Valérie Tasso - Antimanual de sexo

Здесь есть возможность читать онлайн «Valérie Tasso - Antimanual de sexo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Antimanual de sexo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Antimanual de sexo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El sexo que conocemos es un "discurso normativo sobre el sexo". Este discurso, este manual para “todos los públicos”, está escrito siempre desde la moral (científica, religiosa, ecologista, económica o la que sea), nunca desde la voz del propio sexo. El objetivo de esta inmensa arquitectura de palabras es dar justificación a un modelo de sexualidad, nunca a la sexualidad en sí.
Partiendo de esta premisa Valérie Tasso busca los puntos de anclaje de ese vastísimo y homogeneizador discurso interesado que llamamos sexualidad humana y lo encuentra en el “tópico”. Las expresiones y valoraciones que sólo por fuerza de repetir y no por su veracidad, nos acabamos creyendo todos. De manera inteligente, amena, asequible y tremendamente descarada, Valérie Tasso va desarmando uno a uno una selección de esos “lugares comunes” no con intención de generar otro discurso sino con intención de cuestionar el existente.
Desde la exposición vital de su propia sexualidad, Valérie confecciona este “Antimanual de Sexo” destinado no a disfrutar de trucos y recetas para mejorar nuestras aptitudes y rendimientos en esta sexualidad que nos hacen vivir sino para cuestionar el propio manual de uso.
Quien cree, entre otras muchas cosas, que los preliminares anticipan el coito, que la prostituta vende su cuerpo, que el sexo está para pasárselo bien, que la relación sexual concluye en el orgasmo, que con la edad se pierden las ganas, que los afrodisíacos existen, que sabemos de sexo más que antes, que el sexo entraña muchos peligros, que existe algo no natural en el sexo, que la eyaculación precoz es cosa de hombres o que la religión y el sexo nunca se han llevado bien, o quien quiera saber porqué Valérie admira la glicinia debería acercarse a las páginas de esta sofisticada revolución que es Valérie Tasso.
“No son temibles las normas, sólo aquellos que se las creen…” En definitiva un libro de Valérie Tasso

Antimanual de sexo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Antimanual de sexo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Perder el habla no es perder el lenguaje; el afónico, el mudo o el que quiere quedarse callado siguen siendo lenguaje, porque el lenguaje es su condición de humano. Y la humanidad no atiende a negociaciones, a voluntades o a mutilaciones. Hablar es algo natural pero no necesario. El voto de silencio y el voto de castidad no eliminan ni el lenguaje ni el sexo, no eliminan nuestra humanidad, sólo la mortifican.

Sofía me propuso que me acostara con su marido.

Se cuenta que el esteta John Ruskin abandonó las prácticas sexuales cuando descubrió que su esposa tenía vello en el pubis. De Schopenhauer, sabemos que su misoginia le hizo permanecer célibe toda su existencia; de Bataille, que pese a sus magistrales y sicalípticos relatos, sentía terror cuando debía hablar de sexo o cuando veía una obra de Magritte que representaba una cara en la que los ojos y la boca habían sido sustituidos por unos pechos y un pubis. Georges Sand dejó escrito que Chopin sólo tocaba el piano.

De Ruskin, Schopenhauer, Bataille o Chopin, se puede decir que tenían particularidades con la puesta en práctica de lo que su sexo les escribía. Pero ninguno de ellos murió de eso. Y a ninguno de ellos les dejó de hablar su sexo.

Hace poco volví a encontrarme con Sofía y me interesé por su ánimo. Nos sentamos en la terraza de un bar frente a dos cafés, y en su tono siempre vehemente y jovial, me habló. Llevaba veinte años de matrimonio y amaba profundamente a su esposo, pero las estrategias para evitar el «roce» se le estaban acabando. Me contó que, de joven, tuvo la regla durante seis meses, prácticamente de manera ininterrumpida, y que estaba convencida de que fue ella la que se la provocó para poder justificar el no tener encuentros sexuales con su novio de entonces. Me contó que su ginecólogo le había dicho que nunca había visto un caso de falta de deseo semejante al suyo. Me contó las dolencias que fingía frente a su parienaire, alguna de ellas tan pintoresca como que sufría un «síndrome agudo de espasmo perineal». Y me contó que, ocasionalmente, cuando todo lo demás fallaba, transigía.

Deduje de sus extensas explicaciones que, por encima de todo, lo que más le inquietaba era su presunta «anormalidad». Le expliqué que ella tenía más sexo que nadie. Que, en mi opinión, el sexo ocupaba más espacio en su cabeza que ninguna otra actividad. Que lo único que le sucedía era que no le gustaba «follar», posiblemente porque había perdido o no tenía el hábito, la «cultura», de la interacción sexual.

Ella me miró con curiosidad y, dando un brinco, me dejó con la taza de café en las manos. Se despidió rápidamente alegando no sé qué. Posiblemente le inquietó pensar que pensaba.

El sexo es un impulso biológico

ESCENA VII

El patio de palacio repleto de gente.

(PADRE UBÚ coronado, MADRE UBÚ, CAPITÁN BORDURA, LACAYOS cargados de carne)

LA PLEBE. ¡He aquí el rey! ¡Viva el rey! ¡Hurra!

PADRE UBÚ (Arrojando oro.) Tomad, para vosotros. No me divierte demasiado daros dinero, pero ya sabéis, es Madre Ubú quien lo ha querido. Prometedme, al menos, que pagaréis los impuestos.

TODOS. ¡Sí, Sí!

CAPITÁN BORDURA. Mire, Madre Ubú, cómo se disputan el oro. ¡Qué batalla!

MADRE UBÚ. Verdaderamente horrible. ¡Argg! Allí hay uno con el cráneo abierto.

PADRE UBÚ. ¡Qué bonito espectáculo! Traed más arcas de oro.

(…)

Del Acto II de Ubú Rey

ALFRED JARRY

(Ubú acaba de derrocar como rey a Venceslao)

Tan decepcionante es derrocar a un rey como esperar algo del nuevo, y tan ajeno suele resultar para el pueblo, como indiferente para el concepto del poder. Al menos, mientras nos sigan haciendo falta reyes.

Determinar quién debe mandar no es siempre asunto sencillo. Pero entre las características múltiples que pueda tener un poder, hay una que suele ser común a todos los recién Llegados que alcanzan el trono: estar, o hacer creer que están, en posesión de la Verdad.

La verdad se convierte así en «aquello que justifica la toma de poder y el ejercicio legítimo del mismo». Un «discurso de la verdad» suplanta a otro y vive el tiempo que tarda en aparecer un tercero, mientras que en proclamarse tarda lo que tarda en convencer de que la suya es la «verdad más verdadera». Lo irrefutable deja de serlo cuando otro poder se proclama (en su justificación) como irrefutable.

Un rey dura lo que dura su verdad. El tiempo en que nos tiene convencidos de que no hay más verdad que la suya.

En las alcobas de palacio, se está discutiendo sobre quién es el rey legítimo que gestiona el «discurso normativo del sexo». Se discute sobre quién debe, desde la verdad, ejercer el uso de la palabra en nombre del sexo. Mientras, el sexo calla y el modelo que lo representa permanece inmutable, respaldado por las distintas verdades (los distintos emperadores) que lo justifican y lo consolidan. Porque no se cambia el collar, sólo se discute sobre quién es el amo que debe, esta noche, pasear a la fiera. Y nosotros vemos pasear al perro, mientras nos hacen creer que es un perro el que pasea y que la fiera es sólo un pastor alemán adiestrado.

Hasta ahora, la voz del rey nos decía que el ejercicio del sexo dependía de nuestro raciocinio, el que, hábilmente guiado por el recto código moral que la corte emitía en forma de cultura, mantenía el control sobre lo que nosotros decidíamos hacer con nuestra puesta en práctica de la sexualidad. Sólo existía algo único que mandaba sobre nuestras pasiones y nos permitía obrar bien o mal: nuestra propia voluntad. Ésa era la verdad.

Un día, apareció un nuevo pretendiente. Sostenía, en su verdad, que nosotros éramos entidades bioquímicas, determinadas y reguladas por un funcionamiento endocrino en el que nuestra conciencia, nuestra voluntad, muy poco podía hacer. El monarca pretendiente llegó, en su argumentación de toma de poder, cargado de hormonas, de ciertos niveles de producción en sangre, de glándulas y de estadísticas. Y expuso la nueva verdad de las cosas.

La infidelidad no era ya una cuestión de inmoralidad, sino de una conducta inmoral determinada por la oxitocina, el deseo ya no era una cuestión de un mayor o menor uso libertino de nuestra libido, sino de niveles de testosterona que nos convertían o no en libertinos. Inmorales y libertinos en ambos casos, por cualquier motivo.

Y los pecadores pasaron a ser pacientes. Y lo que antes se remediaba con penitencias ahora se remedia con parches. Porque no podía ser de otra manera, lo que la moral exige que se remedie tiene remedio. Cuando la voluntad no controla la endocrinología que nos conforma, la única voluntad que nos queda es la de «remediarnos». La ridícula pugna entre algunos «culturistas» (humanistas, religiosos, moralistas…) que proclaman que lo que determina el uso de nuestra sexualidad son factores estrictamente culturales y algunos «biologistas» (científicos, médicos, biólogos…) que sostienen que sólo somos lo que nos conforma bioquímicamente y en función de eso actuamos, estaba servida. Parece que hace falta un rey que, en el sexo, defienda con verdades el discurso normativo de siempre.

Nunca me ha gustado el atún poco hecho.

Pedí que lo pasasen un poco más, o que, al menos, lo pescasen antes de servírmelo.

– Prefiero que no nade en mi estómago…

Observé mi copa medio vacía y busqué desesperadamente en la cubitera la botella de tinto. Si la noche seguía así, sólo acabaría encontrando consuelo en el vino. De los cuatro comensales que me acompañaban, tres eran estúpidas y el cuarto, el marido de una de ellas. Borracho. No podía ser de otra manera.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Antimanual de sexo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Antimanual de sexo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Antimanual de sexo»

Обсуждение, отзывы о книге «Antimanual de sexo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x