Sheila Almontes - La historia de nuestra muerte

Здесь есть возможность читать онлайн «Sheila Almontes - La historia de nuestra muerte» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La historia de nuestra muerte: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La historia de nuestra muerte»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La historia de nuestra muerte es un libro que te hace descubrir nuevos sentimientos y emociones. La narración logra el sorprendente efecto de hacer que el lector comprenda y se adentre en la mente de las personas descritas en la obra. La lectura de esta pieza literaria no tiene desperdicio, pues da una enseñanza de vida, una lección que nos prepara y nos ayuda a entender una situación que puede ocurrirnos a todos. Sheila Almontes nos ofrece un libro que nos hace ser conscientes de que debemos estar preparados para afrontar lo que la vida nos presente, por muy difícil que parezca. La historia de nuestra muerte es una carta de amor a la vida que nos ayuda a seguir adelante cuando todo parece imposible.

La historia de nuestra muerte — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La historia de nuestra muerte», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Estoy escuchando la música que me diste. Quiero conocer todo de ti.

—En realidad me agrada toda la música. Y, ¿cómo va tu día? ¿Ya tuviste algún buen cliente?

—No, aún nada. Espero pacientemente que llegue algo bueno. Quizá por la fecha no llegue. Todos están de fiesta, pero vino una cita y me define el miércoles.

—Esperemos que te aparte. Oye, ¿cómo haces para vender bien?

—Tienes que estar tranquila y contenta con lo que haces y, claro, si trabajas, se te dan las ventas. Toda acción tiene una reacción.—Cuando me dijiste eso, de inmediato vino mi papá a mi mente. Esa era una de las frases que siempre utilizaba, la tercera ley de Newton: "a cada acción corresponde una reacción con la misma intensidad, pero en sentido contrario". Dentro de mí, reí.

—Oye, tienes canciones de videojuegos aquí. —Dijiste entre risas.— En el trabajo piensan que estoy jugando.

—Sí, es que me gustan un poco. —respondí, riendo también.

—Bueno, tengo que irme a comer. Espero que tengas linda tarde.

—Okey, pues. Seguimos en contacto. Linda tarde.

Pocas horas después de habernos despedido, volviste a escribir. Me comentabas que el día anterior habían celebrado el aniversario de bodas de tus papás –los llamaste "mis suegros", pues ya éramos pareja–. Me platicaste que pensabas cocinar la cena para ese día especial, pero tus citas de trabajo no te lo permitieron y fue tu hermana quien ejecutó la receta prometida, la cual tenías en tu plato en ese momento, según me presumiste.

—¿Tienes muchos hermanos, Gerardo?

—Tengo tres hermanos, somos dos hombres y dos mujeres.

—Qué bien.

—Sí, yo soy el más pequeño. Casi todos nos llevamos un año de diferencia, pero nos llevamos muy bien. Oye, estuve escuchando la música que me diste. Hay canciones muy románticas. Eres igual que yo, por eso me gustas.

—¡Muchas gracias!

—Tengo una pregunta.

—Dime.

—¿Por qué no me insinuaste que te gustaba?

—Porque primero estudio el terreno. —dije como explicación.

—Pero al menos una señal…

—Un día que platicamos me comentaste que eras casado y de inmediato decidí no meterme. Ya después fue cuando me entere de que te habías separado, pero en general no me nace ser coqueta. Soy un poco extraña en esas situaciones.

—Me emocioné cuando platicamos en el Instituto Cumbres. Compartíamos muchos gustos y te plantaste en mi cabeza, que por cierto me está doliendo un poco.

—Toma algo. Una pastilla… o algo.

—Sí, ahorita traigo unas muy buenas. Como te decía, me gustaste mucho desde ese día, y tu corte nuevo y color de cabello me encantaron.

—Muchas gracias. Sí, en esa guardia en el Cumbres también me gustaste más. Eres un hombre muy interesante.

—No te decepcionaré. Lo prometo.

—Espero tampoco hacerlo yo.

Esto comenzaba a ponerse cada vez mejor. Las charlas eran más frecuentes y más profundas. Comenzábamos a compartir más que palabras, gustos y sentimientos: compartíamos nuestra vida diaria.

Viste fotos en mis redes sociales, entre ellas aquella de ambos en el Instituto. "Un gran día", me dijiste. A propósito de fotos, me hiciste llegar una de Morgan –pequeño por su edad, grande por su raza–, un dogo de burdeos color canela que adquiriste como mascota para tu hijo, el pequeño Nino. Yo tengo dos chihuahuas, de los que parecen llavero, como me dijiste haciendo alusión a su tamaño. Una cosa más en común: nuestro gusto por los perros.

Quizá un hijo no estaba pensado para nosotros, que recién empezábamos la aventura; además de que francamente no tengo planeado tener uno en mi vida; pero tú propuesta de cuidar juntos a Morgan me pareció aceptable. Entre nuestras pláticas, abordamos algunos temas, como tu poca tolerancia a la sensación de soledad. Añadí:

—¿Tú tienes algún anhelo en tu corazón? ¿Algo que desees mucho?

–—¡Conocer Acapulco! —Como siempre, haciendo bromas; tú ya lo conocías.— Ja, ja, ja, ja. Pues sí, en realidad muchos. Creo que ya te había comentado: tener un negocio, viajar mucho, y tener una mujer con quien compartir todo, que me acompañe en este mundo y me entierre. Ser feliz.

—Muy buenos deseos.

—Espera. Olvidé decir que me gustaría que esa mujer seas tú. —Agregaste con el emoji sonrojado.

—Me halagas mucho. Pues veamos si existe esa compatibilidad. Yo también quiero compartir mi vida y muchos momentos con alguien.

—Sí. Estoy dispuesto a dar lo mejor de mí. De verdad, mientras más te conozco, más cualidades te encuentro. Pero bueno, ya es noche tenemos que dormir. Sueñas con los angelitos. Si me ves, me saludas.

En lo que respecta a los sentimientos, desde el principio fuiste más expresivo que yo. Siempre me decías que me veía hermosa, que sonriera. Me platicabas, como niño, que estabas emocionado. No es que yo no lo estuviera, pero para mí es más fácil expresarme por escrito.

Esa noche dormí emocionada. No podía dejar de pensar en lo que pasaría al día siguiente. Me parecías una muy buena persona y no me equivoqué. Desde el primer momento que nos vimos, hubo un click entre nosotros, muy extraño para ambos. No sólo porque compartíamos gustos y metas, sino porque vernos nos emocionaba, nos ponía nerviosos y la atracción era bastante. Me divertía mucho estar contigo y platicar de lo que fuera. Estaba a punto de enterarme de que eras el hombre perfecto para mí y de que en poco tiempo te convertirías en el amor más grande de toda mi vida hasta hoy.

—Hola, preciosa. ¿Dónde andas?

—¡Hola! Ando aquí en el negocio de mi papá. ¿Y tú?

—Saliendo de ver un carro que tengo en el taller. ¿Te parece si paso por ti a tu casa en media hora?

—Sí, claro. Ahí te veo.

Salí contenta del negocio de mi papá. Manejé hasta mi casa y cuando llegué ya estabas en la entrada del fraccionamiento. La misma entrada en la que me dejaste el día de aquella carta de recomendación que te di. Te hice señas para indicarte que en unos momentos saldría. Metí mi carro y en seguida, sin siquiera entrar a la casa, salí corriendo a encontrarme contigo, emocionada pero tratando de disimular. Me daba pena. Tú, todo un caballero como siempre, al verme te bajaste del auto para abrirme la puerta y me recibiste con un beso en la mejilla.

—Hola, hermosa, buenas tardes. ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo tu día? —dijiste, muy nervioso y a la vez muy contento de verme.

Después del saludo y de acordar el lugar en el que comeríamos, comenzamos el camino a la Ciudad de México, donde viviste tu infancia Lo primero que hiciste después de subir al auto fue estirarte para sacar algo de tu mochila, la cual estaba atrás de mi asiento. Me dijiste "el pretexto para acercarme, ¿verdad?", lo cual me causó bastante gracia. Sacaste del interior de dicha mochila una bolsa llena de gomitas rojas y me dijiste: "Mira, en lo que llegamos, para que no te enojes; con eso de que te enojas cuando no comes..." Pude notar tu felicidad al saber que eras tú quien me sacaba una estruendosa carcajada con tus bromas. Se veía como disfrutabas hacerme feliz en esos momentos.

Todo el camino me contaste tu vida. Me repetiste la historia de tus ex parejas, de tu infancia y de todo lo que te gustaba o te molestaba; de tu vida en Estados Unidos y de por qué te regresaste. Todo para asegurarte de que yo recibiera toda la información posible de ti y te aceptara con todo. Querías ser completamente sincero. Cualquier pregunta la contestabas sin titubear, sin adornos. Dabas respuestas rápidas y crudas. Nunca eras "el bueno", ni "el malo". En tus respuestas no te defendías ni atacabas a nadie. Sólo fluía lo que viviste, lo que sentiste y lo que pensaste. Eso me enamoró.

En general, a lo largo de nuestra relación, me decías las cosas que te habían pasado, pero sin hacer quedar mal a nadie. A pesar del daño que te hicieron no hablabas mal de tus ex parejas, sólo decías que las situaciones llevan a cosas malas. Tampoco te hacías la víctima; siempre reconocías tus errores. Nunca las insultaste, o te expresaste de ellas de una forma grosera, ni "te colgabas flores". Me decías que creías que tu parte de culpa era por tu carácter fuerte y porque exponías tus disgustos, lo cual provocaba que no te aguantaran.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La historia de nuestra muerte»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La historia de nuestra muerte» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La historia de nuestra muerte»

Обсуждение, отзывы о книге «La historia de nuestra muerte» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x