Para los sistemas bibliotecarios pequeños que catalogaban unos pocos títulos semanalmente, el proceso podía ser realizado por una o unas cuantas mecanógrafas. Conforme la cantidad de tarjetas a producir aumentaba, las bibliotecas o grupos de ellas debían recurrir a los mimeógrafos o similares. Más allá de una mediana producción, éstos se hacían insuficientes y las bibliotecas recurrían a sistemas de impresión todavía más poderosos, como los equipos de impresión offset. 9 El problema crecía exponencialmente para los grandes sistemas bibliotecarios que adquirían numerosos libros cada semana. Imagínense sistemas como la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos o la Biblioteca Británica, que desde ese entonces adquirían varios miles de títulos semanalmente. Los juegos de tarjetas ya desarrollados implicaban decenas de miles de tarjetas a producir en ese lapso con las técnicas anteriormente mencionadas.
Grandes departamentos de mecanógrafas, de técnicos de mimeógrafo y de impresores fueron construidos en esas épocas para poder contender con el problema, con altos costos asociados y un problema además siempre creciente debido al incremento de obras que se adquirían cada año. Entre todos los sistemas bibliotecarios, el de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos enfrentaba el más serio de todos. No tan sólo debía producir las tarjetas catalográficas para la propia biblioteca —de por sí numerosas—, sino que además debía producir tarjetas para todas las pequeñas bibliotecas que así se lo solicitaran, pues desde 1894 había instaurado un servicio de fabricación y venta de tarjetas bajo pedido. Debido a su inmensa producción, en los sesenta esta biblioteca ya no producía las tarjetas con máquina de escribir, mimeógrafos u offset: contaba con completos sistemas de imprenta y reproducción más refinados y de mejor calidad, aunque no menos complejos. Un servicio parecido existió también a partir de los cincuenta en la Gran Bretaña, derivado de la British National Bibliography (BNB) de la Biblioteca Británica. De igual forma, de los cuarenta a los setenta existieron empresas particulares que se dedicaron a la fabricación y venta de juegos de tarjetas para bibliotecas; por ejemplo, H. W. Wilson y Xerox en Estados Unidos, y Deutsche Bürokratie en Alemania. La revista Library Resources and Technical Services de la ALA consignó en su número de primavera de 1969 una lista de cerca de cincuenta proveedores comerciales de la unión americana que se dedicaban a realizar procesos técnicos de libros con la entrega del correspondiente juego de tarjetas catalográficas (Directory of Commercial… 1969, 220-286).
En 1963, la International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA) realizó una encuesta entre las bibliotecas nacionales y universitarias cuya recomendación consistió en crear de manera informal dos comités al efecto: El Comité de Reprografía y el Comité de Mecanización (McCallum, 2003:2). En 1964, en la reunión de IFLA en Roma, en el seno de este último comité recién creado, Verner Clapp leyó una ponencia con un novedoso tema denominada “Mecanización y automatización en las bibliotecas norteamericanas” (McCallum 2003,1).
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Multigrafo de la Biblioteca Pública de Cleveland, Mayo de 1937. Utilizado para la producción masiva de tarjetas de catálogo. El Multigrafo era una antigua máquina copiadora mecánica que tenía la capacidad de reproducir cartas que parecían estar mecanografiadas. Imagen por cortesía de los Archivos de la Biblioteca Pública de Cleveland, EUA. |
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Mimeógrafo manual ca. 1945. Nótese la matriz o esténcil de papel encerado. Doinio público. |
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Mini-duplicador Gaylord de tarjetas catalográficas por medio de esténcil, 1966. Imagen tomada de: College & Research Libraries, vol. 27, num. 6, November 1966, p. 503. CC BY-NC |
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Multigrafo Adresógrafo para reproducción de documentos por medio de un esténcil, ca. 1960. Imagen en acceso abierto de la colección adsausage. http://www.adsausage.com |
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Máquina duplicadora Verifax de Kodak parecida a un mimeógrafo, pero sin usar tinta. Su tecnología de transferencia era “por difusión”, la cual usaba luz y liquido revelador, obteniendo un negativo de papel intermedio. 1961. Imagen en acceso abierto de la colección Adsausage - http://www.adsausage.com |
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Anuncio de duplicador Ditto, cuya tecnología utilizaba líquidos solventes. Ca. 1950. Dominio Público. |
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Copiadora Gevacopy de Agfa - 1950 - Archivo de imágenes de Develop GmbH, Langenhagen, Alemania. CC BY-SA 3.0 https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5193471 |
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Pequeña prensa manual con esténcil encerado para fabricar tarjetas catalográficas, 1964. Imagen con permiso de “fair use” en ALA Bulletin, vol.58, num. 4 (April 1964), p. 325, https://www.jstor.org/stable/25696912 |
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Sala de almacenamiento de originales de tarjetas de la Biblioteca del Congreso de los EUA, ca. 1919. Imagen propiedad de Library of Congress. Dominio Público. http://blogs.loc.gov/picturethis/2017/11/flipping-through-the-card-catalog/ |
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Sala de fabricación de tarjetas de la biblioteca del Congreso de los EUA, ca. 1930. Imagen propiedad de la Library of Congress. Dominio Público. https://blogs.loc.gov/ picturethis/2015/11/flipping-through -the-card-catalog/ |
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Máquina tipográfica Offset - Boletín de la UNESCO para las bibliotecas, vol. XIX, núm. 2, marzo 1965. |
En 1965, durante la reunión de IFLA en Helsinki, el comité se instaló de manera formal. Durante toda esa década, ese comité escuchó de nuevos y variados proyectos provenientes de diversas bibliotecas de múltiples naciones: El Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Suecia, Alemania y la Unión Soviética, entre otras, cuyos temas abarcaban la posibilidad de incipientes desarrollos de sistemas computacionales para adquisiciones, control de publicaciones periódicas, circulación, bibliografías, catálogos de libros, índices KWIC y KWOC y, por supuesto, el tema más importante y complejo de todos: la producción automatizada de juegos completos de tarjetas catalográficas y la eventual creación de catálogos automatizados en las bibliotecas, todo ello con ayuda de computadoras (McCallum 2003, 3). En 1964, La Association of Research Libraries (ARL) o Asociación de Bibliotecas de Investigación de la unión americana también creó su Comité de Automatización con la idea de explorar las posibilidades de la aplicación de la emergente tecnología computacional al quehacer bibliotecario. En 1967, la Federación Internacional de Documentación (FID) organizó en Roma la Conferencia Internacional Sobre Información y Diseminación Mecanizada” (FID/IFIP 1967). En 1965, Joseph Licklider visualizó que las computadoras de estaban llegando a capacidades que estaban próximas a realizar las grandes tareas bibliográficas imaginadas y descritas por Vannevar Bush veinte años antes, y escribió su famoso libro Bibliotecas del futuro, en donde describió cómo una computadora podría proveer una biblioteca automatizada a numerosas personas accediendo a una gran base de datos remota creada al efecto (Licklider 1965).
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