Alonso Sánchez Baute - Parábola del salmón

Здесь есть возможность читать онлайн «Alonso Sánchez Baute - Parábola del salmón» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Parábola del salmón: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Parábola del salmón»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"Adoro viajar sin norte, sin brújula; adoro viajar siguiendo el impulso del camino, el vagabundeo; viajar acompañado solo de la curiosidad. Es ingenuo pensar que quien vuelve es el mismo que partió. Si así sucede, el viaje fue perdido porque viajar es cambiar".Un periplo a contracorriente por Barcelona, Río de Janeiro, São Paulo y Buenos Aires.Un libro que cruza la frontera entre ficción, crónica y memoria; un escritor por cuyas venas transitan con la misma intensidad lo urbano y lo lírico.

Parábola del salmón — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Parábola del salmón», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

De modo que desde muy joven enfrenté la disyuntiva de escribir o escribir. No había otra opción. Me encerraba con doble seguro en mi habitación y escribía historias cargadas de terror porque era lo que sentía en ese momento: terror ante la vida, terror a que cualquiera supiera que habitaba en mí un monstruo que luchaba cada vez con más fuerzas por hacer añicos los barrotes.

Dejé de escribir cuando me gradué de abogado. No pensé en volver a hacerlo hasta que se me cruzó una novela que, de alguna manera, cambió mi vida: En el camino, de Jack Kerouac, y con ella descubrí que se podía escribir desde el margen. Solo que en ese momento no se me ocurrió escribir absolutamente nada, ni al día siguiente, ni al otro mes, ni siquiera en los dos o tres años que pasaron después. Pero la creación aparece de maneras misteriosas y escribir no es un asunto tan simple como teclear frente a un computador. La creación obedece a un proceso, que a algunos nos toma más y, a otros, menos tiempo. Yo soy de los lentos, quizá porque no me afano y permito que mi mente haga su trabajo mientras me dedico a realizar cualquier otra cosa. Esto lo aprendí una mañana de sábado cuando caminaba las cuatro cuadras entre mi apartamento y el gimnasio que diariamente frecuentaba y de repente se me vino de chorro una historia inesperada. De chorro: como un caudal. No lo dudé. Regresé a casa, me senté frente al computador y, atropellando la gramática, comencé a tipear los primeros párrafos de la biografía de Edwin Rodríguez Buelvas.

En esa época yo trabajaba en la Contraloría General de la República. Era uno de esos burócratas aburridos que sobrevive entre las 8 y las 5 sorteando la pesadez de los chismes, las intrigas de los mandos medios y los intríngulis del poder y su hermanastra, la corrupción. Una ostra se divertía mil veces más que yo. Pero al llegar a casa todos los días, promediando las seis de la tarde, me iba al gimnasio y monologueaba: adelantaba mentalmente el tramado de la historia, es decir, de la lucha. Porque la trama, como la vida misma, siempre es una lucha. Al volver luego a casa me encerraba en el pequeño estudio sin ventanas ubicado al otro lado de la cocina y transcribía en el computador lo que ya había tallado en la memoria: la lucha de Edwin Rodríguez por alcanzar la fama y los detalles azarosos de su vida privada. Los detalles, los detalles, los detalles, que son los que dan verosimilitud y fuerza a una historia y a un personaje.

Mientras escribía, no pensé jamás en un posible lector. En uno siquiera. Este fue el contexto: me sabía excluido. A pesar de vivir físicamente en Bogotá, seguía atado a lo que pensaba de mí toda esa gente que yo había dejado atrás. De modo que ni siquiera concebía la idea de que alguien pudiera leer algo hecho por mí.

La primera persona que leyó esa historia, varios años después de haberla terminado, fue un compañero de la oficina. Este hombre había vivido las últimas décadas en Nueva York y le sorprendió encontrar en mi trabajo rastros de American Psycho (el protagonismo de las marcas y los sitios de moda, por ejemplo), la novela de Bret Easton Ellisque había sido publicada apenas un par de años atrás y que yo desconocía. En ese momento para mí no era claro que ese texto que yo le había entregado a mi amigo podía llamarse novela. No supe si sus elogios fueron sinceros, pues suelo recelar de la sinceridad de los aplausos recordando el mantra del fatalismo que viene de Laocoonte: “Desconfía de los griegos cuando traen regalos”. Sin embargo, sus palabras me motivaron para entregarle el texto a un segundo amigo, un cuentista cubano que dictaba un taller de escritura en ese entonces en Bogotá; y luego a un amigo vallenato que para entonces estudiaba Literatura en la Javeriana y finalmente a una de mis amigas más cercanas, cuya familia había crecido, como yo, en Valledupar. Los consejos de estas cuatro personas fueron claves para terminar de apuntalar mi trabajo, pero, más aún, para llenarme de fe en lo que hacía.

Este recorrido no tomó poco tiempo. Inicialmente necesité tres meses para trascribir en el computador a velocidad de ráfaga toda la historia tal cual llegaba a mi cabeza. Seguí el doloroso proceso de leer y releer y otra vez reescribir cada vez más y más palabras y más frases y más ideas y más párrafos y más páginas, aunque me parecieran efectivas, para dejar al final solo la abstracción, una línea escueta sin floripondios ni arandelas así se trate, como en el caso de esa historia, de un personaje que solo sabe expresarse con barroquismos; desde todo eso, decía, hasta entregar el texto a esta amiga, transcurrieron casi tres años en los que aprendí a solas que el proceso de la escritura tiene dos instancias: uno mágico, divertido, que corresponde a la creación; y otro doloroso, pesado y muy aburrido, que es el trabajo de edición. En mi caso, lo divertido fue muy breve. Lo aburrido, en cambio, fue lento. Lentísimo.

A fines del año 2000 entregué por primera vez el manuscrito a una editorial para recibir, cuatro meses después, la primera carta de rechazo. A lo largo de los dos años siguientes las editoriales se negaron a publicarla bajo el argumento “Colombia no está preparada para algo así”, dicen las cartas de respuesta.

Llegué al Premio Nacional de Novela por mera casualidad: la lectora de una editorial insistió en que enviara el texto a concursar. Resultó ganadora apenas tres meses antes de decidir embarcarme en esta aventura que inició en París y siguió en Barcelona, adonde llegué embebido de felicidad, de ganas de celebrar, de desquitarme con la vida y de buscar nuevas historias. Fue así como mis pasos me llevaron a Antinous, una librería especializada ubicada en la orilla sur del Gótico. Joseph, su librero, me guio y le compré Teleny, de Wilde; La muerte de Tadzio, de Luisgé Martín; Memorias de un nómada, de Paul Bowles; los Diarios, de Joe Orton.

Comienzo la lectura con este último y me encuentro con otro como yo, con ansias de mundo y de placeres. Busco más sobre él. Me adentro en su biografía mientras pienso que no debí haberlo hecho. Su historia es corta: hijo de obreros, fue un hombre sin estudios, alguien común y corriente salvo por una corta estadía en la cárcel por robo y daño en cosa ajena luego de que, durante un rato largo, se dedicara, junto con su novio, Kenneth Halliwell, a cambiarles las portadas a los libros que robaban de la biblioteca pública, con las que luego decoraban las paredes de su apartamento. Todo así hasta que, a los 31 años, logra el éxito tras escribir un par de novelas y una muy reconocida obra de teatro que bate récords de taquilla en el Londres de mediados de los sesenta.

La vida le sonríe, pero, como sucede a veces, el amor, en lugar de salvar, se convierte en condena. Halliwell, quien no solo tenía intereses literarios antes de conocerlo, sino que, además, sedujo a Orton precisamente presumiendo de esos intereses, al parecer no soporta su éxito, el de Orton. Así que, llevado por la envidia y los celos, el 9 de agosto de 1967 descargó nueve veces en la cabeza del escritor el mismo pesado martillo que usaba Orton como herramienta antes de su triunfo literario. Luego de observar los pedazos de hueso y de piel junto con sangre que rodaron por el suelo como los cristales que vuelan al romperse un florero, Halliwell se tragó un frasco de Nembutal y fue el primero en morir.

Al leer aquella historia sentado frente a un café y una torta de zanahoria en Caelum, consternado y afectado por el guayabo, recordé a otros gais asesinados de modo parecido: Pasolini en Ostia, o el tío de un compañero de universidad, un pintor reconocido que había recogido a un hombre en la calle quizá para tener sexo y este lo mató con tanta sevicia como la de la prensa al mostrar las fotos de lo sucedido. Lo que más repaso de esa carnicería son los testículos del tío de mi amigo reposando en un cenicero. En ese entonces no se llamaba crimen de odio sino crimen pasional, lo que daba cierta licencia a las autoridades para no investigar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Parábola del salmón»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Parábola del salmón» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Parábola del salmón»

Обсуждение, отзывы о книге «Parábola del salmón» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x