Sofi Oksanen - Purga

Здесь есть возможность читать онлайн «Sofi Oksanen - Purga» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Purga: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Purga»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En una despoblada zona rural de Estonia, en 1992, recuperada la independencia de la pequeña república báltica, Aliide Truu, una anciana que malvive sola junto al bosque, encuentra en su jardín a una joven desconocida, exhausta y desorientada. Se trata de Zara, una veinteañera rusa, víctima del tráfico de mujeres, que ha logrado escapar de sus captores y ha acudido a la casa de Aliide en busca de una ayuda que necesita desesperadamente. A medida que Aliide supera la desconfianza inicial, y se establece un frágil vínculo entre las dos mujeres, emerge un complejo drama de viejas rivalidades y deslealtades que han arruinado la vida de una familia.
Narrada en capítulos cortos que alternan presente y pasado a un ritmo subyugante, la revelación gradual de la historia de ambos personajes mantiene en vilo al lector hasta la última página. Con meticuloso realismo, Oksanen traza los efectos devastadores del miedo y la humillación, pero también la inagotable capacidad humana para la supervivencia. Una novela de múltiples lecturas y matices, que por su originalidad y su maestría nos asombra y sobrecoge.

Purga — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Purga», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El coche avanzó ruidosamente por una carretera secundaria y cuando al fin dejaron atrás una columna de madera, que indicaba la frontera, entraron en Estonia. La mano de Lavrenti descansaba sobre el muslo de Zara y de repente ella sintió un intenso deseo de acurrucarse en su regazo y dormir. Debía tanto dinero que ya no podía contarlo. Algún día.

La noche anterior Lavrenti le había prometido que, en cuanto Paša inaugurara sus casinos, Zara iría a trabajar a uno de ellos y ganaría muchísimo más dinero. Podría pagarlo todo.

Algún día.

1992, Tallin

¿ Por qu é Zara no se hab í a matado antes?

En realidad fue sin querer.

En Tallin había protagonizado varios vídeos buenos. O por lo menos tan logrados que Lavrenti siempre ponía uno cuando Paša no estaba. Lavrenti aseguraba que Zara tenía los ojos de Verotska, del mismo azul. Paša sospechaba que estaba colado por ella, y se burlaba. Lavrenti se sonrojaba. Paša se desternillaba de risa.

Algunos vídeos eran tan buenos que Paša incluso se los llevó a su jefe, el cual se entusiasmó con Zara y quiso conocerla.

El jefe tenía dos enormes anillos de sello y usaba colonia Kouros. Seguramente no se había lavado el miembro en varios días, pues tenía grumos blancuzcos en el vello.

Los zapatos de Zara lucían unos adornos dorados en forma de rosca en el tacón y un lazo igualmente dorado en el talón. Su punta estrecha y afilada le apretaba los dedos. En sus medias brillaban unas mariposas plateadas a la altura del tobillo.

El jefe puso el vídeo y quiso que ella le hiciese lo mismo que en la pantalla.

– Supongo que sabes que eres una furcia, ¿verdad?

– Lo sé.

– Dilo.

– Soy una furcia y no voy a cambiar. Siempre he sido furcia y siempre lo seré.

– ¿Y dónde está la casa de la furcia?

– En Vladivostok.

– ¿Cómo?

– En Vladivostok.

– Te equivocas. La casa de la furcia esta aquí. La casa de la furcia esta aquí, donde está su amo y los huevos de su amo. La furcia no tiene ni va a tener otra casa. Nunca. Dilo.

– Como soy una furcia, mi casa está aquí, donde están los huevos de mi amo.

– Muy bien. Ahora te ha salido casi perfecto. Repite mis últimas palabras.

– La furcia nunca va a tener otra casa.

– ¿Y por qué esta furcia aún lleva la ropa puesta?

Zara oyó una especie de chasquido. Podía venir de fuera. O de dentro. El jefe no se enteraba de nada. Fue un ruido leve, como cuando se aplasta un ratón o se parte la espina reseca de un pescado. Como cuando masticas los cartílagos de la oreja de cerdo. Empezó a desnudarse. Las piernas, con muslos depilados y piel de gallina, le temblaban. Las bragas alemanas cayeron al suelo, sus puntillas elásticas de buena calidad se arrugaron como un globo sin aire.

Fue fácil. Ni siquiera le dio tiempo de pensarlo. No tuvo tiempo de pensar nada. En un instante, el cinturón ya estaba alrededor del cuello del jefe y ella tiraba con todas sus fuerzas.

Fue el polvo más fácil de su vida.

Como no estaba segura de si el hombre había muerto, cogió una almohada y la presionó contra su cara durante diez minutos. Supo el tiempo por un reloj dorado que emitía un tictac grave y familiar, pues habían tenido uno igual en Vladivostok; probablemente los fabricaban en Leningrado. El hombre no se movió. Bien hecho para ser una principiante, muy bien, a lo mejor hasta poseía un talento natural. La idea la hizo sonreír. En aquellos diez minutos sí le dio tiempo a pensar en todo. Había tardado mucho en aprender a leer y nunca había aguantado el ritmo en la clase de gimnasia de las mañanas, no tenía el porte erguido que la profesora exigía, y su saludo de pionera no era tan enérgico como el de los otros. Siempre llevaba el uniforme del colegio desaliñado, aunque se esmerara en arreglarlo. Nunca había sabido hacer nada a la primera, menos esa vez. Miraba el reflejo de su propio cuerpo en la ventana oscura, su propia figura encima de aquel gordo, mientras le presionaba la cara con la almohada ya aplastada por el uso. Había tenido que observar su propio cuerpo tanto que ya le resultaba extraño. Quizá a un cuerpo extraño se lo podía hacer funcionar mejor que al propio en situaciones como aquélla. Quizá por eso le había resultado tan fácil. O a lo mejor simplemente era que se había convertido en uno de ellos, en la clase de persona que había sido aquel hombre.

Fue al cuarto de baño y se lavó las manos. Rápidamente, se puso el sujetador, las bragas, las medias y el vestido. Se aseguró de llevar la foto escondida y de que los tranquilizantes seguían en su sitio. Luego pegó la oreja a la puerta. Los hombres del jefe jugaban a las cartas, el vídeo seguía puesto, no había indicios de que se hubiesen percatado de nada extraño. Tarde o temprano lo verían y oirían todo, ya que el jefe tenía la casa llena de micrófonos y cámaras. Pero no estaba permitida la vigilancia cuando se hallaba en compañía de mujeres.

Bebió champán en una copa de cristal de bohemia, decorado con unas flores que parecían de aciano. Bien mirado, siempre había tenido al alcance de la mano toda clase de copas y vasos, bien podría haber robado uno y cortarse el cuello. O sea, podría haberse marchado mucho antes si de verdad lo hubiese deseado. Entonces, ¿significaba eso que había querido quedarse para inhalar popper y trabajar de puta? ¿Acaso Paša sólo la había guiado a la profesión que mejor le iba? ¿Sólo se había imaginado que quería escapar, que todo era horrible? ¿Le gustaba de verdad aquello, era su corazón un corazón de puta y su carácter un carácter de puta? Tal vez estaba cometiendo un error huyendo de su destino de puta, pero ya era tarde para pensarlo.

Cogió unas cuantas cajetillas de tabaco y cerillas; registró los bolsillos del jefe, pero no había dinero y tampoco tenía tiempo para un registro más minucioso.

La vivienda estaba en el último piso y se podía acceder al tejado a través de una precaria escalerilla de incendios, y desde allí al otro tramo de escalera. De ese modo evitaría a aquellos hombres de aspecto militar que montaban guardia ante la puerta. Descendió por la oscura escalera que apestaba a orina hasta llegar abajo. Se tropezó con un escalón roto y se dio de bruces en un rellano, contra una puerta acolchada con skay, cuyo relleno amortiguó el golpe. Del interior venían unas risas de niños que repetían: babushka, babushka. Abajo se tropezó con un gato y con unos buzones medio abiertos. La puerta de entrada chirrió. Delante había un coche negro y bien encerado que relucía incluso en la oscuridad, dentro del cual fumaba un hombre; a través del cristal se podía ver el brillo tenue de su cazadora de piel. Una canción rusa sonaba machacona. Cuando pasó ante el coche no lo miró, como si eso impidiese que el hombre la viese. Y a lo mejor así fue, porque éste siguió moviendo la cabeza sin interrupción al son de la música.

Después de doblar la esquina se detuvo un instante. Se sentía ligera, en un estado tolerable a pesar de llevar el vestido rajado y las medias llenas de carreras. Iba descalza. La gente se fijaría en una mujer descalza por la calle. No debía llamar la atención. Sin embargo, tenía que seguir adelante, no podía demorarse ni un segundo. Algunas farolas rotas proyectaban una luz intermitente y amarillenta; algunos transeúntes regresaban a sus casas. La oscuridad ensombrecía sus rostros. La zona le era completamente desconocida, tal vez había estado allí algún día con un cliente, tal vez no, el hormigón parecía igual en todas partes. Llegó a una calle más ancha, atravesada por un puente elevado. Un sucio autobús amarillo pasó traqueteando y dando bandazos, pero sus faros alumbraban tan poco que nadie la vería y, aunque la viesen, probablemente no interesaría a nadie antes de que Paša empezase a hacer preguntas y el miedo y el dinero lograsen que la gente recordarse cosas de las que en realidad uno jamás recordaría. Siempre aparecería alguien para acordarse. No existía oscuridad sin ojos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Purga»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Purga» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Purga»

Обсуждение, отзывы о книге «Purga» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x