JONATHAN
EDWARDS
Un teólogo del corazón
Harold P. Simonson
Editorial CLIEC/ Ferrocarril, 8 08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPAÑA E-mail: clie@clie.es http://www.clie.es |
Copyright © 1982 The Simonson Family Trust, dela versión original en inglés por Simonson, Harold P. Esta edición está autorizada con permiso especial de Wipf and Stock Publishers. www.wipfandstock.com «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 917 021 970 / 932 720 447)». © 2020 por Editorial CLIE, para esta edición en español. |
Jonathan Edwards: Un teólogo del corazón
ISBN: 978-84-17620-28-8
eISBN: 978-84-17620-29-5
Biografía
Historia
Agradecimiento a los revisores
Todo escritor sabe que tiene sus puntos ciegos. Estoy muy agradecido a ese grupo de amigos, superiores, compañeros y colegas que, amablemente, han dedicado tiempo a leer algunas porciones de estas reflexiones, algunas en inglés y otras en español. Entre ellos se cuentan Kenneth Minkema, Steve Irvin, Randy Skelton y Tim Wertergren. Amigos, gracias por tomaros ese tiempo y por proporcionarme unas críticas tan valiosas como útiles. ¡Cualquier error que pueda haberse colado en el texto final es solo mío!
ÍNDICE
Prólogos PRÓLOGO por DR. KENNETH MINKEMA Es infrecuente que se pueda decir esto de un libro, pero lo que tiene usted entre las manos es un instrumento tremendamente útil para beneficiar tanto a su intelecto como a su espíritu. Habla de Jonathan Edwards, un teólogo norteamericano del siglo XVIII, un personaje que ha conformado en gran medida la vida intelectual y religiosa de muchas personas hasta nuestros tiempos, y que ha influido en ella. Aunque Edwards, encuadrado en una época, un lugar y una tradición concretos, puede parecer una figura muy lejana para muchos lectores de habla hispana, el vigor y la relevancia de su pensamiento hacen que resulte atractivo para creyentes que proceden de diversos trasfondos. En este estudio, el profesor Simonson se centra en diversas maneras esenciales para comprender y describir el camino a la salvación tal como lo expuso Edwards, incluyendo la narrativa, la experiencia y, un rasgo aún más distintivo de Edwards, “los afectos”. El lenguaje es el medio por el que transmitimos a nosotros mismos y a otros cuál es nuestro estado religioso, forjando así un contexto emocional; el propio Edwards fue un factor esencial para reformular el lenguaje religioso antiguo dándole una forma nueva y moderna de auto-revelación. La experiencia, junto con las Escrituras y la razón, fue para Edwards uno de los pilares de la vía del conocimiento. Por medio de la experiencia de la gracia, los peregrinos tienen un “sentido”, un sentido nuevo, un sentido espiritual de la realidad de las cosas divinas, un conocimiento regenerado que está por encima de lo que puedan saber las personas “naturales”. Y mientras que muchos teólogos colocan la mente o las emociones en una posición primordial como canal de la experiencia religiosa, Edwards consideraba que es toda la persona, combinando el corazón y la mente como afectos, la que participa de toda experiencia religiosa genuina. Confío en que esta introducción a los paradigmas de Edwards transmitirá algunos de los conceptos esenciales de su visión, hasta tal punto que usted se sienta lo bastante intrigado como para leer sus obras. Le prometo que será un viaje tan desafiante como gratificante. Dr. Kenneth Minkema Jonathan Edwards Center Universidad de Yale
Kenneth Minkema PRÓLOGO por DR. KENNETH MINKEMA Es infrecuente que se pueda decir esto de un libro, pero lo que tiene usted entre las manos es un instrumento tremendamente útil para beneficiar tanto a su intelecto como a su espíritu. Habla de Jonathan Edwards, un teólogo norteamericano del siglo XVIII, un personaje que ha conformado en gran medida la vida intelectual y religiosa de muchas personas hasta nuestros tiempos, y que ha influido en ella. Aunque Edwards, encuadrado en una época, un lugar y una tradición concretos, puede parecer una figura muy lejana para muchos lectores de habla hispana, el vigor y la relevancia de su pensamiento hacen que resulte atractivo para creyentes que proceden de diversos trasfondos. En este estudio, el profesor Simonson se centra en diversas maneras esenciales para comprender y describir el camino a la salvación tal como lo expuso Edwards, incluyendo la narrativa, la experiencia y, un rasgo aún más distintivo de Edwards, “los afectos”. El lenguaje es el medio por el que transmitimos a nosotros mismos y a otros cuál es nuestro estado religioso, forjando así un contexto emocional; el propio Edwards fue un factor esencial para reformular el lenguaje religioso antiguo dándole una forma nueva y moderna de auto-revelación. La experiencia, junto con las Escrituras y la razón, fue para Edwards uno de los pilares de la vía del conocimiento. Por medio de la experiencia de la gracia, los peregrinos tienen un “sentido”, un sentido nuevo, un sentido espiritual de la realidad de las cosas divinas, un conocimiento regenerado que está por encima de lo que puedan saber las personas “naturales”. Y mientras que muchos teólogos colocan la mente o las emociones en una posición primordial como canal de la experiencia religiosa, Edwards consideraba que es toda la persona, combinando el corazón y la mente como afectos, la que participa de toda experiencia religiosa genuina. Confío en que esta introducción a los paradigmas de Edwards transmitirá algunos de los conceptos esenciales de su visión, hasta tal punto que usted se sienta lo bastante intrigado como para leer sus obras. Le prometo que será un viaje tan desafiante como gratificante. Dr. Kenneth Minkema Jonathan Edwards Center Universidad de Yale
Douglas A. Sweeney PRÓLOGO por DOUGLAS A. SWEENEY Me alegra mucho ver la traducción al español de esta obra clásica sobre Edwards y el corazón del cristiano, porque nos enseña mucho sobre lo que quiere hacer Dios en nosotros por medio del Espíritu Santo. Como leerá en las páginas siguientes, Jonathan Edwards enseñaba, basándose en las Escrituras, que cuando Dios convierte a los pecadores, lo más importante que hace es renovar sus corazones. Les llena de su Espíritu; altera sus “afectos”. Insufla en sus almas el anhelo profundo de caminar con Él, de conocerle mejor y de honrarle en todo lo que hagan. De modo que cuando Edwards aconsejó a las personas sobre la posición que tenían delante de Dios, no les habló principalmente de los aspectos externos de la religión. Les preguntó qué cosas amaban, cómo deseaban invertir su tiempo, a qué aspiraban en la vida. De hecho, el núcleo central de sus 35 años de ministerio pastoral se centró en ayudar a las personas a discernir la obra del Espíritu en sus vidas, transformando sus deseos y reordenando sus amores. Edwards afirmaba que Dios está activo, de una forma real y activa, en nuestros quehaceres cotidianos. Además, Dios diseñó a los seres humanos para cooperar en su misión de amor redentor en este mundo. Pero nosotros no podemos hacer esto bien, no podemos vivir conforme a ese plan, sin la ayuda del propio Espíritu de Dios. En realidad, el Espíritu juega un papel esencial en los corazones de las personas que medran en este mundo. Edwards insistía a los suyos que la conversión es algo real. Puede concedernos un corazón nuevo. Puede mostrarnos la verdad divina. Puede liberarnos de las inclinaciones autodestructivas. Puede ayudarnos a encontrar la plenitud en las cosas que satisfacen verdaderamente. Puede ponernos en contacto con Dios, salvar nuestra alma y hacer que nuestra vida cotidiana sea emocionante e importante. ¿Qué podría ser mejor que esto, entonces o ahora? Douglas A. Sweeney Profesor de Historia de la Iglesia y del pensamiento cristiano Director del Jonathan Edwards Center Trinity Evangelical Divinity School
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