1 ...7 8 9 11 12 13 ...22 Frecuentemente, se encuentra entre estudiantes tecnológicos cambios de carrera condicionados por la estabilización en un tipo de trabajo que pertenece a otra orientación o abandonos de ciertos trabajos, porque no están relacionados con su campo de estudios.
En este sentido la formación del ingeniero está rápidamente inclinada hacia una elección definida en el campo de la técnica y de la especialización y por lo mismo impide una elección más básica y general, que se vaya especializando gradualmente (Bouffartigue, 1994).
Estas características llevan a la mayor parte de los jóvenes estudiantes de las ingenierías a pasar por una etapa de su socialización profesional con una fuerte “dominante técnica” (ingenierías duras), en desmedro de funciones de “dominante relacional” (comercio, gestión, administración o nuevas ingenierías). Con este criterio, el abandono de puestos de trabajo específicamente técnicos hacia otros más relacionales es vivido por los estudiantes de ingeniería como un prematuro abandono de la profesión y una opción por otras disciplinas. Al mismo tiempo, no moverse de las disciplinas técnicas, no siempre significa adoptar un modelo claro de carrera, sino que muchas veces está asociado a mantenerse en posiciones subalternas y no poder acceder a posiciones de mando.
Por último, las empresas han multiplicado las fórmulas de transición entre la formación y el trabajo (contrato a prueba, contrato por proyecto, contrato de aprendizaje, pasantía, beca, etc.) y no es raro recibir en la empresa a los estudiantes avanzados de distintas profesiones, como pasantes o para hacer sus prácticas pre-profesionales, simplemente como contratados, donde son objeto de numerosos cuidados y viven un período de latencia y de descubrimiento de realidades de la empresa, que tiene importantes consecuencias después del contrato.
Las conductas adoptadas con los primeros compromisos profesionales –como evocan los jóvenes profesionales graduados– se puede conceptuar en distintos modelos de pasaje a la edad adulta, que van desde un modelo de identificación a un modelo de construcción interactiva de posiciones, que excede el campo de los alumnos solamente.
Estas situaciones que contribuyen a la definición de su identidad profesional y social frente a un destino más o menos trazado o condicionado por el contexto o por los orígenes sociales, afectaría igualmente a los jóvenes dotados de un capital escolar que en adelante competirían por los primeros empleos. Esta constante invita a estudiar de manera más profunda, las formas de reproducción generacional e inter-generacional de estos grupos estudiantiles, el peso de los docentes en estas elecciones y de la institución formadora, dando cuenta de los modos dominantes de la socialización, los condicionantes del contexto socio-económico y poniendo atención a las transformaciones que afectan los recorridos profesionales.
Por último cabría destacar, el rol que juega en estos cambios y expectativas, la visión que prestan los Centros de Estudiantes y las Asociaciones Profesionales e incluso las campañas universitarias de orientación vocacional que se acercan a los grupos estudiantiles ofreciendo alguna imagen del mundo del trabajo o de la tarea profesional. Si bien no hay muchos estudios al respecto, la experiencia en el trabajo de campo de los Laboratorios MIG es que se puede observar una fuerte actividad en el campo estudiantil de estas organizaciones, aunque, en general, muy poco orientada al pasaje del estudiante al mundo del trabajo, sino más bien con el activismo político.
El material recogido en las entrevistas biográficas muestra que los parámetros que usan los propios estudiantes y graduados cuando son entrevistados después del título, para calificar sus expectativas iniciales y la representación de su experiencia profesional, tanto referida a las dificultades para construir la trayectoria profesional, como la realización de sus expectativas, la percepción de la solidez de la formación recibida y la importancia de provenir de una determinada institución educativa, es predominantemente individual, a pesar de que esta instancia implica un proceso colectivo, cuando se trata de una especialidad o de una institución común son pocos los apoyos mencionados por los egresados sobre la construcción del proyecto profesional.
El concepto básico que se indaga es el de estrategia profesional (Profesional Proyect, Sarfati Larson, 1977), con la que se trata de nombrar los procesos históricos por los cuales ciertos grupos profesionales llegan objetivamente a establecer un monopolio sobre un segmento específico del mercado de trabajo, al hacer reconocer su experiencia por el público, con la ayuda del Estado. Más que de estrategias individuales se trata de estrategias colectivas llamadas también objetivos.
Esta es una estrategia histórica de constitución de un mercado profesional y no del ejercicio individual de una actividad profesional, está vinculada con las Asociaciones Profesionales y los Centros de control de la profesión. Las biografías realizadas muestran que ninguno de los estudiantes avanzados o graduados espera que los Centros de Graduados o Asociaciones de Ex alumnos o de las Asociaciones Profesionales les dé una guía o una sugerencia sobre los caminos a seguir y las dificultades a enfrentar. La figura de algunos profesores aparece con valor de liderazgo y promueve la imitación, algunos de ellos han conseguido su actual inserción o anteriores experiencias a partir de alguno de ellos, pero este modelo también tiene mucho más valor personal que institucional. Esto es más llamativo, en momentos en que surgen grupos profesionales en proceso de constitución o modificaciones importantes en los grupos profesionales tradicionales por la incorporación de las nuevas tecnologías informatizadas o el surgimiento de nuevas actividades. En ninguno de los entrevistados surge un discurso relativo a la nueva articulación del campo profesional, en cambio aparece conflictivamente el conocimiento de las competencias de otras instituciones universitarias que poseen carreras similares con currículum diferenciados del propio. Pero no existe conciencia del nuevo rol ni en los viejos, ni en los nuevos grupos profesionales y, en cambio, se observa una conflictividad y desprecio subyacente hacia Carreras más cortas como las tecnicaturas. Esta base conflictiva no resuelta es motivo de preocupaciones teóricas aplicables a este caso con mucha vigencia (Panaia, 2017).
La individualización de un corpus de conocimiento científico o técnico sobre el cual fundar la propia competencia y del cual reivindicar la exclusividad, puede ser considerado el proceso decisivo; el segundo que condiciona los otros tres procesos y es a su vez influido por ellos, es decir, constituye uno de los más importantes terrenos sobre los cuales se ejercita la acción de institución formadora, de la asociación profesional y del Estado.
Además, los conocimientos básicos deben ser renovados frecuentemente para impedir la rutinización, pero no tan frecuentemente como para obstaculizar la posibilidad de socializar a los aspirantes a profesionales en un cuerpo unificado de conocimiento. En la evaluación de las características de la base cognitiva ocurre que hay que tener presente que la educación esencial de la profesión es la producción hacia sí misma de conocimiento científico y técnico, hasta la propia aplicación de los problemas humanos. Resulta importante señalar, que el análisis de la base cognitiva de la profesión no va separada de su uso, de la modalidad con la cual el conocimiento es utilizado en la práctica profesional concreta. El carácter reciente de los graduados de las nuevas profesiones, posiblemente todavía no permita este tipo de debate, aunque la conflictividad de la base cognitiva se encuentra presente muy claramente en el mercado de trabajo.
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