En 1865, el escritor colombiano José Joaquín Borda viaja por Costa Rica y nos suministra, a manera de relato de diario, datos comparativos entre el español de su país natal con el del país anfitrión:
En las conversaciones que tuve con ellos y con los de la capital (San José), noté una perfecta identidad en el acento, lo mismo que en las costumbres, con mis paisanos de Cundinamarca y Boyacá. Allí como en estas tierras se acostumbra acentuar los imperativos, usar el vos en lugar de tú i convertir en diptongos, vocales que deben pronunciarse separadas y con distinto acento. “Poné ái los báules, decía un amigo al peón del puerto, mirá que vos sos muy descuidao” (Borda 1865: 123).
La cita anterior cobra grandísima importancia para la historia dialectal americana porque, si bien los testimonios anteriores habían indicado que ya se estaban dando diferencias dialectales entre América y España, las observaciones de Borda se convierten en el primer testimonio, de que tengamos noticia, donde se dan detalles lingüísticos y rasgos concretos que describen ciertas diferencias -o similitudes- de dos hablas hispanoamericanas. Ya no es una simple caracterización general, de corte impresionista, con visos de ser más etnográfica que lingüística, sino que está demostrada con datos extraídos del habla cotidiana.
En lo pertinente a las obras lexicográficas, el primer glosario de americanismos data del 16 de febrero de 1608, y figura en la Descripción de la provincia de los Quixos, un manuscrito que describe el actual Ecuador, redactado por el Conde de Lemos. {4} Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
Al inicio del glosario escribe el autor:
y aora para mayor inteligencia, me a parecido poner aqui un Dicionario con declaracion de los vocablos particulares de las Yndias, y poco familiares en España (folio 3).
Renglón seguido aparecen 18 palabras con su significado, las cuales son: arcabuco, bahareque, camayo, (la) cordillera, dotrinero, dotrina, encomendero, encomienda, escupil, guandos, (los) macas, reservado, preservado o tributero, repartimiento, tributo, parcialidad, inga y Lima. Este glosario indica que, por lo menos en el léxico, a principios del siglo XVII se estaban dando diferencias entre América y España, no solo por causa de la introducción de voces indígenas al inventario léxico americano, sino también porque algunas palabras de origen ibérico se empleaban con significados divergentes a uno y otro lado del Atlántico.
Una noticia más amplia sobre las diferencias léxicas proviene de 1637, del cronista fray Pedro Simón, autor de un libro sobre la conquista de Tierra Firme. En este libro figura lo que el autor llama «Tabla para la inteligencia de algunos vocablos de esta Historia», en cuya introducción dice el autor (con la ortografía original):
Pareciome al principio destos libros poner una declaracion por modo de Abecedario de algunos vocablos, que solo se usan en estas partes de las Indias Occidentales que se han tomado de algunas naciones de los Indios, que se han ydo pacificando; y para mejor poder entenderse los Españoles con ellos en sus tratos, los han usado tan de ordinario que ya los han hecho tan Españolizados, que no nos podemos entender aca sin ellos...
Pero ase de advertir, que no todos son comunes en su origen a todas las tierras de donde escrivo, por averse tomado de diversas partes dellas, y llevadose de unas a otras, en especial de la isla de Santo Domingo, que como fue la primera tierra que se descubrio, tomaron alli muchos los Castellanos y los llevaron, y introduxeron en otras, que se fueron descubriendo: pero ya (como he dicho) se han hecho comunes a Indios, y Españoles. (Simón 1637/1986: 51).
La cita anterior cobra importancia porque es donde primero se manifiesta, expresamente, que hay diferencias -léxicas- entre América y España; además, que las diferencias léxicas también se pueden dar entre el mismo continente a causa de las distintas fuentes de donde provienen las palabras indígenas.
La “Tabla” es un glosario compuesto de 156 entradas que describen la fauna, la flora y algunas costumbres de los americanos, tanto indios como españoles. Simón recopila no solo voces aborígenes incorporadas al español americano (y general), tales como aguacate, anones, caimán, guarapo, guayaba, maguey, naguas, papa, papaya, tomate, etc., sino también palabras de base castellana empleadas en América con un significado particular, entre las que tenemos borrachera ‘nombre de árbol’, cimarrón, cuarterón, demora, encomendero, estancias, estero, ladino, peso, piña, plátano, pulpería y muchas otras.
El primer gran diccionario de americanismos es el Diccionario de voces americanas, redactado entre 1750 y 1777. Su autor fue el jurista panameño Manuel José de Ayala, quien desempeñó una serie de puestos en el Palacio Real de Madrid; entre ellos el más relevante fue promover y ordenar los archivos del Consejo y Secretaría de Indias por espacio de 32 años a partir de 1760. Ayala logró reunir cerca de 2800 voces y topónimos americanos, con lo cual queda clara su posición pionera dentro de la historia lexicográfica de América. Del conjunto de 2800 entradas, 1230 palabras forman el acopio de lo que se podría llamar «voces americanas», es decir, 43% del total de entradas de su diccionario. El resto lo componen topónimos y palabras generales o patrimoniales que, sin ser americanismos, el autor decidió incluir, por tener alguna relación con el Nuevo Mundo. De los dichos 1230 americanismos, 600 son de base castellana y 520 de base indígena, además de 111 gentilicios de tribus indígenas (Ayala 1995).
Al diccionario de Ayala le sigue el Diccionario histórico geográfico de las Indias Occidentales, de Antonio de Alcedo, publicado entre 1786 y 1789. Este diccionario no difiere en mayor cosa del de Ayala, tanto en la forma de presentar las entradas como en su contenido, con muchos topónimos y léxico general. Sin embargo, para la lexicografía hispanoamericana es de gran valor el tomo V (intitulado Vocabulario de las voces provinciales de la América) en donde afirma el autor:
Ofrecimos en el Plan de subscripción, que se publicó para este Diccionario, dar al fin de la Obra este Vocabulario, como parte precisa para la inteligencia de muchas voces usadas en aquellos Países: unas que aunque originarias de España, y especialmente de Andalucía, han degenerado allí por la corrupción que ha introducido la mezcla de los idiomas de los Indios; y otras tomadas de estos, y mal pronunciadas por los Españoles. (Alcedo 1789, tomo V, 1).
Lo importante en Alcedo es haber observado ciertos cambios léxicos entre la Península y América, y no el vocabulario en sí, porque también Ayala presenta muchas voces americanas pero junto con los artículos de historia y geografía, en un solo diccionario. Alcedo separó, en cuatro volúmenes, historia y geografía de lo puramente lingüístico, que se encuentra, como queda dicho, en el quinto tomo. Por otra parte, de nuevo tenemos un testimonio que ha incitado al crecimiento de partidarios de la teoría andalucista, al indicar que muchas voces usadas en América provienen de Andalucía.
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