Fernando Schwartz - Al sur de Cartago

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Schwartz - Al sur de Cartago» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Al sur de Cartago: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Al sur de Cartago»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un Famoso Fotógrafo Bélico Intenta Descubrir Las Claves De Una Gigantesca Conspiración A Escala Internacional.

Al sur de Cartago — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Al sur de Cartago», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

"Estos servicios en Centroaméria son, por supuesto, sólo una pequeña parte de toda la inteligencia americana, fundamentalmente orientada hacia Rusia y los países del este europeo.

"La CÍA y la Agencia de Seguridad Nacional son las instituciones que más se han ocupado últimamente del problema centroamericano.

"Misiones específicas. Gracias a su organización de espionaje, los Estados Unidos conocen finalmente con detalle las rutas terrestres, marítimas y aéreas utilizadas para abastecer de armas a las guerrillas centroamericanas. Hasta parece ser que los Estados Unidos poseen información exacta sobre el tráfico de armamento soviético entre Cuba y Nicaragua. La mayor parte de estas armas es norteamericana, fueron capturadas en Vietnam y enviadas desde la URSS a Cuba; de allí son exportadas al puerto nicaragüense de Bluefields, en el Caribe. Las armas con destino a El Salvador (en su mayoría, munición y armas cortas) son transportadas a través de Honduras, ocultas en camiones y en pequeños aeroplanos que utilizan improvisados campos de aterrizaje.

"Una de las rutas más utilizadas era la del golfo de Fonseca, entre Nicaragua y El Salvador, pero la marina salvadoreña que patrulla la zona ha conseguido dificultar de tal modo el tráfico que éste ha sido abandonado.

"Últimamente se ha detectado el embrión de algún movimiento guerrillero en Costa Rica, nacido al amparo de las organizaciones antisandinistas de Edén Pastora. Su abastecimiento es poco claro, pero parece ser que hay pruebas de que armamento americano vendido a los ejércitos de Honduras y El Salvador ha sido revendido por oficiales de estos países a las guerrillas salvadoreñas y costarricenses.

"Objeciones en el Congreso. Los servicios de inteligencia americanos han topado últimamente con la reticencia de ciertas comisiones del Congreso, que piensan que sus actividades de espionaje suponen una involucración creciente del Gobierno en los problemas de la región. Hay senadores y congresistas que opinan que la mejor política estadounidense en la zona sería la de abstenerse y dejar que aquellos pequeños países resuelvan sus diferencias por sí mismos. Otros, más realistas, temen que miembros norteamericanos de las agencias de inteligencia pudieran ser objeto de ataque, lo que podría provocar una intervención militar más directa.

"«Éste no es el único problema -ha declarado el senador Perkins (Dem. California) -. Aquí nos enfrentamos con dos conceptos radicalmente distintos de lo que es la protección de la libertad y la democracia en el mundo. La presencia creciente de los Estados Unidos en Centroamérica está creando problemas agudos, en vez de resolverlos. Cada pueblo tiene derecho a resolver sus propios problemas y tiene derecho a que se le deje en paz. No -añade el senador -, puedo asegurarles que el presidente Fulton va a tener considerables problemas de apropiación de fondos con que alimentar esta guerra sucia. El Congreso no va a darle carta blanca. Este año va a ser de guerra abierta entre el legislativo y el ejecutivo. Se lo aseguro."

Vaya con el senador Perkins. Está empezando a aparecer en mi vida de forma insistente, me dije.

Levanté la vista y, señalando con el pulgar el periódico y los cafés que nos habíamos tomado el taxista y yo, pregunté lo que debía. Dejé el dinero sobre la barra y, mirando al taxista, dije:

– Vamos, amigo.

Al llegar a casa, me bajé del taxi, le pagué, le di una generosa propina y, mientras el coche se perdía en la distancia echando humo blanco por el tubo de escape, me quedé un momento en la acera, apoyado en el bastón, dejando que el aire de la noche me refrescara la frente y las sienes. Hacía mucho frío y, allá arriba, el firmamento lucía sin una nube, distante y gélido; a las estrellas del hemisferio norte les falta el carácter nítido y cálido que el trópico confiere al cielo. Y, sin embargo, gélido o no, como navegante solitario, prefiero el hemisferio norte.

Me volví hacia la casa. El camino que va desde la acera hasta la puerta de entrada contrastaba con la blancura inmaculada de la nieve que, a uno y otro lado, tapaba dos anchos rectángulos que, en primavera, se cubren de hierba y petunias.

La casa estaba totalmente a oscuras, lo que, considerando que era pasada la una de la madrugada, no resultaba particularmente alarmante.

En lo que a mí respecta, no existe un sexto sentido que avisa del peligro; a los héroes de las novelas de intriga y espionaje, ese sexto sentido, que suele operar sólo de noche, les pone en guardia contra amenazas anónimas y ataques de enemigos. Tonterías. Lo que nunca deja de alarmar es la noche silenciosa cuando actúa sobre un ánimo desasosegado.

No recuerdo si mi espíritu estaba inquieto. Me dolía demasiado la cabeza para andarme preocupando por mi estado de ánimo.

Cuando llegué a la puerta, la encontré abierta. Repentinamente, el corazón empezó a latirme muy deprisa y se me cubrió la frente de sudor. Me aparté un poco hacia un lado y me quedé absolutamente inmóvil, escuchando. No se oía nada; ni un solo ruido. Levanté el bastón y, con la contera, empujé la puerta. Se entornó silenciosamente. Me asomé muy despacio para escudriñar el vestíbulo; todo estaba tranquilo y perfectamente en orden. Todo, menos yo. Punto muerto. El célebre C. Rodríguez, pasando un frío mortal fuera de su casa y sin atreverse a entrar. Confieso que tenía miedo y que, por mucho que me tentara una ducha caliente, la idea de cruzar el vestíbulo y ponerme a subir las escaleras me producía escalofríos. ¿Había allí dentro un enemigo animado por las más aviesas intenciones? ¿Dónde diablos estaría Dennis? ¿Le habría pasado algo?

Dejé que la puerta girara silenciosamente sobre sus goznes y volviera a entornarse y, justo antes de que llegara al límite que me hubiera impedido pasar al interior, me deslicé por la abertura. Una vez dentro de la casa, me volví a quedar quieto, esperando que mi vista se acostumbrara a la oscuridad. Cualquier persona sensata se habría alejado de la casa y hubiera llamado a la Policía. Pero es que yo soy un insensato total.

En el salón, en uno de los cajones de mi mesa de trabajo, hay una pistola, una Smith & Wesson del calibre 38. De vez en cuando me la llevo a alguna misión, pero generalmente duerme el sueño de los justos en aquella gaveta. Hubiera dado lo que fuera por llevarla en el bolsillo.

En la distancia, sonó un leve chasquido. Deduje que mi anónimo visitante estaba en el sótano, probablemente en mi cuarto oscuro, y decidí llegar hasta el salón y coger mi pistola. Con ella en la mano, me sentiría considerablemente más tranquilo e incluso podría pensar en bajar las escaleras que llevan al sótano. Intenté razonar: el ladrón había entrado en mi casa, probablemente buscando algo que tuviera que ver con mi trabajo; con los cuadros no podía ser porque, o habría estado en el salón o ya se habría marchado con su botín bajo el brazo. Segundo, debía estar convencido de que yo dormía pacíficamente en el piso superior porque, de lo contrario, habría tomado unas precauciones que, en este caso, evidentemente, consideraba innecesarias. Craso error.

En el último instante, noté que la puerta se abría a mis espaldas, más por la corriente de aire que por el ruido. Empecé a volverme, levantando un brazo. Y la cabeza me estalló en mil fogonazos. Luego, me pareció que me hundía en un pozo negro, girando interminablemente en espiral.

Alguien pegaba repetidamente con un martillo en un yunque y el ruido metálico me retumbaba en la cabeza. Lo primero que pensé fue en gritar que pararan de martillear. Abrí los ojos; bueno, intenté abrir los ojos y conseguí entornar el derecho; en el izquierdo noté que tenía una dureza que me impedía mover el párpado y tiraba de mis pestañas. Y el martillo seguía. Al cabo de un buen rato, me di cuenta de que no se trataba de un yunque, sino del teléfono, que sonaba insistentemente. Intenté incorporarme, apoyando las manos en el suelo, y el mundo, el universo, la habitación, los muebles, empezaron a dar vueltas. Decidí que era mucho mejor quedarse tumbado y dejar que pasaran uno o dos años, por ver si para entonces había mejorado mi sentido del equilibrio. Creo que murmuré "voy, voy" en dirección al teléfono y empecé a preguntarme por qué no contestaba Dennis.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Al sur de Cartago»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Al sur de Cartago» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Al sur de Cartago»

Обсуждение, отзывы о книге «Al sur de Cartago» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x