Raúl Vélez González - Memorias de viaje (1929)

Здесь есть возможность читать онлайн «Raúl Vélez González - Memorias de viaje (1929)» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Memorias de viaje (1929): краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Memorias de viaje (1929)»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Con una escritura agradable y humorística, sin ser avaro ni recargado con las descripciones, considero que mi abuelo en cierta forma, con este estilo, pudo haber sido sin saberlo el autor del primer blog de viajes en Colombia conocido. Con su pequeño cuaderno de profesor, convertido en diario de a bordo, para su mamá y el recuerdo personal, sin duda marcó un ritmo dialéctico bien parecido al de los actuales blogeros de viajes que inundan internet con sus relatos, pero más fino en el estilo, por supuesto.
Debo aclarar que la decisión de publicar íntegro este diario de viajes, que inicialmente el mismo autor no lo vio como un texto para enviar a una editorial ni lo escribió para eso, se debe a que tenemos conocimiento en la familia de que en algún momento mi abuelo sí manifestó que quería publicarlo. Lo cierto es que lo fue posponiendo, como nos suele pasar a todos los viajeros empedernidos con nuestros propios escritos sobre esos temas, y es un honor para nosotros poder cumplir ese deseo como un homenaje a su memoria.
David Roll Vélez

Memorias de viaje (1929) — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Memorias de viaje (1929)», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pero no me quedaba yo sin levantar una iglesia católica y una de estas mañanas me fui a una que queda cerca de la pensión. Mi alegría fue grandísima al ver el sacerdote con ornamentos católicos diciendo la Santa Comunión a los fieles que llenaban la iglesia a pesar de ser día de semana. Al lado de la iglesia hay una escuela católica para niños pobres muy concurrida y manejada por hermanas de no sé qué comunidad. Una de ellas me dio datos sobre la escuela, valiéndose del francés, y quedé invitado para presenciar un día de estos la enseñanza.

A pesar de que Hamburgo no tiene mucho monumento antiguo, he visto cosas muy interesantes. En edificios merecen mención el Ayuntamiento, la Bolsa, la catedral de Santa Catalina, la Iglesia de San Miguel y la de Santa María (católica esta última). Los monumentos principales que he visto, son: la estatua de Bismarck, toda de piedra con un alto pedestal también de piedra y que mide casi media cuadra de altura. La estatua es monumental, pues la sola cabeza mide en redondo cinco metros; la estatua ecuestre de Guillermo Primero, de bronce, en uniforme de gran pasada, frente al Ayuntamiento; esta también es de tamaño colosal; la estatua de Lutero, la de Schiller, las que hay en el Ayuntamiento en nichos sobre las partes altas de los muros exteriores y que representan a todos los reyes de Alemania desde los merovingios, la de Carlomagno, fundador de la ciudad y multitud de monumentos alegóricos de la guerra, de la paz, del comercio, la navegación, la industria, etc. Se me quedaba en el tintero el monumento muy hermoso que hay en el centro con la estatua del alcalde, Johannes Peterson. No sé que haría el tal alcalde ni cuándo vivió, ni quién era y lo peor es que no quiero saberlo. Todas estas estatuas están exornadas por leones, por vírgenes llorando, por laureles, mirtos, etc. Apenas hace menos de una semana que llegué a Europa y ya tengo más de 150 postales. Si no dejo el vicio de comprarlas, para eso me alcanzarán los fondos.

[20 de abril]

Hemos resuelto salir hoy para Berlín. Ya nos sobra poco que hacer aquí, aunque no podemos decir que conocemos la ciudad; pero al menos hemos visto lo principal y nos hemos acostumbrado algo a la vida alemana.

[20 de abril]Berlín

Estoy en Berlín. Hace dos horas que he llegado y estoy en un cuarto de la pensión que me recomendaron en Hamburgo, y en que hablan español. Berlín me ha hecho la impresión de un monstruo que me tragó. El camino hasta aquí es de 290 kilómetros, que los hicimos en un tren rápido, con un costo de 24 marcos con 40f. El viaje es interesante para el que primera vez va a Alemania. Vemos los campos que ya se comienzan a cultivar, pasamos ciudades que miramos a vuelo de pájaro (el tren es rápido); la principal es Wittenberg, patria de Lutero. 3Entramos en Berlín a las cinco y luego salgo solo a dar un paseo a pie, poniendo señas en todas las esquinas para no perderme. Para comprar cigarrillos tengo que valerme de mi sistema: señalar con el dedo una cajetilla, sacar un lápiz y un papel, escribir mark , y esperar a que el vendedor escriba el precio. Si no entiende, saco un puñado de monedas y hago señas de que separe lo que vale, poniendo cuidado para que no me tiren mucha ventaja.

[22 de abril]

Hoy hemos pasado un día admirable. Nos fuimos a las doce y media a una excursión a la vecina ciudad de Potsdam, residencia apacible de los reyes de Prusia desde Federico Guillermo. Es una de las iglesias mismas de los sepulcros de este rey y de su hijo, Federico el Grande, sencillas e imponentes.

Seguimos a los palacios y por primera vez en mi vida veo la magnificencia no imaginada de una residencia imperial. No la describo, imposible; quedaría palidísima mi pobre descripción. Dos son los palacios. El llamado Sanssouci, sobre una colinita, y el palacio nuevo en la hondonada. La profusión de estatuas y alegorías en pórticos, plazas, torres, invernaderos, escalinatas y bosques es aplanadora; en una torrecita lateral llego a contar hasta veinte. En su mayor parte de mármol; las otras de bronce o de piedra; todas perfectamente desnudas.

Los estanques circundados de estatuas mitológicas, los senderitos llenos de monumentos y los jardines con pilas artísticas. Visto el palacio viejo, pasamos al nuevo, distante algunas cuadras por entre pintorescos pinares. Se entra primero a una plaza de unas dos cuadras, cerrada en semicírculo por una balaustrada de mármol y unas docenas de estatuas también de mármol; la fachada principal tiene, en alta cúpula una alegoría: las tres gracias, desnudas, sostienen la corona de Prusia, tamaña como una habitación común. Como este palacio lo construyó Federico el Grande después de una guerra victoriosa con varias naciones, nos dice el guía, que su intención fue dar trabajo al pueblo y mostrar al mundo que aún le sobraba dinero para hacer más guerras. Era Federico irónico y altanero, y en las tres gracias que sostienen su corona representó nada menos que las soberanas de Rusia, Austria y Francia; alguno le objetó que cómo las ponía desnudas y contestó: “¿Cómo quiere usted que gaste mi dinero en ropas para los enemigos en vez de gastarlo en mis amados soldados?”. Nos pusieron unas pantuflas de felpa y así recorrimos 58 salas, todas interesantes. Qué profusión de cuadros tan magnífica: mitología, historia judía, historia alemana. En todos predomina el desnudo. Son cuadros de grandes maestros, especialmente de Watteau. Hermoso el comedor, el despacho del rey, el salón de fiestas (como una iglesia); pero el que me dejó fascinado fue el salón de las fiestas de navidad, todo cuajado de conchas las más lindas. Las paredes y el cielorraso están perfectamente forrados en conchas primorosas, algunas con su perla todavía en el fondo; de piedras preciosas en bruto: topacios como cascajos de dos kilos, lapislázuli, etc. Las mesas de pórfido con incrustaciones de nácar y de cobre, biombos trabajados por las princesas reales, arañas monumentales de cristal de roca. No había soñado tanta magnificencia. Al frente del palacio hay un jardincito que fue el preferido de la Kaiserina, esposa del último Káiser; en el fondo hay un templete redondo donde quiso ella ser sepultada y allí está.

Pero me faltan dos cosas: el molino histórico, situado al pie de las verjas de Sanssouci. La historia está fresca: cuando Federico el Grande construyó el palacio, no contó con que el ruido del molino lo molestaría y solo vino a notarlo cuando habitó la suntuosa residencia. Fatigado por el ruido dio orden de que cesara y el molinero se negó a pasar el molino; el rey le propuso compra, porque en su magnanimidad no quería expropiarlo, y el campesino, picado, no quiso vendérselo a ningún precio; ya disgustado el rey, ordenó la expropiación, y el campesino se quejó a la municipalidad de Potsdam, que falló el pleito en favor del rey. Dicen que allí fue cuando el campesino dijo la famosa frase que ha pasado a la historia: “Aún hay jueces en Berlín”. Apeló a los jueces de Berlín y estos fallaron en favor del campesino, quien siguió trabajando en su molino, y el rey se acostumbró al ruido. Por orden del rey, el molino se conservó y hoy Alemania lo tiene como una joya que dice de la libertad que ha habido siempre en la nación para poseer propiedades.

Es la segunda una hermosa nevada que me tocó. Comenzó a caer antes de entrar al palacio y duró casi todo el día, de manera que nos cayó casi toda encima y parecíamos unos álamos andando por los jardines. Me divertí con el espectáculo, tan nuevo para mí. Gocé viendo caer esas a manera de maripositas blancas, del tamaño de un afrecho y en cantidad tan copiosa como una nube de langostas. Fue de los gustos más grandes y más inesperados que he tenido, pues ya llevamos un mes de primavera. Al regreso vimos muchas residencias de nobles antiguas. Recorrimos una calle que partiendo del palacio del Káiser en el centro de Berlín, va a los lugares donde se hacían las maniobras militares. Es una línea recta y tiene treinta y dos kilómetros. En su curso, ya dentro de la ciudad, hay un parque, el Tiergarten que tiene una legua de largo y casi el mismo ancho. Su nombre significa jardín de los animales y está cuajado de estatuas. Por la mañana he visto la avenida “Unter den linden” (Bajo los tilos), que está separada del Tiergarten por la puerta de Brandeburgo, que es algo así como el Arco del Triunfo de Berlín. Sobre dicha puerta está la Cuadriga, imponente grupo de caballos guiados por un Marte, todo en bronce, que se llevó Napoleón a París como trofeo y que luego, en 1815 recuperó el Gral. Blücher, sin que los franceses la hubieran aún desempacado (en treinta y seis cajas). La avenida es muy ancha y tiene una ruta central, que en tiempo del imperio solo pisaban los carruajes del Káiser. En el extremo está el palacio imperial en un lado y la catedral en otro y a lo largo la Universidad, el palacio del Kromprins, el edificio de la Guardia, las principales embajadas, los hoteles más lujosos y muchas cosas más de importancia histórica y artística. Pero lo sorprendente está en una de las avenidas del Tiergarten, la llamada Siegesallee, que tiene las estatuas, en mármol blanco, de todos los soberanos de Alemania desde antes de Carlomagno. Están alineados a lado y lado de la avenida y tienen detrás, cada una, a derecha y a izquierda, dos bustos de graves personajes, quizá ministros, muchos con mitras. Cada monumento está limitado por detrás por un semicírculo de balaustrada de mármol. Al extremo norte de la avenida está el monumento a la victoria, tan alto como una catedral, y siguiendo encuéntrase la estatua de Roon, organizador del ejército alemán; a la izquierda, la de Moltke y a la derecha el soberbio edificio del Reistacf (congreso). Frente a este edificio está la estatua de Bismarck, en bronce y rodeada de cuatro alegorías en el mismo metal y que representan todas a un gigante: matando un león, forjando una espada, escribiendo un libro y protegiendo no sé qué industrias; todo ello símbolos de la grandeza de esta nación y de su odio secular a Francia. Veré algo del inmenso Berlín que se extiende por todas partes en proporciones gigantescas, con suntuosos edificios, con sus elegantísimos teatros, sus restaurantes lujosos, etc. pero todo sin una importancia muy capital para mí. Lo último grande que quizá vea el martes, será el famoso almacén llamado Wertheim que tiene dieciocho mil dependientes y donde venden desde un diamante hasta un chorizo y una hoja de cal. Entonces saldrá para la “Vieja Colonia”.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Memorias de viaje (1929)»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Memorias de viaje (1929)» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


José Ignacio González Faus - Instantes
José Ignacio González Faus
Alfonso González Matorra - Tocan las campanas a concejo
Alfonso González Matorra
Arnau Gonzàlez i Vilalta - Cataluña bajo vigilancia
Arnau Gonzàlez i Vilalta
Ana María González González - El claroscuro catalán
Ana María González González
Alaciel Molas González - Mi hombre bueno
Alaciel Molas González
[Francisco González Durán De León - Memorias de un desertor
[Francisco González Durán De León
Álvaro González de Aledo Linos - La sonrisa de Mikel
Álvaro González de Aledo Linos
Fernando González - Viaje a pie 1929
Fernando González
Manuel Fernández y González - Amparo (Memorias de un loco)
Manuel Fernández y González
Отзывы о книге «Memorias de viaje (1929)»

Обсуждение, отзывы о книге «Memorias de viaje (1929)» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x