David Foenkinos - La delicadeza

Здесь есть возможность читать онлайн «David Foenkinos - La delicadeza» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La delicadeza: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La delicadeza»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Nathalie es una mujer afortunada. Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta: François muere inesperadamente. Nathalie languidece entonces entre las paredes de su casa y se vuelca en la ofi cina. Pero justo cuando ha dejado de creer en la magia de la vida, ésta vuelve a sorprenderla y revelarse en su forma más maravillosa.

La delicadeza — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La delicadeza», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Título de un cuadro de Kasimir Malevich:

Cuadrado blanco sobre fondo blanco (1918)

46

Más tarde, Nathalie estuvo reflexionando: ¿por qué ese beso? Porque sí, y nada más. No somos dueños de nuestro reloj biológico interno. En este caso, el del duelo. Nathalie había querido morirse, había intentado respirar, había conseguido respirar, y comer, hasta había sido capaz de reincorporarse al trabajo, de sonreír, de ser fuerte, de ser sociable y femenina, y el tiempo había pasado con esa energía tambaleante de la reconstrucción, hasta el día en que había ido a ese bar; pero había salido huyendo, pues no soportaba el circo de la seducción, convencida como estaba de que nunca más podría interesarle ningún hombre, y, sin embargo, al día siguiente se había puesto a andar sobre la moqueta, así de pronto, un impulso robado a la incertidumbre, había sentido su cuerpo como un objeto de deseo, sus curvas y sus caderas, y hasta había lamentado no poder oír el sonido de sus tacones de aguja. Todo ello había sido repentino, el nacimiento, sin anuncio previo, de una sensación, de una fuerza luminosa.

Y entonces, en ese momento, Markus había entrado en su despacho.

No había nada más que decir. Nuestro reloj biológico no es racional. Es exactamente como la pena de amores: no sabes cuándo se te pasará. En el momento más crudo del dolor, piensas que la herida siempre estará abierta. Y, de pronto, una mañana te extrañas de no sentir ya ese peso terrible. Qué sorpresa darse cuenta de que el dolor ya no está. ¿Por qué ese día? ¿Por qué no más tarde, o antes? Es la decisión totalitaria de nuestro cuerpo. Para ese impulso del beso, Markus no debía buscar una explicación concreta. Había aparecido en el momento adecuado. La mayoría de las relaciones se resumen de hecho a esa simple cuestión del momento adecuado. Markus, que se había perdido tantas cosas en la vida, acababa de descubrir su capacidad de aparecer en el momento ideal en el campo visual de una mujer.

Nathalie había visto el desamparo reflejado en la mirada de Markus. La última vez, se había marchado despacio. Sin hacer ruido. Tan discreto como un punto y coma en una novela de ochocientas páginas. No podía dejarlo así. Se sentía muy incómoda por haber hecho lo que había hecho. Pensó, por otra parte, que era un colega adorable, que respetaba a todo el mundo, y ello hacía que se sintiera aún más culpable por haberle hecho daño. Nathalie lo volvió a llamar a su despacho. Markus se llevó el expediente 114, por si acaso quería verlo por un motivo profesional. Pero el expediente 114 le traía al pairo por completo. De camino al despacho de Nathalie, dio un rodeo por el cuarto de baño para mojarse un poco la cara. Abrió la puerta, curioso por oír lo que tenía que decirle.

– Gracias por venir.

– No hay de qué.

– Quería disculparme. No sabía qué contestarle. Y, para serle sincera, tampoco lo sé ahora…

– …

– No sé por qué actué así. Seguramente fue un impulso físico… pero trabajamos juntos, y debo decir que fue un gesto del todo inapropiado por mi parte.

– Habla como una americana. Eso nunca es buena señal.

Nathalie se echó a reír. Qué réplica más extraña. Era la primera vez que hablaban de otra cosa que no fuera un expediente. Nathalie estaba descubriendo un indicio de la verdadera personalidad de Markus. Tenía que recuperar la seriedad:

– Hablo como la responsable de un equipo de seis personas, del que usted forma parte. Llegó en un momento en que estaba enfrascada en mis pensamientos, y no fui consciente de la realidad del instante.

– Pero si ese instante fue el más real de mi vida -protestó Markus sin pensar. Le salió directo del corazón.

No iba a ser fácil, pensó Nathalie. Era mejor poner punto final a esa conversación. Lo cual hizo rápidamente. Y de manera algo seca. Markus no parecía comprender. Seguía como petrificado en su despacho, buscando en vano las fuerzas para marcharse. A decir verdad, cuando lo había llamado diez minutos antes, se había imaginado que quizá quisiera volver a besarlo. Había viajado en ese sueño, y acababa de comprender ahora, de manera definitiva, que entre ellos ya no habría nada. Había sido una locura pensar lo contrario. Nathalie lo había besado sin motivo. Era difícil de aceptar. Como si te ofrecen la felicidad, para arrebatártela un segundo después. Le habría encantado no conocer jamás el sabor de los labios de Nathalie. Le habría encantado no haber conocido jamás ese instante, pues se daba perfecta cuenta de que iba a necesitar meses para recuperarse de esos pocos segundos.

Avanzó hacia la puerta. A Nathalie le sorprendió percibir la formación de una lágrima en el ojo de Markus. Una lágrima que aún no había resbalado por su mejilla, pero que estaba a punto de hacerlo. Él quería contenerla. Sobre todo no debía llorar delante de Nathalie. Era absurdo, esa lágrima era imprevisible.

Era la tercera vez que lloraba delante de una mujer.

47

Reflexión de un pensador polaco:

Hay gente fantástica a la que se conoce en mal momento.

Y hay gente que es fantástica porque se la conoce en el momento adecuado.

48

Breve historia sentimental de Markus a través de sus lágrimas Antes de nada, obviemos aquí el llanto de la infancia, el llanto ante su madre o la profesora. No trataremos aquí más que el llanto de Markus por razones sentimentales. Así, antes de esa lágrima que había intentado contener ante Nathalie, ya había llorado en dos ocasiones.

La primera lágrima se remontaba a los tiempos de su vida en Suecia, por una chica que respondía al dulce nombre de Brigitte. No es que sea un nombre muy sueco, pero bueno. Brigitte Bardot no tenía fronteras. Ese mito había alimentado las fantasías eróticas de toda una vida del padre de Brigitte, a quien no se le había ocurrido nada mejor que llamar así a su hija. No vamos a detenernos aquí sobre el peligro psicológico de llamar a una hija en honor a un sueño erótico. La historia familiar de Brigitte nos importa poco, ¿verdad?

Brigitte formaba parte de esa curiosa categoría de las mujeres precisas. Era capaz de no emitir la más mínima opinión aleatoria sobre el tema que fuera. Lo mismo ocurría con su belleza: cada mañana, se levantaba con la gloria reflejada en el rostro. Muy segura de sí misma, se sentaba siempre en primera fila, buscando a veces turbar a los profesores varones, sirviéndose de su atractivo evidente para influir en los asuntos capitales de la geopolítica. Cuando entraba en una habitación, los hombres fantaseaban de inmediato con ella, y las mujeres la odiaban de manera instintiva. Era objeto de todas las fantasías, lo cual terminó por cansarla. Entonces, para aplacar tanto ardor, se le ocurrió una idea genial: salir con el chico más insignificante de todos. De esa manera, los chicos se asustarían, y las chicas se tranquilizarían. Markus fue el afortunado, sin comprender por qué el centro del mundo se interesaba de repente por él. Era como si Estados Unidos invitara a almorzar a Liechtenstein. Brigitte le dirigió toda una serie de cumplidos y declaró observarlo a menudo.

– Pero ¿cómo me ves? Si estoy siempre al fondo de la clase, y tú te sientas en primera fila.

– Me lo ha contado todo mi nuca. Tengo ojos en la nuca -dijo Brigitte.

Su relación nació de ese diálogo.

Una relación que dio mucho que hablar. Por la tarde se marchaban juntos del colegio, ante las miradas estupefactas de todos sus compañeros. En esa época, Markus todavía no tenía una conciencia muy aguda de sí mismo. Se sabía dotado de un físico poco agraciado, pero no le parecía algo sobrenatural estar con una chica bonita. Desde siempre había oído repetir una y otra vez: «Las mujeres no son tan superficiales como los hombres; para ellas no cuenta tanto el físico. Lo importante es ser culto y divertido.» De modo que Markus se dedicó a aprender muchas cosas, y trataba de mostrarse gracioso. Con algún éxito, hay que reconocerlo. Así, las porosidades de su rostro llegaban casi a ocultarse detrás de lo que podríamos llamar cierto encanto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La delicadeza»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La delicadeza» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La delicadeza»

Обсуждение, отзывы о книге «La delicadeza» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x