Colleen McCullough - Tim

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough - Tim» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tim: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tim»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El pájaro espino, la magnífica novela de Colleen McCullough, ha sido best seller en muchos países del mundo por su notable calidad literaria y el denso contenido humano que la distingue. Tim es una novela anterior de la misma autora, que no le va en zaga en forma alguna. Plantea el viejo problema de la edad en el amor, mejor dicho, de la diferencia de edades en el amor. Tim es un joven obrero de veinticinco años, hijo de un matrimonio humilde, que posee la belleza y la perfección física de un Adonis griego. Conserva, empero, una mente infantil, poco desarrollada. Mary es una solterona de más de cuarenta años que ha encontrado su tranquilidad espiritual consagrándose a su trabajo, hasta que, inesperadamente, un día ve a Tim. Estudio penetrante de psicología humana, escrita con dignidad y sencillez, Tim es otra notable creación de Colleen McCullough.

Tim — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tim», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Piense en esto, Mary. ¿Por qué no debe casarse Tim? ¿Qué es eso tan especial que tiene Tim? Puede usted decir que piensa en él como en un hombre, pero yo no estaré de acuerdo con eso. Las únicas veces que usted ha pensado en él como hombre casi se ha muerto de horror, ¿no es así? Y la razón de eso es que usted ha cometido la equivocación que todos cometen con los retrasados mentales. En la mente de usted Tim ha quedado grabado como un niño. ¡Pero él no es un niño, Mary! Al igual que la gente normal, los retrasados mentales están sujetos al crecimiento y al cambio a que llegan con la madurez; dentro del limitado alcance de su desarrollo psíquico, dejan de ser niños. Tim es ya un hombre adulto, con todos los atributos físicos de un hombre adulto y un metabolismo hormonal perfectamente normal. Si hubiera sufrido alguna lesión en una pierna, caminaría cojeando, pero como la lesión ocurrió en el cerebro, cojea mentalmente, pero ese defecto no le impide ser hombre, del mismo modo que no se lo impediría una pierna defectuosa.

»¿Por qué debe Tim pasar por la vida privado de la oportunidad de satisfacer una de las necesidades más poderosas que conocen su cuerpo y su espíritu? ¿Por qué hay que negarle su hombría? ¿Por qué debe ser protegido y escudado de su propio cuerpo? ¡Mary, él está ya privado de demasiadas cosas! ¡ Tantas cosas ! ¿Por qué privarlo de más todavía? ¿No tiene derecho, siendo hombre, a su virilidad? ¡Hay que honrar al hombre que hay en él, Mary Horton! ¡Cásese con él!

– Sí, ya veo -repuso ella y se quedó en silencio, pensativa. Al fin alzó la cabeza-. Muy bien, entonces, si usted piensa que es lo mejor, dadas las circunstancias, me casaré con él.

– ¡Así se hace! -contestó él y sus rasgos se suavizaron-. Lo disfrutarán los dos más de lo que usted cree, ya verá.

Ella frunció el ceño.

– ¡Pero va a haber tantas dificultades! -comentó.

– ¿Acaso con su padre?

– No lo creo. No, me imagino que a Ron le gustará la idea, aunque bien pudiera ser el único. Sin embargo, en cuanto a Tim y a mí, ambos somos igualmente inexpertos en eso y no estoy segura de poder resolver satisfactoriamente todos los problemas al respecto.

– Se está preocupando innecesariamente. El problema es que usted es una mujer que piensa demasiado y trata de enfrentarse a cosas que acostumbran resolverse solas cuando el tiempo llega. En lo que se refiere a las necesidades de Tim, creo que está usted magníficamente provista para eso, diría yo.

Dominando su súbito deseo de llorar, Mary se las arregló para no perder la compostura.

– No debo tener hijos, ¿verdad? -interrogó.

– No. No debe tenerlos. No es que las deficiencias de Tim sean hereditarias, al parecer no hay mucho peligro de eso, pero usted ya está llegando a una edad en la que es posible que no viva lo suficiente para ver a ninguno de sus hijos alcanzar la edad madura, y las condiciones de Tim le impiden reemplazarla si usted llegara a faltar. Además, ya tiene usted una edad como para que se repita la desventura de la madre de él, y si esto sucediera, sería una de las mayores ironías de la vida. Estadísticamente hablando, si usted empieza a tener familia después de los treinta y cinco años, decrecen las posibilidades de que tenga una criatura normal, y mientras más lejos haya dejado los treinta y cinco cuando empiece, menores serán sus probabilidades.

– Lo sé.

– ¿Cree usted que le entristecerá no tener hijos? ¿Que este hecho sea algo que llene su vida de desencanto?

– ¡No! ¿Cómo podría serlo? Nunca había pensado en casarme ni lo había ambicionado. Tim es más que suficiente para mí.

– No será nada fácil.

– Lo sé.

John se sacó la pipa de la boca y dejó escapar un suspiro.

– Bien, Mary -dijo-. Le deseo toda la suerte y felicidad del mundo. Ahora todo depende de usted.

La mujer se puso en pie, recogiendo su cartera y sus guantes.

– Y yo le estoy muy agradecida, John -repuso-. Ahora, más que nunca, estoy en deuda con usted y le doy mi palabra de que ayudaré a su causa en todo lo que pueda.

– No me debe nada. La alegría que siento tan sólo de saber que Tim es feliz, es recompensa más que suficiente. Simplemente venga a visitarme de vez en cuando.

En lugar de dejar a Tim en la calle Surf, Mary entró en la casa con él. Ron estaba en la sala; en la televisión estaban dando el último resumen deportivo.

– ¿Qué tal, Mary? No la esperaba a estas horas.

Ella se sentó en el sofá mientras Tim colocaba su cartera y sus guantes en un lugar seguro.

– Quería hablar un poco con usted, Ron. Se trata de algo importante y me gustaría tratarlo de una vez mientras todavía tengo el valor necesario.

– ¡Lo que usted diga, querida! ¿Desea una taza de té y un pedacito de pastel?

– Me parece muy buena idea -contestó, alzando el rostro para mirar a Tim con una sonrisa-. ¿Tienes que trabajar mañana, Tim?

El joven asintió con la cabeza.

– No quiero obligarte, pero creo que ya es hora de que te vayas a acostar. Tu padre y yo tenemos algo de qué hablar, pero te prometo que no será un secreto y te lo diré todo este fin de semana, ¿de acuerdo?

– De acuerdo. Buenas noches, Mary -contestó él.

Cuando estaban en su casa, nunca le pedía a ella que lo arropara.

Ron colocó tazas y platos en la mesa de la cocina mientras la tetera hervía, observando a Mary atentamente con el rabo del ojo.

– Se ve usted verdaderamente cansada, querida -observó.

– Y lo estoy. Fue un día agotador.

– ¿Qué dijo el maestro acerca de Tim?

La taza de Mary estaba desportillada; ella empezó a pasar la punta del dedo por el borde al que le faltaba un pedacito, pensando cómo abordar el tema. Cuando alzó el rostro para mirar a Ron, se veía vieja y fatigada.

– Ron -dijo-, no le dije toda la verdad de por qué llevé a Tim a casa de John Martinson esta noche.

– ¿No?

– No -repuso. Una y otra vez, la punta del dedo pasaba sobre el borde desportillado; bajó la vista, incapaz de seguir hablando, viendo al mismo tiempo aquellos grandes ojos azules tan parecidos a los de Tim en su forma y tan diferentes en su expresión-. Esto es muy difícil para mí porque creo que no tiene usted la menor idea de lo que voy a decirle. Ron, ¿se le ha ocurrido a usted que me va a ser muy difícil hacerme cargo de Tim si algo le sucediera a usted?

La mano que sostenía la tetera tembló de repente y algo de té se derramó en la mesa.

– ¿Ha cambiado usted de opinión?

– No. Yo no haría eso, Ron, a menos que a usted no le guste la solución que he encontrado para el problema -juntó las manos frente a su taza y se las arregló para mirar al anciano directamente a los ojos-. Tim y yo siempre hemos tenido una relación muy especial y usted lo sabe. De toda la gente que él conoce es a mí a quien más quiere. No sé por qué y ya no trato de averiguarlo. No sería exagerado decir que me ama.

– No, no lo es. Él la ama a usted, Mary. Por eso es por lo que quiero que sea usted quien lo recoja cuando yo me vaya.

– Yo también lo amo. Lo he amado desde el primer instante en que lo vi, de pie a la luz del sol, viendo cómo el camión vaciaba cemento en las adelfas de Emily Parker. Entonces yo no sabía que era retrasado mental, pero cuando lo supe, eso no cambió nada; de hecho sólo me hizo quererlo más. Durante mucho tiempo yo no le di importancia a la diferencia de sexos, hasta que, primero Emily Parker y luego la hija de usted, me dieron unas buenas sacudidas al respecto. Usted siempre ha mantenido a Tim ignorante de esas cosas, ¿no es así?

– Tuve que hacerlo, Mary. Siendo Es y yo ya viejos, sabía que había muchas probabilidades de que ni ella ni yo estuviéramos vivos cuando él creciera, así que hablamos sobre lo que tendríamos que hacer cuando él todavía era muy chico. Sin nosotros para cuidarlo, y tan guapo como es, nos pareció que era fácil que se metiera en muchos problemas si descubría para qué servían las mujeres mientras todavía fuera joven y la urgencia fuese muy fuerte. Eso fue fácil hasta que ya pudo empezar a trabajar, pero en cuanto comenzó con Harry Markham yo sabía que sería muy difícil. Así es que fui y hablé con Harry, aclarándole específicamente que yo no quería que ninguno de sus operarios metiera a Tim en problemas o tratara de avivarlo sobre los hechos de la vida. Le advertí a Harry que si alguno de ellos trataba de hacer algo de eso, les echaría la policía encima por contribuir a la corrupción de un menor de edad, y un menor que, además, no era normal. Fue lo único que les pedí y supongo que se han divertido atormentándolo con otras cosas, pero debo decir que se portaron bien en el asunto del sexo y hasta acostumbraban cuidarlo y no dejaban que las mujeres se le acercaran. Bill Naismith casi siempre va y viene del trabajo con Tim porque vive en la parte más alta de Coogee Bay Road. Hasta ahora todo ha ido bien. Hemos tenido suerte, por supuesto. Siempre había el riesgo de que algo pudiera suceder, pero hasta la fecha no ha pasado nada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tim»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tim» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Credo trzeciego tysiąclecia
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «Tim»

Обсуждение, отзывы о книге «Tim» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x