• Пожаловаться

Alessandro Baricco: Homero, Ilíada

Здесь есть возможность читать онлайн «Alessandro Baricco: Homero, Ilíada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Историческая проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Alessandro Baricco Homero, Ilíada

Homero, Ilíada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Homero, Ilíada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La lliada de Homero sigue cantando desde el fondo de los siglos. Canta cincuenta y un días del último año de una guerra que llevará, una década después, a la conquista y la destrucción de la ciudad de Troya. Canta a los dioses, hombres y héroes, memorables por su ira y por su ambición, por su audacia y por su astucia, por su venganza y su piedad, dentro de los limites de un campo de batalla eterno. Guiado por la idea de adaptar el texto para una lectura pública. Alessandro Baricco relee y rescribe la lliada de Homero, como si tuviéramos que devolver a Homero allí mismo, a la lliada. para contemplar uno de los más majestuosos paisajes de nuestro destino. Trabajando a partir de la traducción de María Grazia Ciani. construye con el material original un conceríato de veintiuna voces (la última es la de Demodoco, un aedo que, tras la estela de la Odisea y de otras fuentes, narra el final de Troya): los personajes homéricos son llamados a escena -dejando a los dioses en el fondo- para relatar, con una voz cercanísima a nosotros, su historia de pasiones y de sangre, su gran guerra, su gran aventura.

Alessandro Baricco: другие книги автора


Кто написал Homero, Ilíada? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Homero, Ilíada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Homero, Ilíada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Para mi nada hay que equivalga a la vida, ni cuanto dicen que poseía antes Ilio, la bien habitada ciudadela, en tiempos de paz, antes de llegar los hijos de los aqueos, ni cuanto encierra en su interior el pétreo umbral del arquero Febo Apolo en la rocosa Pito. Se pueden ganar can pillaje bueyes y cebado ganado, se pueden adquirir trípodes y bayas cabezas de caballos; mas la vida humana ni está sujeta a pillaje para que vuelva ni se puede recuperar cuando traspasa el cerco de los dientes.

Son palabras de Andrómaca, pero en la Ilíada las pronuncia Aquiles, que es el sumo sacerdote de la religión de la guerra: y es por eso por lo que resuenan con una autoridad sin par. En esa voz -que, sepultada bajo un monumento a la guerra, dice adiós a la guerra, prefiriendo la vida la Ilíada deja entrever una civilización de la que los griegos no fueron capaces y que, a pesar de todo, habían intuido, y conocían, y hasta custodiaban en un rincón secreto y protegido de su sentir. Llevar a cabo esa intuición es tal vez lo que la Ilíada nos propone como herencia, como tarea, como deber.

¿Cómo llevar a cabo esa tarea? ¿Qué tenemos que hacer para inducir al mundo a seguir su propia inclinación hacia la paz? También sobre esto, me parece, la Ilíada tiene algo que enseñarnos. Y lo hace desde su rasgo más evidente y escandaloso: su rasgo guerrero y masculino. Es indudable que esa historia presenta la guerra como una salida casi natural de la convivencia civil. Pero no se limita a ello: hace algo bastante más importante y, si se quiere, intolerable: canta la belleza de la guerra, y lo hace con una fuerza y una pasión memorables. No hay casi ningún héroe cuyo esplendor, moral y físico, en el momento del combate, no se recuerde. No hay casi ninguna muerte que no sea un altar, ricamente decorado y adornado de poesía. La fascinación por las armas es constante, y la admiración por la belleza estética de los movimientos de los ejércitos es continua. Bellísimos son los animales en la guerra, y solemne es la naturaleza cuando está llamada a servir como marco para la masacre. Hasta los golpes y las heridas son cantados como obras soberbias de un artesanado paradójico, atroz, pero sabio. Se diría que todo, desde los hombres hasta la tierra, alcanza durante la experiencia de la guerra el momento de su más alta realización, estética y moral: casi la culminación gloriosa de una parábola que sólo en el momento de la atrocidad de la lucha mortal encuentra su propio cénit. En este homenaje a la belleza de la guerra, la Ilíada nos obliga a recordar algo molesto pero inexorablemente verdadero: durante milenios la guerra ha sido, para los hombres, la circunstancia en la que la intensidad -la belleza- de la vida se desencadenaba en toda su potencia y verdad. Era casi la única posibilidad para cambiar el propio destino, para encontrar la verdad de uno mismo, para elevarse a una alta concienciación ética. Frente a las anémicas emociones de la vida y a la mediocre estatura moral de la cotidianeidad, la guerra ponía en marcha el mundo y empujaba a los individuos más allá de los límites acostumbrados, hasta un lugar del alma que debía de parecerles a ellos, por fin, el punto de llegada de toda búsqueda y todo deseo. No estoy hablando de tiempos lejanos y bárbaros: no hace muchos años, intelectuales refinados como Wittgenstein y Gadda buscaron con obstinación la primera línea, el frente, en una guerra inhumana, con la convicción de que sólo allí se encontrarían a sí mismos. Está claro que no eran individuos débiles, o carentes de medios y cultura. Y, no obstante, como testifican sus diarios, vivían todavía en la convicción de que aquella experiencia límite -la praxis atroz de la lucha mortal- podría ofrecerles lo que la vida cotidiana no era capaz de ofrecerles. En esta convicción suya se reverbera el perfil de una civilización, nunca muerta, en la que la guerra permanecía como un eje candente de la experiencia humana, como motor de toda clase de acontecer. Todavía hoy, en un tiempo en el que para la mayoría de los humanos la hipótesis de entrar en combate es poco más que una hipótesis absurda, se continúa alimentando, con guerras libradas por poderes, mediante cuerpos de soldados profesionales, el viejo brasero del espíritu guerrero, revelando una sustancial incapacidad para hallar un sentido a la vida que pueda prescindir de ese momento de la verdad. El indisimulado orgullo masculino del que, tanto en Occidente como en el mundo islámico, se han visto acompañadas las últimas exhibiciones bélicas, permite reconocer un instinto que el shock producido por las guerras del siglo XX no ha apaciguado, evidentemente. La litada relataba este sistema de pensamiento y esta manera de sentir, conjuntándolos en un signo sintético y perfecto: la belleza. La belleza de la guerra -de cada uno de sus signos particulares-nos enuncia su centralidad en la experiencia humana: transmite la idea de que no hay ninguna otra cosa, en la experiencia humana, para existir verdaderamente.

Lo que tal vez sugiere la Ilíada es que ningún pacifismo, hoy en día, debe olvidar o negar esa belleza: como si nunca hubiera existido. Decir y enseñar que la guerra es un infierno y nada más es una mentira nociva. Por muy atroz que pueda sonar, es necesario acordarse de que la guerra es un infierno, pero bello. Desde siempre los hombres se lanzan a ella como falenas atraídas por la luz mortal del fuego. No hay miedo u horror que hayan conseguido mantenerlos alejados de ¡as llamas: porque en ellas siempre han encontrado la única redención posible ante la penumbra de la vida. Por ello, la tarea de un pacifismo verdadero tendría que ser hoy no tanto demonizar hasta el exceso la guerra, sino comprender que sólo cuando seamos capaces de otra belleza podremos prescindir de la que la guerra, desde siempre, nos ofrece. Construir otra belleza es tal vez el único camino hacia una auténtica paz. Demostrar que somos capaces de iluminar la penumbra de la existencia sin recurrir al fuego de la guerra. Dar un sentido, fuerte, a las cosas, sin tener que llevarlas hasta la luz, cegadora, de la muerte. Poder cambiar el destino de uno mismo sin tener que apoderarse del de otro; lograr que circulen el dinero y la riqueza sin tener que recurrir a la violencia; encontrar una dimensión étíca, incluso muy elevada, sin tener que ir a buscarla en los confines de la muerte; encontrarse a uno mismo en la intensidad de lugares y momentos que no sean una trinchera; conocer la emoción, incluso la más vertiginosa, sin tener que recurrir al doping de la guerra o a la metadona de las pequeñas violencias cotidianas. En fin, otra belleza, si es que comprendéis lo que quiero decir.

Hoy la paz es poco más que una conveniencia política: no es, en modo alguno, un sistema de pensamiento y una manera de sentir verdaderamente difundidos. Se considera la guerra un mal que hay que evitar, es cierto, pero se está muy lejos de considerarla un mal absoluto: a la primera ocasión, revestida de hermosos ideales, entrar en guerra se convierte rápidamente en una opción factible. A veces, incluso suele elegirse con cierto orgullo. Siguen estrellándose las falenas con la luz del fuego. Una real, profética y valiente ambición por la paz yo la veo únicamente en el trabajo paciente y escondido de millones de artesanos que cada día trabajan para suscitar otra belleza, y la claridad de luces, límpidas, que no matan. Es una empresa utópica, que presupone una vertiginosa confianza en el hombre.

Pero me pregunto si alguna vez nos hemos adentrado tanto, como hoy en día, por un sendero parecido. Y por eso creo que nadie, a estas alturas, logrará ya detener ese camino, o invertir el sentido. Lograremos, antes o después, sacar a Aquiles de aquella mortífera guerra. Y no será ni el miedo ni el horror lo que lo lleve de regreso a casa. Será cierta belleza, una belleza distinta, más cegadora que la suya, e infinitamente más apacible.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Homero, Ilíada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Homero, Ilíada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Clive Cussler: La Odisea De Troya
La Odisea De Troya
Clive Cussler
Baricco, Alessandro: Novecento
Novecento
Baricco, Alessandro
Alessandro Baricco: Soie
Soie
Alessandro Baricco
Colleen Mccullough: La canción de Troya
La canción de Troya
Colleen Mccullough
Отзывы о книге «Homero, Ilíada»

Обсуждение, отзывы о книге «Homero, Ilíada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.