Péter Nádas - Libro del recuerdo

Здесь есть возможность читать онлайн «Péter Nádas - Libro del recuerdo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Libro del recuerdo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Libro del recuerdo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

“Una de las novelas más importantes de nuestro tiempo” – The Times Literary Supplement
“El libro que usted estaba esperando desde que leyó ‘En busca del tiempo perdido’ o ‘La montaña mágica’ – The New Republic

Libro del recuerdo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Libro del recuerdo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Aun después de ver esto, yo seguía queriendo ayudar a los chicos y trataba de arrancar de la espalda de Kristian a Hedi, que se defendía con uñas y dientes.

Sólo que mi ayuda -por tantas razones, cuestionable- resultó innecesaria, porque Kristian, al sentir en la espalda el cuerpo de Hedi, soltó a Livia y, con una fuerte sacudida hacia atrás, se liberó de Hedi que se le había agarrado a los hombros y ahora resbaló al suelo; también Prém soltó a Livia, pero, cuando ella trató de escurrirse, volvió a asirla por la blusa, y no sé si los botones ya habían saltado o se desprendieron con el agarrón, lo cierto es que, cuando se levantó, ella tenía los pechos al aire; Kristian sonreía ampliamente, movía la cabeza haciendo brincar los oscuros rizos y, con un ágil quiebro, esquivó a Hedi, que volvía a atacar gritando; mientras, Prém corría detrás de Livia, pero pronto se vio que no la perseguía a ella sino que iba en busca del pantalón, y Livia, sujetándose la blusa sobre el pecho, corría con la falda en la mano entre los árboles, por donde ahora apareció Kálmán que, frustrado y perplejo, la vio alejarse con sus braguitas rosa; «¡eres un cerdo, un cerdo es lo que eres!», gritó Hedi a Kristian con la voz rota por el llanto, pero Kristian no parecía enterarse; como si Hedi le fuera totalmente indiferente, sostenía mi mirada con aire retador, yo me sentía sonreír de oreja a oreja, como sonreía él, que tenía largos arañazos en la frente y la barbilla, los dos nos sonreíamos, entre nosotros estaba Hedi, nos sonreíamos y nos mirábamos a los ojos, y entonces él levantó la mano por delante de Hedi y me dio un fuerte bofetón con el revés de la mano.

Se me nubló la vista y me parece que no fue del golpe.

Vagamente, advertí que Hedi, que ignoraba el porqué del bofetón, iba a defenderme, pero Kristian se desasió, dio media vuelta y, despacio, se alejó hacia el fuego que se retorcía al viento.

Yo debí de volver la espalda y marcharme sin más.

Debajo de los árboles estaba Kálmán, que nos miraba con indiferencia, Prém se ponía los pantalones, Maja había desaparecido.

Después Prém dijo que, cuando Maja prendió fuego a la leña, él estaba cagando, pero yo no le creí, porque para cagar te bajas el pantalón, no te lo quitas, aunque, después de todo lo que había pasado, de nada hubiera servido decirle a la cara que mentía.

También me enteré de que Kálmán consiguió atrapar a Maja, pero, para abrazarla, tuvo que abrazar también un árbol y, cuando quiso darle un beso en los labios, Maja le escupió en la boca y escapó.

Tendrían que transcurrir muchas semanas antes de que yo pudiera empezar a olvidar.

Nadie iba a casa de nadie, yo no me atrevía ni a salir del jardín, Para no encontrarme casualmente con uno de ellos.

Hacia el final del verano, sin embargo, pareció que se restablecía el antiguo orden de cosas; Kristian, quizá para dar celos a Hedi y reconquistarla, empezó a dedicarse a Livia, o quizá porque ahora se había fijado en ella, o porque quería hacerse perdonar; la esperaba, la acompañaba, Hedi los veía desde la ventana de su cuarto apoyados en la valla del patio del colegio, charlando confidencialmente, y fue a quejarse a Maja quien, a su vez, para mortificarme, me llamó por teléfono y me pidió que fuera a su casa, porque había encontrado algo muy sospechoso, un documento nuevo, entre los papeles de su padre; en realidad, no había encontrado nada interesante, por lo menos no parecía algo que pudiéramos utilizar, sólo era la copia de una nota interna en la que su padre rogaba al ministro del Interior que le confirmara que no obraba por cuenta propia sino por orden expresa, personal y directa del ministro, al poner escuchas en el teléfono de una tal Emma Arendt.

Maja quería cotillear conmigo y, de paso, ver el efecto que me producía la noticia, y a mí la ocasión me parecía propicia para la reconciliación, así que fui a su casa e hice como si no me interesara ni lo más mínimo lo que pudiera haber entre Livia y Kristian; aquel día acordamos no volver a hablar por teléfono de cosas importantes, porque, si su padre estaba autorizado a escuchar ciertas conversaciones, debía de existir un aparato para estas cosas y era posible que también en nuestros teléfonos hubiera escuchas.

Cuando salía, encontré a Kálmán en la puerta, que se puso colorado y dijo que casualmente pasaba por allí -a pesar de que ya no nos creíamos nuestras excusas, seguíamos mintiéndonos tenazmente-, y juntos nos encaminamos hacia mi casa, ya que él no podía tener motivos para quedarse y estaba obligado a ser consecuente con la excusa; por el camino me enteré de que había hecho las paces con Prém y Kristian, aprovechando la ocasión de que los mapas militares que eran de Kristian se habían quedado en casa de Kálmán; así pues, hacia finales del verano, poco a poco, con altibajos y algunos cambios, se reanudaron las relaciones, pero ya no era igual, faltaban el sabor y la vitalidad de antes.

Kristian, astuto y marrullero, llegó a decir que todo había sido puro teatro, minimizando lo ocurrido, y hasta planeó nuevas funciones en el mismo sitio; habría que cortar los arbustos que estaban debajo de la roca plana, aquello sería el escenario, y las chicas se encargarían del vestuario; al principio, quería dejarme fuera, pero las chicas se opusieron, al parecer, nuestra enemistad era importante para ellas, de modo que, mal que le pesara, decidió encargarme el texto, dos veces estuve en su casa, para discutirlo, pero volvimos a pelearnos y dijo que no necesitábamos texto, él quería una historia de guerra y yo, una historia de amor, que seguramente hubiera reflejado la realidad, pero, con mi obstinación, yo mismo me excluí, entre otras cosas, porque las chicas preferían ser heroínas que enamoradas.

Aquella tarde, Maja se disponía a ir a una de las funciones planeadas, a la que no se me había invitado, pero no habría más funciones, aquélla, la primera y auténtica, surgida de la casualidad, que hubiéramos debido olvidar, sería también la única, las demás fueron suspendidas por diversos y curiosos obstáculos, y es que, sin que nosotros hubiéramos advertido el cambio, los juegos de nuestra niñez habían terminado para siempre.

A pesar de todo, yo seguía yendo al bosque, para percibir a solas aquello que tanto nos asustaba entonces.

A la primavera siguiente, creció la hierba en la huella del fuego.

Por todo ello, después de tanto divagar, sin saber exactamente dónde nos hemos apartado del recuerdo ni a dónde hemos venido a parar, creo que ha llegado el momento de volver atrás al punto del relato en que Maja, en la revuelta cama, con su boca redonda entreabierta y los ojos un poco asustados, enamorados y rencorosos a la vez, deseaba y no deseaba que yo le dijera lo que sabía de Kálmán, y yo no podía decirle lo que quería decir; la voluntad, el propósito y el intento fallan en la nítida línea divisoria entre los sexos, allí percibía yo una fuerza superior, algo así como una ley o una erección; pero, al mismo tiempo, bastó la sola mención del bosque para hacerle perder aplomo, contrariar su propósito y obligarla a cambiar de planes, sin necesidad de revelar los celos que me atormentaban.

Aquella tarde queríamos registrar las carpetas de su padre, y a ello hubiéramos tenido que ponernos nada más llegar yo, puesto que nada ni nadie nos lo impedía; Sidonia tenía una cita y la madre de Maja había ido a la ciudad, pero teníamos una buena razón para demorarlo: el miedo; y es que ese secreto al que antes aludía tímidamente era que nos dedicábamos a investigar, unas veces en su casa y otras, en la mía, y he de agregar que en la mía era mucho más peligrosa la actividad porque mi padre no ignoraba mis aficiones detectivescas y cerraba con llave los cajones de su escritorio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Libro del recuerdo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Libro del recuerdo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Libro del recuerdo»

Обсуждение, отзывы о книге «Libro del recuerdo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x