Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Cautiva De Los Borgia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Cautiva De Los Borgia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La inocencia de la joven Sancha de Aragón, así como el honor de su linaje, se ponen a prueba cuando su matrimonio con Jofre Borgia, el hijo menor del papa Alejandro VI, la arrastra al círculo íntimo de la familia más poderosa de Europa, la más intrigante y la que mayores suspicacias despierta. Un irresistible relato de conspiraciones, intrigas, pasión, deslealtades y codicia desde el punto de vista de una noble española obligada a vivir en un mundo brillante y muy peligroso.

La Cautiva De Los Borgia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Cautiva De Los Borgia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Era imposible creer que Jofre fuera hijo de ese hombre.

Recordé las fuertes manos de Onorato recorriendo mi cuerpo; recordé cómo me había montado, cómo yo me aferraba a su poderosa espalda mientras me poseía y luego me daba placer.

Entonces miré a aquel chiquillo huesudo y secretamente me encogí de disgusto al pensar en el lecho matrimonial. Onorato había conocido mi cuerpo mejor que yo misma. ¿Cómo podía enseñarle a esa criatura afeminada todo lo que un hombre debe saber sobre el arte de amar?

Mi corazón se desesperó. Pasé los días siguientes en un estado de estupefacta tristeza, pero me comporté lo mejor que pude en mi papel de novia feliz. Jofre pasaba las horas en compañía de su comitiva, y no hacía ningún esfuerzo por el cortejo; no era como Onorato, preocupado por mis sentimientos. Había venido a Nápoles por una razón: para conseguir la corona de príncipe.

La ceremonia civil se llevó a cabo primero, en el Castel Nuovo, presidida por el obispo de Tropea; fueron testigos mi padre y el príncipe Federico. En su ansiedad, el pequeño Jofre gritó su apresurada respuesta a la pregunta del obispo mucho antes de que el viejo acabase de formularla, cosa que provocó las risas de la multitud. Yo no pude sonreír.

Luego tuvo lugar la ofrenda de regalos de mi nuevo marido: rubíes, perlas, diamantes, brocados tejidos con hilos de oro, sedas y terciopelos, todo destinado a convertirse en adornos y vestidos para mí.

Pero nuestra unión no había sido bendecida aún por la Iglesia, y por lo tanto no podía consumarse físicamente; tuve un respiro de cuatro días antes de la misa.

El día siguiente era el de la Ascensión y de la fiesta de la aparición del arcángel Miguel; también fue proclamado un día de celebración para el reino de Nápoles.

El encapotado cielo de la mañana descargó un fuerte aguacero acompañado de ráfagas de viento. A pesar del mal tiempo, nuestra familia siguió a mi padre y a sus barones hasta el monasterio de Santa Clara, donde Ferrante había sido sepultado solo unos meses atrás.

Allí, el altar había sido preparado por el maestro de ceremonias pontificio de Alejandro, con todos los símbolos del poder napolitano dispuestos en el orden en que serían presentados al nuevo rey; la corona, con gemas y perlas; la espada real con la vaina enjoyada; el cetro de plata, coronado con la flor de lis de oro angevina, y el orbe imperial.

Mi padre nos precedió en la entrada a la iglesia. Nunca había parecido más apuesto, más regio que en aquel momento. Iba vestido con una túnica ajustada, calzones de satén negro y una capa de brillante brocado rojo con vivos de armiño blanco. Nuestra familia y los cortesanos nos detuvimos en los lugares designados, pero mi padre continuó solo por el pasillo.

Permanecí junto a mi hermano y me aferré a su mano. Ninguno de los dos nos miramos a los ojos; sabía que si miraba a Alfonso, traicionaría mi tristeza en un momento en el que debía sentir todo lo contrario.

Había sabido, poco después de renovar mi compromiso con Jofre, el trato que el nuevo rey había hecho con el papa Alejandro. Alfonso II otorgaba el principado de Squillace a Jofre Borgia; a cambio, Su Santidad enviaría a un legado papal (en este caso, un poderoso cardenal de su propia familia) para coronar al rey. De esta manera, Alejandro daba su directa e irrevocable bendición y reconocimiento al reinado de Alfonso.

El acuerdo había sido idea del rey; no del Papa, como había dicho mi padre.

Sin duda, había comprado su alegría a costa de mi pesar.

El hombre que muy pronto sería conocido como Alfonso II se detuvo en el coro, donde fue saludado por el arzobispo de Nápoles y el patriarca de Antioquía. Lo guiaron hasta su asiento frente al altar, donde escuchó junto con el resto de nosotros la bula papal que lo declaraba indiscutido gobernante de Nápoles.

Mi padre se arrodilló sobre un cojín delante del cardenal Giovanni Borgia, el legado papal, y repitió con voz clara el juramento que le dictaba el legado.

Escuché al mismo tiempo que pensaba en mi destino.

¿Por qué mi padre me odiaba tanto? Se mostraba indiferente hacia sus demás hijos, salvo el príncipe heredero, Ferrandino, pero incluso a su hijo mayor solo le prestaba la atención necesaria para prepararlo para su posición en la vida. ¿Era porque yo causaba más problemas que los demás?

Quizá. Pero tal vez la respuesta también estaba en las palabras del viejo Ferrante: «De todos sus hijos, tú eres quien más se parece a tu padre».

Pero mi padre lloró cuando vio las momias angevinas; sin embargo, yo no.

«Tú siempre fuiste un cobarde, Alfonso.»¿Era posible que la crueldad de mi padre surgiese del miedo? ¿Me despreciaba porque yo poseía el único atributo que él no tenía: coraje?

Cerca del altar, mi padre había acabado de pronunciar el juramento. El cardenal le entregó un trozo de pergamino, y de esta manera lo invistió rey; luego dijo:

– Por virtud de la autoridad apostólica.

Ahora como príncipe del reino gracias al matrimonio, Jofre Borgia se adelantó, pequeño y solemne, con la corona. El cardenal la tomó de sus manos, y luego la colocó en la cabeza de mi padre. Era pesada y se deslizó un poco; el prelado la sostuvo con una mano mientras él y el arzobispo abrochaban la correa debajo de la barbilla de mi padre, para sujetarla.

Los símbolos del gobierno fueron entregados al nuevo rey: la espada, el cetro, el orbe. La ceremonia dictaba que todos los prelados del Papa formasen un círculo detrás de mi padre, pero sus hermanos, hijos y leales barones se adelantaron en una brusca e impetuosa muestra de apoyo.

Mi padre, con una sonrisa en los labios, se sentó en el trono mientras la asamblea lo vitoreaba.

«Viva re Alfonso! Viva re Alfonso!»

A pesar de mi furia y resentimiento por ser solo su peón, lo miré, coronado y glorioso, y me sorprendió la súbita oleada de lealtad y orgullo que sentí dentro de mí. Grité con los demás, con voz quebrada.

«Viva re Alfonso!»

Los tres días siguientes los dediqué a las pruebas de un espléndido vestido de novia. El peto estaba hecho con el brocado dorado, un regalo de mi futuro esposo, y el vestido era de terciopelo negro con gayaduras de satén, junto con una camisa de seda dorada; tanto el vestido como el corsé estaban recamados con las perlas de Jofre, y algunos de sus diamantes y perlas estaban engarzados en un tocado del más fino hilo de oro. Las mangas, que se ataban al corpiño, también eran de terciopelo negro.i rayas y satén, y tan voluminosas que hubiese podido introducir en una de ellas a mi nuevo marido. En otro momento habría puesto un gran interés y sentido mucho orgullo por ese vestido, y por adornarme para realzar todavía más mi belleza; pero no era ese el momento. Miraba aquel vestido como un prisionero mira sus cadenas.

El día de mi boda amaneció rojo, con el sol oscurecido por las nubes. Me asomé a mi balcón en el Castel Nuovo; no había podido dormir durante toda la larga noche, consciente de que renunciaría a mi casa y a todo lo que conocía para ir a vivir a una ciudad extraña. Saboreé el aroma del frío aire de mar y respiré profundamente; ¿sería el olor igual de dulce en Squillace? Contemplé la bahía verde plomizo presidida por el oscuro Vesubio, a sabiendas de que el recuerdo de aquella visión nunca sería suficiente para sostenerme. Mi vida giraba alrededor de mi hermano, y la suya alrededor de la mía; conversaba con él todas las mañanas, cenaba con él todas las noches, hablaba con él durante todo el día. Me conocía y me quería más que mi propia madre. Jofre parecía un buen chico, pero era un extraño. ¿Cómo podía enfrentarme a la vida con alegría sin Alfonso?

Solo una cosa me preocupaba todavía más: saber que mi hermano menor sufriría la misma soledad; quizá todavía más, porque doña Esmeralda había dicho que él era más sensible que yo. Esto sería lo más duro de soportar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jeanne Stein - Cloud City
Jeanne Stein
Jeanne Stein - The Becoming
Jeanne Stein
Jeanne Kalogridis - The Borgia Bride
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - El secreto de Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il Signore dei Vampiri
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il patto con il Vampiro
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Painting Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Scarlet Contessa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Devil’s Queen
Jeanne Kalogridis
Отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia»

Обсуждение, отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x