Borja D. Kiza
Antropoceno obsceno
sobrevivir a la nueva
(i)LÓGICA PLANETARIA
Este libro ha sido impreso en papel 100% Amigo de los bosques, proveniente de bosques sostenibles y con un proceso de producción de TCF (Total Chlorine Free), para colaborar en una gestión de los bosques respetuosa con el medio ambiente y económicamente sostenible.
© Borja de Miguel
© De esta edición
Icaria editorial, s. a.
Bailèn, 5, 5ª planta
08010 Barcelona
www.icariaeditorial.com
Primera edición: febrero de 2019
ISBN: 978-84-9888-968-0
Depósito legal: B 1393-2019
Fotocomposición: Text Gràfic
Imagen de la cubierta: Kris Barnolas
Índice
PRÓLOGO Viaje al interior.
El ser antropobsceno en el tercer planeta del sistema solar
No merecemos nada
J
I. GANARSE (O PERDERSE EN) LA VIDA
Conversando con Thierry Paquot*
Capitalismo
Los ricos
(Una buena parte de) la clase media
Las clases bajas: la banalización de la pobreza
La infraclase
Los perdedores del Antropoceno
Conversando con Bernard Stiegler*
Capacidad de huida
II. PESADILLAS Y ESTUPIDECES
Pesadilla
Neoproductivismo postconsumista
Nuestros estúpidos
¿Clarividencia o locura...
...hipertrofiada?
III. EL MUNDO CONTRA GAÏA
Conversando Pierre Rabhi*
Las manos de Escher*
Campo sin batalla
Arroz cocido
¿Qué es un clima cayendo?: atraco a Isabelle Stengers*
Interrogatorio
Las manos de Escher interrogadas
Conversando con Gilles Clément*
Jugar sucio
IV. EL ANTROPOCENO CONTRAEL MUNDO
¿El Antropoceno comienza...
Antropoceno inconscientevs. Antropoceno consciente
AIB...
Conversando con Santiago Cirugeda*
V. TODOS CONTRA TODOS
Experimentar la alegría
Conquistar la alegría
La cuestión es:...
...¿vivimos o no en opresión, en tiranía?
Confesiones militares
Lo más (in)sensato
Comité Invisible*
VI. LA ORQUESTA DEL TITANIC
El mundo funciona de maravilla
La cuestión en este mundo-estudio...
La música
Patentar acordes...
Más allá de...
...la muerte
VII. LA MUERTE Y EL HÉROE
Conversando con Edgar Morin*
Reinhold Messner I*
El humano del Antropoceno: ¿un antihéroe suicida?
Reinhold Messner II
El humano del Antropoceno:¿un animal frenéticamente desorientado?
Reinhold Messner III
Reinhold Messner IV
Otros secretos para sobrevivirheroicamente al Antropoceno
VIII. INSEGURIDADES FINALES
Conversando con Valérie Chansigaud*
Sociología cuántica
IX. EL REGRESO (PREPARÁNDOME PARA ASALTAR A J)
¿Qué quiero? ¿Hasta qué punto lo quiero?
Punto inicial
Punto final
EPÍLOGO
Bonus Track. Serie de entrevistasa cuatro jóvenes anónimAs
Lucile Rivaux*
Y. Ll.*
Kheshia Boutera*
Laura B.*
Anexo. Rosi Braidotti*
NOTAS
PRÓLOGO
Viaje al interior.
El ser antropobsceno en el tercer planeta del sistema solar
Yayo Herrero
A comienzos de los años setenta el Club de Roma publicaba el «Informe Meadows» sobre los límites al crecimiento. En su texto, la científica ambiental Donella H. Meadows y su equipo advertían de la inviabilidad del crecimiento permanente de la población y sus consumos sobre la base material de un planeta con límites físicos. El informe constataba cómo la civilización industrial, con sus niveles de producción y consumo, se había construido a costa de agotar los recursos naturales y energéticos, romper los equilibrios ecológicos de la Tierra y generar unas profundas desigualdades entre las personas. Avisaban de que, de seguir así, se corría el riesgo de superar la biocapacidad de la Tierra.
Cuarenta años más tarde, la mejor información científica nos dice que ya no estamos ante el riesgo de superar los límites físicos, sino en una situación de translimitación.
La sociedad occidental en los últimos dos siglos, pero sobre todo en las últimas décadas, ha construido y expandido una forma de vida absolutamente incompatible con la lógica de los sistemas naturales. Lo que hemos celebrado como avance y progreso ha crecido como un tumor socavando las bases materiales que sostienen al mundo vivo —y a la especie humana como parte de él— y repartiendo los beneficios temporales de ese metabolismo de forma enormemente injusta.
Se acumulan cada vez más noticias que evidencian que la vía del crecimiento basada en la extracción de minerales finitos, en la alteración de los ciclos naturales y en la generación de cantidades ingentes de residuos es ya un genocidio a cámara lenta. Son ahora también instituciones poco sospechosas de ecologismo radical, como la Agencia Internacional de la Energía o Naciones Unidas, las que aportan información que, aunque con retraso, refrenda los trabajos que desde hace décadas ha realizado parte de la comunidad científica y el movimiento ecologista.
Los cambios son tan intensos y acelerados que desde la propia comunidad científica se ha considerado conveniente cambiar el nombre a la época geológica. Algunas voces estiman que en 1950 se superó el Holoceno y que nos encontramos en el Antropoceno,1 un momento caracterizado por el hecho de que los seres humanos —sobre todo algunos seres humanos en sociedades capitalistas— hemos cambiado las reglas del juego que organizaban lo vivo desde hace millones de años. Nos hemos convertido en el mayor agente modelador de la corteza terrestre y en factor capaz de variar la regulación del clima y alterar los procesos de la biosfera.
El declive en la disponibilidad de energía fósil y minerales, los escenarios catastróficos del cambio climático, las tensiones geopolíticas por los recursos y los procesos de expulsión de muchas personas a los márgenes de las sociedades o fuera de la propia vida muestran que los sueños de progreso del pasado se están quebrando y que es urgente acometer transiciones que desde la equidad y la justicia permitan encarar los cambios ya irreversibles y frenar aquellos que aún sean evitables, tratando de proteger de una potencial dinámica de colapso a las mayorías sociales.
Estamos atrapados en la dinámica perversa de una civilización que si no crece no funciona y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible. Nuestra cultura olvida que somos, de raíz, dependientes de los ecosistemas e interdependientes.
Sin embargo, es desesperante ver cómo, a pesar de las evidencias cada vez más presentes, existe una situación de anestesiamiento en el mundo político y económico. En las instituciones el debate en torno a estos temas es prácticamente inexistente y la urgencia en actuar contrasta dramáticamente con la inacción o la profundización incluso de las peores prácticas. Decimos por esto que nos encontramos ante una crisis civilizatoria porque, a pesar de su manifiesta gravedad, pasa social y políticamente desapercibida.
Necesitamos una sociedad que tenga como objetivo recuperar el equilibrio con la biosfera y utilice la investigación, la cultura, la economía y la política para avanzar hacia ese fin. Frente a este desafío las soluciones meramente tecnológicas, tanto a la crisis ambiental como al declive energético, son insuficientes. La crisis ecológica no es un tema parcial sino que determina todos los aspectos de la sociedad: alimentación, transporte, industria, urbanización, conflictos bélicos, el drama de las migraciones forzosas… Se trata, en definitiva, de la base de nuestra economía y de nuestras vidas.
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