LECCIÓN # 1: Los ricos no trabajan por el dinero
No le dije a mi padre que no me estaban pagando. El no hubiera entendido, y yo no quería tratar de explicar algo que ni yo mismo entendía aún.
Por tres semanas más, Mike y yo trabajamos durante tres horas cada sábado, por nada. El trabajo no me molestaba, y la rutina se volvía más sencilla. Eran los partidos de baseball y el no poder afrontar la compra de los comics lo que podía conmigo.
Padre rico apareció por allí al mediodía del tercer sábado. Lo escuchamos maniobrar su camión en el estacionamiento, chisporroteando cuando el motor se apagaba. Entró a la tienda y saludó a la Sra. Martín con un abrazo. Luego de chequear cómo iban las cosas en la tienda, fue al refrigerador de los helados, sacó dos paletas, las pagó, y nos señaló a Mike y a mí.
"Vayamos a dar un paseo, chicos."
Cruzamos la calle esquivando algunos automóviles, y caminamos a través de una gran extensión de pasto, donde unas personas adultas estaban jugando softball. Nos sentamos en una mesa de picnic apartada, y nos dio los helados.
"¿Cómo van las cosas, niños?"
"O.K.", dijo Mitre.
Yo asentí de acuerdo.
"¿Ya aprendieron algo?" preguntó padre rico.
Mike y yo nos miramos, encogiéndonos de hombros y sacudiendo nuestras cabezas al unísono.
Evitando una de las trampas más grandes de la vida
"Bien, es mejor que ustedes empiecen a pensar, chicos. Están viendo claramente una de las lecciones más grandes de la vida. Si aprenden la lección, disfrutarán de una vida de gran libertad y seguridad. Si no aprenden la lección, acabarán como la Sra. Martín y la mayoría de las personas que están jugando softball aquí en el parque. Ellos trabajan muy duro, por poca plata, colgados de la ilusión de la seguridad de un trabajo, esperando con agrado las tres semanas de vacaciones anuales, y una magra pensión luego de cuarenta y cinco años de trabajo. Si eso los entusiasma, les daré un aumento de 25 centavos por hora."
"Pero éstas son buenas personas y trabajan mucho. ¿Se divierte usted a costa de ellos?" demandé.
Una sonrisa se formó en la cara de papá rico.
"La Sra. Martín es como una madre para mí. Yo jamás sería tan cruel Debo sonar cruel porque estoy tratando de hacer lo mejor que puede para señalarles algo a ustedes dos. Quiero expandir sus puntos de vista para que puedan ver algo. Algo que la mayoría de las personas nunca tienen la ventaja de ver porque su visión es demasiado estrecha. La mayoría no ve la trampa en la que se han metidos."
Mike y yo nos sentamos sin estar seguros de su mensaje. Sonaba cruel, pero nosotros podíamos sentir que él deseaba desesperadamente que nosotros aprendiéramos algo.
Con una sonrisa, papá rico dijo, "¿No sonaban buenos los 25 centavos ¿No hacían que su corazón latiera más rápido?"
Sacudí mi cabeza con un "no", pero en realidad era así. Veinticinco centavos por hora hubieran sido un gran monto para mí.
"O.K., les pagaré un dólar por hora", dijo padre rico, con una mueca burlona.
Ahora mi corazón empezaba a correr. Mi cerebro chillaba, "tómalo, tómalo". Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Pero aún así, nc dije nada.
"O.K., u$s 2 por hora."
Mi pequeño cerebro de 9 años y mi corazón, casi explotaban. Después de todo, estábamos en 1956, y que me pagaran u$s 2 la hora me hubiera convertido en el niño más rico del mundo. No podía imaginarme ganando esa clase de dinero. Yo quería decir "sí". Quería aceptar el trato. Podía ver una nueva bicicleta, guantes de baseball nuevos, y la adoración de mis amigos cuando mostrara algo de efectivo. Además de eso, Jimmy y sus amigos ricos nunca podrían volver a llamarme pobre. Pero por alguna razón mi boca permaneció en silencio.
Quizás mi cerebro se recalentó y comenzó a derretirse. Pero en lo profundo de mi ser, yo realmente no quería esos u$s 2 por hora.
El helado se derretía y corría por mi mano. El envase estaba vacío, y en el piso las hormigas disfrutaban el pegajoso enchastre de vainilla y chocolate. Padre rico veía ante sí a dos muchachitos que le devolvían fijamente la mirada, con los ojos muy abiertos y el cerebro en blanco. El sabía que nos estaba probando, y que nuestra parte emocional quería aceptar el trato. El sabía que el alma de cada ser humano tiene un punto débil y lleno de necesidades, que puede ser comprado. Y él sabía que el alma de cada ser humano también tenía una parte llena de fortaleza y de resolución, que no podría ser comprada jamás. La cuestión era cuál de las dos partes era la más fuerte. El había puesto a prueba a miles de almas en su vida. El examinaba almas cada vez que entrevistaba a alguien para un trabajo.
"Bien, que sean u$s 5 por hora."
De repente, hubo un silencio dentro de mí. Algo había cambiado. La oferta era demasiado buena, y ya se había vuelto ridícula. No demasiados adultos en 1956 ganaban más de u$s 5 por hora. La tentación desapareció, y se instaló la calma. Lentamente, giré a mi izquierda y miré a Mike. El me devolvió la mirada. La parte de mi alma que era débil y necesitada, estaba silenciosa. La parte de mí que no tenía precio tomó el lugar. Una calma y una certeza acerca del dinero penetraron en mi cerebro y en mi alma. Yo sabía que Mike había llegado también a ese punto.
"Bien", dijo padre rico suavemente. "Casi todas las personas tienen un precio. Y ese precio está dado por esas emociones humanas llamadas miedo y ansiedad. Primero, el miedo a quedarse sin dinero nos motiva a trabajar duro, y entonces, una vez que obtenemos nuestro cheque, la ansiedad y el deseo nos llevan a pensar en todas las cosas maravillosas que el dinero puede comprar. Y así, el patrón queda configurado."
"¿Qué patrón?" pregunté.
"El patrón de levantarse, ir a trabajar, pagar cuentas, levantarse, ir a trabajar, pagar cuentas… Sus vidas estarán entonces guiadas para siempre por dos emociones, el miedo y la ansiedad. Si les ofrecen más dinero, ellos continuarán el ciclo, incrementando también sus gastos. Esto es lo que yo llamo la Carrera de Ratas."
"¿Existe otra manera?" preguntó Mitre.
"Sí", dijo padre rico lentamente. "Pero sólo unas pocas personas la encuentran."
"¿Y cuál es esa manera?" nuevamente Mitre preguntó.
"Eso, chicos, es lo que yo espero que ustedes descubran a medida que estudian y trabajan conmigo. Eso es por lo que les retiré toda forma de pago."
"¿Alguna indirecta?" dijo Mitre. "Estamos como cansados de trabajar duro, especialmente de trabajar por nada."
"Bueno, el primer paso es decir la verdad", dijo padre rico.
"Pero no hemos estado mintiendo", dije yo.
"No dije que estuvieran mintiendo. Dije que hay que decir la verdad", volvió a repetir.
"¿La verdad acerca de qué?" pregunté.
"Acerca de cómo se están sintiendo", dijo padre rico. "No tienen que decírselo a nadie más. Sólo a sí mismos."
"¿Usted quiere decir que las personas que están en este parque, los que trabajan para usted, la Sra. Martín, ninguno de ellos hace eso?" pregunté.
"Lo dudo", dijo padre rico. "En lugar de eso, ellos sienten miedo de no tener dinero. En vez de confrontar el miedo, reaccionan, en lugar de pensar. Reaccionan emocionalmente, en lugar de usar sus cabezas", agregó, dando golpecitos sobre nuestras cabezas. "Entonces, consiguen unos pocos pesos en sus manos, y otra vez sus emociones -la alegría, el deseo, las ansias- toman posesión, y ellos vuelven a reaccionar, en vez de pensar."
"¿De manera que sus emociones construyen sus pensamientos?" dijo Mike.
"Correcto", dijo padre rico. "En lugar de decir la verdad acerca de cómo se sienten, ellos reaccionan ante sus sentimientos, que les impiden pensar. Ellos sienten miedo, y van a trabajar, esperando que el dinero lo mitigue, pero no sucede así. Ese viejo miedo ronda a su alrededor, entonces van de nuevo al trabajo, esperando nuevamente que el dinero calme sus temores, pero una vez más, no sucede así. El miedo los tiene atrapados en esta trampa de trabajar, ganar dinero, trabajar, ganar dinero y esperar que el miedo se disipe. Pero cada mañana al levantarse, el miedo se levanta con ellos. Para millones de personas, ese viejo miedo es la causa de que no puedan conciliar el sueño, originándoles noche de agitación y temor. De manera tal que otra vez se levantan y van a trabajar, esperando que el cheque de su sueldo elimine ese miedo que corroe su alma. El dinero está manejando sus vidas, pero ellos se rehúsan a asumir la verdad. El dinero tiene el control de sus emociones, y en consecuencia, de sus almas."
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