Arthur Golden - Memorias De Una Geisha

Здесь есть возможность читать онлайн «Arthur Golden - Memorias De Una Geisha» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Memorias De Una Geisha: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Memorias De Una Geisha»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En esta maravillosa novela escuchamos las confesiones de Sayuri, una de las más hermosas geishas del Japón de entreguerras, un país en el que aún resonaban los ecos feudales y donde las tradiciones ancestrales empezaban a convivir con los modos occidentales. De la mano de Sayuri entraremos un mundo secreto dominando por las pasiones y sostenido por las apariencias, donde sensualidad y belleza no pueden separarse de la degradación y el sometimiento: un mundo en el que las jóvenes aspirantes a geishas son duramente adiestradas en el arte de la seducción, en el que su virginidad se venderá al mejor postor y donde tendrán que convencerse de que, para ellas, el amor no es más que un espejismo. Apasionante y sorprendente, Memorias de una geisha ha batido récords de permanencia en las listas de superventas de todo el mundo y conquistado a lectores en más de veintiséis idiomas. Su publicación en Suma coincide con el estreno en España de la superproducción basada en esta novela.

Memorias De Una Geisha — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Memorias De Una Geisha», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando tenía seis o siete años, me enteré de algo referente a mi padre que hasta entonces había ignorado. Un día le pregunté: «Papá, ¿por qué eres tan viejo?». El arqueó las cejas, de modo que tomaron la forma de unos pequeños paraguas caídos sobre sus ojos. Y luego suspiró largamente, movió la cabeza y dijo: «No lo sé». Cuando me volví a mi madre, ella me lanzó una mirada que significaba que respondería a mi pregunta en otro momento. Al día siguiente, sin darme ninguna explicación, me llevó con ella colina abajo, hacia el pueblo, pero antes de llegar torcimos en el camino que lleva al cementerio, en el bosque. Allí me condujo a tres sepulturas juntas en una esquina y marcadas cada una con un poste más alto que yo. Tenían unas austeras inscripciones escritas de arriba abajo, pero yo no había ido a la escuela del pueblo lo bastante para saber dónde acaba una y empezaba la siguiente. Mi madre los señaló y dijo: «Natsu, esposa de Sakamoto Minoru». Sakamoto Minoru era el nombre de mi padre. «Fallecida, a los veinticuatro años, en el año decimonoveno de Meiji.» Luego señaló la siguiente: «Jinichiro, hijo de Sakamoto Minoru, fallecido, a los seis años, en el año decimonoveno de Meiji», y a la siguiente, que era idéntica a las otras dos, salvo por el nombre, Masao, y la edad, tres años. Me llevó un rato comprender que mi padre había estado casado antes, hacía mucho tiempo, y que toda su familia había muerto. No mucho después volví a visitar las sepulturas y descubrí que la tristeza es un peso difícil de llevar. Mi cuerpo pesaba el doble que un momento antes, como si aquellas sepulturas tiraran de mí.

Con toda aquella agua y toda aquella madera, el equilibrio tendría que haber sido perfecto, y mis padres tendrían que haber engendrado hijos con la proporción adecuada de cada elemento. Seguro que se sorprendieron al ver que habían terminado teniendo una de cada. Pues no sólo yo me parecía a mi madre y había heredado incluso sus extraños ojos, sino que mi hermana, Satsu, se parecía a mi padre como una gota de agua a otra. Satsu tenía seis años más que yo, y, claro, al ser mayor, le dejaban hacer cosas que a mí todavía me estaban prohibidas. Pero Satsu tenía la virtud de hacerlo todo de tal forma que parecía una completa casualidad. Por ejemplo, si le pedías que te sirviera un cuenco de sopa de la olla puesta en el fogón, lo hacía, pero de tal modo que parecía que la sopa se había derramado y, por suerte, había caído en el cuenco. Una vez incluso se cortó con un pescado. Y no es que se cortara con un cuchillo limpiando un pescado. Qué va. Subía la cuesta desde el pueblo con un pescado envuelto en papel, y se le escurrió y cayó de tal forma que le dio en la pierna y le cortó con una de las aletas.

Seguramente nuestros padres habrían tenido más hijos además de Satsu y de mí, sobre todo porque mi padre esperaba tener un chico que saliera a pescar con él. Pero cuando yo tenía siete años, mi madre cayó gravemente enferma, probablemente con cáncer de huesos, aunque por entonces yo no tenía ni idea de lo que le pasaba. Su única forma de escapar al dolor era dormir, lo que empezó a hacer como los gatos, es decir, más o menos constantemente. Conforme se sucedían los meses, más tiempo pasaba ella dormida, y enseguida empezó a gemir cuando estaba despierta. Yo me daba cuenta de que algo estaba cambiando rápidamente en ella, pero como había tanta agua en su personalidad, no me pareció preocupante. A veces en cuestión de unos pocos meses se quedaba en los huesos, pero luego volvía a engordar con la misma rapidez. Pero para mi noveno cumpleaños, empezaron a salírsele los huesos de la cara y ya no volvió a engordar. Yo no me daba cuenta de que debido a su enfermedad se estaba quedando sin agua. Al igual que las algas que están naturalmente empapadas y se vuelven quebradizas al secarse, mi madre estaba perdiendo más y más de su esencia.

Entonces, una tarde estaba yo sentada en el agujereado suelo de nuestra casa, cantándole a un grillo que había encontrado aquella mañana, cuando una voz llamó a la puerta:

– ¡ Eh! ¡ Abrid la puerta! ¡ Soy el doctor Miura!

El doctor Miura venía a nuestro pueblo una vez a la semana, y desde que mi madre había enfermado, siempre se tomaba la molestia de subir la cuesta hasta nuestra casa para ver cómo iba la enferma. Mi padre estaba en casa aquel día, porque se avecinaba una gran tempestad. Estaba senado en el suelo, en su lugar de costumbre, con sus inmensas manos enredadas, como arañas, en una red de pescar. Pasado un momento, volvió sus ojos hacia mí y levantó un dedo. Esto significaba que quería que fuera a abrir la puerta.

El doctor Miura era un hombre muy importante, o al menos eso creíamos en el pueblo. Había estudiado en Tokio, y se decía que conocía más caracteres chinos que nadie. Era demasiado orgulloso para fijarse en una criatura como yo. Cuando abrí la puerta, se quitó los zapatos y entró en la casa delante de mí.

– ¡Vaya, vaya, Sakamoto-san! -le dijo a mi padre-. Me gustaría vivir como usted, todo el día en el mar, pescando. ¡ Qué maravilla! Y luego los días de resaca descansando en casa. Veo que su esposa sigue dormida -continuó-. Es una pena, porque había pensado reconocerla hoy.

– ¿Ah, sí? -dijo mi padre.

– La semana que viene no puedo acercarme. ¿Podría despertarla para que la reconociera?

A mi padre le llevó un rato desenredarse los dedos de la red, pero por fin se puso en pie.

– Chiyo-chan -me dijo- tráele una taza de té al doctor.

Entonces me llamaba Chiyo. Todavía no se me conocía por mi nombre de geisha, Sayuri.

Mi padre y el doctor entraron en la otra habitación, donde dormía mi madre. Intenté escuchar desde la puerta, pero sólo oía los gemidos de mi madre y nada de lo que decían ellos. Me puse a hacer el té, y en seguida salió el doctor frotándose las manos y con una expresión muy seria. Mi padre salió detrás, y se sentaron los dos en la mesa, en el centro de la habitación.

– Ha llegado el momento de decirte algo, Sakamoto-san -empezó diciendo el doctor Miura-. Tienes que ir a hablar con una de las mujeres del pueblo. Con la Señora Sugi, tal vez. Y pedirle que haga un bonito vestido para tu mujer.

– No tengo el dinero, doctor -dijo mi padre.

– Últimamente todos somos más pobres. Entiendo lo que dices. Pero se lo debes a tu mujer. No debería morir con el andrajoso vestido que lleva puesto.

– ¿Entonces es que va a morir pronto?

– Unas pocas semanas más. Tiene unos dolores espantosos. La muerte la aliviará.

Después de esto, dejé de oír sus voces, pues lo que oía dentro de mi cabeza era un sonido semejante al de un pájaro aleteando espantado. Tal vez era mi corazón, no sé. Pero si alguna vez has visto un pájaro atrapado dentro de un templo, intentando como un loco encontrar una salida, así estaba reaccionando mi mente. No se me había ocurrido pensar que mi madre no podía continuar enferma para siempre. No voy a decir que no me hubiera preguntado qué pasaría si se muriera; sí que me lo preguntaba algunas veces, pero de la misma manera que me preguntaba qué pasaría si un terremoto se tragara nuestra casa. La vida se acabaría.

– Creí que me moriría yo primero -decía mi padre.

– Eres viejo, Sakamoto-san. Pero tienes buena salud. Todavía te quedan cuatro o cinco años. Te dejaré más píldoras de éstas para tu mujer. Le puedes dar dos juntas, si es necesario.

Hablaron un poco más sobre las píldoras, y luego el doctor Miura se marchó. Durante un largo rato, mi padre continuó sentado en silencio, dándome la espalda. No llevaba camisa, sólo su fláccida piel. Cuanto más lo miraba, más me parecería una extraña colección de formas y texturas. Su columna vertebral era una soga llena de nudos. Su cabeza, con aquellos descoloridos manchurrones, podría haber sido una fruta machucada. Sus brazos eran palitos envueltos en cuero viejo, colgando de dos bultos. Si moría mi madre, ¿cómo iba yo a seguir viviendo en la casa con él? No quería alejarme de él, pero cuando mi madre desapareciera, la casa se quedaría vacía, estuviera él o no.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Memorias De Una Geisha»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Memorias De Una Geisha» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Memorias De Una Geisha»

Обсуждение, отзывы о книге «Memorias De Una Geisha» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x