–Suena bien.
–Y mañana… ¿qué te parece si vamos a algún sitio? A una playa… A Carolina del Siro o algo así.
–¿En serio? Eso parece muy espontáneo y un poco como una molestia con todo el trabajo que queda por hacer. En otras palabras… no suena nada como algo que tú dirías.
–Lo sé. Pero he estado muy involucrado en este proyecto y…. me doy cuenta de que te he estado descuidando. Así que quiero compensártelo.
–Sam, me estás dando mi propio negocio. Eso es más que suficiente.
–Bien, entonces seré egoísta. Quiero alejarme de todo esto y estar desnudo y solo contigo cerca del océano. ¿Eso suena mejor?
–De hecho, suena mejor.
–Bien. Entonces ve al bar a ver cómo está la novata. Te recogeré para almorzar cerca del mediodía.
Lo besó y aunque claramente él se estaba precipitando, el sentimiento de todo lo que le acababa de decir no le era indiferente. Ella sabía que era difícil para él ser emocional y sincero. Rara vez podía ver esta lado suyo, así que cuando aparecía, no se atrevía a cuestionarlo.
Danielle camino de regreso entre los espacios abiertos del viejo edificio de ladrillo que pronto sería su pub y restaurante. Era difícil pensar que era suyo, pero ese era el caso.
Cuando salió el sol parecía más brillante que cuando había entrado. Sonrío, aun tratando de encontrarle sentido a todo en lo que se había convertido su vida. Pensó en Chloe de nuevo y tomó la decisión de llamarla en los próximos días. Todo lo demás iba tan bien en su vida, que podía intentar reparar la tensa relación con Chloe.
Se subió a su auto y se dirigió al otro bar de Sam, el bar en el cual él la había contratado para trabajar hace seis meses. Ella estaba tan distraída por la idea de irse con él el fin de semana que no se dio cuenta del coche estacionado a unos metros de distancia, que arrancó detrás de ella cuando salió.
Si lo hubiera notado, quizás hubiera reconocido al conductor, aunque no lo hubiera visto en mucho tiempo.
Sin embargo, ¿alguna hija alguna vez olvida cómo luce la cara de su padre?
Cuando Chloe y Moulton llegaron a la oficina de García, el Director Johnson ya estaba allí esperándolos. Parecía que García y él habían estado revisando los archivos del caso. García tenía unos cuantos en su pantalla mientras que Johnson tenía una pequeña pila de copias impresas frente a él.
–Gracias por venir tan rápido –dijo Johnson –. Tenemos un caso en Virginia, un pequeño pueblo al otro lado de Fredericksburg, en un barrio acomodado. Y probablemente debería comenzar diciendo que la familia de la víctima tiene algunos amigos políticos muy poderosos. Por eso nos han llamado. Bueno, por eso y por el espantoso carácter de la muerte.
Mientras Chloe se sentaba en la pequeña mesa en la parte de atrás de la oficina de García, quiso hacer todo lo posible para no ser obvio al tratar de crear alguna distancia entre ella y Moulton. Ella sabía que probablemente estaba resplandeciente, radiante por cómo había pasado la noche y mañana. No estaba segura de cómo podría Johnson pudiera reaccionar ante cualquier tipo de relación entre ellos y honestamente no quería saberlo.
–¿A qué nos estamos enfrentando? –preguntó Chloe.
–Hace cuatro días, un esposo llegó a casa del trabajo y encontró a su esposa muerta –dijo García–. Pero fue más que eso. No sólo había sido asesinada, sino que fue brutalmente asesinada. Había múltiples heridas punzantes, dieciséis por el recuento del forense. La escena del crimen era un desastre… sangre por todas partes. No se parece a nada que la policía local haya visto jamás.
Deslizó hacia Chloe una carpeta con una mirada de advertencia. Chloe lo tomó y lo abrió lentamente. Miró dentro y sólo vio un destello de la foto de la escena del crimen, y la cerró con la misma rapidez. Basándose en lo que acababa de ver, parecía más un matadero que una escena del crimen.
–¿Quiénes son los amigos de la familia de la víctima? –preguntó Moulton –. Dijiste que alguien de la política, ¿verdad?
–Realmente preferiría no dar esa información –dijo Johnson–. No queremos que parezca que el FBI tiene favoritos cuando se trata de asuntos bipartidistas.
–¿Cuál es el nivel de participación de la policía local –preguntó Chloe.
–Han iniciado una cacería humana en todo el condado y han involucrado a la policía estatal –dijo García–. Pero se les pide que lo mantengan en secreto. La policía local está comprensiblemente molesta porque siente que estamos obstaculizando un caso que ya está fuera de su zona de comodidad. Así que necesito que vayan allí lo antes posible. Además… y por favor, escuchen atentamente; Pensé en ustedes dos por lo bien que han trabajado juntos en el pasado. Y agente Fine, parece que tiene un don para este tipo de crimen de pueblo pequeño y comunidad aislada. Sin embargo, si el caso y las fotos de la escena del crimen la hacen sentir incómoda, como si fuera demasiado para manejar en esta etapa de su carrera. No la juzgaré y no se volverá contra ti.
Chloe y Moulton se miraron y ella pudo ver que él estaba tan ansioso como ella por tomar el caso. No obstante, Moulton, incapaz de contenerse, echó un vistazo a lo que había dentro de la carpeta. Puso una mueca de dolor mientras miraba las pocas fotos de la escena del crimen y escaneaba el breve informe que se encontraba en el dorso. Luego volvió a mirar a Chloe y asintió con la cabeza.
–En lo que a mí respecta, estoy de acuerdo –dijo Chloe.
–Lo mismo digo –dijo Moulton–, y aprecio la oportunidad.
–Me alegra oírlo –dijo Johnson, poniéndose de pie–. Estoy emocionado por ver lo que ustedes dos pueden hacer. Ahora… será mejor que comiencen. Aún tienen que conducir.
***
Moulton estaba al volante del coche de la agencia, saliendo de la carretera y dirigiéndose hacia Virginia. Barnes Point estaba a sólo una hora y veinte minutos de distancia, pero la interestatal 495 hacía que cualquier lugar se sintiera como si estuviera del otro lado del planeta.
–¿Estás segura de esto? –le preguntó él.
–¿Sobre cuál parte?
–Trabajar juntos en un caso como este. Quiero decir… hace unas diez horas estábamos besándonos como un par de adolescentes lujuriosos. ¿Serás capaz mantener tus manos alejadas de mí mientras trabajamos?
–No te lo tomes a mal –dijo Chloe –, pero después de lo que vi en esa carpeta, hacer eso contigo otra vez es en lo que menos estoy pensando.
Moulton asintió. Se desvió hacia la siguiente salida, hizo un tramo recto y pisó el acelerador.
–Dejando todas las bromas a un lado… me gustó lo de anoche, incluso la parte antes de tu casa. Y me gustaría hacerlo de nuevo. Pero con este caso…
–Debemos ser estrictamente profesionales –ella terminó su frase.
–Exacto. Y con ese fin –dijo, sacando su iPad del centro hueco del tablero –descargue los archivos del caso mientras té empacabas.
–¿Tú no empacaste?
–Has visto mi bolso. Sí, he empacado. Pero soy muy rápido para hacerlo –la miró con una ligera sonrisa mientras decía esto, indicando qué quizás ella había tardado un poco más de lo que él esperaba–. Aunque no tuve oportunidad de echarle un vistazo.
–Ah, un poco de lectura ligera –dijo Chloe.
Ambos se rieron y cuando Moulton apoyó su mano en la rodilla de ella mientras leía el archivo, Chloe dudó de que pudieran mantener las cosas profesionales.
Revisó los archivos del caso, leyendo en voz alta las partes importantes para Moulton. Descubrieron que García y Johnson habían hecho un buen trabajo al resumirlo. El informe policial era bastante detallado, así como las fotos. Aún eran difíciles de mirar y Chloe podía entender a la policía local. Se imaginó que cualquier policía de un pueblo pequeño podía sentirse fuera de su elemento al enfrentarse a algo tan violento y sangriento.
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