¿Y qué hace el obrero en la cadena de montaje? Encuentra una astucia, un truco. Escuchen los términos que utilizamos: astucia, truco, engaño, trampa; gracias a lo cual uno se esfuerza por estar por adelantado sobre lo real. Todas esas palabras que utilicé -tendría que hacer un paréntesis: son palabras que no son muy dignas-: truco, astucia, son las trampas de lo que llamamos la dominación simbólica y lo que llamamos en la sociología del lenguaje las formaciones lingüísticas propias del trabajo. El trabajo era dominado por los ingenieros, entonces ellos piensan que el trabajo es fundamentalmente lo que describe la concepción de la ingeniería basada en el conocimiento científico. Entonces los pequeños arreglos son despreciables, hay una jerarquización que volvemos a encontrar incluso en el lenguaje. Desde el punto de vista del clínico es a la inversa; es el truco que es genial, y que hay que arrancarlo del secreto, sacarlo de la clandestinidad para que pase a ser parte de la tarea prescripta. ¿Qué es lo que hace el obrero en la cadena? En lugar de obedecer a las órdenes y seguir el modo operatorio prescripto, con la mano izquierda atrapa varias tuercas y las mete entre sus dedos. No necesita mirar, con la sensibilidad de los dedos siente cuales son las tuercas que están mal calibradas, y en lugar de quedarse enganchado en la cadena sabe reconocer las tuercas malas, las atrapa y las tira al fondo del taller diciendo ¡mierda! Eso es parte del trabajo. Eso es el trabajo y la inteligencia en el trabajo. Podría contarles infinidad de estas situaciones.
Entonces la inteligencia de la que intento hablarles es una inteligencia que busca anticiparse. Como los modos operatorios que son inventados por los obreros, también por los ejecutivos. E incluso modos operatorios inteligentes de los policías; los policías también desobedecen las órdenes. Un policía que obedece a las órdenes es un mal policía.
No les gusta lo que les digo, es complicado pero todos hacemos trampa. Hay que interpretar las órdenes. Pero si yo busco ser inteligente con ese conocimiento a través del cuerpo, que está fundamentalmente ligado a mi propio cuerpo, y que entonces no es la misma inteligencia que la de otros. La inteligencia es una infracción a las órdenes, que hay que esconder. En el ejército hay que hacer trampa con las órdenes, pero tampoco hay que mostrarlo. El inspector de los impuestos también hace trampa con las reglas, para poder hacer entrar el dinero, porque si aplica a ciencia cierta el reglamento, la empresa tiene los medios de no pagar los impuestos. Un inspector impositivo eficaz es un inspector que tiene astucia, que tiene que encontrar la manera para de alguna forma agarrar a la empresa in fraganti. Y entonces de alguna manera hace trampa con el reglamento.
La infracción vuelve la inteligencia y los descubrimientos no visibles, y lo peor es que muchas veces los descubrimientos de la inteligencia que provienen del cuerpo, los ponemos en obra sin tener conciencia. Porque es el cuerpo que palpa el mundo, es el cuerpo quien memoriza la experiencia de lo real, que tiene la intuición de las soluciones y que pone en obra esta inteligencia. Y esto hace que yo despliegue capacidades y habilidades en el trabajo de las cuales no tengo conciencia porque el conocimiento está en el cuerpo y no en la “cabeza”. Hay un desfasaje entre ambos de manera tal que la inteligencia se anticipa a la conciencia. En la mayoría de los casos ustedes son más inteligentes en su trabajo que lo que ustedes mismo saben. Si yo hiciera con ustedes la experiencia de pedirles que describan su trabajo ustedes descubrirían, luego de haber charlado conmigo, cuanto la manera en la que son capaces de hablar de su trabajo es pobre y deficiente, y ustedes no se dan cuenta de la inteligencia que pueden tener en el trabajo. Podría agregar más razones. Otras razones que son también otros obstáculos a la visibilidad de descubrimiento de la inteligencia. Es uno de los maleficios que está pesando sobre el trabajo. Los descubrimientos de la inteligencia no se ven. Y si cada uno se pone a ser inteligente, ustedes se imaginan lo que sucedería. Hay un poder de las órdenes, del hecho de que cada uno se pone a ser inteligente en su rincón. Si yo mismo soy capaz de hablarlo, los otros no se van a dar cuenta. Y sin un equipo de enfermeras cada enfermera se vuelve inteligente y trabaja con dedicación pero a su manera, una de las más antiguas o viejas, tiene más experiencia y con un enfermo mental tiene su manera de trabajar. Y la joven enfermera es joven, no tiene esa experiencia y se ve obligada a utilizar otras maneras para poder llevar la experiencia de lo real de la enfermedad mental, y sus elecciones no son las mismas. Y si es un hombre enfermero tampoco tiene el mismo vínculo con el enfermo mental, sobre todo en la cuestión de la violencia. Para los hombres y para las mujeres el vínculo con la violencia no es forzosamente el mismo. Si cada uno se pone a hacer las cosas a su manera, esto va a terminar mal, con el enfermo sobre todo. Incluso si cada uno trató de hacer lo mejor posible.
Por eso existe la necesidad de poner en conjunto, de armonizar estos pequeños trucos que encontramos y las inteligencias. Y es lo que se llama coordinación. Es decir, dar órdenes desde arriba, la jerarquía más alta, que están destinadas a prescribir el hecho de trabajar en conjunto. Pero a su vez la coordinación hace nacer nuevas dificultades. Si los trabajadores solamente ejecutan las órdenes esto no funciona. Entonces volvemos a encontrar en el nivel colectivo el desfasaje del que les hablé ayer entre tarea y actividad. La tarea es lo que hay que hacer, lo prescripto, y lo que hace la gente es la actividad. Pero ahora, en el plano colectivo, lo que está prescripto es la coordinación, son las órdenes y lo que hacen contrariamente las personas en conjunto no es coordinación, es otra cosa que se llama cooperación. ¿Y qué es la cooperación? Se basa fundamentalmente en la confrontación de los modos de operar de los trucos de todos los miembros del colectivo. Y es sobre la base de esta confrontación que se puede tomar decisiones entre lo que es eficaz y lo que es menos eficaz; lo que se debe guardar y lo que debe dejarse de lado. Cuando esta confrontación se desarrolla en buenas condiciones, los miembros del colectivo llegan a un acuerdo sobre la manera de trabajar, sobre los trucos posibles y aquellos que hay que dejar de lado. Entonces este acuerdo, en el mejor de los casos, será obtenido con un consenso en el equipo y hará transferencia a partir de ahora para el colectivo. Entonces, en el mejor de los casos, la discusión, la confrontación y deliberación sobre las maneras de trabajar van a culminar en un acuerdo normativo; es decir un acuerdo que se vuelve referencia para todos y tiene un valor prescriptivo. Pero es una auto prescripción, ya no es más de la coordinación, sino que es aquello sobre lo cual nos pusimos de acuerdo, con este enfermo en particular, en el transcurso de una reunión de equipo, sobre la forma de trabajar con él en particular.
Y cuando hay varios acuerdos normativos que se articulan entre ellos, llegamos a la conformación de lo que llamamos una regla de trabajo. Y cuando se dan varias reglas de trabajo, que también tienen la propiedad de ser estables en el tiempo, más que un acuerdo normativo (la regla es mucho más estable, el acuerdo es el tiempo primero de la regla pero es también el segundo tiempo de su transformación y de su adaptación). En cambio la regla de trabajo es algo más estable. Y cuando varias reglas de trabajo están articuladas entre ellas, se llaman reglas de oficio, y eso es lo que constituye al oficio. Y en nuestra profesión, lo que la caracteriza como profesión son las reglas que construimos en conjunto para definir qué es el oficio o la profesión del psicoanálisis. Así, de acuerdo normativo en acuerdo normativo, los equipos tienen distintas evoluciones entre ellos, de manera tal que luego de cierto tiempo los colectivos se diferencian unos de otros. Los equipos de enfermeras, por ejemplo, no trabajan de la misma manera. Es así y está bien que así sea porque cada una tiene su estilo. Las diferencias entre los colectivos son el resultado de la historia, de la construcción de las reglas que cada uno se ha podido producir.
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