1 ...8 9 10 12 13 14 ...19 Satanás tratará de desanimar a los seguidores de Cristo para que no oren ni estudien las Escrituras, y arrojará su odiosa sombra a través del sendero para ocultar a Jesús de la vista, para excluir la visión de su amor y las glorias de la heredad celestial. Se deleita en hacer andar a los hijos de Dios vacilantes, temblorosos, apenados, bajo una duda continua. Trata de hacer la senda tan triste como sea posible; pero si miran hacia arriba, no hacia abajo, a sus dificultades, no desmayarán en el camino, verán pronto a Jesús extendiendo su mano para ayudarlos, y sólo tendrán que tenderle la de ustedes con confianza sencilla, y dejar que los guíe. A medida que cobren confianza, cobrarán esperanza.
Jesús es la luz del mundo, y ustedes han de amoldar la vida a la suya. Hallarán en Cristo fuerza para formar un carácter fuerte, simétrico, hermoso. Satanás no puede anular la luz que irradie de semejante carácter. El Señor tiene un trabajo para cada uno de nosotros. No ha dispuesto él que seamos sostenidos por la influencia de la alabanza y el halago humanos; él da a entender que cada persona debe mantenerse con la fuerza del Señor. Dios nos ha dado su mejor don, su mismo Hijo unigénito, para elevarnos, ennoblecernos, y capacitarnos, invistiéndonos de su propia perfección de carácter para que tengamos un hogar en su reino. Jesús vino a este mundo y vivió como él esperaba que sus seguidores vivieran. Si somos indulgentes con nosotros mismos y demasiado perezosos para hacer esfuerzos fervientes por cooperar en la maravillosa obra de Dios, afrontaremos pérdida en esta vida, y pérdida en la vida futura, inmortal.
Dios se propone que trabajemos, no de un modo desesperado, sino con poderosa fe y esperanza. Al escudriñar las Escrituras y ser iluminados para contemplar la maravillosa condescendencia del Padre al dar a Jesús al mundo, con el fin de que todos los que creen en él no perezcan, mas tengan vida eterna, deberíamos regocijarnos con gozo indecible y lleno de gloria. Es el propósito de Dios que usemos para el adelanto de la verdad todo lo que pueda obtenerse mediante la educación. La piedad vital, verdadera, debe irradiar de la vida y el carácter, para que la cruz de Cristo sea levantada ante el mundo y a la luz de la cruz sea revelado el valor de la persona. Nuestra mente debe abrirse para entender las Escrituras, con el propósito de que obtengamos poder espiritual alimentándonos del pan del cielo ( Review and Herald , 8 de abril de 1890).
La obediencia fiel a los requerimientos de Dios, tendrá una sorprendente influencia para elevar, desarrollar y fortalecer todas las facultades del hombre. Los que en su juventud se han entregado al servicio de Dios, llegan a ser hombres de sano criterio y agudo discernimiento. ¿Y por qué no habría de ser así? La comunión con el mayor Maestro que ha conocido el mundo fortalece el entendimiento, ilumina la mente y purifica el corazón; eleva, refina y ennoblece al hombre entero. “La explicación de tus Palabras ilumina, da inteligencia a los sencillos”.20
Entre los jóvenes que profesan piedad, hay una clase numerosa que parece contradecir esta declaración. No progresan en conocimiento ni en espiritualidad. Sus facultades se atrofian en lugar de desarrollarse. Pero las palabras del salmista son ciertas en cuanto al cristiano genuino. No es ciertamente la letra desnuda de la Palabra de Dios lo que da luz y entendimiento; es la Palabra abierta y aplicada al corazón por el Espíritu Santo. Cuando un hombre se convierte de veras, se hace hijo de Dios, participante de la naturaleza divina. No sólo renueva el corazón, sino que se fortalece y vigoriza el intelecto. Ha habido muchos casos de personas que antes de la conversión eran tenidas por poseedoras de común y hasta inferior habilidad, pero quienes después de la conversión parecían enteramente transformadas. Manifestaban entonces notable poder para comprender las verdades de la Palabra de Dios y para presentarlas a otros. Hombres de elevada reputación intelectual han considerado un privilegio tener relaciones con tales personas. El Sol de justicia, iluminando sus mentes con sus brillantes rayos, avivaba toda facultad para que produjera una acción más vigorosa.
Dios hará una gran obra por los jóvenes si ellos quieren, mediante la ayuda del Espíritu Santo, recibir su Palabra en el corazón y obedecerla en la vida. Él trata constantemente de atraerlos a sí, el Manantial de toda sabiduría, la Fuente de bondad, pureza y verdad. La mente que se ocupa en asuntos elevados, se ennoblece.
Los que profesan servir a Dios y sin embargo no progresan en conocimiento y piedad, son cristianos sólo de nombre. El templo del ser se llena de sagrarios profanados. La lectura frívola, la conversación trivial, el placer mundano ocupan la mente de un modo tan completo, que no queda lugar para la entrada de la Palabra de Dios. La mundanalidad, la frivolidad y el orgullo ocupan el lugar que debería ocupar Cristo en la persona...
La degradación causada por la entrega a la sensualidad
Los que buscan como bien principal la satisfacción de los apetitos y las pasiones, no son nunca hombres buenos o verdaderamente grandes. Por elevada que sea su posición ante la opinión del mundo, son bajos, viles y corruptos en la estimación de Dios. El cielo ha ordenado que en su mismo rostro lleven impresa la marca de su depravación. Sus pensamientos son de la Tierra, terrenos. Sus palabras revelan el bajo nivel de la mente. Han llenado el corazón de vileza y casi borrado de él la imagen de Dios. La voz de la razón ha sido ahogada y el criterio se ha pervertido. ¡Cuán enteramente degradan la naturaleza del hombre las prácticas sensuales! Cuando se somete la voluntad a Satanás, ¡a cuán grandes profundidades del vicio y la locura descienden los hombres! En vano llama la verdad al intelecto, pues el corazón se encuentra en oposición a sus puros principios ( The Signs of the Times , 1º de diciembre de 1881).
Por medio de la fe y la oración todos pueden cumplir los requisitos del evangelio. Nadie puede ser forzado a transgredir. Primero tiene que ganarse el consentimiento propio; la persona tiene que proponerse cometer el acto pecaminoso antes que la pasión pueda dominar a la razón o que la iniquidad triunfe sobre la conciencia. No importa cuán fuerte sea la tentación, no es excusa para el pecado. “Los ojos del Señor están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”. Ser humano tentado, clama a Jehová. Arrójate indefenso e indigno sobre Jesús y reclama su promesa pura. El Señor escuchará. Él sabe cuán fuertes son las inclinaciones del corazón natural, y brindará su ayuda en todo momento de tentación.
¿Has caído en el pecado? Entonces, sin más dilación, procura de Dios la misericordia y el perdón... Todavía se extiende misericordia al pecador. En medio de todos nuestros desvaríos, el Señor nos llama así: “Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones21” ( Testimonios para la iglesia , t. 5, pp. 165, 166).
20Salmo 119:130.
21Jeremías 3:22.
A veces oímos las preguntas: “¿No he de hacer nunca lo que me agrada? ¿No he de hacer jamás mi propia voluntad? ¿He de estar siempre sometido a restricciones? ¿No podré nunca proceder de acuerdo con mis inclinaciones?”
Cuanto menos sigan sus inclinaciones naturales, tanto mejor será para ustedes y para los demás. Las inclinaciones naturales han sido pervertidas; se ha hecho mal uso de las facultades naturales. Satanás ha puesto al hombre en antagonismo contra Dios. Trabaja continuamente para destruir la imagen divina en el hombre. Por tanto, debemos poner freno a nuestras palabras y acciones.
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