– Alguien nos contrató para encontrarte -le dijo Randolph sin ro_deos-. Nuestras instrucciones eran notificarlo en cuanto lo hiciéramos. Pero todavía no hemos informado. ¿Debemos hacerlo?
– Si les dices que no puedes encontrarnos, ¿les deberás dinero?
– Noooo, les hicimos eliminar todas las cláusulas de penalización -dijo el Oficial Jurídico Suckling.
– Si es quien creemos que es -dijo riéndose profesionalmente en_tre dientes el Oficial de Espionaje de la nave, Pavel Sergueievich-, enviarán equipos de asesinos en cualquier caso. La venganza es mejor que los escombros.
– El nombre de Baklashchan no me suena, pero su tipo es recono_cible -dijo Padzhitnov-. Es otro podlets, un arribista. Miles de ellos nos han denunciado, miles más nos denunciarán. En la época del Zar, con la Ojrana, nuestro estatus siempre estuvo en cuestión… En la actuali_dad creo que somos fugitivos, enemigos declarados de quien sea que esté ahora en el poder.
– Entonces, ¿dónde está vuestra base de operaciones? -preguntó Chick.
– Como buenos bandidos, tenemos guaridas en las montañas. Un Shtab en Suiza, aunque no seamos la Cruz Roja, que tampoco son ningunos santos y se financiaban de hecho con los beneficios del café y el chocolate, un gran negocio en Ginebra hasta 1916, cuando todos, salvo nosotros, fueron detenidos y deportados. Ahora vamos de vuelta allí, por si te interesa. Te enseñaremos nuestros Alpes privados. Pare__bando. ¿Te gusta el chocolate? Te hacemos un buen precio.ce una montaña sólida, pero está hueca por dentro, repleta de contra
De vuelta a bordo del Inconvenience, los chicos se reunieron en la sala de oficiales para decidir qué harían a continuación.
– Hemos firmado un contrato -les recordó Lindsay a todos-. Que sigue en vigor. O bien entregamos al Capitán Padzhitnov a las auto__timos también en fugitivos de la justicia.ridades de su país, o bien lo llevamos a un lugar seguro y nos conver
– Puede que Rusia ya no sea su país -señaló Darby-, puede que de lo que esté huyendo ya no sea la «justicia». Tú eso no lo sabes, cabeza de chorlito.
– Puede que no lo sepa con la certidumbre con la que la opinión pública sabe de la preferencia de tu madre por los genitales de los aní__say-, Sin embargo…males del zoológico más corpulentos y menos refinados -replicó Lind
– Oooh -murmuraron los demás chicos.
De una estantería cercana, Darby ya había sacado un volumen le_gal, que empezó a hojear.
– Sí. Cito de la Ley Inglesa sobre la Difamación de Mujeres de 1891…
– Caballeros -suplicó Randolph. Hizo un gesto hacia más allá de las ventanillas, donde obuses de artillería de largo alcance, que hasta hacía bien poco eran objetos misteriosos, destellaban con los colores de la avanzada hora de la tarde, y se los veía alcanzar las cimas de sus trayectorias y detenerse en el aire por un instante antes de la zambu__plosiones repetidas, se oía también el zumbido estridente e indiferenciado de los aviones militares. Abajo, por todo el campo en el que se libraba la batalla, se encendían los primeros proyectores nocturnos-. No hemos firmado ningún contrato que incluyera nada de esto -les recordó Randolph a todos.llida letal de vuelta a la Tierra. Entre los distantes sonidos de las ex
Las dos aeronaves llegaron a Ginebra en convoy. El gran espectro silencioso del Mont Blanc se alzaba vigilante por detrás de la ciudad. La tripulación de Padzhitnov estaba acuartelada al sur del río, en la parte más antigua de la ciudad, donde algunos de sus miembros ha__ra de suites contiguas con vistas al lago, en el antiguo Helvetia Royale, uno de los grandes hoteles turísticos suizos que en el pasado, antes de la guerra, estaban atestados de visitantes de Europa y América.bían vivido como estudiantes universitarios durante los años previos a la Revolución. Los chicos se instalaron finalmente en una planta ente
A pesar de la gripe y la escasez, la ciudad bullía con toda clase de trapícheos. Cada calle ofrecía múltiples oportunidades de que alguien abordara a cualquiera para hacer un negocio con carbón, leche o carti____________________rio de un gran experimento sobre las posibilidades de la compasión en las profundidades de la guerra, puede que simplemente sintieran cierta necesidad de estar ahí y contribuir con lo que bien pudieran.tuarse bajo los andamiajes verde oscuros que sostenían unos depósitos esféricos extrañamente puntiagudos, y así abastecerse de agua, aparecían ciudadanos salidos de la nada con flores, botellas de schnapps casero y chocolate atesorado durante años para los enfermos achacosos cuyos nombres nunca sabrían. Quizá sospecharan que su país era el escenanían para subir a bordo a un nuevo contingente de pasajeros o para siños de los pueblos se escapaban de sus camas, y las tabernas se vaciaban para que los clientes se acercaran a las vías y vieran pasar los oscuros y martilleantes convoyes por el pueblo. Cada vez que los trenes se detequeteaban por el país con frecuencia a gran velocidad, transportando a los tísicos, los que padecían neurosis de guerra y los imbéciles. Los niros de guerra gravemente heridos a través de Suiza, mientras que los heridos leves podían quedar internados bajo custodia suiza. Después de oscurecer habían empezado a aparecer trenes de transporte, que tramania y Francia que permitían intercambiar y repatriar a los prisionerantes. Desde 1916 estaban en vigor acuerdos entre Gran Bretaña, Alellas de racionamiento. Espías, especuladores y estafadores se mezclaban con refugiados e inválidos hospitalizados de todas las potencias belige
En Europa, la gran Tragedia seguía a toda prisa, iluminada por lla_mas de fósforo y explosiones de obuses, orquestada con el grave ostinati de la artillería sobre el fondo coral del staccato del fuego de ame____________________ber estado haciendo allí. Pero ahí, entre bastidores, el asunto era de una naturaleza distinta.bles, inferir de aquellos que salían de sus números lo que podrían hatralladoras, del que de vez en cuando llegaban leves indicios entre bastidores, junto con los olores de cordita, gas venenoso y cuerpos pudriéndose. Pero aquí, en la Suiza cotidiana, estaba la otra cara del tapiz, una versión práctica y andrajosa del gran espectáculo de más allá de sus fronteras. Uno podía imaginarse el drama, tener sueños terri
El Pomne o Golodayushchiki tenía trabajo de sobra, y el Capitán Padzhitnov se alegró de pasarle el exceso al Inconvenience. Al princi____________________dieron más allá de las fronteras, para traer naranjas desde España o trigo desde Argentina. Un día apareció Padzhitnov y, tan autoritario como siempre, anunció:tribuyendo heno durante las hambrunas de heno y queso durante los periodos de escasez de queso, que en los últimos años de guerra se habían vuelto crónicos. Al cabo de un tiempo, las misiones se expancancías: traer volando bienes que a los suizos ya no les resultaba fácil importar, como azúcar, grasa para cocinar, pasta… Los chicos pasaban mucho tiempo esperando en ciudades fronterizas como Blotzheim, aunque también hacían muchos vuelos por el interior del país, redispio, la mayor parte de ese trabajo eran misiones de transporte de mer
– ¡Ha llegado la hora de los ascensos, chicos del globo! Se acabó el reparto de mercancías…, a partir de ahora os dedicaréis a mover per_sonal.
De vez en cuando, explicó el Capitán, se presentaba una osobaia obstanovka, una «situación especial», su término militar favorito, en el curso de la cual resultaba desaconsejable un intercambio de interna_dos por tren.
– Ciertas personas de interés que no pueden ser repatriadas de cualquier manera. Ya me entendéis.
Los rostros siguieron inexpresivos, salvo el de Miles, que asentía gravemente.
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