Fernando Pessoa - Libro del desasosiego de Bernardo Soares
Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Pessoa - Libro del desasosiego de Bernardo Soares» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Классическая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Libro del desasosiego de Bernardo Soares
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Libro del desasosiego de Bernardo Soares: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Libro del desasosiego de Bernardo Soares — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Libro del desasosiego de Bernardo Soares», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
15-9-1931.
197
Fluido, el abandono del día termina entre púrpuras exhaustas. Nadie me dirá quién soy, ni sabrá quién he sido. He bajado de la montaña ignorada al valle que ignoraría, y mis pasos han sido, en la tarde lenta, vestigios dejados en los claros de la floresta. Todos cuantos amé me han olvidado en la sombra. Nadie supo del último barco. En el correo no había noticia de la carta que nadie habría de escribir.
Todo, por lo tanto, era falso. No contaron historias que otros hubiesen contado, ni se sabe con seguridad del que partió otrora, en la esperanza del embarque falso, hijo de la bruma futura y de la indecisión por venir. Tengo un nombre entre los que tardan, y ese nombre es sombra como todo.
16-9-1931.
198
Es hora quizás de que haga el último esfuerzo de mirar a mi vida. Me veo en medio de un desierto inmenso. Digo del que ayer literariamente fui, procuro explicarme a mí mismo cómo he llegado aquí.
199
…El pasmo que me causa mi capacidad para la angustia. No siendo, por naturaleza, un metafísico, he pasado días de angustia aguda, incluso física, con la indecisión de los problemas metafísicos y religiosos…
He visto deprisa que lo que yo tenía por la solución del problema religioso era resolver un problema emotivo en términos de razón.
(Anterior a 1913.)
200
Me sucede a veces, y siempre que sucede es casi de repente, que surge en medio de mis sensaciones un cansancio tan terrible de la vida que ni siquiera se da la hipótesis de un acto con el que dominarlo. Para remediarlo, el suicidio parece inseguro; la muerte, incluso supuesta la inconsciencia, todavía poco. Es un cansancio que ambiciona, no el dejar de existir -lo que puede ser o puede no ser posible-, sino algo mucho más horroroso y profundo, el dejar de siquiera haber existido, lo que no hay manera de que pueda ser.
Creo entrever, a veces, en las especulaciones, en general confusas, de los indios algo de esta ambición más negativa que la nada. Pero o bien les falta la agudeza de la sensación para relatar así lo que piensan, o les falta la acuidad de pensamiento para sentir así lo que sienten. El hecho es que lo que en ellos entreveo no lo veo. El hecho es que me creo el primero en entregar a las palabras el absurdo de esta sensación sin remedio.
Y la curo con escribirla. Sí, no hay desolación, si es profunda de verdad, si no es puro sentimiento, pero participando en ella la inteligencia, para que no exista el remedio irónico de decirla. Cuando la literatura no tuviese otra utilidad, ésta, aunque para pocos, la tendría.
Los males de la inteligencia, desgraciadamente, duelen menos que los del sentimiento, y los del sentimiento, desgraciadamente, menos que los del cuerpo. Digo «desgraciadamente» porque la dignidad humana exigiría lo contrario. No hay sensación angustiada del misterio que pueda doler como el amor, los celos, la nostalgia, que pueda sofocar como el miedo físico intenso, que pueda transformar como la cólera o la ambición. Pero tampoco ningún dolor de los que destrozan el alma consigue ser tan realmente dolor como el dolor de muelas, o el de un cólico, o (supongo) el dolor del parto.
De tal manera estamos constituidos que la inteligencia que ennoblece ciertas emociones o sensaciones, y las eleva por cima de las demás, las deprime también si extiende su análisis a la comparación entre todas.
Escribo como quien duerme, y toda mi vida es un recibo por firmar.
Dentro del gallinero desde donde irá a la muerte, el gallo canta himnos a la libertad porque le han dado dos aseladeros.
201
He asistido, desconocido, al desfallecimiento gradual de mi vida, al zozobrar lento de todo cuanto he querido ser. Puedo decir, con esa verdad que no necesita flores para que se sepa que está muerta, que no hay cosa que yo haya querido, o en que haya puesto, aunque fuese un momento, el sueño solo de ese momento, que no se me haya deshecho debajo de las ventanas como polvo que pareciese piedra, caído de una maceta de un piso alto. Parece, incluso, que el Destino ha procurado siempre, primero, hacerme amar o querer aquello que él mismo había dispuesto para que al día siguiente viese que no lo tenía o tendría.
Espectador irónico de mí mismo, nunca, sin embargo, me he desanimado de asistir a la vida. Y desde que sé, hoy, por anticipación de cada vaga esperanza, que ha de ser desengañada, sufro el gozo especial de disfrutar ya la desilusión con la esperanza, como un amargo con dulce que vuelve lo dulce dulce contra lo amargo. Soy un estratega sombrío que, habiendo perdido todas las batallas, traza ya, en el papel de sus planes, disfrutando de su esquema, los pormenores de su retirada fatal, en la víspera de cada una de sus nuevas batallas.
Me ha perseguido, como un ente maligno, el destino de no poder desear sin saber que tendré que no tener. Si un momento veo en la calle un rostro núbil de muchacha y, aunque sea indiferentemente, disfruto de un momento de suponer lo que pasaría si fuese mío, es siempre cierto que, a diez pasos de mi sueño, esa muchacha encuentra a un hombre que veo que es su marido o su amante. Un romántico haría de esto una tragedia; un extraño sentiría esto como una comedia; yo, sin embargo, mezclo las dos cosas, pues soy romántico en mí y extraño a mí, y vuelvo la página hacia otra ironía.
Unos dicen que sin esperanza la vida es imposible, otros que con esperanza es vacía. Para mí, que hoy no espero ni desespero, es un simple cuadro exterior, que me incluye a mí, y al que asisto como a un espectáculo sin enredo, hecho tan sólo para divertir a los ojos: danza sin nexo, moverse de hojas al viento, nubes en que la luz del sol cambia de colores, trazados de calles antiguos, al acaso, en puntos inadecuados de la ciudad.
Soy, en gran parte, la misma prosa que escribo. Me desarrollo en períodos y parágrafos, me pongo puntuaciones y, en la distribución desencadenada de las imágenes, me visto, como los niños, de rey con papel de periódico o, en la manera como hago un ritmo de una serie de palabras, me adorno la cabeza, como los locos, con flores secas que continúan estando vivas en mis sueños. Y, por cima de todo, estoy tranquilo como un muñeco de serrín que, adquiriendo conciencia de sí mismo, sacudiese de vez en cuando la cabeza para que el cascabel de lo alto del gorro de pico (parte integrante de la misma cabeza) hiciese sonar algo, vida tañida del muerto, aviso mínimo del Destino.
¡Cuántas veces, sin embargo, en pleno día de esta insatisfacción sosegada, no me sube poco a poco a la emoción consciente el sentimiento del vacío y del tedio de pensar así! ¡Cuántas veces no me siento, como quien oye hablar a través de sonidos que cesan y vuelven a empezar, la amargura esencial de esta vida extraña a la vida humana: vida en que nada pasa salvo en la conciencia de ella! ¡Cuántas veces, al despertar de mí, no entreveo, desde el exilio que soy, cuánto mejor fuera ser el nadie de todos, el feliz que tiene al menos la amargura real, el contento que siente cansancio en vez de tedio, que sufre en vez de suponer que sufre, que se mata, sí, en vez de morirse!
Me he vuelto una figura de libro, una vida leída. Lo que siento es (sin que yo quiera) sentido para escribir que se ha sentido. Lo que pienso está luego en palabras, mezclado con imágenes que lo deshacen, abierto en ritmos que son otra cosa cualquiera. De tanto recomponerme, me he destruido. De tanto pensarme, soy ya mis pensamientos pero no yo. Me he sondeado y dejado caer la sonda; vivo pensando si soy hondo o no, sin otra sonda ahora que la mirada que me muestra, de claro a negro en el espejo del pozo alto, mi propio rostro que me contempla contemplarlo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Libro del desasosiego de Bernardo Soares» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Libro del desasosiego de Bernardo Soares» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.