Lo que fascinaba a Cyprian últimamente del rostro de Yashmeen era lo que le sucedía cuando Reef y ella follaban. Cumpliendo su promesa, ella le había permitido mirarlos de vez en cuando. Como si Reef fuera un agente de transfiguración -no tanto a causa de sus porfiadas penetraciones, sino más bien en contra de éstas-, el rostro de Yashmeen, que en el pasado Cyprian había guardado como una fotografía plegada y a salvo en su memoria cotidiana, a modo de amuleto contra la desgracia balcánica, se apasionaba ahora con una exquisita ferocidad, velado de sudor, revelándole a él, como por unos rayos recientemente descubiertos, la faz de otra mujer insospecha__festarse.da. Un rostro no tanto poseído como desahuciado, con algún fin impreciso, por fuerzas que nunca habían tenido motivos para mani
Lejos, en el país más recóndito de su espíritu, tal vez en el co-consciente del que uno oía hablar estos días en los círculos de moda, sen_tía que algo empezaba a cambiar.
Ahora, tras años de evitarlo, había llegado el turno de Reef de soñar con su padre. Algo en la situación que vivía con Yash y Cyprian debía de haber soltado una costura, y el sueño vino a su encuentro. En el pasado había creído que ser el Kieselguhr Kid sustituyendo a Webb pondría en orden sus ilusiones mortales, pero no había más que ver adonde lo había llevado todo eso. Webb, incluso ya en el camino de vuelta de Jeshimon hacía tanto tiempo, aquella luminosa y estriden____________________para amarilla. Cuando Reef se acercó vio que el portador de la luz era Webb.gos de caucho; sólo uno de ellos, que iba hacia la mitad del grupo, llevaba el cabo de vela de su casco encendido. Como postulantes con sus hábitos, avanzaban en fila india por una calle tan estrecha como una húmeda galería iluminada por delante o por detrás por la lámnocer oficialmente las autoridades por el peligro que suponía para la cordura pública… Aquí era más oscuro de lo que podía imaginar. A lo lejos, Reef avistó una procesión de mineros con sus largos abrinables, imposibles de situar sobre un plano, con las mismas imágenes antiguas e inquietantes grabadas en sus paredes que en el McElmo, las cuales narraban una historia cuya terrible verdad no podían recocia pero tampoco ningún lugar de América, con unas calles intermiñones fantasmales del McElmo, sino en una ciudad que no era Venete alucinación… ¿lo reconocería Webb ahora, reconocería todavía sus ideas políticas, sus compulsiones? En el sueño ya no estaban en los ca
– Pequeñas victorias -lo saludó Webb-. Basta conseguir una o dos. Loar y honrar las pequeñas victorias allá donde se den, de la manera que sea.
– Pues no se han dado muchas últimamente, papá -intentó de_cir Reef.
– No estaba hablando de las tuyas, cabeza hueca.
Al comprender que era una tentativa de Webb de transmitir otro mensaje, como en la sesión de espiritismo en los Alpes, Reef atisbo en un único y breve instante de lucidez que ésa era la información pre__dar por qué era tan importante.cisa que necesitaba para volver al punto donde se había apartado del camino, hacía ya tanto tiempo. Y entonces se despertó e intentó recor
El plan de los tres había sido huir a la Garfagnana y vivir entre los suyos, entre lobos, anarquistas y asaltantes de caminos. Alimentarse de sopa de judías y farro, setas y castañas conservadas en el áspero vino tinto de la región. Robar gallinas, llevarse una vaca de vez en cuando. Pero al entrar en el valle del Serchio no pasaron de Bagni di Lucca, lugar de nacimiento de la ruleta europea que conocemos hoy en día, y allí su instinto de jugadores se impuso, y al instante todos habían vuelto a las andadas. Pronto, a pesar de sus mejores intenciones, nada____________________neaban bajo los aleros de los edificios y a lo largo de los cables del teléfono a esperar que escampara. Entonces los tres se quedaban en su alojamiento, follando, jugando, fingiendo perder lo justo para parecer normales, riñendo, aventurándose raramente en cuestiones como qué iba a ser de ellos.tinas envolventes de lluvia cubrían las laderas. Las golondrinas se alitival y del lila más claro, con una sombrilla que parecía utilizar como un argumento más del discurso. A veces las nubes se amontonaban sobre las montañas, espesando la luz hasta un tono gris oscuro, y corban en francos. A veces se los veía paseando bajo los árboles: Reef en el más sobrio de los negros, el ala del Borsabno oscureciéndole los ojos, delgado y alerta; Cyprian ondulando en blancos y pasteles, con sombrero de caza a cuadros extravagantes; Yashmeen entre los dos con un vestido de casino, cuyo tejido de gasa era de una ingravidez es
Lo que les resultaba difícil no eran las grandes cuestiones -ha____________________les y los jinetes de rodeo entenderían…-; lo que hacía tan complicado su día a día y podía convertir cualquier desliz en un desastre eran más bien las pequeñas gaciones humorísticas que sólo los moradores habituales de las cárcebían descubierto que los tres tendían políticamente al Anarquismo, que su visión del destino humano era pesimista, aunque incluía divacontrariedades, que, debido a cierto principio ho____________________bre nada en concreto, cantando como para sus adentros al ritmo de la Obertura deviales eran. Cyprian tenía la costumbre, desde hacía mucho aunque hasta ahora nadie se hubiera fijado, de hacer comentarios irónicos someopático de lo fastidioso, adquirían más intensidad cuanto más tri Guillermo Tell:
Bueno, pero qué bueno, mira que está bueno, bueno, pero qué bueno, mira que está bueno, bueno, pero qué bueno, mira que está bueno, pero que muy bueno, ¡mira que está bueno!
Reef suponía que era la adversidad la que le había enseñado el arte de componer exquisitas comidas de gourmet con los ingredien____________________día ofrecer era consistencia.rido quedarse con hambre antes que atragantarse con un bocado de cualquiera de los horrores del menú de Reef. Lo único que Reef potes que el día le ponía a mano, aunque no se tenía noticia de que los otros dos fueran de la misma opinión, y más de una vez habían prefe
– ¡Sé sur la tablé! -gritaba, y ahí tenían otra prueba culinaria ves_pertina-, Es francés. Significa que está en la mesa.
La pasta asciutta estaba siempre demasiado hecha, la sopa siempre demasiado salada. Nunca aprendería a preparar un café potable. Y tam_poco ayudaba que la respuesta de Cyprian al peor de esos esfuerzos fuera cantar:
¡Sí! ¡Sí! Questamuybueno, y tanto, está muy, pero que muy bueno (que-sí-que-sí)
¡Bueno! ¡Bueno!, sí, mira que está bueno, pero que muy bueno, ¡mira que está bueno!
– Cyprian, más vale que cortes con ese rollo.
Seguía entonces un silencio, que se prolongaba hasta que Yash_meen, en su papel habitual de apaciguadora y mediadora, creía que Cyprian había acabado de cantar, y entonces decía:
– Bueno, Reef, la verdad, esta comida, ejem…
Lo que daba pie para que Cyprian prosiguiera:
Muy bueno, muy bueno, pero que muy bueno, mira que está bueno, pero qué bueno está…
Instante en el que Reef agarraba un plato lleno de pasta fazool o de tagliatelle demasiado hechos y lo arrojaba con todas sus fuerzas al otro lado de la mesa, hacia Cyprian, provocando una gran lluvia pringosa.
– Me estás empezando a hinchar las pelotas, ¿entiendes?
– Mira lo que has hecho, me lo has tirado por encima de…
– ¡Oh, sois tan pueriles los dos!
– A mí no me grites, díselo a la nenaza esta.
– Cyprian…
– Déjame en paz -replicaba Cyprian haciendo muecas y quitán_dose la pasta de la cabeza-, no eres mi madre, ¿verdad que no?
– Por suerte para ti. Si lo fuera, habría actuando impulsivamente hace mucho, y ahora disfrutarías de un estado de salud muy distinto.
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