Washington Irving - Crónica de la conquista de Granada (1 de 2)

Llegando á aquella plaza, asentó el Rey su estancia entre unos olivares, á orillas del rio Jenil, que por aquella parte pasa muy hondo, y acanalado por unas riberas tan altas, que con dificultad se puede vadear, y los moros estaban en posesion del puente. Las alturas inmediatas fueron ocupadas por la demas tropa, distribuida en varios acampamentos, pero separados unos de otros por barrancos, de suerte que en caso necesario, no podian acudir á socorrerse mútuamente. La artillería, por otra parte, se colocó con tan poco acierto, que no se pudo sacar de ella utilidad alguna, y la aspereza y desigualdad del terreno impidieron no poco las maniobras de la caballería. Todos estos defectos fueron notados por el duque de Villahermosa, hermano natural del Rey, que aconsejó se mudase el campo á otra parte, y se echasen puentes sobre el rio. Hiciéronse algunas diligencias á este efecto, pero con tan poca actividad y conocimiento, que no fueron de ningun provecho. Hay cerca de la ciudad un cerro llamado cuesta de Albohazen, que por dominar á aquella ciudad y estar situado delante del puente, era muy á propósito para contener al enemigo. Para remediar en parte los desaciertos cometidos, y dar mayor seguridad al campo, se hacia preciso apoderarse de aquella altura y fortificarse en ella; por lo que mandó el Rey que acometiesen á tomarla; y este honroso encargo se confió al valor y bizarría del marqués de Cádiz, el marqués de Villena, don Rodrigo Tellez Giron, maestre de Calatrava, su hermano el conde de Ureña y don Alonso de Aguilar. Subieron allá estos ínclitos guerreros con sus tropas, y vióse en breve relucir la cuesta de Albohazen con las armas de Castilla.

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Zurita lib. XX. cap. 42.

Juan Bolero Renes. Relaciones universales del mundo.

Garibay, compend. lib. IV. c. 25.

Garibay, comp. lib. XL. cap. 29. Conde, Historia de los árabes, p. IV. cap. 34.

Zurita, Anales de Aragon: lib. XX. cap. 41. Mariana, Historia de España: lib. XXV. cap. 1.º

Zurita, Anales, lib. XX. c. 42.

Especie de parapeto movible, hecho de tablones, con que se defendian los soldados cuando iban á escalar una muralla.

Garibay, lib. XL. c. 29.

Pulgar, Crónica.

Crónica de los duques de Medina Sidonia, por Pedro de Medina. M. S.

Illescas, Hist. Pontifical.

Pulgar, Crónica, p. 3 c. 3.

Zurita, lib. XX. c. 43.

En premio de su valor, armó el Rey caballero á Pedro Pinedo. Zúñiga, Anales de Sevilla, lib. XII. an. 1482.

Crónica del gran Cardenal, c. LXXI.

Salazar, Crónica del gran Cardenal, c. LXXI.