• Пожаловаться

Colleen McCullough: La huida de Morgan

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough: La huida de Morgan» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Историческая проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Colleen McCullough La huida de Morgan

La huida de Morgan: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La huida de Morgan»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Bristol, Inglaterra 1787. Cientos de prisioneros iban a ser arrancados de su tierra natal y forzados a emprender un duro viaje por mar para poblar tierras desconocidas y hostiles. Abandonados a su suerte en tierras australianas, su llegada sería sólo el principio de una larga odisea. Morgan habría de conocer el lado más cruel del ser humano, pero también el amor y la amistad más sinceros. La huida de Morgan parte de episodios históricos para narrar la increíble epopeya de los primeros colonos en Australia.

Colleen McCullough: другие книги автора


Кто написал La huida de Morgan? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La huida de Morgan — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La huida de Morgan», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La imagen que él ofrecía cuando ella subió por el sendero de la fuente atravesando el huerto, era verdaderamente enternecedora y emocionante, reconoció Kitty. Su corazón se conmovió. Sin que él se percatara de su presencia, permaneció inmóvil para observar cómo daba la vuelta a la niña para que ésta lo mirara, le hablaba en tono solemne, la besaba y la contemplaba con un rostro lleno de amor y de asombro. Y su manera de estrecharla en sus brazos. Su manera de mirar a lo lejos por encima de la cabeza de la niña.

¡Muévete, Richard, muévete! Kitty deseó con todas sus fuerzas que se moviera, pero él no se movió. El sol siempre se ponía en la parte de atrás de la casa, y la parte anterior siempre quedaba sumida en las sombras, pero ahora la luz era absolutamente diáfana y caía sobre el padre y la hija como si éstos se hubieran petrificado. Un antiguo recuerdo surgió de los más profundos abismos de su mente, el recuerdo del director del asilo presidiendo los oficios religiosos dominicales sentado en un impresionante sillón con la mirada perdida en la lejanía, mientras el capellán predicaba acerca de los pecados de la carne que ninguna de sus oyentes podía comprender. El director seguía con la mirada perdida en la lejanía; el capellán terminaba su sermón, las huérfanas permanecían inmóviles, las severas y amargadas maestras solteronas recorrían con los ojos las filas de las huérfanas para comprobar que ninguna niña mostrara en su rostro una expresión poco devota; y el director seguía mirando en la lejanía como si estuviera contemplando una visión ni agradable ni desagradable. Sólo cuando el capellán le rozó tímidamente el hombro el director se movió. Se movió para caer hacia delante desde el sillón sobre las baldosas de la capilla y quedar tumbado allí tan deforme como las medias semirrellenas de arena con que las huérfanas eran azotadas para que no les quedara ninguna huella.

¡Muévete, Richard, muévete! Pero él no se movió mientras el tiempo iba pasando y la niña dormía apaciblemente entre sus brazos. De repente, Kitty comprendió que había muerto. Lo comprendió de golpe y cayó de rodillas, el cubo se volcó, el agua se derramó en cascada y el mundo enmudeció. Pero él no se movió ni siquiera entonces. ¡Estaba muerto! ¡Estaba muerto!

– ¡Richard! -gritó Kitty, levantándose atropelladamente y echando a correr.

El gritó sacó a Richard de su ensimismamiento, pero no con la suficiente rapidez para poder sujetarla.

Kitty gimió y aulló mientras las lágrimas rodaban por su rostro sin que ella se diera cuenta. Cuando Kate se unió a su madre y empezó a berrear, Richard se levantó con dos enloquecidas criaturas aferradas a él como si en ello les fuera la vida y sintió que la cabeza le daba vueltas. Depositó a Kate en su cuna sin ninguna ceremonia y entonces la niña empezó a protestar a gritos por el hecho de que la hubieran soltado de manera tan poco caballerosa; después sentó a Kitty en el sillón que había junto a la cocina, donde ella rompió en sollozos desgarradores. Richard sacó la botella de ron y, revoloteando alrededor de Kitty como una gallina clueca, la obligó a beber.

– ¡Oh, Richard, pensé que te habías muerto! -gimoteó Kitty, atragantándose y mirándole con los ojos llenos de lágrimas y la nariz moqueando-. ¡Pensé que te habías muerto! ¡Pensé que te habías muerto! ¡Pensé que te habías muerto!

Le rodeó las caderas con sus brazos y hundió el rostro en él, rompiendo nuevamente a llorar.

– No me he muerto, Kitty. -Le apartó las manos, la levantó del sillón, se acomodó en él y la sentó sobre sus rodillas. El dobladillo de su bata de indiana era el único pañuelo disponible, por lo que él lo tomó para secarle los ojos, la nariz, las mejillas, la barbilla y la garganta…, la lluvia de lágrimas le había mojado incluso el canesú de la bata-. No me he muerto, cariño mío. ¿Lo ves? -le dijo, sonriendo con ternura-. Los cadáveres no pueden enfrentarse con los ataques de histeria. Aunque no cabe duda de que es muy bonito saber con cuánta desesperación se llora mi muerte. Vamos, toma otro sorbo de ron.

El volumen del berrinche de Kate en el dormitorio estaba aumentando por momentos, pero, en la certeza de que la niña no superaría su enfado antes de que Kitty superara su sobresalto, Richard volvió la cabeza y gritó severamente:

– ¡Kate, deja ya de berrear! ¡Duérmete de una vez!

Para su asombro, los berridos de la criatura se fueron convirtiendo en un tranquilizador silencio.

– ¡Oh, Richard, pensé que te habías muerto como el director del asilo y no lo pude resistir! Te habías muerto… Tú que tanto me querías…, y yo nunca lo había comprendido…, y te hacía daño y te despreciaba…, pero ahora ya era demasiado tarde para decirte que te quería. ¡Te quiero tanto como tú me quieres, más que a mi vida! ¡Pensé que te habías muerto y yo no sabía cómo vivir en un mundo sin ti! ¡Te quiero, Richard, te quiero!

Richard le apartó el cabello del rostro y siguió trabajando con su improvisado pañuelo.

– Estoy celebrando todas mis Navidades de golpe -dijo-. Ya sé que has derramado muchas lágrimas -dijo-, pero ¿por qué estás tan mojada?

– Creo que he volcado el cubo de agua. ¡Bésame, Richard! Bésame con amor y deja que yo te bese a ti con amor.

El amor recíproco, descubrieron, convertía los labios en la piel más fina posible entre el cuerpo y el espíritu. A partir de ahora, pensó Richard, no tiene por qué haber ningún secreto. Se lo puedo decir todo. Kitty ya conocía la dicha de la música en el corazón y las alas en el alma. El amor siempre había estado presente.

Stephen acudió a visitarlos el día del primer cumpleaños de Kate, 15 de febrero de 1793, con un prodigioso regalo.

Pero no fue el regalo lo que indujo a Richard, Kitty y la niña a quedárselo mirando boquiabiertos de asombro: el teniente Donovan iba vestido con toda la gloria de su rango en la Armada Real: zapatos negros, medias blancas, calzas y chaleco blancos, camisa escarolada, chaqueta entallada de la Armada, algunos toques de galón de oro, espada al cinto, peluca en la cabeza, sombrero bajo el brazo. No sólo notablemente apuesto, sino también notablemente impresionante.

– ¡Te vas! -dijo Kitty mientras las lágrimas asomaban a sus ojos.

– ¡Menuda pinta tienes! -dijo Richard, ocultando su pesar con una carcajada.

– El uniforme ha venido de Port Jackson… y no me sienta del todo mal -dijo Stephen, pavoneándose-, aunque los hombros de la chaqueta necesitan un retoque. Los míos son demasiado anchos.

– Lo bastante anchos para el mando. Felicidades. -Richard le tendió la mano a su amigo-. Ya sabía yo que el nombre de este barco que acaba de llegar tenía algún significado.

– Sí, el Kitty . Me he puesto el uniforme en honor de la pequeña Kate, aunque no me iré enseguida. El Kitty tardará por lo menos una semana en zarpar, o sea que aún nos queda un poco de tiempo. -Se quitó la peluca para que vieran que había imitado el ejemplo de Richard y se había cortado el pelo-. ¡Qué barbaridad, el calor que da este trasto! Están hechas para el canal de la Mancha, no para la isla de Norfolk en el húmedo mes de febrero.

– ¡Stephen, con el cabello tan bonito que tenías! -gimoteó Kitty, casi al borde de las lágrimas-. ¡Con lo que a mí me gustaba! Estoy tratando de convencer a Richard de que se lo deje crecer, pero él dice que es un estorbo.

– Tiene muchísima razón. Desde que me corté el mío, me siento tan libre como un pájaro… menos cuando me tengo que poner la peluca. -Stephen se acercó a Kate, la sentó en una alta silla que Richard le había hecho y depositó el paquete en su bandeja-. Feliz cumpleaños, queridísima ahijada.

– Ta -dijo Kate sonriendo mientras alargaba la mano para acariciarle el rostro-. Stevie. -Miró más allá de éste hacia Richard con expresión radiante-. ¡Pa-pa!

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La huida de Morgan»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La huida de Morgan» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Raye Morgan: Casada con el Jefe
Casada con el Jefe
Raye Morgan
Raye Morgan: Dulce Atracción
Dulce Atracción
Raye Morgan
Morgan Raye: Jack y la Princesa
Jack y la Princesa
Morgan Raye
Iris Johansen: La Huida
La Huida
Iris Johansen
Colleen McCullough: Morgan’s Run
Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough: El Desafío
El Desafío
Colleen McCullough
Отзывы о книге «La huida de Morgan»

Обсуждение, отзывы о книге «La huida de Morgan» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.