A su vez, la vigilancia de la enfermedad se realiza por medio del sistema de información y vigilancia epidemiológica de las encefalitis equinas en Colombia, realizado por el Instituto Nacional de Salud, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, el ICA y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Mediante estos sistemas se vigilan seis aspectos que son: ecología local, dinámica estacional y monitoreo de datos meteorológicos, vigilancia de los huéspedes vertebrados, vigilancia de los casos en equinos, en aves y en humanos (ICA, 2004).
Factores predisponentes en la interfaz
La presentación de estos casos en zonas tropicales se debe a que la mayoría de las personas infectadas residen dentro de los límites de la ciudad y su ocupación (forestación nocturna) contribuye con la presentación de los casos positivos, dado que los mosquitos vectores (Culex [Melanoconion]) son crepusculares, y por lo tanto tendrían acceso a las personas durante las horas de la oscuridad (Aguilar et al., 2004). Morrison y colaboradores (2008) realizaron un estudio del VEEV de transmisión urbana de una cepa selvática en Perú. Se evidenció que los estudios de este tipo se realizaban en zonas rurales o selváticas, nunca en zonas urbanas. Se puede inferir que la relación entre el crecimiento y la expansión de poblaciones hacia zonas periurbanas, donde hay bastante cercanía con bosques, hábitat de roedores y mosquitos, concuerda con la presentación de la enfermedad. Además de los climáticos cíclicos, el aumento en el caudal de los ríos incrementa el número de vectores competentes dentro de la ciudad. Los casos de EEV se encuentran vinculados con la invasión humana en las zonas forestales, debido a actividades como la agricultura y la explotación forestal que aumentan el contacto con los vectores del virus.
Conclusiones
A lo largo de este capítulo se puede evidenciar que el calentamiento global y la alteración de la atmósfera están relacionados en la habilidad del vector del VEEV para adaptarse, multiplicarse y tener más posibilidades de contacto con el huésped, ya que son organismos capaces de resistir y adaptarse a cualquier medio. La invasión de los humanos a los bosques y humedales y el aumento de las producciones agropecuarias hacen que se incremente el número de casos positivos en humanos y equinos (Vittor et al., 2016).
Al entender el comportamiento y la dinámica del agente etiológico, los posibles vectores, los huéspedes y la relación que existe entre ellos, de cualquier enfermedad zoonótica o infecciosa, se pueden establecer política públicas, claras, precisas, más ajustadas a la realidad y al medio en que estamos inmersos, que involucren a todos (médicos veterinarios, médicos de humanos, biólogos, ecologistas y la comunidad en general). Con esto se podrá ejercer verdadero control y prevención de las enfermedades de interés en salud pública.
Referencias
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Dengue como modelo de interfaz ecosistema-humano-animal
Ana Isabel Celly Trujillo
Las enfermedades transmitidas por vectores constituyen un problema en el ámbito global, debido a la propagación e introducción de enfermedades emergentes y reemergentes en nuevos continentes. Para el caso del dengue, un arbovirus RNA, se transmite por la picadura de mosquitos del género Aedes aegypti y Aedes albopictus, siendo este el vector principal. El virus pertenece a la familia Flaviviridae, la cual presenta cuatro variantes, los serotipos DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. La inmunidad es serotipo-específica, por lo que la infección con un serotipo determinado otorga inmunidad permanente contra este, aunque su duración es por unos meses. Hay teorías que sugieren que una persona podría padecer de dengue hasta cuatro veces a lo largo de su vida, una vez por cada serotipo. Sin embargo, solo se han comprobado hasta tres infecciones en un mismo individuo (Ministerio de Salud de Argentina, 2013; Imai et al., 2016).
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