No obstante, antes de que ella pudiera pronunciar esa pregunta, él ya estaba encima de ella, presionando todo su peso sobre su espalda. Le temblaba la cabeza por el golpe y, por un momento, Marie no tuvo ni idea de dónde estaba.
Cuando sacó sus manos de abajo para luchar contra él, las manos de él ya habían agarrado su largo cabello rubio. Esta vez, golpeó su cabeza contra el suelo de madera. Marie luchó contra él por un momento, pero rápidamente comenzó a sentir que el mundo se alejaba nadando como un dolor ensordecedor que irradiaba de la parte posterior de su cabeza.
En algún lugar muy lejano, ella se dio cuenta de que él la agarraba por la cintura de sus pantalones y se los bajaba. Entonces el mundo se volvió negro por un momento y sólo volvió en sí después de eso porque sintió su boca sobre ella, vagando aparentemente por todas partes.
No tenía sentido. Ella le hubiera dejado hacerle cualquier cosa y, a cambio, haría cualquier cosa por él. Entonces, ¿por qué iba a...?
Este pensamiento también fue interrumpido por la oscuridad flotante que iba y venía. Sin embargo, esta vez, cuando llegó, se quedó un buen rato.
***
Le había llevado más trabajo de lo que pensaba, pero finalmente consiguió relajarse alrededor de las dos de la madrugada. Lo más difícil de todo había sido dejarla inconsciente. Lo cierto es que no creía poder hacerlo. Estrangular a la gente era una cosa. Sólo era cuestión de convencerte a ti mismo para hacerlo y luego aplicar presión una vez su cuello estaba entre sus manos. Sin embargo, golpear la cabeza de Marie contra el suelo había sido más duro de lo que él esperaba.
Cuando perdió el conocimiento, el resto del trabajo fue duro pero agradable. Y mientras realizaba sus tareas, comenzó a sentirse cómodo con la decisión que había tomado.
Había matado a Jo Haley y a Christine Lynch sin problemas. Con Jo, se había acostado primero con ella, disfrutando inmensamente del encuentro, y luego la había estrangulado al comenzar la segunda ronda. Y quizás el sexo había tenido la culpa, pero casi había cambiado de opinión, casi se había acobardado. Así había aprendido una lección y para cuando llegó a Christine, optó por saltarse el sexo. Después habían encontrado su cuerpo y él había visto la historia en las noticias, nada más que un párrafo, en realidad, pero que, de todos modos, había sido una revelación. Le había hecho repensar las cosas... le había hecho caer en la cuenta de que no podía matarlas sin más.
Sino que tenía que retenerlas. Los que quedaban además de Christine, las que necesitaban ser silenciadas. Habría más, incluyendo a Marie. Y si no podía matarlas directamente y dejarlas donde cayeran, eso significaba que tenía que hacer otra cosa. Tenía que ser más discreto, más cuidadoso.
Admiró su trabajo y pensó que sería totalmente capaz de salirse con la suya. Se paró frente al armario de los abrigos abierto que había en el pasillo. Marie estaba dentro del armario, completamente desnuda y colgando de sus muñecas atadas del perchero que corría horizontalmente a lo ancho del armario. También había tres tiras de cinta adhesiva reforzada cubriéndole la boca. Su cuerpo colgaba hacia abajo, pero sus brazos estaban estirados por encima de su cabeza donde él le había atado las muñecas. Era una pose extrañamente seductora y le hizo arrepentirse de no haberse acostado con ella antes de haberla llevado cautiva.
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