Fernando Pessoa - Libro del desasosiego de Bernardo Soares
Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Pessoa - Libro del desasosiego de Bernardo Soares» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Классическая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Libro del desasosiego de Bernardo Soares
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Libro del desasosiego de Bernardo Soares: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Libro del desasosiego de Bernardo Soares — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Libro del desasosiego de Bernardo Soares», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Escoger maneras de no obrar ha sido siempre la atención y el escrúpulo de mi vida.
No me someto al Estado ni a los hombres: resisto inertemente. El Estado sólo puede quererme para una acción cualquiera. No obrando yo, nada consigue de mí. Hoy ya no se mata, y apenas puede molestarme; si eso sucede, tendré que blindar más mi espíritu y vivir más lejos dentro de mis sueños. Pero eso no ha sucedido nunca. Nunca me ha importunado el Estado. Creo que la suerte ha sabido disponer.
231
He tenido cierto talento para la amistad, pero nunca he tenido amigos, ya porque me faltasen, ya porque la amistad que yo había concebido fuese un error de mis sueños. He vivido siempre aislado, y cada vez más aislado cuanto más consciente he sido de mí mismo.
232 diario lúcido
Mi vida, tragedia fracasada bajo el pateo de los dioses [242]y de la que sólo se ha representado el primer acto.
Amigos, ninguno. Sólo unos conocidos que creen que simpatizan conmigo y que tal vez sentirían pena si un tren me pasase por cima y el entierro fuese un día de lluvia.
El premio natural de mi distanciamiento de la vida ha sido la incapacidad, que he creado en los demás, de sentir conmigo. En torno a mí hay una aureola de frialdad, un halo de hielo que repele a los demás. Todavía no he conseguido no sufrir con mi soledad. Tan difícil es conseguir esa distinción de espíritu que permite al aislamiento ser un reposo sin angustia.
Nunca he concedido crédito a la amistad que me han mostrado, como no lo habría concedido al amor, si me lo hubiesen mostrado, lo que, además, sería imposible". Aunque nunca haya tenido ilusiones respecto a quienes se decían mis amigos, he conseguido siempre sufrir desilusiones con ellos: tan complejo y sutil es mi destino de sufrir.
Nunca he dudado que todos me traicionasen; y me he asombrado siempre que me han traicionado. Cuando llegaba lo que yo esperaba, era siempre inesperado para mí.
Como nunca he descubierto en mí cualidades que atrajesen a nadie, nunca he podido creer que alguien se sintiese atraído por mí. La opinión sería de una modestia estulta, si hechos sobre hechos -esos inesperados hechos que yo esperaba- no viniesen a confirmarla siempre.
No puedo concebir que me estimen por compasión, porque, aunque sea físicamente desmañado e inaceptable, no tengo ese grado de encogimiento orgánico con que entrar en la órbita de la compasión ajena, ni tampoco esa simpatía que la atrae cuando no es patentemente merecida; y para lo que en mí merece piedad, no puede haberla, porque nunca hay piedad para los lisiados del espíritu. De modo que he caído en ese centro de gravedad del desdén ajeno en el que no me inclino hacia la simpatía de nadie.
Toda mi vida ha sido querer adaptarme a esto sin sentir en exceso su crudeza y su abyección.
Es necesario cierto coraje intelectual para que un individuo reconozca valerosamente que no pasa de ser un harapo humano, aborto superviviente, loco todavía fuera de las fronteras de la internabilidad; pero es preciso todavía más valor de espíritu para, reconocido esto, crear una adaptación perfecta a su destino, aceptar sin rebeldía, sin resignación, sin gesto alguno, o esbozo de gesto, la maldición orgánica que me ha impuesto la Naturaleza. Querer que no sufra con esto es querer demasiado, porque no cabe en el ser humano el aceptar el mal, viéndolo bien, y llamarle bien; y, aceptándolo como mal, no es posible no sufrir con él.
Concebir desde fuera ha sido mi desgracia: la desgracia para mi felicidad. Me he visto como me ven los demás, y he pasado a despreciarme, no tanto porque reconociese en mí un orden tal de cualidades que mereciese desprecio por ellas, sino porque he pasado a verme como me ven los demás y he sentido un desprecio cualquiera que ellos sienten por mí. He sufrido la humillación de conocerme. Como este calvario no tiene nobleza, ni resurrección unos días después, no he podido sino sufrir con la innobleza de esto.
He comprendido que le era imposible a nadie amarme, a no ser que le faltase del todo el sentido estético; y, entonces, yo le despreciaría por ello; y que incluso simpatizar conmigo no podía pasar de ser un capricho de la indiferencia ajena.
¡Ver claro en nosotros y en cómo nos ven los demás! ¡Ver esta verdad frente a frente! Y, al final, el grito de Cristo en el Calvario, cuando vio, frente a frente, su verdad: Señor, Señor, ¿por qué me has abandonado? [243]
233
En todos los lugares de la vida, en todas las situaciones y convivencias, he sido siempre, para todos, un intruso. Por lo menos, he sido siempre un extraño. En medio de parientes, como de conocidos, he sido siempre como alguien de fuera. No digo que lo he sido, siquiera una sola vez, aposta. Pero lo he sido siempre por una actitud espontánea de la media de los temperamentos ajenos.
He sido siempre, en todas partes y por todos, tratado con simpatía. A poquísimos, creo, habrá alzado la voz tan poca gente, o arrugado la frente, o hablado alto o /de soslayo/ [244]. Pero la simpatía con que siempre me han tratado, ha estado siempre /exenta/ de afecto. Para los más naturalmente íntimos he sido siempre un huésped que, por ser huésped, es bien tratado, pero siempre con la atención debida al extraño y la falta de afecto merecida por el intruso.
No dudo de que todo esto, de la actitud de los demás, derive principalmente de alguna oscura causa /intrínseca/ a mi propio temperamento. Soy por ventura de una frialdad comunicativa tal que involuntariamente obligo a los otros a reflejar mi modo de poco sentir.
Trabo, por índole, rápidamente conocimientos. Me tardan poco las simpatías de los demás. Pero los afectos no llegan nunca. Dedicaciones, nunca las he conocido. Amar, ha sido cosa que siempre me ha parecido imposible, como el que me tutease un extraño.
No sé si sufro con esto, si lo acepto como un destino indiferente en que no hay ni que sufrir ni que /aceptar/.
Siempre he deseado agradar. Me ha dolido siempre la indiferencia ajena. Huérfano de la Fortuna, tengo, como todos los huérfanos, la necesidad de ser objeto del afecto de alguien. He pasado siempre hambre de la realización de esa necesidad. Tanto me he adaptado a esa hambre inútil [245]que, a veces, no sé si siento la necesidad de comer.
Con esto o sin esto, la vida me duele.
Los demás tienen quien se dedique a ellos. Yo nunca he tenido quien siquiera pensase en dedicarse a mí. Sirven a los otros: a mí me tratan bien.
Reconozco en mí la capacidad de provocar respeto, pero no afecto. Desgraciadamente, no he hecho nada con que justificar ese respeto empezado [por] quien lo siente de modo que nunca llega a respetarme de veras.
Pienso a veces que me gusta sufrir. Pero, en verdad, yo preferiría otra cosa.
No tengo cualidades de jefe, ni de secuaz. Ni siquiera las tengo de satisfecho, que son las que valen cuando aquellas otras faltan.
Otros, menos inteligentes que yo, son más fuertes.
Organizan mejor su vida entre la gente; administran más hábilmente su inteligencia. Tengo todas las cualidades necesarias para influir, menos el arte de hacerlo, o el deseo, incluso, de desearlo.
Si un día amase, no sería amado.
Basta que yo quiera una cosa para que se muera. Mi destino, sin embargo, no tiene la fuerza de ser mortal para nada. Tiene la debilidad de ser mortal en las cosas que son para mí.
18-9-1917.
234
Para quien, (aunque) en sueños, como Dite [246]ha raptado a Prosérpina, ¿qué puede ser sino sueño el amor de cualquier mujer del mundo?
He amado como Shelley […] antes que el tiempo existiese: todo el amor temporal no ha tenido para mí otro sabor que el de recordar el que perdí.
235
Интервал:
Закладка:
Похожие книги на «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Libro del desasosiego de Bernardo Soares» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Libro del desasosiego de Bernardo Soares» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.