Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Antonio y Cleopatra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Antonio y Cleopatra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La culminación de la Saga de Roma, que ha entusiasmado a millones de lectores.
Roma, año 41 d. J. C. Tras la muerte del César, Octavio y Marco Antonio se ponen de acuerdo para administrar juntos el imperio: Marco Antonio gobernará en las provincias del Este y Octavio en las del Oeste, donde está Roma, el corazón del imperio. Marco Antonio buscará la ayuda de Cleopatra para perpetrar sus planes de conquista y ésta intentará seducirlo para conseguir que su hijo Cesarión, hijo de Julio César, gobierne en Roma. Mientras Octavio asegura su posición en Roma e Italia con la ayuda de su esposa y de Marcus Agrippa, Antonio reúne a sus fuerzas en Grecia para invadir Italia… Las tensiones entre ellos harán estallar una guerra entre ambas facciones y pondrán en peligro la unidad del imperio.
Con gran precisión y maestría, Colleen McCullough nos transporta a los escenarios de la Roma clásica y nos ofrece un verdadero episodio épico en el que el poder, el escándalo, la guerra y la pasión son el telón de fondo para un impresionante reparto de personajes brillantemente construidos.

Antonio y Cleopatra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Antonio y Cleopatra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando Marcela cumplió los dieciocho años se casó con Marco Agripa, cónsul por segunda vez; seguía enamorada de su serio y poco comunicativo héroe, y entró en el matrimonio convencida de que ella lo cautivaría.

La guardería de Octavia no parecía nunca reducir su tamaño, a pesar de la partida de Marcela y Marcelo, los dos mayores. Tenía a Iullo, Tiberio y Marcia, todo de catorce años; Cellina, Selene, el mellizo de Selene, el ahora llamado Cayo Antonio y Druso, de doce años, Antonia y Julia, de once; Tonilla, de nueve; el ahora llamado Lucio Antonio, de siete, y Vipsania, de seis. En total, doce niños.

– Lamento ver marchar a Marcelo -le dijo Octavia a Cayo Fonteio-, pero tiene su propia casa y debe vivir allí. Será un contubernalis en la plana mayor de Agripa el año que viene.

– ¿Qué hay de Vipsania ahora que Agripa está casado?

– Se quedará conmigo; creo que es una buena decisión. Marcela no querrá un recordatorio de sus últimos años en la guardería, y Vipsania lo sería. Además, Tiberio se mostrará abatido.

– ¿Cómo están los hijos sobrevivientes de Cleopatra? -preguntó Fonteio.

– ¡Mucho mejor!

– Así que Cayo y Lucio Antonio, así llamados, al final se cansaron de verse zurrados por Tiberio, lullo y Druso.

– Una vez que me decidí a hacer ojos ciegos, sí. Ése fue un buen consejo, Fonteio, aunque no me gustó mucho en su momento. Ahora, lo único que me queda por hacer es convencer a Cayo Antonio de que no coma demasiado; ¡oh, es un glotón!

– También lo era su padre en muchas maneras.

Fonteio apoyó la espalda en una columna de los nuevos y preciosos jardines que Livia Drusilia había creado alrededor de los viejos estanques de carpas de Hortensio y cruzó los brazos un tanto a la defensiva. Ahora que Marco Antonio estaba muerto y su tumba en Alejandría sellada para siempre había decidido probar suerte con Octavia, que había tenido muchos años para llorar a su último marido. A los cuarenta años, probablemente habían pasado sus días fértiles, y la guardería no recibiría más miembros, a menos que hubiese nietos. ¿Por qué no intentarlo? Ella y él habían sido tan buenos amigos que había superado la convicción de que ella lo rechazaría por respeto a la memoria de Antonio.

«¡Qué hombre tan apuesto!», pensaba ella mientras lo miraba, segura de que él tenía algo en mente, según su intuición.

– Octavia… -dijo él, y se detuvo.

– ¿Sí? -lo animó ella, curiosa-. ¡Dime!

– Sin duda, tú sabes lo mucho que te quiero. ¿Te casarías conmigo?

La sorpresa dilató sus pupilas y tensó su cuerpo. Ella suspiró y sacudió la cabeza.

– Te agradezco la oferta, Cayo Fonteio, y sobre todo el amor, pero no puedo.

– ¿No me amas?

– Sí, te amo. Ha crecido en mí año tras año, y tú eres muy paciente. Pero no puedo casarme contigo, o con nadie más.

– Por el imperator César -dijo él, la voz tensa.

– Sí, por el imperator César. Me ha mostrado a todo el mundo como epítome de la devoción de la esposa, del cuidado maternal. ¡Qué bien recuerdo cómo reaccionó cuando nuestra madre cayó en desgracia! Si me casase de nuevo. Roma se llevaría una desilusión.

– Entonces, ¿podemos ser amantes?

Ella se lo pensó, su generosa boca curvada en una sonrisa

– Se lo preguntaré, Cayo, pero su respuesta será no.

– ¡Pregúntaselo de todas maneras! -Él fue a sentarse en el borde de un estanque, sus hermosos ojos llenos de luz, la boca sonriente-. Necesito una respuesta, Octavia, incluso si es un no. Pregúntaselo ahora.

Su hermano estaba trabajando en su escritorio, ¿cuándo no lo estaba? Él la miró, el entrecejo fruncido.

– ¿Puedo verte en privado, César?

– Por supuesto. -Un gesto hizo que los escribientes saliesen a la carrera-. ¿Y bien?

– He recibido una propuesta de matrimonio.

Esto provocó un gesto de desagrado.

– ¿De quién?

– Cayo Fonteio.

– ¡Ah! -Él unió los dedos-. Un buen hombre, uno de mis más leales partidarios. ¿Quieres casarte con él?

– Sí, pero sólo con tu consentimiento, hermano.

– No puedo consentir.

– ¿Por qué?

– ¡Oh, vamos, Octavia, tú sabes por qué! No es ese casamiento contigo lo que lo pone a él tan alto, es que a ti te pone en una posición muy baja.

Se hundieron sus hombros; se sentó en una silla y agachó la cabeza.

– Sí, lo comprendo. Pero es muy duro, pequeño Cayo.

El nombre infantil trajo lágrimas a sus ojos; él las contuvo.

– ¿Duro, hasta qué punto? -preguntó él.

– Me gustaría mucho casarme. Te he dado tantos años de mi vida, César, sin quejarme y sin expectativas de recompensa. Te permití elevarme a un nivel que me equipara a las vestales. Pero todavía no estoy decrépita, y siento que me merezco alguna recompensa. -Ella alzó la cabeza-. Yo no soy tú, César. No deseo estar en una posición más alta que todos los demás. Quiero sentir de nuevo el abrazo de un hombre. Quiero ser deseada y necesitada de una manera más personal que por los niños.

– No es posible -dijo él entre dientes.

– Entonces, ¿qué pasa si nos hacemos amantes? En secreto y con la más absoluta discreción. ¡Al menos dame eso!

– Me gustaría, Octavia, pero vivimos en una piscina transparente. Los sirvientes hablan, mis agentes hablan. No puede ser.

– ¡Sí que puede ser! Los rumores nos rodean incesantemente (tus amantes, mis amantes), Roma hierve. ¿No crees que Roma ya no tiene a Fonteio por mi amante cuando pasamos tanto tiempo juntos? ¿Qué cambiaría, excepto que una ficción se convertiría en un hecho? Es algo tan viejo y gastado, César, que apenas si vale mencionarlo.

Él la escuchó con una expresión inescrutable, los párpados bajados; ahora los abrió y le dedicó la más dulce de las sonrisas del pequeño Cayo.

– Muy bien, acepta a Fonteio como tu amante. Pero a ninguno más, y nunca públicamente de mirada, gesto o palabra. No me gusta la perspectiva, pero no tienes ni una pizca de promiscuidad en tu cuerpo. -Descargó una palmada en las rodillas-. Llamaré a Livia Drusilia. Su ayuda no tiene precio.

Octavia se encogió.

– ¡César, no! ¡Nunca lo aprobaría!

– Te equivocas, lo hará. Livia Drusilia nunca olvida que hay una madre en nuestra familia.

La última parte del año estuvo llena de crisis que Octavio y Agripa no habían previsto. Como siempre, una familia importante estaba en la raíz de ellas, y aquella vez les tocaba a los Licinio Craso. Era una familia tan antigua como la República, y su actual líder hizo un intento de hacerse con el poder, tan astuto él que no veía cómo podía fracasar. Pero aquel advenedizo trató con Octavio brillantemente, constitucionalmente y a través del Senado, que Marco Licinio Craso había asumido que le daría apoyo. No lo hizo. Licinia, la hermana de Craso, era la esposa de Cornelio Gallo, y de esta manera vinculaba a Cornelio Gallo a los acontecimientos. Cuando había sido gobernador de Egipto había conseguido grandes hazañas como explorador su éxito se le subió a la cabeza de tal manera que había escrito aquéllas en las pirámides, en los templos de Isis y Hathor y en varios monumentos de Alejandría. También había eregido gigantescas efigies de sí mismo en todas partes, una acción prohibida a todos los romanos, cuyas estatuas nunca podían exceder el tamaño de un hombre. Incluso Octavio se cuidaba de respetar esa regla; que su amigo y partidario Gallo no lo hiciera fue toda una sorpresa. Llamado a Roma para responder de sus hechos, Cornelio Gallo y su esposa se suicidaron a mitad del juicio por traición ante el Senado.

Octavio, que nunca pasaba por alto tales lecciones, mandó a Egipto a hombres comunes de baja cuna a partir de aquel momento, y se aseguró que los ex cónsules que gobernaban provincias fuesen enviados a regiones carentes de grandes ejércitos. Los ex pretores heredaron los ejércitos, y, dado que querían ser cónsules, era más probable que supiesen comportarse. Los triunfos serían sólo para la propia familia de Octavio, para nadie más.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Antonio y Cleopatra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Antonio y Cleopatra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antony and Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «Antonio y Cleopatra»

Обсуждение, отзывы о книге «Antonio y Cleopatra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x