– Tienes razón. A menos que nuestros planes para vosotros dos fueran los mismos. En ese caso, si me lo dijeras, no importaría mucho.
– Dónde está ella.
– En el caso de que lo sepas, claro.
No era lo mismo que estar en una taberna donde un enemigo te pone una pistola en la cara y te dice: «Haz las paces con Dios, por_que estás a punto de morir». En una taberna, siempre, en algún rincón, casi a mano, habría una segunda pistola, o una tercera, alguna oportunidad. En este vacío sobrio y asocial, no era tan evidente esa esperanza. Aquí todas las apuestas eran a vida o muerte.
Más tarde, en Cimiez, mientras el viento del nordeste empujaba al interior de las casas a los visitantes estacionales, Yashmeen empezó a oír noticias de un tiroteo cerca del Arsenale, entre lo que podrían ser mercenarios austríacos y lo que podrían ser revolucionarios dálmatas, y puso toda su fe, como buena anarquista emocional, en la Ley de la Insuficiencia Determinista.
– ¿Qué es eso? -preguntó Reef.
– Como una carta que sale sin que lo hubieras previsto.
– Oh, mierda, cariño, pero si las has estado contando cuidadosa_mente.
– Eso podría aplicarse para sólo cincuenta y dos cartas. Pero cuan_do la baraja es varios órdenes de magnitud mayor, que tal vez hasta se acerca al infinito, empiezan a emerger otras posibilidades… -Que era su modo de decir: Vlado es inmortal. Sabe cuidarse solo, no hace falta pre_ocuparse por él…
Reef la examinó tras una sonrisa desconcertada que cada vez se dibujaba con más frecuencia en su rostro. Al principio, cuando ella ha____________________pezado a contar otra historia. Los bolsillos empezaron a romperse por las costuras a causa de todas las ganancias, que ya los desbordaban.vierno y entrada la primavera, como cotilleos de pueblo, habían emsa o al menos supersticiosa. Pero luego las ruletas que salpicaban toda la Riviera, en Niza, Cimiez, Monte Cario, Mentone, a lo largo del inblaba así, él lo atribuía a una especie de creencia sin pruebas, religio
El método tenía su origen en una vez que ella se había subido con Lorelei, Noellyn y Faun en la Noria de Earl's Court, hacía siglos de eso, cuando apenas eran unas muchachas.
– Treinta y siete números en la rueda -le instruyó ella-. El cero es de la casa. De los otros treinta y seis, doce, si se incluyen el uno y el dos, son primos. Moviéndote en el sentido de las agujas del reloj, tomando tres números cada vez, en cada serie de tres encontrarás exactamente un número primo.
– Así que están distribuidos de manera bastante uniforme.
– Pero la ruleta da más de una vuelta. Los números se repiten una y otra vez, como un reloj muy rápido de treinta y siete horas. Digamos que treinta y siete es el «módulo» de la ruleta, como doce lo es de un reloj normal. Así que el número en el que se acaba depositando la bola de la ruleta es de hecho ese número «módulo treinta y siete»: el resto, tras dividir por treinta y siete, de la suma total de compartimen_tos móviles en que la bola ha tenido una posibilidad de caer.
»Ahora, según el teorema de Wilson, el producto (p-1) factorial, cuando se toma como módulo cualquier número primo p, es siempre igual a menos uno. En la rueda de la ruleta, p- 1 es treinta y seis, y treinta y seis factorial también es el número de todas las permutacio__dicho que…nes posibles de treinta y seis números. Por tanto, es obvio por lo ante
La interrumpió el estampido del golpe contra la mesa de la cabe_za de Reef, que allí se quedó.
– No me parece que me haya seguido muy atentamente -murmu____________________dole más consejos educativos en los momentos apropiados, ninguno de los dos volvió a nó, porque los días siguientes él empezó a ganar en la ruleta muy por encima de las expectativas del azar. Aunque ella continuó susurránró ella. Pero prosiguió susurrándole la lección, como si prefiriera creer que él se había sumido en una ligera hipnosis. Aparentemente funciomencionarlo.
Por qué Reef la encontraba tan irresistible, pese a la regla que ha__sistible Yashmeen llenaba el día, dejando poco tiempo para pensar. En cuanto uno de los dos traspasaba el umbral, ella se levantaba las faldas o le agarraba el pene, o sencillamente se tumbaba boca arriba, con los ojos acerados y húmedos, atrayendo su mirada con una fuerza que él no podía vencer, mientras ella se acariciaba, hasta que, sin necesidad de decidirse, él iba a por ella. Siempre él a por ella, se fijó Reef, ése era el patrón, más valía recordarlo.bía acabado aprendiendo de que el deseo siempre se desvanece, no era una cuestión en la que malgastara mucho tiempo recreativo. La irre
Un día Yashmeen se acordó del cuaderno escolar que Vlado le había dado; tras meterlo en su equipaje lo había olvidado. Empezó a leerlo, un poco cada día, como un devoto leería un texto religioso. No lo leía con esperanza sino con terror, no con certidumbre sino con una angustia desgarrada y dolorosa por el destino de Vlado. Descubrió que podía entender algunos de los símbolos, notaciones de vectores y Cuaterniones que recordaba que Kit le había enseñado en Gotinga.
Parecía tratarse de una demostración matemática clásica, que hasta po____________________ba todavía sentir enterrada en su cabello, apoyada en sus labios.seguía olvidar era a Vlado, la mano viviente que había trazado esas marcas sobre el papel, la mano que ella tan desesperadamente deseapio talento para establecer las relaciones o analogías matemáticas que le permitirían seguir, adentrándose en cierta locura. A quien no connante y fatal que se retiraba a propósito, procurando olvidar su prodes y su misión. En el transcurso de su lectura, había momentos en que sentía que estaba a punto de descubrir una información tan impresiole de máscaras a la espera de que el reloj diera una hora concreta, no anunciada, para echar atrás las capas y revelar sus verdaderas identidadría haber realizado Riemann, salvo que por todas partes resaltaban términos que contenían el valor tiempo, como infiltrados en un bai
Agitándose, Cyprian volvió por fin a un espejismo invernal de Venecia, tras semanas sin dormir, desaliñado, contemplando con ojos entrecerrados la ciudad deslustrada a través de la lluvia que caía en la Laguna, temblando bajo el azote del viento, con los ojos escocidos, el pelo enmarañado y una drástica necesidad de las atenciones del Signor Fabrizio, anhelando pasar un buen rato en una bañera hirviente con una botella fría de cualquier bebida alcohólica con burbujas. Era una lástima que los galleggianti no abrieran hasta mayo. Por el momen_to se dispuso a encender otro Sobranie, tosiendo repugnantemente, y bordeó la cubierta mojada intentando mantenerse en pie. Qué asco de tiempo. ¿Qué le habría visto a esa ciudad para volver? ¿A quién le importaba ya dónde estaba o si volvería alguna vez? Yashmeen, claro, era la respuesta que esperaba, pero tras su excursión por la Península descubrió que no servía de nada pensar con demasiada alegría en el futuro.
Ella ya no estaba en Trieste. Se había pasado una semana allí bus__do vengarse, del triste destino de Vlado a manos de Derrick Theign.cándola, por todos los lugares que se le ocurrieron, y sólo se había enterado, por boca de los socios de Vlado Clissan, quienes habían jura
– Se ha vuelto loco -dijo el primo de Vlado, Zlatko Ottician-. Ahora es peligroso para todos.
– Echaré un vistazo por Venecia. -Aunque ahora Viena fuera el lugar más probable donde encontrar a Theign. Cyprian se movía en un vacío aturdido que su piel no lograba definir con precisión. Y no mejoraba su humor el pensar que podría ser tan culpable como cual__siderar el comportamiento de Theign como otra cosa que una letal limpieza a fondo de la casa.quier otro: Vlado había sido su único agente fiable, lo más parecido a un amigo que podía tenerse en esta profesión, y resultaba difícil con
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