• Пожаловаться

Marcos Aguinis: El Combate Perpetuo

Здесь есть возможность читать онлайн «Marcos Aguinis: El Combate Perpetuo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Историческая проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Marcos Aguinis El Combate Perpetuo

El Combate Perpetuo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Combate Perpetuo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El combate perpetuo: Una biografía admirable con ritmo de novela – Marcos Aguinis: Guillermo Brown es una de las figuras decisivas de la historia argentina. Sin embargo, el trato que la historia le ha dado a menudo ha oscurecido al hombre y acartonado al prócer. Este libro de Marcos Aguinis – `esta biografía con ritmo de novela`, como el mismo la define – es, además, una lúcida y exitosa operación de rescate. Rescate del héroe y del personaje, puesto que el almirante Guillermo Brown aparece en toda su dimensión épica, pero también porque tal dimensión no borra ni excluye los rasgos que lo convierten en el protagonista de un libro de aventuras. Alguien, como consigna el autor, cuyas vicisitudes hubieran apasionado por igual a los novelistas del siglo diecinueve y del siglo veinte. Y que apasionarán asimismo a los lectores. Redactada en tiempos difíciles, cuando la incertidumbre y el desaliento parecían volver impensable una obra de esta laya, El combate perpetuo invita a ser leída y releída como cautivante relato y también como forma de tratar la historia de un modo distinto, nunca esquemático ni maniqueo, siempre riguroso e inteligente.

Marcos Aguinis: другие книги автора


Кто написал El Combate Perpetuo? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

El Combate Perpetuo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Combate Perpetuo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al margen de esta situación de base, Guillermo Brown tiene que afrontar un hecho nuevo. Doloroso. Antiguos discípulos y compañeros combaten para el enemigo. Entre ellos Juan Cóe, a quien Drummond confiara el anillo de esponsales para la malograda Elisa.

La escuadra nacional, a pesar de los tradicionales inconvenientes, es mejor que las versiones de antaño. Pero la infecta un exceso de sectarismo que no calza en la piel del Almirante. El buque de Juan Bautista Thorne luce mástiles pintados de rojo, las bocamangas y el cuello de los oficiales son rojos, la gorra tiene un galón rojo, y la tropa, en verano, una camiseta de bayeta roja. A pesar del delirio punzó! Brown no modifica el azul y dorado de su uniforme. Esta es una guerra de colores que le agria el humor. Un funcionario federal, visitando la nave insignia, le pregunta por qué su tropa no usa la divisa punzó.

– Coronel -responde Brown con enojo-, yo la llevo, y aunque pequeña, basta.

El primer combate resulta adverso: parecía que el Almirante carecía de convicción, o que la edad le había restado energías. Pero en otro enfrentamiento logra alejar a la escuadra enemiga. El 28 de marzo penetra en Montevideo. La plaza que conoció sus victorias de 1814, tiembla. Pero él es un caballero: ordena izar la bandera uruguaya al tope del mástil y lanza una salva de salutación. Con ello expresa su respeto por la nación hermana a la que, por razones superiores, debe combatir. El 24 de mayo cruza el fuego con Cóe, uno de cuyos barcos de alto porte encalla con grandes averías y uno de cuyos bergantines deserta. Se suceden luego varios combates: frente al río Santa Lucía y al oeste del Cerro. Captura el bergantín Cagancha ante los ojos de Montevideo tomando prisionera a toda la tripulación.

La guerra no es indiferente a las potencias de Europa. Francia no cumple las disposiciones del convenio de Mackau y mantiene sus barcos en el Río de la Plata. Los navíos de la estación naval inglesa realizan actos hostiles contra los argentinos."A los intereses políticos interiores se suman los intereses extranacionales. El odio vesánico entre unitarios y federales es hábilmente manejado por la diplomacia extranjera haciendo cometer torpezas irreparables a ambas facciones. El crimen de Navarro pretende lavarse con infinitos crímenes hasta que no se sabe por qué el crimen. Los argentinos desterrados sufren el exilio y, en su desesperación, apelan a cualquier recurso que elimine al que sindican como gran responsable de la tragedia nacional. Entre sus maniobras, suscita alguna esperanza la posibilidad de atraer a Brown.

El 21 de abril de 1842 es un día despejado. Desde el bergantín Belgrano , donde se encuentra el Almirante, se divisa a la distancia, nítidamente, la fortaleza del Cerro; a su costado, la ligera ondulación de Montevideo. Una goleta mercante con bandera sarda se aproxima. Ancla a tiro de fusil y desprende un bote. Varios oficiales se aproximan a la borda del Belgrano. Un hombre vestido con elegancia, de pie en el bote, pide permiso para atracar. Lo autorizan y entrega un pliego; dice que esperará la respuesta. Brown, que permanecía en su cámara revisando papeles, se presenta en cubierta, recoge el mensaje, rompe el sello y lee allí mismo, en presencia de sus oficiales. Su cara apergaminada se ilumina con una sonrisa. El oficial Craig, a su lado, espera la respuesta que transmitirá al caballero del bote.

– Dígales que bajo mi palabra de honor pueden venir a bordo si gustan. Por escrito no lo hago, y si tienen desconfianza, pueden volver a su tierra.

Craig cumple, sin darse cuenta de lo que pasaba. El bote se va. Anochece. El misterioso incidente provoca murmuraciones. Retorna el bote con más caballeros. El Almirante manda hacer zafarrancho de combate y aparece con su uniforme de gala. Tres personas suben al puente donde los aguarda Brown. Al verlo, uno de ellos, con solemnidad, exclama: "al héroe de las aguas del Plata, al vencedor en ellas del poder de España, esclarecido general Brown, los proscriptos argentinos saludan".

A continuación aclaran que no los trae un propósito político sino comercial, y que desean proporcionarle algunas explicaciones. Solicitan que acepte recibirlos en privado, en su cámara.

Brown se inclina respetuosamente y, antes de dar un paso hacia la cámara, dice que acepta el diálogo" en la inteligencia de no oír una sola palabra sobre los acontecimientos políticos del Río de la Plata"; y que si violaban esta exigencia suya, "debían tener en cuenta que hablaban con un Jefe a las órdenes del Gobierno argentino". Se niega a discutir si Rosas es o no es un dictador.

Ante un amago de réplica agrega en tono más alto:

– Yo no lo hice Gobernador, señores; sino los hijos de la República. Con la bandera argentina al tope de mi división, hago la guerra a un pabellón extraño que, unido al francés, la hostilizó antes de que yo pisara el puente del Belgrano . Ahora, si ustedes y el comercio cuyo nombre invocan pretenden que abandone la defensa de mi Gobierno (y les repito que a la personalidad de Rosas no la reconozco para nada), pues hagan la paz, o en su defecto que el Gobierno oriental desarme sus buques; acto seguido volveré a tierra a descansar, pues ya soy viejo, como ustedes lo ven, y mucho lo necesito.

En la cámara le entregan un petitorio. Brown se arrellana en su butaca y lo lee. Entre los firmantes figura su propio hijo Guillermo, casado con la uruguaya Celedonia Blanco y establecido en Entre Ríos como estanciero. Sus inteligentes interlocutores aprovechan todas las grietas de su ánimo para introducir insinuaciones. Llegan a decide que el pabellón que afirma defender no es el mismo de Los Pozos y Juncal, porque ahora luce cuatro bonetes rojos y el lema de la muerte. Brown los mira con indulgencia y les recuerda que estos distintivos corresponden a la bandera provincial de Buenos Aires, y Buenos Aires no es la única provincia que agita bandera propia.

La entrevista se prolonga, los tres caballeros no se resignan a volver con una frustración. Las insinuaciones ya penetran en el campo de las ofertas. Brown da un golpe sobre el apoyabrazos de la butaca.

– Señores: les recuerdo otra vez que pisan un buque cuya dotación tiene que obedecer las órdenes del Gobierno de Buenos Aires, Por mi parte, y sin demora, voy a poner estas notas en conocimiento de mi Gobierno, pidiéndoles, por lo tanto, no abusar más de mi tolerancia y tengan a bien retirarse -se pone de pie-. A menos que prefieran ir en persona a verse con el general Rosas en Palermo…

Los sectarios y los obsecuentes denuncian ante la policía de Rosas las transgresiones de Brown al estilo federal. No sólo es piadoso con los salvajes unitarios tratándolos dignamente como prisioneros de guerra, sino que no permite gritar en su barco las vivas y mueras que tanto regodean a los secuaces de la Mazorca, ni autoriza que pinten de rojo los mástiles, ni echa como bestias a "los tres asquerosos representantes del cría chanchos rey de los franceses que se hacen pasar por argentinos". Las denuncias luego se amontonan en la mesa del Restaurador, que las barre de un manotazo.

– El "viejo Bruno" es loco pero leal. Y no tengo alguien mejor para reemplazarlo.

No será precisamente el astuto Rosas quien lo empujará hacia sus enemigos. Llama a su hija y le pide que realice una visita oficial a la escuadra para aventar rumores imbéciles. Brown debe sentirse respaldado.

Manuelita, acompañada por la esposa y la hija del canciller Felipe Arana, el jefe de policía Bernardo Victorica y una nutrida delegación de funcionarios y notables, se dirige al fondeadero de Los Pozos. Allí es servido un almuerzo memorable. Por cada brindis de sentido nacional se disparan tres cañonazos y por cada brindis común, uno solo. Los vecinos cuentan más de doscientos. Al Almirante empiezan a flaquearle las piernas con la tercera copa. Los visitantes se ponen tan alegres que no pueden recorrer los demás barcos. Brown tiene que retirarse, descompuesto.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Combate Perpetuo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Combate Perpetuo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Marcos Aguinis
Daniel Pennac: Como una novela
Como una novela
Daniel Pennac
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Federico Lorca
Отзывы о книге «El Combate Perpetuo»

Обсуждение, отзывы о книге «El Combate Perpetuo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.