Mercedes Salisachs - Adagio Confidencial

Здесь есть возможность читать онлайн «Mercedes Salisachs - Adagio Confidencial» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Adagio Confidencial: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Adagio Confidencial»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

FINALISTA DEL PREMIO PLANETA 1973
La gangrena es más fruto del oficio que de la brillantez, este Adagio confidencial habla del reencuentro, veinte años después, entre Marina y Germán. Abundante diálogo, ambiente burgués, ciertos golpes de efecto que la acercan al folletín y también fácil y amena lectura son las señas de identidad que siguen fieles muchos lectores.

Adagio Confidencial — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Adagio Confidencial», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Yo, en cambio, necesitaba verte otra vez. No era fácil. Había que sortear muchos obstáculos. Además, ignoraba dónde te hospedabas. Huelga decir que aquella noche no pude pegar los ojos.

Tampoco Marina había dormido. Era un insomnio feliz. Un insomnio que anulaba los desprecios de Rogelio, que volvía la vida alegre.

– Me costó mucho encontrarte -prosigue Germán-. Recuerdo que llamé a todos los hoteles de Montecarlo. Nadie sabía darme razón. Después telefoneé al Negresco de Niza. Pregunté por Rogelio. Me dijeron que estaba navegando y que llegaría al día siguiente. Al fin di contigo.

El teléfono había sonado a las nueve de la mañana.

Y ella -recuerda ahora- había temido que la llamaran de España para darle una noti-cia adversa de sus hijos. No pensaba aún que pudiera ser Germán.

Pero la voz era inconfundible. Y la pregunta, directa: «¿Eres tú, Marina?» En efecto: era Marina. Marina con su nombre reafirmado, agrandado, rehabilitado. Marina sin la rémora de los desprecios, ni el horror al vacío, ni el mote de «schubertina» disminuyéndola. Era Marina: la del bañador manchado por el martini de Pascual Ordóñez, la del Adagio lamentoso, la de los paseos a caballo y la de la chimenea encendida… Aquella chimenea que obligaba a decir: «Sería hermoso envejecer juntos…»

Y luego fue Germán. Germán el de los silencios elocuentes, el de los recuerdos eternos, el del tren detenido en el apeadero… El Germán que repetía: «Por muchos años que pasen…»

Y los obstáculos se disipaban. Se diluían en cada afirmación y en cada pregunta. Había un hilo telefónico entre ellos. Un hilo poderoso que lo solucionaba todo y lo alisaba todo. Y había una esperanza gravitando entre ambos. Una de esas esperanzas indómitas que nada ni nadie puede someter ni anular. Y había una ausencia total de sentido de culpabilidad, porque cuando la vida se disfraza de felicidad, la culpabilidad se esfuma, se pierde en los recovecos de la conciencia.

– Tuve que echar mano de una mentira -explica él-; de algún modo debía justificar mi ausencia… Dije que me había encontrado con un cliente, que me había invitado a cenar y que no podía rehuir la invitación. -Y sus gafas recogen el recuerdo; casi lo reproducen.

– También yo me vi obligada a sortear a Tina -confiesa ella-. Por primera vez en mi vida dejé de sincerarme con ella. Intuía el peligro que suponía hablarle claro…

Se había citado en el restaurante, para evitar que los vieran en el hotel. Era un restaurante situado en lo alto de la colina (como el de ahora) y tenía un jardín colgante desde el cual se podía contemplar la ciudad iluminada, el mar salpicado de estrellas y el puerto inundado de luces.

Cuando Marina llegó Germán ya estaba allí, sentado a una mesa junto al precipicio. Y olía a naranjos, a parrilla encendida, a tabaco rubio…

– Fue una cena sin apetito -recuerda él-. ¡Teníamos tanto que hablar!

– Aquella noche te referí lo que me había propuesto Rogelio.

– Y yo pensé en seguida: «Tina ha influido», pero no te lo dije.

– ¿Por qué, Germán? ¿Por qué callaste también aquella noche?

– Ya te lo he dicho: no quería convertirte en una mujer despechada. Tenía la presunción de que vinieras a mí espontáneamente.

Germán trocea el pollo que le han servido; se acerca el primer bocado. Sabe a piel tos-tada, a pimienta y a grasa fundida.

También Marina está comiendo. Piensa: -Debo masticar con brío. Simular apetito…» Pero sabe que le va a costar mucho comer el pollo. En esos momentos tiene la impresión de que su estómago se ha cerrado. Mira la mesa de enfrente: ve a una señora gorda comiendo lo mismo, y envidia la voracidad que demuestra.

Observa las manos de Germán cortando y pinchando y comprende, no sin alivio, que tampoco él está comiendo con ganas.

– Hasta aquella noche nunca imaginé que podía convertirme en una mujer de doble vida -dice ella-. Pero cuando me asomé al acantilado, pensé: «Si Rogelio ha sido capaz de empujarme al vacío, ¿por qué no puede recogerme Germán?» No comprendía aún que tu mano hubiese precipitado mi derrumbamiento. Hay momentos en que la mente se ofusca, en que las cosas más abyectas pueden resultar atractivas.

Germán no replica. Sigue comiendo sin prisa, desmenuzando y separando lo que le es-torba. Y Marina vuelve a pensar que, decididamente, ninguno de los dos está saboreando el pollo como lo saborea la señora gorda.

– ¿Cuándo lo comprendiste? -pregunta él. Marina sonríe, sorbe un trago de vino. Dice:

– Aquella noche no. Ni tampoco al día siguiente. Tardé mucho tiempo en compren-derlo… -¿Cuándo? -insiste él. -Es una historia larga. -Tenemos cinco horas por delante. Cinco horas: no dan mucho de sí», calcula Marina. Recuerda que, al entrar en su casa, queda-ban siete. En aquellos momentos había pensado: «Es mucho tiempo de Germán Alcántara…». Sin embargo, ahora tiene la impresión de que el tiempo se achica demasiado de prisa y que luego, cuando Germán se haya ido, las horas volverán a ser lentas.

– Intentaré abreviarla -dice ella. Y continúa desmenuzando el pollo, como si le interesara, como si de verdad le apeteciese.

– No hay peor tentación que la que se oculta, la que nos obliga a imaginar que es un premio… algo capaz de vindicarnos -dice mirando el plato-. Eso eras tú para mí, en aque-llos momentos: una vindicación. Tenía la sensación de que, al fin, había llegado mi hora…

– ¿Y no era así?

Marina niega con la cabeza. Dice luego: -Estabas dentro de las normas de lo que el mundo juzga «inevitable». Todo se prestaba para considerarlo así: nuestra posición social, nuestro tedio cotidiano, nuestro vacío, nuestro limbo particular… Sobre todo: nuestra frialdad religiosa. Creíamos en Dios del mismo modo que creíamos en el Polo Norte. Todo el mundo sabe que existe, pero nadie lo visita nunca. Nadie se toma la molestia de comprobar que, efectivamente, está ahí, que exige, que espera, que incluso suplica…

– Tú decías ser religiosa…

– Y lo creía. De verdad, creía serlo. Pero era una religión como la de la mayoría de la gente: acomodaticia, convencional y, sobre todo, ridícula.

Germán pregunta con los ojos. Marina responde sin esperar que hable:

– De haber sido consecuente, jamás hubiera salido contigo aquella noche.

– Entre nosotros no hubo nada verdaderamente vergonzoso.

– No importa. Los proyectos no fueron limpios.

– De modo que te arrepentiste.

– Eso es lo malo: no me arrepentí. Durante mucho tiempo conservé el recuerdo de aquella noche como una de las páginas más bellas de mi vida.

Era evidente que la mayoría de los adulterios debían de empezar por cosas así: provi-sionalmente atractivas, cosas que parecían lúcidas y transparentes cuando en realidad eran turbias e insensatas. Algo parecido a un barco a la deriva qué se cree navegar hacia un destino seguro. O algo similar a un rayo ultravioleta que, enloquecido de vanidad, llega a con-siderarse un verdadero rayo de sol.

– También para mí fue una noche inolvidable -dice Germán.

– Todo parecía aliarse á nosotros, ¿recuerdas? Hasta el piano que sonaba en aquella taberna…

Había un sinfín de detalles amparando aquella ilusión: el recuerdo, la nostalgia, la intriga, la aplastante belleza del paisaje, la sensación de ser libres…

– Dios quedaba anulado -sigue explicando ella-. Lo que nos rodeaba podía más que Dios en aquellos momentos: el mar, la tibieza de la noche, el perfume de aquel jardín, el faro-lito de nuestra mesa, las miradas comprensivas del camarero… ¿No te parece ridículo que todas esas cosas fueran capaces de anular a Dios?

Germán deja de comer. Probablemente se olvida de que tiene un plato delante. Tampo-co Marina está comiendo. Juega con el tenedor, lo hinca ahora en la ensalada, pero no lo alza.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Adagio Confidencial»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Adagio Confidencial» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Mercedes Lackey - Crown of Vengeance
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Sacred Ground
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - To Light A Candle
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Reserved for the Cat
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Moontide
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Owlsight
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Exile's Valor
Mercedes Lackey
Mercedes Salisachs - Goodbye, España
Mercedes Salisachs
Mercedes Salisachs - La gangrena
Mercedes Salisachs
Mercedes Salisachs - El cuadro
Mercedes Salisachs
Отзывы о книге «Adagio Confidencial»

Обсуждение, отзывы о книге «Adagio Confidencial» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x