José Rivera Ramírez - El hechizo de la misericordia

Здесь есть возможность читать онлайн «José Rivera Ramírez - El hechizo de la misericordia» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El hechizo de la misericordia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El hechizo de la misericordia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Recopilación de predicaciones de don José Rivera Ramirez sobre la Misericordia. Incluye charlas en ejercicios espirituales, charlas a sacerdotes, religiosas y seglares, y también homilías. El libro incorpora el acceso a las grabaciones en audio de las predicaciones originales que han sido transcritas. Una lectura que no deja indiferente.

El hechizo de la misericordia — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El hechizo de la misericordia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Y finalmente, examinar un poco el ayuno. Daos cuenta de lo que es actualizar el criterio. Yo aquí no me voy a detener ya, porque ya vale con lo que he dicho. Me parece que no hay más que aplicarlo, porque ya lo sabéis. Claro, que el ayuno no es sólo el prescindir de alimentos, pero ya lo he advertido muchas veces, tened cuidado cuando se dice: «no es sólo una cosa», que no se entienda: «no es esa cosa». Porque de decir: «el ayuno no consiste sólo en no comer», pasamos a decir: «el ayuno no consiste en no comer»; de decir: «la pobreza no es sólo el individuo que no tiene dinero, hay otras formas de pobreza», se pasa a decir: «el no tener dinero no importa, ni que la gente se muera de hambre, vamos a atender a las viejas ricas si están un poco abandonadas de sus familiares que las tienen en casa porque esperan la herencia, pero maldito el caso que les hacen». ¡No, no!, eso será también una pobreza, pero la otra pobreza es mucho más dura todavía, porque los duelos con pan son menos, ¡hombre!, y entonces resulta que hay muchísimas personas en esa misma situación y, además, con otra serie de agravantes, claro está. Fijaos que puede ser que realmente lo sientan menos, porque están tan embotados ya de sufrir que pueden sentirlo menos, pero eso no les hace menos indigentes, les hace más. A este respecto hay una degradación humana, porque no es que como ellos están llenos de paciencia y de deseo de sufrir no sienten siquiera el sufrimiento, ¡no, no! Simplemente es que están embotados, están hartos de sufrir, han sufrido tanto que ya ni lo sienten. Y entonces, naturalmente, pues es una degradación; y de ahí hay que sacarlos.

Lo mismo digo del ayuno. El ayuno no consiste sólo en no comer, ¡pero el ayuno consiste en no comer!, claro, y esto es lo que dice la Liturgia, cuarenta veces. Os recomiendo que repaséis antes de que empiece la Cuaresma, así un poco por encima, las oraciones y las lecturas, y veréis la cantidad de veces que aparece el ayuno material, vamos, el no comer, sencillamente. Pero bueno, no sólo eso, y entonces me refiero a todas estas cosas que ya sabéis: ayuno de curiosidades, ayuno de gustos, ayuno de comodidades, ayuno de estarse a gusto con la televisión y todas estas cosas. Aquí me parece además que, por una parte, el ayuno tiene su valor mortificante: puede suceder que no sienta ninguna molestia, pero no deja de ser una mortificación de la tendencia de la carne que, aunque no me la registre no dejo de tenerla, claro, de alguna manera. Me privo de algún gusto, aunque no lo sienta como una aflicción, no hay ninguna pena, ninguna tristeza, ni sienta grandes ansias de tener aquello, pero, de hecho, no lo tengo, me quito un gusto que podía tener.

Ayuno-oración-limosna

Después, claro, el ayuno está íntimamente relacionado con la oración. Cuanto más ayune de cosas, pues más abierto estoy a la oración. Yo no digo que la expresión que voy a usar ahora mismo sea perfectamente exacta, pero a mí muchas veces se me ocurre. Se me ocurre, porque lo he leído en una serie de santos que decían estas cosas: «Si tuviéramos menos deseo de comida material, tendríamos más hambre del Pan Eucarístico». Cuando estamos suficientemente saciados de las satisfacciones naturales, parece normal que no sintamos el deleite del Espíritu de la Eucaristía y, cuando un individuo, va prescindiendo de los gustos que puede encontrar en el mundo, siempre encontrará cosas agradables, porque las hay, pero vamos, él prescinde de lo que puede, pues me parece normal que sienta el gusto, el sabor, sensible también, de la Comunión, de la Eucaristía. El ayuno, en este sentido, es fruto de la oración. Simplemente, si me dedico a hacer oración, me quito un montón de gustos, eso está claro.

Y el ayuno, tiene un sentido de la misericordia respecto de los demás, porque es evidente, que cuanto menos coma yo, más puedo dar de comer a los demás. Y esto no sólo porque se puede materializar con cierta facilidad, pues tengo la comida. La historia de san Pío X en esta faena, se cuenta muchas veces. Lo que pasa es que entonces algunas personas, como mi hermana, dicen: «Pero la santa era su hermana que se lo consentía». Cuentan, por lo menos cuando estaba de párroco, que iba un pobre y le daba lo que había para comer y llegaba la hermana, tranquila de que tenía la comida hecha, y ahí no había comida, ni hecha, ni sin hacer, es que había desaparecido todo. Claro, san Pío X se la había dado al primer pobre que se había encontrado. Bueno, y mi hermana dice: «La santa era su hermana que aguantaba semejante rollo continuamente», y bueno, pues puede que los santos fueran los dos.

Entonces, no es sólo por esta materialización, es que, naturalmente el ayuno me lleva a un género de vida, en el que podemos en primer lugar vivir pobres, con lo cual podemos dar más, eso es evidente; y, en segundo lugar, podemos dar un testimonio que hace que los demás se pongan a dar también. Y, lo mismo sucede en las demás cosas, claro está. Si yo estoy haciendo por gusto, viendo un rato la televisión por gusto, recalco lo del gusto, porque si estoy viendo en la televisión una cosa que me parece que necesito verla, para ayudar al prójimo, entonces no hay ayuno que valga, pero si estoy dejando de ver aquello, quiere decir que tengo un rato más, o para rezar pidiendo por el prójimo, o para atenderle, la cosa está clara. Es decir, el ayuno tiene una relación inmediata con la oración y con la limosna.

Revisad un poco, cuando sea, pero antes de que empiece la Cuaresma: ¿de qué cosas podría yo ayunar? Y otra vez, con los mismos dos aspectos: ¿de qué cosas podría, veo ya que podría, prescindir?; y segundo, ¿de qué cosas puedo? Y entonces Dios nos irá iluminando para que ejercitemos lo que podemos, que quizás de momento sea muy poco, y estemos abiertos y vayamos recibiendo mucho más. Esto es lo que aparece en todos los santos.

El santo vive al borde del milagro

Ahora, para terminar, no es más que recordar lo que he dicho ya que, durante estos días, en la Cuaresma, procuremos leer biografías de santos, escritos de santos. Y nos demos cuenta de que han ido por un camino que es el normal, porque recuerdo muchas veces, es curioso porque la gente te dice: «no hay que pedir a Dios milagros», y yo digo: «y ¿por qué no hay que pedir a Dios milagros?»; porque en el Evangelio, desde luego, estoy viendo pedir milagros continuamente. Porque ¿a qué se acercaba la gente a Jesucristo? A que le hiciera un milagro. Bueno, pues ¡no sé por qué rayos no lo voy a pedir yo!, ni por qué rayos voy a pensar yo que no los hago, o que no los puedo hacer; otra cosa es si los hago o no.

El otro día, el Papa, como lo habréis leído más o menos, ha estado teniendo unas catequesis sobre los milagros, sobre Jesucristo y sobre los milagros. Van con toda naturalidad los apóstoles y hacían milagros; y por eso, en cierto sentido, se convertía la gente. Y que en la Iglesia siempre hay milagros, y no hay más milagros porque hay muy poca fe, si no, habría muchos más. No quiere decir que cada cristiano tenga que hacer milagros, quiere decir que no es ninguna cosa extraordinaria que hay que hacer milagros. Las llamamos cosas extraordinarias porque no las hacemos, pero también llamamos extraordinaria a una actitud de un poco más de caridad, porque no la tenemos; pero que nos demos cuenta de que el desorden es que en una Iglesia tan grande haya tan pocos milagros, y el desorden, por supuesto, mucho más importante es que en un Iglesia tan grande brille tan poco la caridad. Hombre, algo sí de caridad, pues es implícita, porque está el Espíritu Santo actuando, están los Sacramentos, etc., pero vamos, ¿en cuanto participada por nosotros?

Que nos demos cuenta de que el Señor quiere concedernos esto en unos grados muy altos, y que lo que ha hecho con los santos lo quiere hacer con nosotros. Porque, evidentemente, así como una realización práctica que pongamos de antemano nos llevaría a hacer una serie de obras –objetivamente duras, quizá admirables a los ojos de los hombres–, pero no movidas por el Espíritu Santo; así la mediocridad en que vivimos –que puede pesar mucho sobre nosotros– nos impide el abrirnos a los prodigios de Pentecostés. Esto que san Ignacio dice tantas veces: «señalarse, querer hacer grandes cosas»; y «quería hacer mucho por Dios y lo que hicieran los santos, lo quería hacer él». Ciertamente en el principio de su vida, está muy marcado por su temperamento, pero es lo que le permite, en cuanto que también está movido por el Espíritu Santo, le permite estar abierto a lo que Dios le diga.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El hechizo de la misericordia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El hechizo de la misericordia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El hechizo de la misericordia»

Обсуждение, отзывы о книге «El hechizo de la misericordia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x