"¿De qué está hablando este hombre?" me pregunté silenciosamente. "¿La vida empujándome es la vida que me está hablando?" Ahora sabía que tenía que renunciar a mi trabajo. Estaba hablando con alguien que debía ser encerrado.
"Si aprendes las lecciones de la vida, te irá bien. Si no, la vida simplemente continuará empujándote. La gente, hace dos cosas. Algunos sencillamente dejan que la vida los empuje. Otros se ponen bravos y devuelven el empujón. Pero empujan contra su jefe, o su trabajo, o su esposo o esposa. Ellos no saben que es la vida quien los está empujando."
Yo no tenía idea acerca de lo que él estaba hablando.
"La vida nos empuja a todos. Algunos se rinden. Otros luchan. Unos pocos aprenden la lección y avanzan. Los empujones de la vida son bienvenidos por ellos. Para estas pocas personas, esto significa que necesitan y desean aprender algo. Ellos aprenden y avanzan. La mayoría abandona, y unos pocos, como tú, luchan."
Padre rico se puso de pie y cerró la vieja ventana de crujiente madera que necesitaba ser reparada. "Si tú aprendes esta lección, crecerás como un joven sabio, rico y feliz. Si no lo haces, pasarás la vida culpando a tu trabajo, tu bajo salario o tu jefe por tus problemas. Vivirás la vida esperando ese gran golpe de suerte que resuelva todos tus problemas."
Papá rico me examinó para ver si yo aún estaba escuchando. Sus ojos se encontraron con los míos. Clavamos la vista uno en el otro, formando corrientes de comunicación entre nosotros a través de nuestros ojos. Finalmente, yo me aparté una vez que había absorbido su último mensaje. Sabía que él tenía razón. Le estaba echando la culpa, y era yo quien le había pedido que me enseñara. Yo estaba luchando.
Papá rico continuó. "Por otra parte, si tú eres la clase de persona que no tiene agallas, te rendirás cada vez que la vida te presione. Si eres esa clase de persona, vivirás toda tu vida apostando sobre seguro, haciendo todo lo correcto, reservándote para alguna ocasión especial que nunca sucederá. Finalmente, te mueres siendo un hombre aburrido. Tendrás una gran cantidad de amigos a quienes realmente les caes bien por haber sido un muchacho que ha trabajado con tanto esfuerzo. Pero la verdad es que, dejaste que la vida te empuje hasta la resignación. Muy dentro de ti, estabas aterrorizado de correr riesgos. Realmente deseabas ganar, pero el miedo de perder era más grande que el entusiasmo por ganar. En lo profundo de tu ser, tú, y sólo tú, sabrás que no te jugaste a ir tras ello. Elegiste apostar sobre seguro."
Nuestros ojos se encontraron nuevamente. Por diez segundos, nos estuvimos mirando, apartando la mirada sólo cuando el mensaje fue recibido.
"¿Ha estado poniéndome a prueba?"
"Algunos podrán decir eso", dijo sonriendo. "Yo simplemente diría que te di a probar el sabor de la vida."
"¿Qué sabor de la vida?" pregunté, aún enojado, pero ahora curioso. Y así mismo, listo para aprender.
"Ustedes, niños, son las primeras personas en solicitarme que les enseñe cómo ganar dinero. Tengo más de 150 empleados, y ni uno solo de ellos me ha preguntado qué es lo que yo sé acerca del dinero. Ellos me han solicitado un empleo y su correspondiente retribución, pero nunca que les enseñe acerca del dinero. De manera que la mayoría pasarán los mejores años de su vida trabajando por el dinero, sin entender realmente qué es eso por lo que están trabajando."
Me senté allí, escuchándolo atentamente.
"Así que, cuando Mike me habló de que ustedes querían aprender cómo ganar dinero, decidí diseñar un curso que se asemejara a la vida real. Podría haber hablado hasta que mi cara se pusiera azul, pero ustedes no hubieran podido escuchar ni una sola cosa. Así que, decidí dejar que la vida los presionara un poco, para que entonces pudieran escucharme. Por eso les pagué sólo 10 centavos."
"¿Y cuál es la lección que aprendí al trabajar por sólo 10 centavos la hora?", pregunté. "¿Que usted es un tacaño y explota a sus trabajadores?"
Padre rico se echó hacia atrás en su silla, riéndose sentidamente. Finalmente, cuando su risa cesó, dijo: "Mejor sería que cambiaras tu punto de vista. Termina de culparme, pensando que soy el problema. Si piensas que yo soy el problema, entonces tienes que cambiarme. Si te das cuenta de que tú eres el problema, entonces puedes cambiarte a ti mismo, aprender algo y crecer más sabio. La mayoría de la gente pretende que todo el mundo cambie, excepto ellos mismos. Déjame decirte, es más fácil cambiarse a uno mismo que cambiar a los demás."
"No entiendo", dije.
No me culpes por tus problemas", dijo padre rico, poniéndose impaciente.
"Pero usted sólo me pagó 10 centavos."
"¿Y qué estás aprendiendo?" preguntó sonriente.
"Que usted es tacaño", dije con una tímida sonrisa.
"Ves, tú piensas que yo soy el problema", volvió a decir.
"Pero es que así es."
"Bien, si mantienes esa actitud, no aprenderás nada. Mantén la actitud de que yo soy el problema, ¿y qué elecciones te quedan?"
"Bueno, si usted no me paga más, o no muestra mayor consideración y me enseña, renunciaré."
"Buen punto", dijo papá rico. "Y eso es exactamente lo que haría la mayoría de la gente. Renunciar y salir a buscar otro trabajo, una mejor oportunidad, un salario más alto, pensando que un nuevo trabajo o mejor sueldo resolverá el problema. En la mayoría de los casos, no será así."
"¿Y que lo resolverá?" pregunté. "¿Tomar esos miserables 10 centavos y sencillamente sonreír?"
Papá rico se rió. "Eso es lo que las otras personas hacen. Aceptan un salario determinado aún sabiendo que ellos y su familia tendrán que luchar financieramente. Pero eso es todo lo que hacen, esperando algún aumento, en la creencia de que más dinero resolverá el problema. Algunos simplemente lo aceptan, y otros buscan un segundo empleo y trabajan más arduamente, pero siempre aceptando un salario pequeño."
Me senté mirando el piso fijamente, empezando a comprender la lección que él estaba exponiendo. Podía sentir que eso era probar el sabor de la vida. Finalmente levanté la vista y repetí mi pregunta, "¿Y qué resolverá el problema?"
"Esto" dijo, dándome golpecitos en la cabeza suavemente. "La materia que está entre tus orejas."
Fue en ese momento que padre rico compartió el punto de vista fundamental que lo separaba del resto de sus empleados y de mi papá y que, eventualmente, lo llevó a convertirse en uno de los hombres más ricos de Hawai, mientras que mi padre, altamente instruido pero pobre, luchó con sus finanzas durante toda su vida. Era un singular punto de vista que hizo una total diferencia de por vida.
Padre rico repetía una y otra vez este punto de vista, al que yo llamaré Lección Nro. 1.
"Las clases media y pobre trabajan por el dinero."
"Los ricos tienen dinero trabajando para ellos."
En esa radiante mañana de sábado, yo estaba aprendiendo un punto de vista completamente diferente del que me había sido enseñado por mi padre pobre. A los 9 años, crecí consciente de que ambos padres querían que aprendiera. Ambos me alentaban a que estudie… pero no las mismas cosas.
Mi padre instruido me recomendaba que hiciera lo que él hizo. "Hijo, quiero que estudies mucho, obtengas altas calificaciones, y así podrás encontrar un empleo seguro y firme, en una gran compañía. Y asegúrate de que tenga excelentes beneficios." Mi padre rico quería que yo aprendiera el funcionamiento del dinero, a fin de lograr que éste trabaje para mí. Yo aprendería estas lecciones guiado por él a través de la vida, y no en un salón de clases.
Padre rico continuó con mi primera lección, "me alegro que te hayas enojado por tener que trabajar por 10 centavos la hora. Si no te hubieras enojado, y lo hubieses aceptado con agrado, yo habría tenido que decirte que no podía enseñarte. Mira, el verdadero aprendizaje requiere energía, pasión, un deseo ardiente. El enojo es una parte importante de esa fórmula, porque el apasionamiento es una mezcla de enojo y amor combinados. Cuando se trata de dinero, la mayoría de las personas quieren jugar sobre seguro y sentirse a salvo. De manera que no es la pasión lo que los guía, sino el miedo."
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