En esta simulación se modificaron algunos nombres y lugares reales, en razón a que en mayo de 2018 aún se encontraban con vida algunos protagonistas de este cruel asesinato. A saber, el propio homicida y parricida Nicolás Arancibia se mantenía con vida y 86 años a cuestas para la fecha de la recreación. Como si el destino quisiera cobrar en la tierra lo que aquí se ha cometido, quien hace más de 50 años atrás bloqueó las vías respiratorias de su hijo y su esposa falleció de cáncer pulmonar tras muchos años de sufrimiento.
Por su parte, el oficial policial Hernán Cárdenas Zúñiga se caracterizó por ser un investigador ágil “al que todas las pesquisas que realizó pudieron llegar a buen término” (Erlandsen, 2006). Falleció el lunes 11 de diciembre del 2006, a la edad de 81 años. Al sepelio, en el cementerio de Santa Inés, asistió gran cantidad de personas, destacando la presencia de altas autoridades policiales porteñas, quienes le rindieron los respectivos y merecidos honores al exfuncionario, que no solo cumplió su sueño de ver inaugurada la Brigada de Homicidios en Valparaíso, sino que fue su fundador y primer jefe.
Juan Seoane Miranda también escribió una página importante en la historia de la policía civil en Chile. En 1973 cumplía funciones como jefe de la escolta de Investigaciones de la Sección Presidencial, en La Moneda. El 11 de septiembre estaba en el palacio en espera de aquel inminente desenlace. Si bien la instrucción fue que todo el personal debía abandonar la casa de gobierno, esa unidad, al mando de Seoane, se mantuvo hasta los últimos minutos con el presidente Salvador Allende y solo se retiraron cuando él, en forma directa, les ordenó que resguardaran sus vidas. A pesar de contradecir al presidente respondiendo que no se retiraría y que su compromiso era protegerlo (Seoane, 2008: 85), Allende reiteró que él se quedaba, pues “los viejos robles mueren de pie”. Esta declaración es el título del libro homónimo de Juan Seoane, que da cuenta de este histórico suceso nacional, donde le correspondió un papel destacado.
Vaya además un reconocimiento a los investigadores policiales Óscar Ortiz Veloz, Dunny Casanova Zúñiga, Ociel Castro Labarca (que cumplió el papel de víctima en la reconstitución de escena), Leonel La-trille Gallardo, Hernán Olivares Lebuy (que cumplió labores de fotógrafo en el sitio del suceso y en la reconstitución de escena), Jaime Herrera Villegas, Franklin Quijada Torres (que culminó su brillante carrera asumiendo la subdirección de la policía civil) y Alberto Labbé Pérez.
Un plausible esfuerzo por mantener en la memoria este caso policial fue rescatar sus antecedentes para la compilación de los cien casos emblemáticos de la Brigada de Homicidios. Tras releer el tomo, se observa un detalle en la reconstitución de escena, momento en que el homicida modificó su declaración inicial y reveló una impactante confidencia. Cuando llegó a su casa esa noche con el tarro lechero, se sinceró con su conviviente, confesándole sus reales intenciones: “ahí tienes tu ataúd…” 6. Ella no respondió. Varias veces se lo había reafirmado. Estarían juntos siempre, hasta que la muerte los separe.
Erlandsen, Patricio.(14 de diciembre de 2006). Murió fundador de la BH. La Estrella de Valparaíso.
Gibran, Khalil.(2018).“Del crimen y el castigo”, en El profeta. Editorial Alma.
Loch, Gilberto.(2018). Patrimonio arquitectónico de Valparaíso . Valparaíso: imprenta Soul.
PDI.(2009). “Tarros lecheros”, en Colección histórica de homicidios . Santiago de Chile: Of Set.
Riquelme, Juan & Küpfer, Marcela.(24 de mayo de 2018). El crimen de los tarros lecheros. La Estrella de Valparaíso. Página 8.
Seoane, Juan.(2009). Los viejos robles mueren de pie: Relato autobiográfco de un policía leal . Santiago de Chile: LOM.
Trezza, Fernando.(2006). Data de la muerte : las transformaciones cadavéricas . Argentina: ediciones Dosyuna.
Tuane, Hernán.(1988). Destino criminal : consideraciones psicológicas sobre el crimen . Santiago de Chile: imprenta Salesianos.
Universidad de Viña del Mar.(2007). Crímenes con historia: Taller de periodismo policial / La Estrella de Valparaíso . Viña del Mar: imprenta El Mercurio de Valparaíso.
EL OLFATO POLICIAL DE ANKER
* * *
El caso del canino rastreador (1967)
Allí estaba echado un perro, sin comer y sin dormir,
quería mirar a su dueño, no le importaba vivir.
Así murió el perro negro, aquel enorme guardián,
que quiso mucho a Gilberto y dio muerte a don Julián.
José Alfredo Jiménez, El perro negro.
Desde los albores de su existencia, el hombre ha convivido con animales salvajes y domésticos en mutua complicidad, evolucionando juntos en sus ciclos vitales. Caballos, halcones, gatos y un sinfín de especies facilitaron al hombre el desarrollo de sus faenas diarias. Alimentarse del ganado y de su leche, producir una amplia variedad de subproductos derivados de los lácteos, arar un prado y enviar mensajes atados a la pata de un pajarillo fueron tareas primitivas que asentaron las bases del desarrollo humano.
Entre la variada fauna que evoluciona junto al hombre se encuentra el perro, mascota fiel y leal por antonomasia que por sus cualidades innatas, como el olfato, la agudeza del oído y su fiereza, contribuye activamente al desarrollo de las ciencias, la guerra y hasta la contención emocional de pacientes que han vivido eventos traumáticos.
Así, el perro se usó en la guerra para abastecer agua a los soldados heridos; en la ciencia, en los estudios de Iván Pávlov sobre el reflejo condicionado; en pruebas de lanzamiento de cohetes en la carrera espacial tanto en Estados Unidos como en la Unión Soviética, por nombrar solo algunas colaboraciones. En este orden de ideas, una de las incursiones caninas de mayor reconocimiento en la sociedad la constituyen los perros policiales, que brindan su olfato y agudeza en apoyo a los detectives en la investigación criminal.
Es así como en 1966 se crea en la PDI el Grupo de Adiestramiento y Servicio de Perros Policiales de Investigaciones (GASPOL). Esta histórica unidad fue la primera en su tipo en esta institución, asumiendo como principal misión el adiestramiento de perros como apoyo a la investigación criminal. En sus inicios no disponía de instrumental técnico, ni veterinarios, ni habitáculos para canes. En efecto, cada funcionario cuidaba de su propio perro. Durante el día cada policía entrenaba a su perro en el cuartel, lo llevaba consigo en sus diligencias y cuando el turno terminaba lo llevaba a su casa, donde se alimentaba, aseaba y dormía.
El primer jefe de GASPOL fue el subinspector Fernando Castro Arellano, quien más adelante sería el instructor de Anker, canino rastreador que, sin saberlo aún, escribiría una de las páginas más recordadas de la historia policial chilena.
El viernes 20 de mayo de 1960 la perrita ovejero alemán Lassy de Norma se apresta a dar a luz a sus crías. El propio Fernando Castro colaboró en sus nacimientos, en una hermosa camada de seis cachorros machos, donde Anker pesó 300 gramos. Entre sus principales señas, el Registro Genealógico de la Asociación Pro Perro Ovejero Alemán (APOA-Chile) 7destaca su color negro predominante, con amarillo en máscara y patas, similar a las características de su padre, Waldy von Rommel.
A solo dos días de su nacimiento se registró la mayor catástrofe que recuerda el país. Un movimiento telúrico de magnitud 9,5 grados asoló la ciudad de Valdivia, considerado en Chile y el mundo como el megaterremoto más potente registrado instrumentalmente en la historia de la humanidad. Perros rastreadores colaboraron en la búsqueda de personas, animando a Fernando en la instrucción canina de su mascota recientemente nacida.
Читать дальше