que suelen hacerlo este tipo de días, con un calor cada vez más fuerte, ambos chorreando de sudor y rodeados por enjambres de moscas, pero no nos importó porque las ovejas eran perfectas. Esquilarlas era como cortar mantequilla con un cuchillo caliente, y la lana se desprendía fácil y limpiamente. José, que canturreaba en voz baja, aumentó la velocidad para ver quién esquilaba más ovejas. Yo también me apresure, y pasamos toda la mañana esquilando juntos a toda velocidad aquellas fantásticas ovejas gordas. A medida que fue avanzando el día y las ovejas empezaron a sudar de calor, las cosas aún nos fueron mejor. Una oveja acalorada, gorda y sudorosa es el sueño de un esquilador. A media tarde ya habíamos terminado el trabajo y estábamos en la casa del pastor comiendo con él y su familia.

Más tarde, volvimos a cargar los trastos en la furgoneta y nos marchamos camino abajo. Miguelillo todavía estaba sentado debajo de su higuera en el cruce. José detuvo el coche y le miró bañándolo en una nube de humo de tabaco.

– Ahora querrás enseñarnos el camino de vuelta, ¿no?

Miguelillo se quedó pensativo un rato y después, viéndome en el asiento del pasajero mirándole, decidió que no.

– Gracias, pero primero tengo que hacer unas cosillas. Ya volveré por mi cuenta.

Un loro en el limonero

Junto a nuestra vivienda rural de alquiler, El Duque, hay un limonero. Brotó de una pepita de limón que plantamos sin saber por aquellos días que probablemente no saldría de ella la clase de limonero que esperábamos -es decir, sin saber que el árbol nacido de nuestra pepita podría no dar limones del mismo tipo que aquél del que la habíamos extraído, sino que había más probabilidades de que fuera un fruto primitivo, amargo y de gruesa cáscara, procedente de los albores de la historia de los limones. Normalmente los limoneros crecen muy despacio, pero a consecuencia de una extraña coincidencia -o tal vez porque había conseguido introducir sus raíces en la tubería del alcantarillado- al cabo de cinco años se había convertido en un frondoso árbol de gran tamaño repleto de dulcísimos limones. Te podías pasar de buena gana la tarde entera dormitando a su sombra. Este árbol se yergue junto a la puerta de la casa.

Una mañana de julio, al pasar Ana bajo el limonero llevando en los brazos un saco de ropa para lavar, bajó revoloteando un objeto verde brillante con plumas y aterrizó en su hombro. Se trataba de un loro -un ave que no se suele ver mucho en Andalucía. Se quedó posado tranquilamente, mirándola con la cabeza ladeada, quieto mientras mi mujer abría el maletero del coche y metía la ropa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El loro en el limonero»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El loro en el limonero» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El loro en el limonero»

Обсуждение, отзывы о книге «El loro en el limonero» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x